Treinta días
Disclaimer:
Los personajes de Yu Yu Hakusho no me pertenecen si no que son propiedad del gran mangaka Yoshishiro Togashi, yo sólo los uso como una mera forma de expresarme.
Advertencias:
Universo alterno, manteniendo las personalidades de los personajes. Sólo que Hiei hablará más de tres palabras en este fick; ¡¡gracias de antemano por leer!!
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Capítulo I
"Basketball y fotógrafos"
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Las luces del gimnasio le dieron de seco en la piel y en sus ojos carmín, provocando que poco a poco fuera sudando más de lo normal y que aquellas gotas cristalinas que descendieron por su cuerpo le hicieran verse más atractivo.
-¡Hiei!- al escuchar su nombre apresuró el paso dentro de la cancha, boteando, y evadiendo a sus contrincantes.
En esos momentos el aire le era demasiado escaso y el dolor que se formaba en sus piernas luego de noventa minutos de partido se asemejaba al filo de la punta de una aguja en el momento en que te colocan una inyección. El choque eléctrico que este dolor le provocó en su cuerpo no podía siquiera compararse con los cuarenta y cinco minutos de entrenamiento que su "tutor" Urameshi Yusuke le obligaba a realizar todos los días, cada tres horas con sus compañeros de equipo. Como odiaba cuando llegaban esos cuarenta y cinco minutos, mejor dicho, detestaba el momento de los entrenamientos, tener que recorrer kilómetros seguidos por el estúpido silbato del entrenador le sacaba de sus casillas. Peor aún era estar al lado de sus "buenos para nada" compañeros que sólo estaban en la liga por el buen físico y la buena propaganda que tenían.
Eso no fue lo que esperó encontrar cuando ingreso a la liga de basquetball profesional.
-¡Enano pásala!-sus ojos se abrieron de golpe al reconocer aquella voz.
Levantó la vista, encontrándose con el "oh gran kazuma kuwabara", debía aceptar que era muy alto en comparación con él, y que le era mucho más sencillo realizar buenas canastas.
-Lo alto lo tiene de tonto-pensó, enseguida cruzó cerca de él, bien, si no le pasaba el balón tenía dos opciones. La primera era intentar hacer un acto suicida a lo largo de la cancha, para encestar él mismo y que le cobraran un faul. O simplemente lanzársela a otro compañero.
-¡Hiei!; ¡qué estas haciendo!; ¡pásala a Kuwabara!- la voz de Yusuke le indicó exactamente lo que tenía que hacer.
El acto suicida.
Yusuke Urameshi llevó su silbato hasta la boca, bien podía hacerlo sonar y pedir que cambiaran a Hiei por otro jugador, pero no le convenía para nada en esos momentos.
Llevó su mirada hasta el fondo del gimnasio.
Repleto.
Y al marcador colgado frente de sus ojos chocolate.
70 contra 71
-¡Cielos y ahora se le viene a subir los humos a la cabeza!; ¡maldita sea Hiei, si vas a pasar el balón pásala ahora!-
La voz del entrenador le llegó hasta los oídos.
-Si tú quieres- Dobló, boteando el balón y apresurando el paso de sus piernas.
Cuando llevó su vista hasta el fondo de la cancha contempló la cantidad de "enemigos" y "aliados buenos para nada".
-Dos enemigos y un aliado- se dijo, pensando la mejor manera para poder llegar lo más rápido posible hasta el aro. No le interesaba escuchar los gritos de kazuma quejándose de que tendría que haberle pasado el balón cuando cruzó al lado de él. Lo que en ese momento le interesaba era quitarse de encima al idota de Sensui que lo estaba marcando.
-No pasarás peque-
Fulminó su mirada con la de él.
Sus ojos Rojos contra esos orbes azules.
-¿Eso crees?-
Enseguida le dio un bote al balón y cruzó por debajo de los brazos del azabache.
Siempre el ser pequeño te deja una ventaja.
-¡Maldito enano!; ¡Mitsui marca al uno!- gritó, no podía darse el lujo de no marcar al número uno del equipo.
Por que por más pequeño que fuera por algo era el capitán.
-¡Con un demonio Sensui, lo dejaste ir!- Mitsui ya tenía suficientes problemas defendiendo como para más encima tener que marcar a un jugador más.
-¡Iski!; ¡marca al pequeño!- al escuchar los gritos de sus compañeros, el número cuatro, Iski dirijo su mirada hasta los diferentes jugadores. Cuando le vio corrió lo más rápido que pudo, llegando hasta el otro extremo de la cancha. Si le impedía llegar en unos segundos serian los campeones nacionales en la liga.
Y si no….
-Ni quiero pensar en lo que nos harán-
Llegó, marcando al número uno de frente.
Hiei le clavó los ojos.
-¿Y qué pretendes?-
-No la lanzarás-
-Eso veremos-
El capitán miró rápidamente su alrededor. Sólo un aliado estaba cerca de él y tenía que ser justo Kuwabara.
-Me arrepentiré de esto-
-¡Deforme!- lanzó el balón
Los ojos pequeños del gigante visualizaron la pelota cuando Hiei le dió el pase.
-¡Ahora yo el gran Kazuma Kuwabara, Jugador de la liga les llevara al titulo nacional!-
-¡Cállate idiota, lánzala antes que te la quiten!-
-¡No tienes que gritarme enano!-
Comenzó a correr, boteando y defendiendo el balón a toda costa. El ambiente en sí era terrible, si bien nunca fue uno de los mejores jugadores, para él era mucho peor si fallaba el tiro.
Por que Hiei le sacaría los ojos.
-¡Cómo puedes tener un hermano tan cruel mi preciosa Yukina!-
Haber dicho esa frase le desconcentró, aunque hubieran sido por tres segundos.
-Demasiado lento deforme- el capitán se movió ágil seguido por Sensui.
-¡¡Oye!; ¡no le puedes quitar el balón a tu compañero enano!!-
-Como si eso me importara-
Se acercó hasta el aro, y saltó.
-¡Canasta por parte del invicto capitán Jaganshi!- los gritos del "locutor" llenaron el espacio en el gimnasio, acompañado de los miles de gritos de las fanáticas del capitán. En seguida Hiei dejó de correr, necesitaba respirar y tenía demasiada sed.
El capitán levantó la vista y los clavó en los ojos de Sensui.
-No vuelvas… a decirme peque-
-Pasillo de la empresa de moda "American Idol"-
-¡Apresúrense!; ¡apresúrense!; ¡debemos organizar los comerciales, las sesiones de fotos!- la señorita Keiko Yukimura estaba más que harta de tanto papeleo.
Giras, revistas, y problemas con los modelos.
Si no convencía alguno de los integrantes de la liga de basquetball para hacer su próximo comercial estaba segura que Koenma no le dejaría ir a Francia a la reunión de diseñadores de la semana de invierno.
-¡Botan, tráeme un vaso de agua! -su voz le recorrió la piel a la asistente de cabello azul, la chica le miró y en seguida salió en busca de su refresco.
Keiko era tierna y muy amable, pero cuidado cuando la hacen enojar. Su mal humor era muy conocido en todas las empresas de farándula.
-Si no esta listo considérate despedido-
-Cariño, debes cambiar esa expresión-
-¡No, no y no!, las rosas no se deben mezclar con eso-
Pero, por algo era la diseñadora de marketing más solicitada de Tokio.
Bajó su vista, esperando que llegaran las siete de la tarde para poder irse a su departamento, para cenar con su novio.
-En estos momentos Yusuke necesito que me abraces- se lamentó.
-Keiko, tu vaso de agua-
Se giró, no tenía que desquitarse con Botan por la incompetencia de los modelos ni de los diseñadores de vestuario, ella no era su esclava.
-Perdona Botan, no quiero que mi mal humor te contagie-
-¡Descuida!, ya verás que la exposición saldrá bien Keiko-
Aquellas palabras le sacaron un peso de encima. Al respirar sintió como cuatro años de trabajo habían salido de sus hombros.
-¿Y el fotógrafo?-
La chica de cabello azul le miró un instante, y enseguida le entregó una carpeta de tonos ocre.
-Quería que tú misma lo seleccionaras-
-¿Qué tenemos aquí Botan?- los ojos de la castaña se apoderaron de la carpeta, pasando por cada una de las imágenes que esta contenía.
-Algunos recién están titulados, pero son muy buenos, te lo aseguro Keiko-
La castaña sonrió.
-No importa cuan buenos sean si no puede llevarse bien con el modelo-
Aquellas palabras le infundieron algo de miedo a la azulita, sintió como por poco el corazón se le salía por la boca.
-¿A quién…quieres de rostro este año Keiko?-
La morena se rió.
-¿Quién crees que es perfecto para despedir a cuanto fotógrafo se le ponga en frente?-
Los ojos de Botan la miraron con algo de seriedad.
-Dudo que él quiera hacer los comerciales Keiko-
La asistente tenía razón. Pero ¿Qué podía perder?
-Ningún otro jugador es el más indicado Botan- Cerró la carpeta de golpe luego de escoger al fotógrafo. –Hiei Jaganshi, será nuestro rostro este mes-
-Estadio de Tokio-
Cuando escuchó esos gritos un gran alivio se apoderó de su cuerpo. Por supuesto que nunca lo expresaría.
-Hn, típico-exclamó.
-Buen juego Hiei-la voz de Yusuke le volvió a la realidad, y le obligó a mirarlo.
-¿Qué pensabas?; ¿qué le dejaría tirar al deforme?-
-Jamás se me cruzó ese pensamiento Hiei-
-Hn-Levantó los hombros antes de dirigirse hasta las duchas.
-Hiei; ¿no piensas quedarte?-las palabras del entrenador le detuvieron.
No era que no quisiera quedarse, lo que él pretendía era "alejarse" de los reporteros y los fotógrafos.
Odiaba tener que siempre posar para ellos.
Odiaba aparecer en revistas, y tener que luego hacer comerciales de zapatillas, camisetas y cuanta cosa le pidiesen patrocinar. Sus ojos se clavaron en los chocolates de su entrenador, por un instante los vio demasiado brillantes.
-¿Qué?- le preguntó.
Y lo que más detestaba era las conversaciones en dobles sentidos.
-Una foto Hiei-
-Estas loco Yusuke-
-Vamos no todos los días se obtiene el título nacional, Jaganshi- Cuando Yusuke le hablaba por su apellido, no había forma de decirle que no. Por el apellido era la manera en que él les recordaba que eran sus jugadores.
Y que si él les pedía algo debían hacerlo.
-Espero que me dejes jugar en el campeonato que viene-
-Te daré más que eso – la sonrisa juguetona del moreno le recorrió la piel, por un segundo estuvo tentado de hacerle una pregunta.
¿Pero que pensaría éste si le decía que su mejor jugador era homosexual?
-Trágame tierra-
-Sala de juntas de "American Idol"-
Las luces de colores adornaban la pasarela que auspiciaba la "fragancia Nocturna", el nuevo estilo de vestuario y perfumes, diseñados por el mismo Karazu Mié llene. Las ropas negras con plata incrustadas, las rosas con cadenas, los diferentes estilos de collares y cortes de cabello debían ser escogidos exclusivamente por él.
-A sí que quieres al peque- los ojos violetas le miraron, desde los pies hasta a la cabeza a la morena.
-Por supuesto, no podría pensar en nadie mejor que él-
-Está bien, necesito que me traigas unas fotos suyas, para escoger sus colores-
- Ya envié a un fotógrafo-
-¿Hace cuanto?-
-Hace unos veinte minutos después de hablar con Botan-
-¿Y si se niega?- sus orbes amatistas se cerraron, no podían darse el lujo de depender de un jugador-.
-Había pensado… en Kurama-
Cuando escuchó esas palabras sus labios se abrieron un poco, sintió como su cuerpo temblaba aunque él no fuera de esas personas que les importa los demás.
-No te lo permitiré-
Pero después de tantos años de trabajar con aquella mujer, incluso los sentimientos más estúpidos terminan contagiándose.
-¿Ni siquiera una foto?- las palabras de Keiko le dejaron en blanco.
Quizás una foto era una buena idea, quizás incluso era lo que necesitaba el pelirrojo. Pero la sola idea de pensar lo que él sentiría al ver su rostro otra vez en alguna revista le ponía histérico.
-Tú sabes que él ya no puede pisar una pasarela, Keiko-
-Pero él sigue teniendo potencial- odiaba admitirlo, pero ella tenía razón.
¿Cuánto tiempo llevaba peleando con el pelirrojo para que volviera a posar para la revista?
-Creo que ya he perdido la cuenta-
-Yo creo que lo que él necesita es una segunda oportunidad Karazu-
-Aunque digas eso, las heridas del alma son las más difíciles de curar-
-Nadie le discriminará en la empresa y tú lo sabes-
Karazu le miró, guardando silencio.
-Consigue al peque, pero a Kurama no me lo tocas-
Después de todo un modelo que no puede pisar una pasarela no sirve.
-Si quisieras volver a caminar hace tiempo que lo habrías intentado, Kurama-
Y lo peor que les puede pasar es quedar postrados a una silla luego de un accidente de tráfico.
-Te ayudaría si me dejarás verte, Kurama-
-Salón de fotografía, estadio de Tokio-
-Una más- la voz del fotógrafo le ponía de mal humor.
-¡Perfecto!, ahora gírate, necesitamos todas las poses posibles-
Llevaba exactamente una hora con su traje de basquetbolista, la maya roja y sus zapatillas blancas. Mataría luego a Yusuke por obligarle a aceptar la foto.
-Ésta me las pagas con creces Urameshi-
-¡Jajajaj!; ¡eres divino peque!-
Y para colmo el fotógrafo era un idiota.
-¿Cuánto falta?-preguntó, no le interesaba saber ni cuanto le pagarían por aquella hora, lo que quería era largarse a su departamento y tirarse en las frazadas de su cama.
Sin embargo aquel deseo tan simple estaba lejos de su realidad, luego venía la fiesta de premiación.
Las cámaras, los reporteros y las modelos.
-Genial- pensó irónico.
-¡Jajajaja, me encantas peque!-
La risa del fotógrafo le llegó de seco., cuando levantó la vista se encontró con un nuevo traje.
-Pruébate este-
Grave error.
-Nadie me dice que debo o no debo usar-
El fotógrafo sintió como poco a poco una capa de sudor le recorría la frente. Las palabras de su jefa le llegaron de seco hasta el cerebro.
-Si lo haces mal, ten por seguro que no dudara en patearte-
¿Qué más podía hacer?, había sido amable, atento, le daba los trajes, le sonreía. Después de todo el peque no estaba nada de mal. Entonces… ¿Por qué lo estaba rechazando?
-¿Es por qué soy un simple fotógrafo?-
-No- su tono fue repulsivo.
-Comencemos de nuevo ¿de acuerdo?- le sonrió.
-Lárgate-
La sola pronunciación de esa frase le hirió la piel.
-¡Qué esperas!; ¡Lárgate! –
El Jaganshi esta harto de todas esas sonrisas falsas. Harto de los fotógrafos, de las fiestas, de los partidos.
-¡Por qué no pueden dejarme en paz!-
Sus gritos eran tan amargos.
-¡Por qué siempre tienen que ser tan hipócritas!-
Sus labios nunca sonreían.
-¡Disculpa!; ¡yo sólo intento hacer bien mi trabajo!-
No contó con que el fotógrafo tuviera una personalidad fuerte, ni que aquellos ojos le recorrerían de una manera lujuriosa. Sentía que ese sujeto le estaba mirando "de otra manera" cuando le tomaba las fotografías.
Le intrigaba, y le ponía nervioso.
-¡Lárgate ya, y déjame solo!-
Estaba seguro que en cualquier momento estallaría pero nunca contó que sería después de las nacionales.
-¡Tú cállate!; ¡y más te vale que poses de una maldita vez y quizás así me pueda ir!-
-No tengo por que…idiota-
Eso gatilló al fotógrafo.
-Nadie me trata de idiota-
Cuando pudo reaccionar sintió como la sangre le bajaba por la boca. Al contemplar aquel puño, un nudo en el estómago le provocó un malestar en su pecho.
-Infeliz- le devolvió el golpe el doble de fuerte. El fotógrafo le recibió, y enseguida escupió sobre su rostro, el azabache le miró de una manera mortífera.
Estaba seguro que no sería capaz de controlarse.
Hace mucho tiempo que no peleaba con nadie y esta no sería la excepción.
-Llorarás como una nenita pidiéndome disculpas- exclamó el deportista golpeándole de nuevo.
-Ni aunque tuvieras todo el dinero del mundo-
-Habitación de Shuishi Minamino-
-¡Y aquí tenemos la nueva exposición de verano, con nada menos que Shuishi Minamino!-
Aquellas palabras…
-Su traje de noche le ha sentado de maravilla esta tarde, posando para la revista de "American idol".
Aquella sensación…
-¡Miren el estilo, su forma de caminar por la pasarela!-
Aquellos recuerdos…
Y luego…
La oscuridad se había sumido en su vida.
No sabía exactamente hace cuanto estaba soñando eso, y la verdad poco le importaba.
-¡Los fotógrafos pelean por estar al lado de esta estrella de la moda!; ¡nunca se había conocido ningún modelo que soportara tanta presión!
Enseguida experimentó un choque eléctrico en todo su cuerpo, y luego el chasqueó de unos dedos al lado de su oído.
-Despierta-
No quería despertar…
No quería ver el rostro de Yomi intentando animarlo inútilmente. Lo que él quería era quedarse así, soñando, imaginándose que todo aquello no era más que una broma pesada.
Otra vez el chasqueo.
-Despierta…Kurama-
No pudo mantener por más tiempo sus orbes cerrados, cuando los abrió inútilmente, lo primero que sintió fue la mirada lastimosa de Yomi sobre su rostro.
Como odiaba que le miraran así.
-Yomi- sin embargo jamás sería capaz de criticarle de algo.
-Te traje tu desayuno-
-Gracias-
Se movió de la cama, deslizando la parte de arriba de su cuerpo para recibir la bandeja.
-No te esfuerces, no es bueno-
-No me trates así Yomi, no soy un inútil-aunque odiara admitirlo en realidad necesitaba la ayuda de él.
…No pudo soportar más…
Algo dentro de su corazón le decía que ya no se callara, que explotara, que reventara ¡que gritara hasta ya más no poder!
-Kurama-
-¡Cállate!- la voz le salió dura, pero no fue esa su intención.
-Te dejaré sólo- en seguida el joven se deslizó para cruzar el otro lado de la puerta de aquel cuarto.
-No te vayas-
Sus palabras le llegaron de seco en los oídos.
-Pensé que insinuabas que me fuera-
El pelirrojo levantó la vista, contemplando las fachas de su mejor amigo. El cabello negro largo, los pantalones de seda y la camisa de tono vino.
-¿Cómo te ha ido últimamente?-
Más que querer saber era una manera para evadir sus sueños además… necesitaba algo con que distraerse.
-Los chicos se portan bien en la facultad-
-Nunca pensé que te titularías de profesor, pensé que te quedarías en la empresa con Keiko-
-Kurama, desde aquel accidente, no veía nada que me atará a esa empresa.
Los ojos del pelirrojo se cerraron.
Lo recordaba, lo sentía. Sentía como crujían sus piernas, como le dolían al pensar en aquellos neumáticos que le atravesaron la piel.
El dolor, los gritos, la sangre.
-Perdóname, nunca debí pedirte ir a esa reunión.-
Sintió algo tan extraño dentro suyo, unas ganas infinitas de gritarle, de decirle que todo era su culpa, que quería que se muriera.
Lamentablemente esa no era su personalidad.
Siempre, incluso después de dejar la carrera de modelaje debía mantener la mascarada de chico lindo.
-No te preocupes por eso-
-¿Quieres que te encienda la tv?-exclamó el moreno.
-Esta bien, me sentaría bien algo con que distraerme-
Yomi tomó el control, y le encendió. Sin embargo, no contó con que el primer canal que trasmitían era de "pasarelas", sintió algo dentro, quiso darse contra una puerta por ser tan descuidado.
-¡Demonios, olvidé cambiar el canal el otro día!-
Kurama se quedó viendo la imagen.
Los movimientos, los trajes, las sonrisas. Quiso llorar como un niño pequeño y perder el control de sus actos.
Como nunca lo había hecho en su vida.
-Cambia el canal por favor-
Yomi contempló los ojos cerrados del pelirrojo, pensó que talvez estaba siendo demasiado cruel con él. Que con cada cosa que le negaba le quitaba la voluntad para seguir viviendo.
-Perdóname, por favor…yo jamás quise que te pasará algo-
El pelirrojo le miró, y le colocó su mano en los cabellos.
-No te preocupes-le sonrió.
-¿Qué quieres ver?-
-Tengo ganas de un partido de básquet; ¿te parece?- la voz del pelirrojo le a travesó la piel.
-No te mortifiques viendo eso, Kurama- los labios de Yomi se movían lentamente.
Como le habría gustado sentirlos en su piel.
Quizás eso era lo que más necesitaba, simplemente…una caricia.
Cuando Yomi contempló sus ojos, dejó que una bocanada de aire saliera de sus labios.
-Te pondré el partido, creo que están repitiendo el campeonato de las nacionales-
El otro llevó su mano hasta su cuello, sintiendo el palpitar de este.
-Eso sería genial Yomi-
-Sala de Fotografía, estadio de Tokio-
Nunca pensó encontrarse con esa escena cuando ingresó al cuarto donde se encontraban Hiei y el fotógrafo.
-¡Hiei!; ¡suéltalo lo vas a matar!- tampoco imaginó que llegaría el día donde vería al pelinegro tan histérico.
Siempre pensó que en el fondo el basquetbolista estaba mal, pero nunca para tanto.
Algunas veces se decía a si mismo que lo forzaba demasiado, o que tal vez el puro hecho de llevar el apellido de "capitán" en el fondo le estresaba aunque no se lo dijera.
Aquel chico estaba tan metido en su pelea que ni sintió cuando Yusuke le comenzó a gritar.
-¡Hiei!; ¡idiota para!-
Aquellos ojos de tono carmín estaban en trance; ¿Por qué demonios estaba golpeando al fotógrafo?; ¡que demonios había hecho él para llegar a ese extremo!
-No quiero saberlo-
Bien, con gritos no resolvería nada, ni haría que el pelinegro le prestara atención.
-¡Maldita sea Hiei!- le separó tan fuerte de él, que incluso fue capaz de escuchar el crujir de su brazo ante ese movimiento.
-¡Suéltame Urameshi!-
-¡Basta Hiei!-
La bofeteada que recibió fue tan fuerte…
…Tan fuerte…
Cuando vio esos ojos…se sintió tan pequeño y se dio cuenta de lo silencioso que se volvió esa habitación.
-Yo…-no sabía como reaccionar; ¿Qué hacer?; ¿Qué decirle a Yusuke?
Los orbes chocolates del entrenador se posaron sobre él. Cuando se dio cuenta de eso, tuvo algo de miedo, pero nunca lo admitiría.
-Deberás hacer lo que te diga, mientras llamamos a una ambulancia-
-No me des órdenes, Urameshi-
El moreno estalló.
-¡No sé como puedes estar tan tranquilo Hiei!; ¡Mira lo que hiciste!; ¡te dejo una hora con un fotógrafo y casi lo matas!-
-Tú sabes que los fotógrafos me estresan-
-Pero esta vez te pasaste de la raya, y ya sabes que no me gusta que se pasen de la raya-
Reconoció de inmediato ese tono.
-¿Qué quieres decir?- la voz del Jaganshi le hizo reaccionar más rápido de lo que creyó.
-Harás el comercial de "fragancia nocturna" y no te negarás-
-No lo haré- los ojos del pelinegro se clavaron en el moreno.
-Escoge- le fulminó con la mirada el otro.
-O haces el comercial o te saco del campeonato-
Continuará-
¡¡Gracias de antemano por leer!!
Próximo capítulo:
Capítulo II: "Reporteros, Brandy y Modelos"
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"…Conozco lo mal, conozco lo vil…
…Conozco lo horrible que te has de sentir…
…Me a pena que estés saliendo al revés…
…Pero sin embargo me quedo"…
.
-Traición-
Miranda
