Feliz cumpleaños, Sanae.
Aprovechando un descuido de sus amigos, Sanae Nakazawa salió al jardín de la casa de Yukari; a pesar de que la fiesta estaba en su apogeo, ella ansiaba desesperadamente estar un momento a solas. La idea de Yukari de festejar el cumpleaños de Sanae, el 11 de abril, en compañía de sus amigos resultó ser buena porque eso permitió que Sanae olvidara por un momento que Tsubasa Ozhora no estaría ahí. No era como si ella esperara que Tsubasa apareciera para felicitarla, considerando que el Campeonato Brasileño estaba a mitad de temporada, pero Sanae había visto tantos anuncios de parejas felices celebrando que le dolía el corazón al recordar que no estaría con el muchacho al que amaba.
- ¡Ah! Aquí estás.- Yukari al fin la encontró.- Pensé que te habías marchado sin despedirte.
- No podría hacerte eso.- Sanae sonrió con vergüenza.- Perdóname, necesitaba un poco de aire fresco.
- ¿Aire fresco o tiempo a solas para lamentarte por la ausencia de Tsubasa?.- a Yukari Nishimoto no se le escapaba nada.
- Lo siento.- Sanae puso una expresión triste.- Sabes que no puedo dejar de pensar en él; sobre todo hoy, cuando mi mejor regalo sería el poder verlo.
- Sí, lo sé.- Yukari lanzó un suspiro resignado.- Precisamente por eso organicé esta fiesta, tenía la esperanza de evitar que hoy pensaras en Tsubasa.
- Nena, no la presiones tanto.- desde la entrada de la casa habló Ryo Ishizaki.- Sanae ha estado enamorada de Tsubasa desde la primaria, no puedes pedirle que se olvide de él.
- Yo no dije eso ni tampoco lo espero.- Yukari puso los ojos en blanco.- Y no me llames "nena", pero tengo que admitir que tienes razón en una cosa: sabes que alguien ama en verdad a otra persona cuando han pasado años desde que no se ven y aun así la sigue queriendo como el primer día.
- Y así será por siempre.- añadió Sanae, con melancolía.- Regresen a la fiesta, los alcanzaré en un momento.
- De acuerdo.- aceptó Yukari.- Pero no tardes demasiado, que después de todo es tu fiesta.
La pareja regresó al interior de la casa, dejando a Sanae en el jardín. Ella suspiró a su vez al recordar que hacía más de dos años que Tsubasa se había marchado a Brasil y que en ese lapso de tiempo casi no se habían visto. Sí, era cierto, ella seguía amándolo como el primero día pero, ¿y él? ¿Cómo saber si Tsubasa seguía queriéndola?
- Te extraño, Tsubasa.- murmuró ella, antes de echar a andar hacia la casa.
- Y yo te he extrañado mucho a ti.- respondió Tsubasa, detrás de ella.
Sorprendida, Sanae giró rápidamente la cabeza, sin poder creer lo que sus oídos habían escuchado, pretendiendo que su mente le había jugado una broma pero no, él realmente estaba ahí, parado frente a ella con una sonrisa ligera.
- Feliz cumpleaños, Sanae.- añadió Tsubasa.
Él abrió los brazos y Sanae se lanzó a ellos, siendo ambos cobijados por la sombra de los cerezos en flor.
Fin.
