Hola de nuevo mis apreciados(as) lectores/as, ya sé ya sé, ¿no que ya no ibas a escribir? Lo sé, lo siento, ¿a qué estoy jugando no? Sorry, veo que no puedo negar lo que soy, se le extraña a este sitio, se les extraña ustedes y AMO escribir, además, quiero ver más de Victorious, porque como que ya no me llena jeje. Esta historia no me dejó dormir una noche así que debo escribirla para poder dormir, ¿me permiten hacerlo? Bueno, de cualquier forma acá estoy. Escribo para ustedes apreciadas (os). Espero que les guste este fic, me parece que se le llama AU, ya deben saber porqué.
Por fa, si les parece bueno, dejen por ahí un review, se los voy a agradecer sobremanera, los reviews son como centenarios puros. Y dedico esta historia a mis apreciadas amigas y colegas escritoras que han seguido mis otras publicaciones: AsukaMiyamoto; Mr. Rex; Loverxanime; Mas allá de la Realidad; Hime-chan 196; Amelie Barragán, Ernesto de Unarnue, Yo (no yo); Con Cario; Dra. K-Doof; Lay-Cool Lover, Kiuser1; Reiku-chan… GRACIAS A TOD S.
Especialmente lo dedico a mi bebé, bebé, este fic es por ti.
Aclaro: Victorious ni ninguno de sus personajes me pertenece.
Aclaro: No es mi intención faltar a valores nacionales de ningún país, todo lo que redacto es únicamente con fines de entretenimiento, jamás con intereses de lucro.
MUNDOS OPUESTOS
CHAPTER 1. VIDAS PARALELAS
Había llovido ese día. Las nubes grises descargaron toda su tristeza como si no hubiera sido así en un siglo. La tormenta borró y se llevó consigo los últimos rastros de tinta roja, el mismo color con el que se pinta, había dicho mi madre, el amor entre los humanos; curiosamente, no sólo el amor se pinta de rojo, también se pinta de rojo la muerte, poco antes de hacerse presente y tal vez, algo quede de ella después de marcharse.
XXX
Los ojos de la muchacha se abrieron de par en par, el insecto abrió las alas antes de emprender el vuelo de la florecilla amarillosa que sostenía la morena entre sus dedos. Tori sonrió, le encantaba andar por el campo, cortaba flores frescas para hacer lindos adornos que colgaba dentro de su choza, no sin antes detenerse a aspirar un momento el fuerte aroma a tierra mojada luego de la lluvia que había bañado su pacífica aldea.
-¡Toriii! – Escuchó el grito autoritario de su madre, era hora de marcharse a poner la mesa.
El hogar de los Vega no demandaba mucho esmero en los detalles, su familia se había mudado hacía varios años a la mediana isla que compartían junto con otra veintena de familias, desplazados de la civilización moderna. Los Vega habían perdido todo lo que tenían, la cultura americana había escalado hacia su meta racista, los despojó hasta de su identidad, fueron abandonados a su suerte. Los latinos e hispanohablantes, así como afroamericanos y asiáticos debían luchar por encontrar su suerte, aunque esta ya había sido declarada sobre ellos.
Desplazados hacia el lado sur y más recóndito de la América dominante, los Vega se hicieron de una vida lejos de las modernidades que ya no estaban disponibles para ellos, la mejor opción a la que podían aspirar era regresar a sus lugares de origen, pero los Vega habían vivido allá casi toda su vida, Tori, junto con su hermana Trina, eran norteamericanas de nacimiento, pero socialmente no aceptadas, así que junto a sus padres buscaron sobrevivir en un lugar donde no fueran señalados como criminales, como entes sociales que sólo buscan arrebatar lo que no les pertenece.
Junto a otro tanto de familias, hallaron medios para subsistir en un campo al que reclamaron como suyo, aunque sabían bien que quizá no les era concedido del todo, tuvieron qué luchar para obtener un pedazo de tierra dónde continuar con su vida. Era un lugar alejado de la ciudad, Tori olvidó muy pronto los ajetreos diarios del monstruo hollywoodense, Trina, la mayor, se lamentaba de esos días de gloria donde aparentaba ser una estrella del mundo del espectáculo, aunque no se le acercaba ni un poco. Eran apenas unas niñas cuando dejaron su casa, su escuela, y sus amigos.
Una de las familias que fueron a vivir a la isla junto con los Vega, fueron los Harris, por lo que Tori tuvo consuelo al contar con su mejor amigo de la escuela, André. Al principio, André guardó cierto odio contra la humanidad, se sentía incapaz por no poder hacer algo por defender su derecho como ciudadano americano, pero más que otra cosa, tenía odio por sentir su dignidad partida en mil pedazos, al ser tomado a menos. Ahora, unos años más tarde, guarda su identidad con mucho orgullo, pero Tori lo conoce muy bien, y sabe que su mejor amigo todavía guarda resentimientos del pasado. André Harris no es el mismo, el pequeño músico que alegraba las tardes de Tori, en que juntos se ponían a interpretar en el piano, se ha convertido en un joven lleno de rencor contra ciertas personas, sintiéndose traicionado todo el tiempo hasta por sus cercanos. Tori a menudo llora con él, aunque apenas logra entender porqué.
-¿Trajiste las flores cariño?
-Todas frescas – responde la joven con una amplia sonrisa antes de acomodar un ramo de flores amarillas sobre el centro de la humilde mesa de madera tallada.
-Listo, aquí están las cestas.
-Vaya André, ¿cómo le has hecho para recoger tanto en tan poco tiempo?
-Me levanté hoy más temprano señora Vega, los chicos han tardado en llegar a los árboles y llevárselo todo – Tori sonríe al tiempo que muerde una exquisita manzana - ¿Y Trina? – Preguntó el joven buscando con su mirada.
-Está en el cuarto – Responde Holly suspirando resignada. La madre sabía muy bien de los sentimientos de André por Trina. El muchacho había dado muestras de amor hacia Tori, pero esta le había dejado en claro hace tiempo que sólo podían llegar a ser mejores amigos, casi hermanos, y nada más.
-¿Sigue sin querer salir?
-Está en etapa de aislamiento – Dice Tori, echándose a reír de inmediato, André la sigue.
-¿Qué les pasa a ustedes dos? ¿Cuál fue el chiste? ¿Es por Trina?
-No – responde la linda morena con la boca llena de la manzana que devora – es porque se está en etapa de aislamiento… - hace una pausa para tragar lo que tenía en la boca y poder ser entendida – etapa de aislamiento… en una isla – y se echa a reír nuevamente.
-¿Qué pasa? ¿Huelo a panquecitos por aquí?
-No papá, Cat no ha venido en tres días.
-¿Y eso porqué?
-Parece que su hermano descubrió un unicornio con cabeza de león y cuerno de cualquier cosa menos de unicornio – Los dos jóvenes vuelven a reír a carcajadas – Y Cat ha estado esperando por ir a verlo.
-Mm, eso nos da tiempo para planear su próximo cumpleaños, en 11 meses – Todos ríen una vez más.
La puerta se abre y una pequeña pelirroja entra a la choza con un frasco transparente entre sus manos. Sin mirar a nadie va a sentarse en una de las sillas del comedor, con evidencias de haber estado llorando por buen tiempo.
-Cat, ¿estás bien? – Pregunta Holly.
-Murieron – Respondió la pequeña, aún sin alzar su vista del frasco que abrazaba celosamente.
-¿Cómo?
-Murieron todas – los 4 presentes se le quedaron mirando con ternura y expectantes a la vez, la pelirroja era impredecible.
-¿Quiénes murieron cariño?
-¡Las mariposas! – Se levantó la niña con brusquedad – ¡Murieron todas las mariposas! ¡Y yo ya no quiero recoger más! – Gritó al tiempo que dejaba caer el frasco de entre sus manos, rompiéndose en pequeños cristales y dejando escapar una decena de cadáveres de mariposas, algunos ya secos de días, y antes de salir corriendo de la choza de sus vecinos.
XXX
Jade West no la estaba pasando de lujo esa mañana. Se levantó con un terrible dolor de jaqueca que la estaba matando. Desde que su padre le anunció el cambio de planes hacía dos días, el estrés no la dejaba estar tranquila. Anhelaba tener paz, pero al parecer ese estado se encontraba muy alejado de ella. Los sonidos del timbre la obligaron a levantarse de la cama, con toda lentitud fue a abrir la puerta.
-Ya es hora – Anunció el muchacho sin solicitar permiso de entrada.
-Robbie, ahora no, estoy agotada.
-Lo siento, pero tu padre ha dado firmes órdenes para eso, así que no te queda de otra más que cumplir.
-Podría tomar el barco hacia el Este – Musitó la muchacha sentándose en el cómodo y largo sillón de forrado en piel blanca, como la suya misma. Robbie tuvo qué apartar su vista de las largas y lindas piernas que dejaba al descubierto con apenas un pequeño short de licra.
-No lo creo, el Este no es una opción para ti ahora.
-Mmm… podría ser si tú me ayudaras a conseguir esa transferencia – Echó su cabeza hacia atrás estirando los brazos y cerrando los ojos. El elegante joven de gafas volvió a fijar su atención en las piernas de la muchacha, trazando un recorrido perfecto con la vista en la línea de las piernas al mentón, y luego bajó un poco hacia los pechos. Tragó saliva antes de aclararse la garganta y continuar.
-Ya sabes que no, soy de mucha confianza para tu padre, cualquiera que desobedezca sus órdenes será un insubordinado que pasará tres meses, tres largos y apestosos meses en una madriguera llena de ratas en la prisión de la base.
-Vamos Robbie, sé que puedes y quieres ayudarme – Siseó la joven arqueando una ceja de manera seductora. Robbie tuvo qué volver a tragar saliva y batallaba para apartar su vista de la linda imagen de Jade sobre el sillón, esa muchacha le gustaba, y le gustaba sobremanera, si hacía las cosas correctamente, tal vez, él sería el afortunado al que su padre escogería para emparentar con su familia, la renombrada familia de los West.
Estuvo tentado en ir a sentarse al lado de la chica, que se perdía de repente entre las cortinas que se alzaban con el inquieto viento del verano. Muchas veces se la imaginó así, sóla para él, llamándolo, rogándole porque la ayudara, y él acudía en su socorro como el héroe de los cuentos medievales, enfundado en una gruesa armadura que lo hacía verse atractivo, pero en el fondo, él sabía muy bien que la muchacha que tenía delante no lo quería, y que tal vez nunca lo hiciera, y Robbie también sabía porqué.
Beck, el canadiense tramposo que compró su identidad americana para evitar ser desplazado junto a los otros. Su familia se había protegido diplomáticamente, eran ricos, una de las familias más poderosas del país, así que el gobierno pactó convenios para permitirles permanecer en su lugar, negociando por debajo del agua. Robbie deseó muchas veces que los Oliver también fuesen echados a su suerte, pero el dinero los protegía, y eso era algo que él odiaba, porque muy dentro de su ser, Robbie tenía guardada una caja con un montón de sentimientos nobles, sentimientos que solo afloraban cuando Jade West lo provocaba, como en ese momento.
Sin embargo, la razón por la que Robbie no podía avanzar más y su verdadero motivo de odio hacia los Oliver, es que era el único que sabía de los amorosos encuentros entre la hermosa chica que tenía delante, y el extranjero corrupto. No estaba seguro de que Jade sintiera algo por Beck, sólo sabía que ellos dos se frecuentaban en algo más que sesiones amistosas y de negocios.
Víktor West jamás permitiría una unión entre su hija y un extranjero, por muy ricos y poderosos que fueran los Oliver, los West lo eran aún más, y el racismo, aunque ocultamente por sostener sus ambiciones, podía más en el corazón de aquél hombre frío y amador de sí mismo. Jamás le permitiría a Jade tener algo con alguien que no se encontraba dentro de sus cualidades raciales. Por eso los encuentros ocultos entre la pareja, por eso la rebeldía de la chica, y por eso el corazón partido de Robbie Shappiro.
-Hum, hum – Se escuchó desde la puerta. Enseguida Robbie corrió sus ojos hacia la pared tras de su espalda y Jade tardó varios segundos en acomodarse, para entonces, Beck ya estaba dentro de la habitación y se acercaba a ella para darle un beso. La joven lo recibió como si ya fuera costumbre – Creo que están tardando demasiado, el barco no esperará mucho tiempo. Hace treinta minutos debías haber bajado.
Beck se sienta en el sillón al lado de Jade, Robbie vuelve su vista a la pareja y se acomoda las gafas antes de hablar.
-Es lo que le he dicho, pero no quiere entender, haber si tú logras convencerla – Y sale de la habitación, agradecido, por primera vez en mucho tiempo, que Beck llegara y le sacara del apuro en el que estaba metido, un poco más y terminaría cediendo ante los encantos de la chica de los ojos azules. Apenas sale del departamento echa a correr despavorido.
-¿Qué? –Pregunta ella ante la mirada furtiva del galán frente a ella.
-¿Qué hacía Robbie Shappiro aquí, a solas contigo?
-Vino a decirme que bajara, igual que tú.- La joven se voltea hacia el otro lado ignorando por un momento a su compañero.
-Jade, sabes que él está enamorado de ti.
-¿Y? ¿Cuál es el problema? No es el único y lo sabes.
-Sí pero… - el muchacho se pasa una mano sobre su negra cabellera y suspira – Sabes bien que es el número uno en la lista de tu padre para convertirse en tu marido – La chica de apariencia gótica vuelve a prestar atención a Beck, y habla riendo.
-Mi padre y todos los de su clase están muy equivocados si piensan que Yo, Jade West, voy a hacer siempre lo que se me ordene.
-Jade, me gusta que pienses así, sólo que ambos sabemos muy bien que tu padre al final va a salirse con la suya como suele hacerlo siempre.
-Felicidades Beckett Oliver, has entrado a su amplio grupo de apoderados lame botas.
-No quiero decir que…
-Espérame abajo, estaré lista en media hora.
-Jade…
-El barco zarpará en menos de una hora, déjame arreglarme.
El joven de rasgos árabes no tiene más remedio que salir de habitación. Antes de cerrar la puerta observa con detalle la figura desnuda de su novia que se dirige al cuarto de baño. Cierra la puerta y se aleja.
XXX
-Cat… Caat… Caaat… ven aquí, sabes que no puedes esconderte de mí.
-No quiero bajar Tori – Se escucha la débil vocecilla de la niña sobre el árbol, sentada a una de sus ramas.
-Anda Cat, ven, vamos a hablar.
-Se murieron Tori… todas.
-Mañana volveremos al campo y atraparemos…
-¡No quiero atrapar más mariposas!... Ya no quiero Tori.
-Ven aquí – Señala la morena una rama más baja en la que se sienta a esperar a su amiga. La pequeña baja de lo alto y se sienta a su lado, Tori la abraza meciendo a ambas con el pie – Cat, ya sé que te duele…
-No quiero hablar de eso Tori.
-¿No? – La niña mueve la cabeza negando - ¿Segura? – Asiente – Bueno, entonces ¿de qué quieres que hablemos?
-No había unicornio.
-¿Qué?
-No había unicornio de cuerno de tigre, mi hermano me engañó Tori – Se levanta de su abrazo.
-Cat, los tigres no tienen cuernos.
-¿No?
-No.
-Ayy qué chistoso – ríe, y Tori le sigue el juego.
-Probablemente tu hermano creyó verlo, pero se equivocó.
-¿Sí verdad? Él se equivocó, no hay unicornios con cuernos de tigre, sólo de león – Tori afirma con la cabeza, con su mirada fija al cielo, particularmente, a las estrellas.
-¿La extrañas Tori?
-¿Extrañar qué? – Pregunta la latina confundida.
-La ciudad, ¿extrañas la ciudad?
-Ni siquiera me acuerdo de ella… ojalá pudiera recordar… un poco al menos – susurra.
-Yo sí la recuerdo. Amplia, grande – habla la pelirroja emocionada – autos, edificios… gente… era muy linda.
-Debió ser linda – La alegría de la pelirroja se desvaneció nuevamente, Tori notó como la pequeña intentaba ocultar su rostro triste de ella – Vamos Cat, no es momento de ponerse triste, esta mañana diste el último deje de tristeza ¿de acuerdo? Pero mañana será diferente…
-No tiene sentido Tori… no sin ella… puede que tú la hayas olvidado… pero yo no… yo todavía la recuerdo… y la extraño mucho.- Da la vuelta para marcharse.
-¡Ella nos echó de su vida Cat! ¡Nunca le importamos!... ni siquiera tú – murmura. La pelirroja se pierde entre la oscuridad y Tori queda un momento más mirando las estrellas, algún día, los recuerdos dejarán de existir, y todos podrán vivir una nueva vida en ese lugar, ajenos a lo que es fuera de esos límites, ajenos a lo que ya ha sido antes.
