Tokio estaba envuelta por una hermosa capa nívea. El viento jugueteaba feliz con las copas de los arboles, el cabello de las personas o las suaves bufandas que portaban. Feliz, pues eran vísperas de Navidad. Sin embargo, no todo era felicidad.
Cuando todos esperaban ansiosos la llegada de las 00:00 PM una joven se paseaba por las desoladas calles blancas. Sus ojos cristalizados por tristeza, su paso era pausados y su rumbo no era fijo. De pronto una fría ventisca calo sus huesos. El viento parecía sonreír y tratar de animarla jugueteando con sus cabellos. Le retiro de forma algo brusca la prenda que abrigaba el cuello de la joven. El viento parecía un niño jugueteando. Tal vez se sentía solo y abandonado, pues todos estaban en su hogar con las ventanas cerradas admirando las llamas de sus chimeneas ardientes y el no podía disfrutar de la fiesta. Tal vez se alegro a ver a una compañera de juegos. Pero justamente esa noche ella no esta de humor, no quería dedicarle su tiempo al viento. Solo se acomodo nuevamente su bufanda y hundió hasta su nariz en ella, su nariz enrojecida por la baja temperatura, y continúo con su pesado andar.
Al llegar a un viejo parque se detuvo a mirar la danza de las copas de los mas altos arboles. Al parecer el viento encontró un compañero de travesuras y alguien con quien bailar. Sonrió levemente. En las mas altas ramas el solía descansar. Su mirada entristeció repentinamente, pues nunca lo volvería a ver. Su antiguo Amor. Aunque lo hubiese dejado de amar hace tiempo, le extrañaba, aun lo quería como un amigo o un hermano y el no volverlo a ver le dolía.
Se adentro en el parque entretinada con el avanzar de sus pies. Retiro la nieve de un pequeño banco y se dejo caer en el mientras su vista se fijaba en el firmamento donde difícilmente se distinguía la silueta y el escaso brillo de una inmensa luna creciente.
—Sesshomaru…—Susurro levemente el nombre de su amor—No es justo. Precisamente cuando ambos lo aceptamos yo…
Decidió no terminar la frase pues varios recuerdos inundaron su mente.
Recuerdo con sus amigos de viaje. Shippo saltando a sus brazos a causa de un golpe de inuyasha. Ella diciendo el conjuro que hacia al híbrido caer pesadamente al suelo. El monje Miroku rozando con las yemas de sus dedos donde no debia y Sango golpeándolo con su Hiraikotsu. Sonrió levemente. Ya no habrá recuerdo como aquellos. Cerro los ojos, pues a su mente llego una imagen de el. Sesshomaru…Después de tantas peleas, tantas discusiones, frialdad e indiferencia ambos aceptaron sus sentimientos el uno por el otro. Luego de tanto tiempo pudieron ser felices y escaso tiempo después, para estas fechas, ella decidió visitar a su Familia prometiendo regresar.
—No pude cumplir mi promesa…Perdóname Sesshomaru…—Susurro al viento mientras una lagrima recorría sus sonrojados pómulos por el frio del lugar, confiada de que el viento nunca revelaría su secreto, pues pese a todo, era un gran amigo.
Desde aquella noche, el pozo se sello y no pudo volver con sus amigos, no pudo volver con el. No pudo ver de nuevo a la pequeña Rin jugueteando en las flores o al pequeño Jaken regañándola. Añoraba tanto esos regaños. O los tratos que Sesshomaru tenía solo y exclusibamente con ella. Añoraba tanto todo que no podía evitar que sus ojos se cristalicen a causa de las lágrimas que luchaban por salir. De pronto el viento que acariciaba sutilmente su rostro y trenzaba con sus cabellos pareció desaparecer. La joven abrió los ojos levemente para luego abrirlos aun mas con sorpresa, esa persona, se parecía demasiado a…
—Sesshomaru…—Susurro contemplando mejor a aquel hombre que se alzaba impotente frente a ella, parecía tener solo unos dos o tres años mas de los que ella portaba. Su semblante era severo. Su piel sumamente pálida, sus ojos miel con el mismo brillo y expresión. Su cabello oscuro como la misma noche bajaba por la parte trasera de su cuello de pequeños mechones y su flequillo se abría de forma casi imperceptible dejando ver una pequeña parte de su frente.
—Disculpe, ¿que esta haciendo sola en vísperas de navidad?…
Kagome tembló ligeramente y un escalofrió trepo por su médula espinal. Su voz era casi idéntica, si, porque no podía ser la misma que la de Sesshomaru. El mismo acento, el mismo jugueteo en la voz. Era profunda mientras las palabras fueron entregadas en un tono tenue y la frase terminada en un suspiro. Ademas que se inclinaba a ella con un cierto toque de elegancia.
—-Veo que esta bastante interesada en mi rostro—Hablo para romper aquel incomodo silencio…Para ella—¿Hay algo inusual en el?
—Eh, lo siento—Hablo apenada mientras se incorporaba un poco obligando a aquel hombre a hacer lo mismo—Es solo que…Se parece mucho a alquilen que conozco, eso es todo—Sonrió nerviosa
—Ya veo…En ese caso, aun no ha respondido mi pregunta.
—¿Eh?... Si, yo… Quería estar sola, alejarme de todo...Incluido familiares, ya sabe, solo un tiempo.
—Ya veo, si ese es el caso me retiro…-hablo sin cambiar su expresión o tono de voz para comenzar a alejarse
—¡Espere!—Se sonrojo ante el tono de su voz y la forma precipitada que hizo detenerse a aquel hombre—L-Lo siento, es solo que… Puede quedarse…
—¿Está segura?
—Si, absolutamente—Sonrió levemente mientras el hombre tomaba asiento a un lado de ella y examinaba cada milímetro de la joven con disimulo.
—Entonces… ¿Por qué quiere alejarse de todo?
Kagome trataba de no mirar tanto su rostro, pero le era imposible ya que el parecido era simplemente increíble.
—Pues…Digamos que…Hace dos años atrás deje de ver a unos grandes amigos y al amor de mi vida… Todo ocurrió para estas fechas…
—¿Um?... ¿Cómo es eso posible?
—Yo…Estuve de visita en Inglaterra—Era inevitable mentir—Allí hice muchos amigos, pero solo estuve allí un año, hace dos años regrese a Japón y es muy probable que nunca mas regrese a Inglaterra. Nunca los volveré a ver…
—Ya veo... ¿Los extraña?
—Demasiado…—Susurro con nostalgia, pues ya no veía a aquel rostro, su vista estaba fija en aquel astro lunar—En especial a el…Cada vez que veo la luna lo recuerdo, ¿sabe? Usted se parece mucho a el…—Se sonrió y el hombre le devolvió el gesto. Misma sonrisa que el. Sonrió aun mas la joven-Y dígame, ¿Cómo se llama?
—Eso no interesa demasiado…—Hablo para poner se pie frente a la joven a la ves que los fuegos artificiales se elevaban en el cielo llenándolo de colores. El hombre saco un pequeño regalo de su abrigo y se lo entrego a la joven que lo contemplaba con el rostro asombrado.
—¿Qué es…?
—Feliz Navidad—Susurro interrumpiéndola—Kagome…
—¿Qué?...Pero… ¿Sesshomaru?...—Elevo emocionada la vista del regalo pero el ya no estaba.—¡Sesshoamru!—Grito, pero por muy fuerte lo hiciera no hubo respuesta-Vuelve…Te Amo…Te Necesito…—Lagrima tras lagrima surcaron sus pómulos hasta estrellarse en el mullido césped del parque.
—Te Amo…Pequeña e Inútil Humana… —Un susurro, un suspiro, fue trasladado por el viento hasta los oídos de Kagome quien sonrió con cierta tristeza. El viento puede ser realmente un gran amigo.
