Disclaimer: Shingeki no Kyojin y todos sus personajes no me pertenecen, cualquier modificación y resubida a un sitio diferente será reportada en Support google. Todos los derechos creativos reservados para mi persona y otras involucradas.

Parejas: Levi x Eren [riren, claro está] Evento de Halloween del grupo 'Dictadura Riren' The Pumpking song.

Advertencias: este fic puede contener Gore, un poco de slave doll, muertes, maldiciones. si no te gusta cualquiera de estos temas, puedes cerrar el fic. También habrá diferentes tipos de narrativa.

CAPÍTULO 1

Era un dia tranquilo en las afueras de la aldea, por alguna razón te quedaste dormida entre flores frescas y coloridas, miraste alrededor para poder ubicarte cuanto tiempo te habías quedado durmiendo y para tu suerte habías llegado muy temprano a ese lugar y calculaste que muy apenas iba a ser de tarde.

Caminando un poco por los alrededores llegaste hasta un tronco cortado donde descansaba un gato de pelaje negro despreocupado y sin hacer nada, cuando el animalito te vio rapidamente se sento en sus patas traseras mientras te miraba atentamente.

—¿Ya te has despertado?.

Más no contestaste y el minino supo que era una pregunta tonta, por lo que no te regaño de que no le contestaras.

—Este lugar es muy peligroso para un humano.

Estuviste de acuerdo con esa afirmación, así que antes de irte te despediste del minino y comenzaste a caminar hacia atrás del bosque donde te encontrabas, chocando con un arbusto gigante de rosas y enredaderas que bloqueaban el camino, recordando con un poco de dolor y angustia lo que tu padre te había dicho.

—El bosque es muy peligroso Elen, no vayas a ese lugar-

Pero como siempre tu persona lo había ignorado y ahora estabas ahí atrapado de momento. Diste una vuelta y emprendiste la caminata hasta que encontraste un camino diferente de donde habías venido; todavía dudoso de la idea de tomar ese camino, tomaste la decisión al final de ir por ese lugar, encontrando que era un lugar sin salida, suspiraste derrotado y te sentaste en un tronco medio cortado del lugar mientras pensabas que hacer ahora, al mover una pierna para cruzarla, algo metálico cayó de un lado donde estabas sentada, miras y te das cuenta que es un machete y sonríes cuando lo tomas, guardándolo en su cinturón del lindo vestido color amarillo que combina con tus ojos.

—Que suerte.

Dices más segura y palmeas entre tus bolsillos si todo está en orden, dándote cuenta que así es, vuelves en el camino para ver si con el machete puedes cortar las rosas y plantas que bloquean tu camino, lamentablemente estas son aun más gruesas y con la fuerza que tienes te es imposible hacerlo.

—Oh genial, son tan gruesas que ni marca he dejado, donde esta Rivaille cuando lo necesito.

Rivaille es el chico que tanto te ha gustado, más no le has dicho tus verdaderos sentimientos, debido a lo poco decidido que siempre te conformas con que el este a tu lado, un sentimiento de dicha invade tu cuerpo cuando lo ves y estas a su lado, pues él sabe hacer muchas cosas que tu, pero vamos se llevan por dos años, es un poco logico,segun tu.

Sigues caminando para regresar en donde estabas, pero te das cuenta en un parpadeo que el camino no es igual al que habías tomado, te preocupas, pero aun así sigues adelante, hasta que oyes en unos arbustos sonidos de hojas moverse, te detienes a mirar fijamente el lugar donde proviene el sonido y sin que te des cuenta, retrocedes de a poco para lo que sea que iba a salir de ese lugar y así tener la oportunidad de huir de ahí si era necesario. Más antes de ver que cosa era lo que salió de los arbustos, gritaste como nunca mientras te hacías bolita en el suelo, rezando a quien tu supieras para que te salvará.

—¿Elen?, ¿que haces en el bosque?.

Levantas la mirada y miras su cabello negro con ese corte militar que su padre le obligó a llevar y que ahora se volvió una parte muy atractiva de él, sus ojos azules oscuros que parecen negros, esos brazos que sostienen el carrito que usa para llevar leña de los árboles hasta llegar a sus pies que son contenidos por las botas típicas de la aldea que usan los niños, pero que se le ven mucho mejor a él que a cualquier otro chico que hayas conocido.

Tratas de relajarte mientras vas hasta su lado mientras él mismo lo hace y no puedes evitar que un pequeño sonrojo te coloree las mejillas de tu rostro.

—Vine por plantas medicinales y flores, pero ya no haye el lugar de regreso.

Le haces saber mientras él suspira y deja el carrito a un lado suyo para mirarte a los ojos.

—Yo estoy igual, estaba recogiendo leña y cuando trate de regresar, la salida estaba bloqueada por maleza y rosas, trate de cortarlas pero son muy gruesas.

—¿Y no sabes otra forma de llegar?.

—Si, pero, hay que pasar por esa parte del bosque que está prohibida.

Torciste los labios por la idea, pero no había de otra, así que le dijiste que aunque estuviera prohibida era necesario pasar por ahí para poder regresar, el estaba de acuerdo y si algo malo pasaba tenía la leña que podía servir de arma para golpear por si acaso.

Ya tomada la decisión por ambos, comenzaron a caminar hacia adelante donde sabían que estaba la parte prohibida del bosque, porque estaba prohibida no sabían realmente eso, pero de que lo estaba lo estaba, pero era necesario así que lo harían, caminaron y caminaron hasta que se encontraron con un letrero, tu fuiste primero y leiste "°casa de ….. (hacia adelante), °salida del bosque(atrás)".

Regresaste y le dijiste a Rivaille lo que habias leido, se había sorprendido un poco porque no sabía que había una casa por los alrededores, así que irían ahí para preguntar por indicaciones nuevas, para así poder evitar ir a la parte prohibida del bosque. Por lo que volvieron a caminar, pero en el camino tú tropezaste con una piedra oculta entre la vegetación del lugar, más nunca llegaste a sentir el suelo y no sabias el porqué ya que habías cerrado los ojos al sentir que caias, los abristes y te diste cuenta que el te estaba sosteniendo tan cerca de el.

—Más cuidado Elen, pareces todo un mocoso.

—No lo soy.

—Tsk, no parece lo contrario.

Te sentiste mal por la ofensa, más el te dejo de nuevo estable en tu lugar mientras veía como una pequeña sonrisa se escapaba de sus labios, logrando que la amargura del regaño se desvaneciera un poco. Siguieron con el mismo trayecto hasta que se toparon con otro arbusto lleno de maleza y rosas, se miraron uno al otro preguntándose cómo le harían para pasar, cuando tu recuerdas el machete que anteriormente habías recogido.

—¿Esto ayudará?.

—Oh claro, es perfecto para este arbusto ya que no se parece al otro.

Asentiste y se lo diste, el se acerco y con poco esfuerzo cortó enredaderas y rosas con espinas, dando así espacio suficiente para que ambos pudieran pasar, más cuando Rivaille quiso guardar el machete este se rompió en dos, teniendo que tirarlo, pues ya era inservible para ambos, caminaron otro tramo más y así pudieron ver la casa. Acercándose hasta el umbral, viendo que no había una manera de llamar salvo que por la puerta se adentraron más, tu miraste por todos lados y en un tronco medio cortado viste otro gato negro que estaba sentado, le pediste a Rivaille que llamara a la puerta mientras tú te acercabas al mínimo, este al verte se sentó y antes siquiera que le dijeras algo este hablo.

—¿He?...¿Qué ocurre?.

—Las rosas bloquean la salida del bosque, ¿no sabes una manera diferente de salir de él?.

Cuestionas al minino mientras por detrás se acerca Rivaille mientras te observa hablando con el animal.

—¿No sabe él alguna manera de salir? ¿O porque no contestan en la puerta?-

Tu niegas y ves como el minino se acerca a la puerta y la araña un poco para que después esta se abra por sí sola.

—Mira le abrieron al minino, podremos preguntar.

—Menos mal que ahora si, tu amor por los animales nos ayudara en algo.

Mencionó con sarcasmo Rivaille mientras se alejaba de ti y acariciaba al minino como una muestra de gratitud, para después mirarte a ti e invitarte a que entren a la casa.

—¿Vas a entrar?

Paras en seco al oír la pregunta del gato y mirarlo preguntando qué tiene de malo, si fue él mismo quien hablo para que abrieran.

—Bueno, no es como si tuvieras otra opción.

Asientes con un poco de temor y te despides del minino, cuando pasas de la puertas ves como esta se cierra por sí sola y fijas tu mirada al gato que en un parpadeo tuyo termina poniéndose como un gato sin un ojo, una oreja mochada y parte de su pecho al descubierto donde sale sangre y moscas vuelan alrededor de esa herida.

Con miedo retrocedes viendo como la puerta está cerrada y chocas sin poder evitarlo con la espalda de Rivaille.

—¿Pasa algo?.

Te pregunta pero todavía tienes miedo y no puedes pronunciar nada de lo que acabas de ver, el te llama de nuevo mocoso y tu reacciones inflando los cachetes como siempre sucede cuando te enojas con aquel que te hace enojar.

Atraviesan el pasillo, debido a que no ven nada de ambos lados, solo una puerta que está en frente, se miraron a los ojos y pasaron a través de ella, encontrando que no había nada al igual que la habitación pasada, se les hizo extraño mas tu notaste que había un cartel con unas brillantes letras atravesando el lugar, ibas a comenzar a caminar cuando la mano de Rivaille te detiene.

—¿A dónde vas?, no hay nada aquí.

—Si, mira hay un letrero.

Apuntaste hacia el lugar donde veías el dichoso letrero mientras él volteaba hacia ambos lados para no ver nada sospechoso, hasta que su mirada se posó en el piso donde estaba manchado de color rojo.

—Hey Elen mejor rodealo, te vas a manchar.

—Oh está bien.

Le contestaste mientras ambos se acercaban al letrero que simplemente decía "Ven a mi habitación", un mensaje de lo más extraño, más no te dio tiempo a seguir pensando pues cuando estaban regresando a la puerta las paredes de la habitación comienzan a cerrarseles, obligándolos a los dos a correr hasta la puerta del otro lado. Al girar el pomo se dan cuenta que está cerrada dejándolos pasmados del miedo a la inevitable muerte, solo antes de sentir que sus cuerpos son comprimidos hasta sacarles las vísceras ya aplastadas cual papilla de color rojo, vez a alguien que sonríe de una manera retorcida y con una voz que te hiela la sangre, mientras tu cuerpo se reduce a nada y su par de dos ojos te miran.