CAP 1-
La familia Higurashi esperaba fuera de la sala de partos, donde Sakura Higurashi estaba en dar a luz al segundo bebé de la familia.
En la sala de espera estaba jefe de la familia Higurashi, el señor Matsumoto Higurashi, dando rezos para el buen nacimiento de su segundo nieto.
A su lado se hallaba una niña de dos años hablando con su conejo rosa de peluche. Estaba con su pelo negro con leves reflejos azules y grandes ojos azules, vestia un vestido rosa y unos zapatitos con flores.
Al final, caminando de un lado a otro, estaba un hombre de pocos 21 años quien no dejaba de ver de reojo la puerta.
El hombre era lindo en su parecer, pelo corto negro con leve reflejos azul oscuro y ojos azules profundos. Vestia pantalones y camiseta y tenia un rosario en sus manos. El siendo el único hijo heredaría el templo de la familia y se lo pasaría a su hijo varón o mujer mayor. Hacia poco casado y con un titulo universitario, ayudaba a su padre en el templo y miraba a su mujer.
Horas parecían pasar hasta que el medico salio sonriendo y todos se detuvieron.
-felicidades señor. Su esposa e hijo están sanos y salvos- le dijo y apunto hacia la puerta.- puede pasar a verlos.
Asintiendo toda la pequeña familia se junto e ingresaron.
En la cama mas calmada pero agotada y feliz, estaba Sakura con un bulto en brazos.
-querida- dijo Mamoru a su esposa.- gracias por hacerme mas feliz que antes. Gracias por darme otro hijo y ser nuevamente padre.
Asintiendo sonrio y lento le paso el bulto, mientras tanto Kagome estiro sus brazos queriendo estar con su mami.
Mamoru sonrió y miro el bulto. Con calma y suavidad aparto la tela y vio a su nuevo hijo. Tenía la piel lechosa rosácea y una nariz pequeña. Sus ojos estaban cerrados y sus puños cerrados. Al poco de verlo el pequeño abro sus ojos y se maravilló de lo celeste que eran, sabiendo que cambiaría conforme pase el tiempo.
-es una niña- dijo Sakura con Kagome en brazos.
-es preciosa, mi hermosa Nyoko.
-Nyoko… siento poder espiritual dentro de ella. Podrá ser una buena sacerdotisa- sonrio el abuelo.
La pequeña familia sonrio mientras un bebe volvía a dormir.
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Nyoko no solo era preciada por tener poder de sacerdotisa a tan joven edad, sino que era la niña mimada de su padre, mientras Kagome lo era de su madre.
Apenas aprendió a hablar su abuelo le enseño tan paciente del poder de miko, luego le enseño a caminar y sostener un arco, pero lo que no le enseño era ser tan inteligente.
Su padre, Mamoru, solo sabía sonreírle y abrazarle, era su preciada hija. Una hija que había conseguido ojos azul oscuro, casi negros, pero cuando la luz tocaba en los ojos se podía ver un cielo nocturno con estrellas. Solo haciéndola más especial.
A tan joven edad su padre pudo ver que su hija menor era más que una futura miko, sino que era muy inteligente. Tanto que creía que era una genio.
Nyoko era feliz sonriendo y jugando en el jardín a vigilia de su abuelo, mientras esperaba a su padre volver de su paseo con su hermana.
Sonriendo a su abuelo y mirando un libro ilustrado espero. Su madre salió corriendo de su hogar con lágrimas en los ojos alertando a su familia y sin esperar la tomo y corrieron escaleras abajo.
Su padre yacía muerto. Había muerto pocos minutos de llegar su esposa e hija y padre. Su padre quien le abrazo hasta que dio el último aliento y su madre como abuelo lloraban, su hermana Kagome solo estaba en shock.
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Dos años de la muerte de Mamoru Higurashi y el templo era dirigido por el anciano Higurashi con la ayuda de Nyoko a joven edad de 7 años quien era inteligente y daba ideas para prosperar el templo de la familia y siempre se la veía con un nuevo libro o alguna manualidad en sus manos.
Nyoko era una niña que sonreía e intentaba siempre seguir adelante como dijo su amado padre, quien nunca llego a conocer a su hermanito Sota, el bebé de 1 año que su madre cuidaba mucho. Era la pequeña miko del templo que turistas adoraban sacar fotos y su abuelo sabia seria la que sucediera el templo.
Kagome con 9 años se la pasaba jugando con sus compañeritos y siempre rondando sobre su madre y hermanito querido. Siempre con el pelo corto y vestidos.
-Nyoko-chan, es hora de merendar- llamo su abuelito al verla meditar y a su lado un libro de medicina casera.- vamos querida.
-si abuelito- sonrió vestida con su traje de miko. Rápido fue a su cambiador para tomar un kimono simple de verde con mariposas.- hoy tenemos mochi?
-claro, tus preferidos- sonrió sirviendo el té y mirando el jardín en otoño.- es lindo, sabes tu padre estará feliz de ti hija.
-sé que lo será abuelito. Extraño a papi, pero está siempre con nosotros. Eso dices- rio y el abuelo asintió.- iremos a visitar el otro templo?
-si hija, mi amigo nos llamó y será una buena manera de conocer otros aprendices. Hoy que libro quieres tener, o pergamino?
Nyoko medito y miro su libro donde tenían anotaciones de medicinas caseras.
-té… papi siempre hacia un té rico.
-oh, creo que tengo la recetas por aquí- dijo yendo al lugar. Al poco salió con un rollo y libros viejos.- son muchos de la familia que preparan los hombres Higurashi y estos las mujeres Higurashi.
-mamá prepara té también?- dijo tomando dichos libros.
-sí, ella prepara el té de Sakura, como su nombre- rio.
Nyoko asintió y miro la casa, pudo ver a su madre limpiar la entrada y en su espalda estaba su hermanito Sota despierto mirando todo. Su hermana Kagome estaba jugando con unos niños del vecindario en el parque.
Paso los días antes del viaje leyendo y preparando el té que siempre olía en su papi. Su abuelo era estricto en su enseñanza como también le daba tiempo para ella y era quien probaba todos sus tés del día.
Guardando sus libritos y copias de los textos de la familia tomo su mochila con ropa para cambiarse en su pequeño viaje al templo vecino.
-adiós mami- dijo Nyoko besando las mejillas de su madre.- adiós Sota, cuando vuelva vamos a jugar mucho.
Su hermanito rio jalando su pelo y su madre rio besando su cabeza.- ve con cuidado hija y recuerda portarte bien.
-ella será la miko del templo Higurashi, sabe cómo comportarse. La entrene bien- dijo su abuelo mirando a su familia.- y Kagome?
-oh, aún tiene fiebre. Pero manda tus saludos.
Nyoko asintió y riendo tomo la mano de su abuelo. Era hora de visitas.
Bajando las escaleras del templo la brisa fresca soplaba, Nyoko miro el taxi listo hasta que recordó algo.
-abuelito! Me olvide mi listón y la foto! Iré a buscarlo!
-aquí te espero hija.
Rápido Nyoko subió las escaleras con su mochila vestida con su kimono e ingreso saludando a su madre. El listón era su preferido ya que su padre siempre se lo colocaba incluso cuando era bebé y la foto era de su padre con ella en brazos.
-ahora si mami, me voy.
-cuídate!
Asintiendo apretó sus regalos hasta que en medio de las escaleras una fuerte brisa soplo deteniendo su andar y cerrando los ojos. Escucho campanas suaves como de verano y una voz hablar muy lejos.
Antes de darse cuenta un resplandor la envolvió desapareciendo para dejar caer el marco de fotos del padre de la niña.
En la casa, Sakura se sobresaltó cuando su bebé quien reía chillo y comenzó a llorar con fuerza.
-Sota? Que pasa bebé? Tienes hambre?- pregunto arrullando a su hijo que no dejaba de llorar.
A los pocos minutos la puerta de la cocina se abrió y miro a su suegro.
-¿sucedió algo?
-aun no sale Nyoko? La estoy esperando- dijo el abuelo buscando a su nieta joven.
-Nyoko? Pero ella salió hace minutos- dijo con el corazón latiendo fuerte.- ¿dónde está?
-no lo sé.
La familia busco en toda la casa y el templo, pero sin rastros de la hija joven. Llamaron a la policía y solo vieron como pista el marco de fotos roto de Mamoru y sin rastros de la niña.
Los años pasaron sin rastro de la joven hija, siempre esperando una señal. El señor Higurashi rezaba y tenía sueños donde su nieta vivía y era feliz, rogando siempre otra noche donde la escuchas sonreír.
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SIN MUCHO MAS QUE DECIR. ESPERO LES GUSTE :D
