Este es un short ficc de Harry, orientado en las épocas de andanzas de los animagos. Regalo de Navidad para mi espo Persé.Turner (te amo girl!)

For Persé: Mirá Persé, traté y traté de hacer un Sirius/Liz, pero no te conozco lo suficiente como para saber que esperabas, y traté de hacer un Sirius/Remus, pero los slash no me gustan ni se me dan bien, asique hice un Sirius/James/Remus con una chica que interpreto como vos, en un papel secundario pero espero, no menos importante.

No se que tal salió, no es mi costumbre escribir Harry (por lo menos todavía) pero espero que te guste. Y se sincera: si es una mierda, decime, bajo la cabeza y sigo practicando.

Acá va, espo de mi corazón!!! Te quiero mucho, mucho!!!

Feliz Navidad ;)



El plan

__Y… ¡va! __ gritó James, y salió pitando por el pasillo hacia la puerta. Filch acababa de salir, era el momento perfecto.

El plan era simple, si todos lo hacían bien: para liberar a Liz (la chica a la que no le podía quitar los ojos de encima Sirius) tenían que entrar al despacho el celador, robar la llave del cajón de chicos malos (ese estúpido cajón donde guardaba los ficheros de todos los alumnos que se portaban mal, para después restarles nota; y en donde ellos tenían su propio compartimiento de lujo) y extraer el recientemente creado de Liz, para borrar la reciente acusación por llenar el baño de chicas de detonadores bomba que lo habían dejado casi inutilizado, en lo que ella no había tenido nada que ver, y que si era llevado ante el Director como el viejo había anunciado, significaría una fea notificación a los padres de la muchacha. Liz estaba desesperada, porque su madre era muy severa, y Filch no le creía la verdad. Y además eso arruinaría sus posibilidades de ser Premio Anual, cosa por lo que la chica se había esforzado mucho todo el año y para lo que se necesitaban notas de comportamiento perfectas.

Todo eso lo habían oído de Priama, la mejor amiga de Liz y compañera de clase de los tres, diciendo que ella no paraba de llorar; asique… era decisión grupal el tomar acciones drásticas. Lo harían rápido, bien; borrarían esa injusta acusación y librarían a Liz de un castigo no merecido.

Y Sirius quedaría como un héroe. Y probablemente se animaría a invitarla a salir, que era el objetivo final del plan. Todo de la mente maestra de James; después de todo Sirius era su mejor amigo, y esos eran la clase de favores que podía hacer por él.

Y claro: burlarse de él cuando se estuviera besuqueando con Liz por los pasillos sería la justa retribución a su esfuerzo (y al arriesgar su cuello, claro). Pero por el momento la perspectiva de divertirse un rato con la desesperación de Filch era el mejor regalo que podía esperar. El viejo celador no contaba con una memoria muy buena, y sin ese archivo no podría acusar a nadie, por más que se empeñara en protestar y patalear. Eso sería divertido de ver.

Como marcó su cronómetro (y el Mapa del Merodeador) Filch salió a las cinco en punto directo hacia la Biblioteca, con la excusa de limpiar los pasillos. Era cuestión de rapidez: cuando la puerta del despacho de Filch se cerraba, era imposible volver a abrirla.

James fue el primero en llegar, metió la mano por la rendija y frenó la puerta. Después vino Sirius, y por último Remus. Los dos primeros pasaron adentro, mientras que Remus se quedó en la puerta.

__ Muy bien, ya saben que hacer __ dijo James-. Remus, vigila que Filch no venga. Sirius, tú busca en los cajones, yo veré en su escritorio.

__ Pan comido __ dijo Sirius con optimismo, y gravemente se puso a revisar con rapidez los cajones.

Remus se quedó de campana en la puerta, mirando con atención el Mapa, y James se lanzó hacia el escritorio de Filch, pero cuidando de no desordenar nada.

__ ¿Crees que si le robamos el fichero dejará en paz a Liz? __ preguntó Sirius entre el mar de papeles.

__ Seguro. No es un tipo listo, y no podrá acusarla si no tiene pruebas. Además no podemos permitir que le imponga un castigo por algo que no hizo. Limpiar toda la Sala de Trofeos no es tan terrible, pero es suficiente para que a cualquiera le queden las manos como pergamino duro __ terminó levantando las cejas.

A Sirius le corrió un estremecimiento por el cuerpo y sacudió la cabeza.

__ Ugh __ dijo temblando de solo pensarlo-. No, gracias. Necesita esas manos para mí.

Hasta Remus se río desde la puerta. Las carcajadas de James resonaron desde abajo de la mesa.

__ Primero espera a que tengamos la llave. Después podrás hacerte el galán todo lo que quieras, y no me quejaré __ le contestó.

Siguieron buscando, pero cada vez costaba más encontrar esa pequeña llave.

__ ¿Siquiera sabes como es? __ preguntó Remus desde la otra punta.

__ La vi una vez __ respondió Sirius sin dejar de buscar, con la mirada fija en el contenido de los cajones-. Es pequeña y dorada… la vi en una ocasión cuando Filch fue a cerrar la Sala de Trofeos porque la inundamos de bombas fétidas con James.

__ ¿Bombas fétidas? __ se extrañó Remus girando bruscamente la cabeza-. ¿Y eso cuando…?

__ Tú estabas enfermo __ intervino James, con la cabeza hundida bajo el escritorio, tanteando en los compartimientos secretos-. En la enfermería ¿recuerdas?

__ Ajá __ asintió Sirius, y siguieron buscando.

__ No entiendo por qué la tiene con acusarla a ella… __ murmuró el muchacho pensativo.

__ Porque fue la última en entrar al baño antes de que explotara, sólo por eso __ dijo Sirius rechinando los dientes-. Y nadie vio al verdadero culpable.

__ O verdadera __ apuntó James.

__ Si lo atrapara… __ murmuró amenazante el moreno-. Agh. Como sea, no pienso dejar que Filch le arruine la vida a Liz. Ella no se lo merece.

__ No voy a preguntar desde cuando te importan tanto los demás porque se que es sólo ella, pero ¿no crees que es un poco exagerado meternos aquí sólo porque te gusta? __ Remus se interrumpió cuando vio la mirada fulminante que le dirigió Sirius-. Bien, supongo que no __ admitió alzando las manos.

__ No es sólo porque me gusta. Es que la quiero __ dijo en voz más baja-. Ella es muy buena persona… si fuera otro no me importaría, pero Liz…

__ Y recuerda que esta es la gran oportunidad de Canuto de impresionarla con su gran desinterés __ se burló James con ironía, con la cabeza desaparecida bajo los muebles.

Sirius le tiró con un portapapeles.

Debieron de estar por lo menos quince minutos en el despacho, y la verdad fue que lo dieron vuelta patas arriba, pero no encontraron nada. James estaba a punto de subirse sobre la silla a asomarse a los estantes cuando un grito de Remus resonó desde la puerta.

__ ¡Es Filch! __ exclamó, y Sirius dejó caer la tapa de la tetera que tenía en las manos-. ¡Viene por el pasillo! ¡Larguémonos de aquí!

Los dos chicos mayores salieron despedidos hacia fuera, y Remus corrió con el Mapa hacia el aula de enfrente. Primero salió Sirius, y detrás de él, casi empujándolo, James se metió por la puerta.

Ni dos segundos más tarde se escucharon los pasos pesados de Filch, de regreso.

__ Hazte a un lado.

__ ¡Tú córrete!

__ ¡Cállense los dos! __ los forcejeos de Sirius y James por mirar por la rendija de la puerta callaron bruscamente con un golpe sordo, un par de ayes y el ceño fruncido de Remus. Al final los tres terminaron asomándose, y un momento después Sirius encastró los dientes furioso.

La llave dorada, pequeña y condenada, pendía del cuello del celador, sujeta a un simple cordón de cuero.

__ Maldito __ masculló, y James se mordió el labio.

Habían dado vuelta la maldita habitación para nada.

__ Bueno, ahora por lo menos sabemos como se ve __ apuntó Remus encogiéndose de hombros.

Sirius y James lo miraron con unas caras de incredulidad tales que al final se dio vuelta.

__ ¿Qué? __ preguntó con inocencia.

James giró los ojos y volvió a fijarlos en Filch, y Sirius bufó.

__ Si, claro, ya sabemos que es dorada, brillante y que pende del maloliente cuello de Filch. ¿Ahora que hacemos? __ le espetó con sarcasmo.

__ ¿Por qué no se la pedimos? __ ironizó James.

Sirius giró los ojos con impaciencia.

__ Oh, si, claro. Adelante.

__ Estoy hablando en serio __ dijo James, y clavó sus ojos en Sirius-. ¿Te interesa Liz o no?

__ Si.

__ ¿Realmente quieres librarla de esto?

__ Si.

__ ¿Estás dispuesto a hacerlo todo?

__ Si.

__ ¿Realmente todo por ella?

__ ¡Si! __ respondió Sirius perdiendo la paciencia.

__ Bien. Entonces lo haremos todo __ aseguró el chico-. Tenemos hasta mañana por la mañana, cuando Filch le lleve las noticias a Dumbledore y pida el castigo de Liz. Para entonces tenemos que tener ese archivo.

__ ¿Algo que no sepa, Brainman? __ preguntó Sirius alzando una ceja.

__ Si. Lo haremos esta noche __ comenzó James, ya empezando a trazar un nuevo plan en su mente-. Mientras todo el castillo duerme. Filch estará en su habitación detrás de la oficina, y seguramente se quitará la llave para dormir. Lo más probable es que la deje en ese llavero que vimos en la pared __ musitó recordando-. Como sea: nos meteremos en mi Capa Invisible, tú y yo __ señaló a Sirius-, iremos por la llave. Remus…

__ No olvides a la Señora Norris __ lo interrumpió el chico.

James bufó.

__ A eso iba __ dijo en susurros-. Tú te encargarás de la Señora Norris.

Remus alzó una ceja.

__ ¿Yo?

James asintió sonriendo con malicia. Remus le devolvió el gesto.

__ ¿Me la puedo comer? __ preguntó, y los tres se echaron a reír.

__ No, un encantamiento silenciador para que cierre esa bocota será suficiente __ respondió James-. Lo demás irá sobre ruedas.

Sólo Sirius bufó de protesta.

__ ¿Qué? __ preguntó James sorprendido.

__ Nada. Sólo envidio la parte de Remus __ dijo con falsa tristeza-. Es que siempre he querido darle una buena patada a esa gata majadera.

Las risitas de Remus y James resonaron como un eco en el aula vacía.

Al final, con el plan armado y las cosas decididas, los tres echaron a andar hacia el Gran Comedor, evitando cuidadosamente a Filch; y hablando de cualquier otra cosa se olvidaron por un rato del tema.

Media hora después, sentados en la mesa de Griffindor pudieron ver muy claramente a Liz, en la mesa de enfrente, y su rostro bastó para recordarles todo. La chica no probó bocado en toda la hora y tenía una cara de tristeza tal que hasta a James se le fue el buen humor. Sirius estaba que crujía los nudillos, y no paraba de echarle miradas furiosas a Filch.

__ Tranquila, Liz __ musitó para si, bajando la mirada frustrado-. Esta noche se va tu tortura __ y echó mano a un pedazo de tarta que tenía enfrente, masticándola para alivianar el enfado.

__ Lo único que me da lástima es que Colagusano se haya enfermado justo ahora __ comentó Remus mientras mascaba un caramelo-. Con él hubiera sido todo mucho más fácil.

__ Si… __ musitó pensativo James-. Y Norris se lo hubiera comido __ Sirius y Remus ríeron tanto que el chico casi se ahogó con el caramelo. Y la cara de Sirius mejoró un poco, que era el objetivo del chiste.

Pero se le escurrió de nuevo cuando volvió a fijar la vista en la hermosa chica de Ravenclaw, y los ojos tristes que clavaba en el plato vacío. No, no podía verla así… aún si le costaba la matrícula en Hogwarts, iba a robar ese maldito fichero de Filch, e iba a lograr sacarle una sonrisa de nuevo. Esa sonrisa que lo enloquecía, que la hacía ver tan atractiva, tan bella… Si, esa noche.

Suspiró y bajó la mirada otra vez.


Subo pronto el próximo!

No me apuren... no me apuren...

;) Vale rewiev