-Ba-¡bastardo! – Mi mente me traicionaba, no podía pronunciar nada coherente…y todo era su culpa.
La culpa de esos ojos verdes, su color parecía tener vida propia…,la culpa de esa piel tostada, tan suave…,la culpa de esa brillante sonrisa que te hace olvidar tus problemas, la culpa de ese cuerpo tan bien formado que te hace sentir seguridad…,la culpa de ese trasero tan delicioso que te invita a..-negaba con mi cabeza algo avergonzado- La verdadera culpa la tenía el, aquel estúpido bastardo español que me hacía actuar como una adolescente enamorada. ¡Y no lo soy!...No soy mujer…
-¡Lovi ~!, Lovi~ ¡Por favor!- Decía mientras un hermoso puchero adornaba sus labios-
-N-no ¡No lo haré bastardo! –No podía darle el gusto. ¡Realmente no podía! Mis manos trataban inútilmente de alejarle, empujándole por el pecho, pero el rodeaba mi espalda con sus fuertes brazos, acercándome a él, evitando que huyera.
-Lovino…- Podía sentir como sus palabras chocaban en mi cuello, podía incluso sentir la forma de cada letra en él para después alejarse y fijar su vista en mi, esperando ansioso una respuesta.
-¡T-te amo bastardo! –Mis ojos brillaban por unas cuantas lágrimas que no dejaba salir y mis mejillas estaban siendo adornadas por un ligero rubor-
-T-te amo…demasiado—lo suficiente como para decir, que te has llevado contigo la poca cordura que me quedaba
