Hola! Pues aquí inicia el three-shot que prometí. Es un podo distinto de lo que escribo habitualmente, al menos de "Tiempo" pero sigue con mi pareja favorita Kazu/Heiji. Mi plan era escribir los tres capitulos en Navidades e ir publicando uno cada semana. Pero una es vaga, y encima me leí un libro que me inspiró y tengo un capítulo de otra historia, de formato largo, con nuestros queridos protegonistas y un maravilloso asesino en serie, asi que si a alguien le apetece la idea y es de mi estilo de escribir que me diga, porque una sin presión escribe muy de vez en cuando y con un compañero sería más fácil (o eso creo). Pues nada,os dejo con la historia.
ECUACIONES DIFERENCIALES
INCOGNITA X
Las clases habían terminado hacía tiempo y los pasillos se hallaban semivacíos. Dos chicos caminaban ajenos a las miradas de las pocas féminas que quedaban retardadas en los pasillos. Ellos eran así, siempre ajenos a todo aquello que no fuese parte de su obsesión: el crimen.
-Este plan no tiene ni pies ni cabeza, Heiji, en cuanto empieces a hablar nos va a mandar a la mierda-el chico de ojos azules suspiró cansado, maldiciendo el momento en que había abierto la boca, si se hubiese quedado callado, como siempre hacía, ahora no estaría camino al matadero, porque si estaba seguro de algo, es de que alguien iba a morir aquella tarde, sólo esperaba que el cadáver fuera el de Hattori Heiji.
-¡Hey, venga! ¡No me digas que te da miedo! El plan no tiene ningún fallo- el de Osaka parecía realmente emocionado. Llevaba la chaqueta del uniforme medio arrugada en su mano derecha y la corbeta floja cayendo por el pecho-pensé en Sonoko, pero ya sabes, esa mujer no puede mantener la boca cerrada...
-¿Por qué no lo dejamos y ya?
-¿Estás de broma? Para una vez que te decides no pienso dejar que te eches atrás.
-Pues aplícate el cuento, que conmigo te parece fantástico, pero si se trata de ti- su amigo lanzó inconscientemente una mirada amenazante- en serio, ¿Estás seguro? ¿Hasta donde tendremos...?
-Hey,hey,hey, no puedo pensar en todo, con que no te sobrepases estará bien, sino sus padres me matarán, por no hablar de la vieja...-rodó sus ojos, no había un ser humano que le diese más miedo que su madre, había sufrido sus castigos, y había visto sufrirlos a su padre, kuso...esperaba no acabar con una mujer como ella.
-De todas maneras, ¿No prometiste que no interrumpirías sus prácticas? Creo que te amenazó con una patada en...
-Bah, tranquilo, siempre exagera, lo único que quiere es que no la vea hacer el ridículo y me parta de risa, y lo haré por ti, amigo, lo haré por ti-pasó un brazo por su espalda y le acercó a él para darle un golpecillo amistoso en la cabeza- Kudo, piensas demasiado.
-Y tú demasiado poco, Hattori, ¿Alguna vez piensas en las consecuencias?-se quejó golpeando en broma el estómago del moreno-aunque para algunas cosas aún sigues siendo demasiado lento.
-¿Te recuerdo quien encontró aquellos trozos minúsculos de loza incrustados en el bolso del asesino la última vez?- ante él el de Osaka se hallaba parado en una pose orgullosa con el pecho hinchado, Shinichi volvió a suspirar resignado pasando de largo a su amigo el pavo real.
-Sí,sí,sí, pero la lógica no funciona para todo en la vida, Hat-se paró ante las dobles puertas que conducían al salón de actos del internado.
-Oh, vamos, quizá no quiera hacerlo por ti, pero por ella...-calló al ver como Kudo se llevaba un dedo a los labios y abría la puerta. La música se oyó con claridad mientras siluetas recorrían el escenario de un lado a otro, incesantes en su esfuerzo. Parpadeó un par de veces, y le costó reconocerla, no recordaba la última vez que la había visto con el pelo suelto, o quizá sí y se empeñaba en olvidarlo. Frunció el ceño involuntariamente mientras observaba el vestuario femenino: una camiseta de tirantes y unos shorts de lycra. Y como si eso no fuera poco, Okita Shousi se movía sin alejarse más de un metro de ella con una sonrisa en los labios.
-Será gilipollas...-murmuró mientras tomaba asiento al lado de su amigo en las últimas filas. Como siempre, las luces de la sala permanecían apagadas a excepción del escenario, así que ellos quedaban sumergidos en la sombra. Permanecieron en silencio, observando, hasta que unas voces delante de ellos les distrajeron.
-¿Crees que Okita lo logrará?
-Mmm...no lo sé, ya sabes cómo es, y ahora tiene una oportunidad de lujo.
-Sí, quién iba a pensar que aceptaría el lugar de Mouri, me hubiera gustado ver la cara de Okita cuando se entero...Toyama Kazuha en su grupo...
-Te puedes imaginar, lleva detrás de ella desde la secundaria, pero con Hattori pegado al culo de ella todo el día...no ha podido acercarse a ella sin arriesgar la cabeza.
-Pero, ¿Tienen algo? En mi clase dicen que están liados, o que algo ha pasado entre ellos porque los celos de Hattori...
-Así que mis celos, ¿eh?-los dos chicos se tensaron al instante al reconocer la voz y notar la presencia del detective apoyado en el respaldo de sus asientos. Habían sido descubiertos, se giraron con miedo, encontrándose con la cara sonriente del moreno. La habían cagado.
-¡Ah! ¿Qué hay Hattori? Va son tonterías, cosas que se dicen por ahí... no es que nosotros lo pensemos, a la gente le gusta hablar...
-Sí, hay idiotas que hablan demasiado-añadió con una mueca amenazante que les hizo estremecerse, no en vano era el capitán del equipo de Kendo que había llegado a las finales del campeonato estatal juvenil- esa aho no sabe cuidarse sola, nuestros padres me obligan a esto desde que éramos pequeños, eso es todo.
-Cla...claro Hattori, lo que tú digas, de todas maneras ya nos íbamos, se nos ha hecho tarde- ambos se levantaron, se inclinaron levemente y desaparecieron con rapidez.
-Te has pasado-apuntó Kudo a su lado segundos después-no hacía falta amenazarles.
-No lo creo, decían demasiadas tonterías-se dejó caer una vez más en el asiento, mientras sus ojos seguían vagando por el escenario. Calló unos segundos, la ira iba cediendo espacio a la duda- ¿Crees que Okita...?
-Ajá-confirmó el de Tokyo con una sonrisa- para ser el mejor detective del oeste, has tardado bastante en darte cuenta.
-Seguro que lo hace para joderme-murmuró sin apartar la vista del enemigo.
-Por la forma en la que la mira, creo que hay mucho más que eso- él se mantenía tranquilo, dudando cuánto más tardaría su amigo en saltar. Los chicos de antes no habían dicho más que la verdad, por mucho que a su amigo le hubiese fastidiado, y si a la ecuación le sumas a Okita...
-Es un gilipollas, un maldito gilipollas, no tiene la menor oportunidad-apretó los dientes al ver lo cerca que se encontraban los protagonistas de su conversación a unos metros de ellos.
-No es por fastidiar, pero creo que estás viendo lo mismo que yo-señaló el escenario, donde la pareja había acortado distancias, de sus cuerpos, de sus labios...
-No pienso permitirlo- Hattori se levantó dispuesto a hacer algo con rapidez, pero paró en seco.
-¡Es todo por hoy, chicos! ¡Nos vemos el viernes!-ante las palabras mágicas de la profesora se separaron, respiró aliviado sin darse cuenta, retomando su lugar a la espera de la chica.
Shinichi volvió a sonreír a su lado, ella tenía razón: su amigo era un auténtico aho.
-¿Qué me dices? ¿Te apuntas?- él la miraba buscando una respuesta, ella sonreía nerviosa.
-Lo siento, pero con esto de que os estoy ayudando en la actuación mientras Ran se recupera, y mis actividades de aikido y natación apenas llego a terminar lo de clase- sabía que sonaba a excusa, aunque en un ochenta por ciento fuese verdad.
-Ya en serio, Kazuha-san, si es por Hattori no te preocupes, esto no es una cita, iremos todos el viernes- insistió, intentando excusarse de cualquier manera para conseguirlo, ¿Por qué iba a rechazar ella una quedada de amigos? Y a partir de ahí, podría ir acercándose poco a poco a ella- Ran puede venir también, seguro que os lo pasaríais bien.
-Se lo comentaré, pero no creo que podamos, Okita-kun, voy fatal con física y debo mantener el promedio-aquello se había convertido en algo más que una intuición, mientras las palabras de su amiga bombeaban en su cabeza- tengo que irme, quedé con Ran en que me ayudaría a terminar los ejercicios para mañana.
-Claro, nos vemos por clase- ella se iba, como siempre, intentó alargar el momento unos segundos agarrándola del brazo- Piénsalo, ¿Vale?
-Ajá- murmuró ella antes de seguir su camino. Se alejó rápidamente hasta llegar a su bolsa de deporte abandonada en la segunda fila. No quería parecer que huía, pero Okita había empezado a ponerla nerviosa, muy nerviosa, desde que Ran le había quitado la venda de los ojos. ¿Todo aquello era real? ¿Podía haber estado tan ciega? Recordó de nuevo la charla que había tenido con ella la noche anterior.
Flashback
-Agh, no entiendo nada, ¿De verdad esto sirve para algo?-tiró con desesperación el bolígrafo sobre los apuntes y se tumbó en la cama.
-Paciencia, ¿Qué es lo que no entiendes esta vez?
-Déjalo, no entiendo nada, es imposible que logre comprenderlo para mañana, lo intentaremos el fin de semana-recogió las hojas y las dejó en el suelo al lado de la cama- y mañana práctica...agh...más vale que esas clases de física valgan la pena.
-Hey, pero te tratan bien, ¿No? ¿Has tenido algún problema?
-No, para nada, todos han sido muy amables, sobre todo Okita-kun, pero no me gusta.
-¿Okita-kun o la actuación?- Kazuha saltó como un resorte de su cama sonrojada.
-¿Qué?- Ran se rió al ver su reacción.
-¿Qué es lo que no te gusta?
-Las prácticas, claro-sus mejillas estaban sonrojadas- ¿A qué ha venido eso de Okita-kun? ¿Por qué no me iba a gustar?
-¿Realmente sabes a lo que me refiero, Kazu?- la de Osaka enarcó una ceja.
-¿De si me cae bien?-preguntó ingenua.
-¿No te has dado cuenta?-Ran la miraba incrédula.
-¿De qué?
-A Okita-kun le gustas, todo el mundo lo sabe- la afirmación hizo que Kazuha enrojeciese hasta la raíz del pelo.
-¿Qué tonterías estás diciendo? No es nada de eso, sólo intenta ser amable ya que les estoy haciendo un favor.
-Y luego dices que la ingenua soy yo-murmuró sonriendo- ne, Kazu, ¿Qué harás si te dice algo?
-Eso...eso no va a pasar-tartamudeó nerviosa.
-¿Y si pasa?-la presionó un poco más- esto viene de hace tiempo, más de lo que crees.
-Heiji no lo permitirá-suspiró aliviada.
-Hattori no estará las veinticuatro horas, y Okita lo va a intentar, Kazu, de eso no hay duda- tomó asiento en la cama junto a su amiga- ¿Te has parado a pensarlo en serio alguna vez?
-¿El qué?
-Ya sabes, salir con alguien y eso, tenemos dieciséis años...creo, creo que sabes de lo que hablo, y aunque no lo hayamos hablado, hay alguien, ¿no?
-No tengo nada de que hablar, Ran, no tengo tiempo para esas cosas, no me interesan.
-Vale, Okita no, ¿Y Heiji?
-¿Heiji qué? Es mi amigo.
-¿Sólo eso?
-Ran, ¿Has visto cómo me trata? Dios, tendrías que estar loca para pensar que me puede gustar ese baka.
-Las dos sabemos que para ti es especial...
-Eso es porque nos conocemos desde pequeños, como Kudo y tú, y por si fuera poco, no sé porqué nuestros padres se empeñan en que me proteja como si fuese mi hermano mayor.
-¿Lo ves como un hermano?
-Claro que no, ese idiota y yo nunca podríamos compartir genes.
-Y entonces...¿Qué es para ti?
Fin Flashback
No había contestado a la pregunta, se había servido de evasivas como que estaba muy cansada para eso, refugiándose en su cama para no pensar. Pero lo había hecho. Hattori Heiji suponía siempre la x en la ecuación, y en este caso, se encontraba ante una ecuación de cuarto grado que parecía irresoluble.
Suspiró y sujetó su cabello en una cola alta, como siempre, fue entonces cuando notó en la oscuridad dos ojos verdes que la observaban atentamente, unos ojos que reconocería en cualquier lugar del mundo.
-¡Heiji! ¿Qué demonios estás haciendo aquí?-cogió la bolsa colocándola por encima del hombro y se dirigió cabreada hacia su amigo- Creo que te dejé bien claro que... ¿Kudo? ¿Qué haces tú también aquí? ¿Acompañando a este idiota?-estaba dispuesta a pegarle con la bolsa al de Osaka hasta que vio al de Tokio, era extraño que Shinichi estuviese allí, normalmente Heiji se bastaba el sólo para hacer alguna de sus estupideces, porque sólo eso podía justificar que él estuviese ahí tras su amenaza de castramiento.
-Hola Toyama, hemos venido a hablar contigo- Kudo se levantó poniéndose de barrera entre los de Osaka, podía ver las miradas asesinas entre ellos, y aunque acostumbrado, decidió poner tierra de por medio, la necesitaban de buenas para que les ayudase.
-Mmm...¿Los dos?-enarcó una ceja mirando a Shinichi, pudo darse cuenta que estaba nervioso y pensó que quizá por una vez aquello sería algo importante- de acuerdo, vámonos de aquí.
-¿Vamos a nuestro cuarto?-sugirió el ojiazul. La chica miró el reloj y negó con la cabeza, el límite horario para visitar las habitaciones del sexo contrario había expirado hacia veinte minutos- ¿Probamos con el dojo? ¿Tienes las llaves, Hat?
-Claro-rebuscó en el bolsillo y sacó un reluciente manojo de llaves-es lo que tiene ser capitán- recogió la chaqueta arrugada que estaba en el reposabrazos-toma, hace frío como para andar así a estas horas- Kazuha la cogió y la miró como quien mira un extraterrestre.
-Debe ser algo gordo lo que me queréis pedir para que un baka como tú intente comportarse educadamente-tomó la chaqueta y se la puso, le quedaba grande, pero era acogedora, estaba tan acostumbrada al olor de Heiji como al de ella misma, sólo que el de él todavía lograba distinguirlo.
-Yo soy muy educado, eres tú la que eres una salvaje, aho-y ahí iban una vez más.
-¿Serás...? Agh, me voy a mi cuarto, que te den Hattori-se giró airada cambiando el rumbo hacia los dormitorios femeninos. A Heiji no le dio tiempo a hablar, Kudo le había asestado un buen golpe en la nuca en modo de reproche, así que el moreno decidió cambiar las palabras que pensaba decir.
-¡Hey, Kazu! No quería decir eso, ¿vale? ¿Puedes venir con nosotros?-la chica se quedó parada sin voltearse y maldijo por lo bajo, sin llegar a ser oída por los chicos.
Era una idiota, una estúpida idiota que iba a caer de nuevo. Heiji siempre le hacía hervir la sangre, pero en el momento que le decía un par de palabras amables la ira desaparecía y algo dentro de ella le obligaba a seguirle. Idiota, una auténtica idiota. Se giró con la cabeza en alto y llegó a su altura, manteniendo la vista en el de Osaka.
-Iré, pero será mejor que te comportes, estoy cansada, sudada y cabreada con el sexo masculino-enumeró con los dedos.
-Entonces quizá sea mejor dejarlo para otro día-soltó Kudo apoyándose en la pared.
-¿Y dejar que te eches atrás? Ni de broma-tomó de una mano a Kazuha y por la otra a Shinichi y empezó a tirar de ellos hacia el dojo- esto lo vamos a solucionar hoy.
-Estoy empezando a asustarme, Kudo-la chica miró a su compañero de arrastre sin entender nada.
-Haces bien en ello.
-¿Que tengo que hacer qué?-el grito de la chica resonó por todo el dojo. Era una broma, aquellos idiotas llevaban aburridos toda la tarde y aquella idiotez era lo mejor que se les había ocurrido para matar el tiempo.
-Lo que has oído- refutó el moreno tapándose los oídos- no es tan difícil, un par de veces, que ella lo vea...
-Esto es absurdo, no tiene sentido...-se sentó a una distancia prudencial de ellos, pasando su mirada de uno a otro aún incrédula.
-Es un buen plan, Kazu, ella se dará cuenta de que le importa-la sonrisa de Heiji parecía sincera, realmente creía en ello.
-Yo tampoco lo entiendo, Toyama- el de Tokio miraba expectante a la chica, entendiendo su conflicto-así que si no...
-Acepto-pronunció mirando a Shinichi. Estaba cabreada, cabreada con Hattori por aquel estúpido plan, cabreada por haber pensado en ella, cabreada porque después de lo que acababa de pedirle quedaba claro que a él le importaba una mierda en aquel sentido- será mejor que me empieces a llamar por mi nombre, Shinichi-kun.
-¿Qué...qué estás diciendo? Tú eres su amiga, creí que te opondrías, que...-estaba estupefacto, esperaba que al hablar con ella, se negase y aquella surrealista idea se quedase en una más de las idioteces que Hattori Heiji había planeado en su corta vida.
-¿No es genial?- el de Osaka abrazó a cada uno con un brazo sonriente- ¿Quién te iba a decir que ibas a ser el primero Kudo?-se levantó del suelo y se estiró- mañana haré correr la nueva noticia.
-Heiji, ¿Por qué no lo pensamos un poco más y...?
-Venga, Kudo, alégrate, en unos días verás como Ran está a tus pies-se dirigió hacia la salida, jugando con las llaves en la mano- estoy deseando ver la cara que ponen todos cuando se enteren.
-No es para tanto-ella se había levantado e intentaba controlarse para no golpear aquella cabeza de pollo que parecía tener su amigo de la infancia. Esto lo hacía por Ran. Y por ella también. "¿De verdad te importo tan poco, Heiji? Será un placer comprobarlo."
-¿Qué no?- se giró para encararlos- Es la noticia del año: Kudo y Toyama de novios. ¡Buf! ¡Estoy impaciente! ¡Seguro que nadie se lo espera!
Shinichi les siguió arrugando el ceño, era imposible que alguien se lo esperase y le parecía todavía más difícil que lo creyesen, sin embargo tenía una intuición sobre todo esa historia: aquello solo traería problemas.
