Capitulo Uno – Recuerdas Macross
Haber que tal me funciona este fic, es mi muy humilde homenaje a mi película favorita, Casablanca, después de 70 años de haber sido filmada esta simple historia de amor ambientada en la segunda guerra mundial continua siendo un referente de como hacer cine, si no la han visto se las recomiendo ampliamente. La vi hace dos fines de semana y pensé que Rick y Lisa harían unos fantásticos Rick e Ilsa, vaya hasta los nombres coinciden.
La guerra lo ha cambiado, así como lo hizo con el resto de la humanidad para ser exactos, pero él no puede hablar de como la madre de todas las guerras afecto a millones de personas, solamente puede opinar sobre el largo y difícil camino que le toco recorrer, desde el jovencito enfundado en un llamativo traje de vuelo color amarillo que llego a la isla Macross, a lo que se ha convertido… el cínico dueño de un bar en lo que alguna vez fue el bastión de la nueva era de la humanidad.
Recuerda perfectamente cada uno de los pasos que lo llevaron a ser esta persona, tan diferente al joven idealista y enamoradizo que llego a visitar a su mejor amigo el día que la humanidad se enfrasco en su más grande aventura. Quien le diría que el camino que tomo al unirse a la fuerza aérea, más por necesidad que por convicción; terminaría en esto.
Fueron años los que le tomaron transformarse, años en los que vivió lo que nadie de su corta edad debería enfrentar, sin embargo él tuvo que hacerlo sin su familia a su lado, solamente aquellos amigos que cosecho y que a la larga se convirtieron en su nueva familia.
Durante todos y cada uno de los días de su vida desde su llegada a Macross tuvo que salir a poner su vida en riesgo para defender a toda la humanidad; eso se esperaba de un piloto, salir y partirse el alma, mientras le reza a su deidad de cabecera que no le vuelen el trasero. En esos años cuando formaba parte de la tripulación del SDF1 y la esperanza de la tierra, tuvo más victorias que derrotas, aunque estas últimas le habían robado poco a poco su humanidad, uno no puede pasearse frente a la muerte y escupirle la cara sin cambiar, y eso fue lo que hizo durante esos años, escupirle la cara y decirle vete al carajo conmigo no podrás.
Realmente no fue justa la vida al poner sobre los hombros de un chico inmaduro de Ohio todo el peso del mundo, mierda apenas unos meses había iniciado la universidad y tenía toda la vida frente a él, soñaba con ser veterinario para ayudar a sus padres en la granja, pero antes deseaba conocer el mundo, tantos países de los que solamente había leído, empezaría con México y su vasta cultura y hermosas playas, tenía todo el tiempo del mundo para sentar cabeza y casarse. Pero la vida es lo que sucede cuando haces otros planes, y su destino tenía un sentido del humor bastante retorcido, de repente por estar en el lugar menos indicado en el peor momento se vio envuelto en la peor de las guerras que la raza humana hubiera enfrentando.
Le tuvo que decir adiós a sus sueños de ser veterinario, conocer el mundo, los cabrones Zentraedis le habían robado esa posibilidad cuando decidieron atacar con toda su armada, las hermosas playas y pirámides de México habían sido destruidas, lo dejaron sin granja y familia que ayudar.
Comenzó a volar a los 18 años, a los 21 ya era líder de escuadrón y responsable de la vida de cinco otros jóvenes, a los 22 tuvo que lidiar con la muerte de uno de sus subordinados y de su mejor amigo en cuestión de semanas, fue uno de los lideres del contrataque a las fuerzas de Dolzar; siempre luchando, tratando de proteger a los pocos seres queridos que le quedaban. Que clase de vida mierda es esa, sin tiempo para disfrutar su juventud, con temor de encariñarte con alguien por no saber si moriría en la próxima batalla.
Su familia falleció durante la lluvia de destrucción de los Zentraedis, su primer amor lo dejo para perseguir su sueño de volverse famosa, su divertido amigo Ben Dixon murió bajo sus ordenes frente a sus ojos, pero Roy… Roy fue lo más difícil que tuvo que superar, su amigo y mentor, su hermano mayor lo dejó cuando tuvo que suplirlo por estar herido. Perderlo fue difícil, pero ver a Claudia Grant destrozada, ver a la mujer más optimista del mundo perder la fe, eso puede romperle el corazón a cualquiera.
Algunas de las personas más importantes de su vida se habían alejado, por la guerra o por elección, pero no todo fue malo en los últimos años, la amistad que había forjado con algunas personas era literalmente a prueba de bombas, los Stearling, Claudia Grant, inclusive las Conejitas del Puente, pero el faro que lo guiaba entre toda esa destrucción era ella, su brújula moral… la mujer que lo hacía sentir que todo era posible si estaban juntos. Si bien al principio la relación fue algo tirante, por no decir que literalmente se mordían la yugular en cada oportunidad que se les presentaba, fue evolucionando hasta llegar a ser la razón por la cual se levantaba todos los días.
Desde que su relación se convirtió en lo que estuvo destinada desde el primer día, ella se había convertido en el pilar de su vida, la persona por la que salía a pelear, el pensar que ella lo esperaba en casa vistiendo nada más que unas gotas de perfume era razón suficiente para acabar con todo lo que el enemigo le enviará.
Pero ella ya no estaba con él, un día simplemente se fue sin decir una sola palabra, y ahí fue cuando el perdió su esperanza y ganas de luchar, ya había perdido todo.
Nunca hubiera imaginado que ella lo dejaría sin ni siquiera una explicación, un día regreso a casa y ya no estaba, justo cuando más la necesitaba, cuando iniciaba una nueva batalla, una que requería de toda su concentración e inteligencia, ser líder de la resistencia dentro de un régimen totalitario no era cosa sencilla. Solamente dejo una nota – "jamás dejare de amarte" – una reverenda putada si le preguntan, me largo pero no siempre te amaré, que clase de persona hace eso.
Ahora un año después de haber leído esas palabras y de mantener la nota en su cartera como un recordatorio de su gran estupidez, Rick Hunter es uno de los exitosos dueños del bar más famoso de la capital Zentraedi, la perfecta pantalla para que su socio continúe con la resistencia, él todavía tenía una razón para luchar, más bien dos grandes razones que habían lograr huir hacía la libertad que Europa representa… Miriya y Dana. Si, Max tenía algo por que continuar con una batalla que ya estaba más que perdida, el todavía creía en el amor con todo su ser; pero no él su fe en ese sentimiento le fue robado por Lisa, la maldita lo había echado en su maleta cuando empaco sus pertenencias, junto con su álbum de fotografías y su corazón.
El por su parte adora el cinismo de tramar la caída del régimen Zentraedi enfrente de sus carotas, él ya no pertenece a la resistencia pero no por ello adora a sus nuevos líderes, los quiere ver caer y revolcarse, desea verlos desangrarse en un charco de sus propios fluidos, lo desea tanto o más que ver a Lisa humillada suplicándole que regrese con ella.
Lisa, en verdad la odia pero al mismo tiempo no puede olvidarla, la continua amando como lo ha hecho desde que la rescato de la Base Sara en Marte, pero no puede olvidar que lo dejo solo en medio del caos, lo abandono a su suerte a sabiendas que Khyron deseaba su cabeza, por que el eunuco Zentraedi no la ha tomado va más allá de su compresión.
- Rick, mierda Hunter… tierra llamando a Hunter – un golpe en la base del cráneo es lo que al fin logra sacar a su amigo de sus meditaciones
- Carajo Max, eso no era necesario
- Lo es cuando llego casi dos minutos tratando de llamar tu atención y tu estas en no se donde
- Tu sabes bien donde estoy – el tono utilizado por el atractivo joven del cabello oscuro y ojos azules le hacen entender a su amigo que no es necesario continuar con esa plática.
- Nuestro amado capitán Datier nos solicita una extensión en su cuenta
- Ya nos debe más de 100,000 dólares, no somos una casa de caridad sino un casino
- Si, pero no olvidemos que es la mano derecha de Khyron, y su personalidad es mucho peor que la de nuestro líder
- Lo se, como también perfectamente sé que el muy bastardo puede hacer que cerremos el negocio – suspira con fuerza para intentar tranquilizarse, nada le gustaría más que reventarle la cara al odioso Zentraedi micronisado – hagamos lo que tengamos que hacer para continuar ganándonos la vida, diez mil y eso es todo
- Vale, le diré a Vanesa que lo aprobaste
- Max – su amigo luce deprimido, Rick sabe que ese día en especial hace que todas sus defensas caigan
- Si
- Feliz Aniversario
- Gracias Amigo
Ciudad Macross, como demonios fue que se dejo convencer de regresar a ese lugar, la hermosa mujer del cabello pelirrojo sabe perfectamente cual fue la razón, pero aun así no puede evitar el leve y tan conocido cosquilleo en su cuerpo... él vive en esa ciudad, él ha aprendido a manejarla e inclusive ha triunfado en ella, pero no debe hacerse muchas ilusiones, no solamente porque no puede poner sus intereses personales por encima de su misión, sino por que seguramente él la desprecia con todo su ser.
Cuando huyo una tarde de verano con nada más que una pequeña maleta donde trato de guardar todos sus recuerdos, los buenos y los malos, pero sobre todo los de él, dejo atrás mucho más que su guardarropa y sus pertenencias, dejo su corazón. Sabe que él debe odiarla, y eso la ha matado lentamente durante el último año, pero tuvo que pensar en el bien común, salió de Ciudad Macross en las sombras acompañada de su mejor amiga embarazada y su pequeña hija, salvo sus vidas y llevo información vital al último a la nueva base de las fuerzas unidas, su amado Londres, pero a cambio lo perdió a él, al amor de su vida.
Salieron de incognito en uno de los últimos transportes no controlados por las fuerzas Zentraedis, que salieron del continente americano; por eso tuvieron que actuar rápido, antes de que cerraran las fronteras y todas las posibilidades de sobrevivir desvanecieran, desde entonces han vivido en su natal Londres, ahora regresa oculta bajo un puesto diplomático, uno de los tantos políticos que buscan mejorar las relaciones con esa parte del planeta, con el continente que perdieron a manos de un psicópata de nombre Khyron.
Lisa Hayes siempre ha sido así, sabe que esa es la vida que escogió al volverse militar, su responsabilidad enfermiza y a prueba de balas la aprendió de su padre. Desde muy pequeña lo vio abandonar todo por el bien común, como el solía llamarlo, alejarse de ella y su madre para liderar las fuerzas de su majestad y ayudar al mundo libre a sobrevivir la tercera guerra mundial. Así que ella creció sin un padre, y más tarde el destino quiso que también perdiera a su madre, quien perdiera su batalla contra el cáncer.
De Lady Fiona aprendió a dar todo por sus seres queridos, su madre le enseño que no hay nada más fuerte que el amor, y que debes darlo sin importar nada, a pesar de los dolores que la quimio le causaba jamás dejo de estar a su lado, de cuidar de ella y hacerla sentir feliz. Dar amor incondicionalmente fue lo que mejor aprendió de su madre, junto con el amor a los libros, el cine y la música. Su madre hubiera adorado a los dos únicos hombres que su corazón eligió, aunque diferentes ambos buenos hombres, leales y amorosos.
Cuando su madre murió ella contaba con 16 años, Elizabeth Fiona Hayes tomo la decisión de seguir los pasos de su padre; espero pacientemente dos años para poder unirse a las recién creadas fuerzas unidas, ahí fue donde lo conoció a él, al joven oficial científico al que le dio por primera vez su corazón, junto con su virginidad.
Karl Riber fue un remanso de paz en medio de la locura de la guerra, cuando estaban juntos olvidaban la destrucción que su planeta estaba sufriendo. A pesar de ser un genio, a veces demasiado parecido a Sheldon Cooper, estaba tan seguro de su intelecto que no tenía reparo en hacerse el tonto para robarle una carcajada, además de que a pesar de su buena cuna odiaba las falsas posturas de la aristocracia inglesa – "en la cocina se escucha reír, en la sala se ve sonreír… no me jodas, esas son puras estupideces clasistas".
Él adorable científico militar, que irónicamente era pacifista, la ayudo con su amor a superar la muerte de su madre, la ayudo a tener una meta más allá de la paz, tenían planes para el futuro, casarse y tener hijos estaban entre ellos, él continuaría con su labor científica pero aplicándola a elementos que ayudaran a mejorar la vida de la raza humana; ella regresaría a la universidad para estudiar literatura inglesa y daría clases en alguna universidad.
Pero el destino le volvió a pintar dedo, justo cuando ella estaba nivelando sus aspiraciones militares con su vida personal, Karl fue asignado a la Base Sara en Marte, solamente cuatro personas en el universo saben lo que sucedió en la semana que les dieron de licencia para despedirse, una de las más felices de su vida, cuando se despidieron se prometieron que harían todo lo posible para poder hacer realidad todos y cada uno de sus planes.
Destino de mierda… ocho meses después de su partida recibió la noticia. La hicieron bajaron del cielo mientras entrenaba en su caza, su sueño era ser piloto pero su padre siempre tuvo otros planes; recuerda perfectamente ese día, cada una de sus acciones desde que aterrizo su amado caza violeta, camino despacio a la oficina del oficial de la base, al llegar no era el Capitán Jenssen quien la esperaba, sino su padre. Sin ni prepararla siquiera le soltó la noticia que dejo malherida a la chica llena de esperanza y deseosa de vivir su vida – Atacaron Marte, el Teniente Riber se encuentra entre los desaparecidos – quiso gritarle que no era idiota, que desaparecido en Marte era sinónimo de muerto, pero solo pudo hacerle un saludo militar y preguntarle si eso era todo.
Puso su carrera militar frente a su dolor cuando le avisaron de la muerte de Karl en marte, aun cuando su corazón se rompió en mil pedazos, a pesar de su juventud ambos conocían los riesgos de la vida que escogieron. La guerra no te da tiempo para historias de amor, no importando lo que las novelas y películas nos hayan dicho en los últimos siglos.
No se permitió derramar ni una sola lágrima por Karl, su deseo de venganza fue mucho más grande, un deseo que jamás pudo satisfacer pues la guerra termino antes de que la asignaran al frente. Se prometió que haría todo lo posible para que reducir el número de jóvenes que sufrieran el mismo destino que Karl, que otras chicas tuvieran que pasar por lo mismo que ella, quedarse sola a tan corta edad.
Jodido destino, conocer el amor tan joven para quedarse sola a los 20 años; tocar la gloria del amor que te cuentan miles de libros, películas y canciones, para lugar caerte de jeta en el lodo de la soledad y del dolor causado por su muerte, una que no podría vengar.
Dejo de volar para convertirse en oficial y trabajo duro escalando posiciones hasta llegar a Ciudad Macross con un rango mayor al que jamás había ostentado una mujer de su edad. Quien diría que su vida realmente iba a comenzar en esa pequeña isla del pacífico.
Ahí conoció a Claudia Grant, un clon americano de su madre, la mujer que le ayudo a bajarle un poco a su alter ego, la reina de hielo. Divertida, sabía, elocuente y extremadamente inteligente. Se volvieron mejores amigas desde el primer día. Por asociación comenzó a tratar a Roy Focker, la pareja de su amiga, pero fue su personalidad lo que hizo que comenzarán una amistad.
Se divertía con las tonterías de las conejitas del puente, un trio de niñas locas pero buenas en su trabajo, pero después de Claudia quien más toco su vida fue el Capitán del SDF1, Bruno Gloval… quien a los pocos meses de conocerlo se convirtió en su segundo padre, de ella y de las otras cuatro jóvenes subordinadas del puente. Fue un buen año, a pesar de que los recuerdos de Karl, fluían libres durante la noche, y para ser sincera, una que otra vez, el 75% del tiempo, durante el día, su nuevo grupo de amigos le ayudaban a superar su tristeza, pero sin bajar del todo su fachada de cabrona de primera línea, la hermana maldita de Cruella deVille.
Pero nada la preparo para la llegada de él, de Rick Hunter… con su traje de vuelo amarillo friégame la pupila, look de no haberse cruzado con un cepillo en toda su vida, actitud de saberse buen piloto y mejor mozo. Pelearon por el tacnet, y ella no pudo evitar preguntarse, por primera vez en años, como besarían esos labios, que tan fácil podría ser perderse en esos ojos azules tan profundos como los de Karl.
Pero no quiso caer en la atracción inmediata que sintió por el jovencito cabeza dura, como podría confesarse a si misma que en el momento en que lo vio se sintió como hacía mucho tiempo no se sentía, pero tuvo que reconocer que si bien el chico se le hacía increíblemente atractivo también era menor que ella y totalmente alérgico a las reglas.
Su relación evoluciono poco a poco, sin darse cuenta, él comenzó a ocupar un lugar importante en su vida, sobre todo después de rescatarla de la Base Sara en Marte y jamás le mencionó a nadie lo que la siempre ecuánime Lisa Hayes estuvo a punto de hacer, dejarse morir abrazando la fotografía del joven que amo en su juventud.
Primero fueron amigos, se escuchaban y apoyaban mutuamente, ella siempre estuvo ahí para recoger los trozos que la niña bonita sin cerebro y un ego del tamaño del universo dejaba tras de si cada vez que lo abandonaba por su carrera. La odiaba por hacerlo sentir desechable, cuando realmente es alguien que merece lo mejor del mundo.
Se dio cuenta de que lo amaba cuando la rescato del Gran Cañón, cual princesa de cuento de hadas fue rescatada de la torre más alta por su caballero en su brillante caza. La abrazo con fuerza, realmente feliz de que hubiera sobrevivido a la batalla, la consoló por la muerte de su padre, por la muerte de Karl, no supo bien que fue pero solamente se dejo llevar por su dolor. La dulzura con que la abrazó, lo protegida que se sintió en sus fuertes brazos, como la dejó llorar y sacar todo el dolor que había guardado dentro de su alma durante tantos años. Ahí fue cuando se dio cuenta que no era cariño lo que sentía por Rick Hunter, sino un inmenso amor, podría inclusive afirmar que lo ama más de lo que llego a amar a Karl.
Después de una noche lluviosa se confesaron su amor, él dejo sus sueños juveniles con Minmei, para darse cuenta de que la ilusión puede ser fácilmente confundida con amor. Comenzaron a vivir juntos, y su vida volvió a llenarse de rosa, a pesar de que odia el color, sus planes para el futuro una vez que vencieran al último Zentraedi loco del universo… el bastardo de Khyron.
Cuando los ataco por última vez, los resultados no fueron los deseados, y un solo crucero logro, al menos parcialmente, lo que toda la flota de Dolzar no logro, esclavizar a todo un continente, de paso el muy cabrón, si ella no suele decir malas palabras pero el las merecía, la dejo huérfana y sin una de sus mejores amigas, Gloval y Kim murieron en la batalla. A pesar de eso nuevamente se enfrascaron en una nueva batalla, enfrentaron la imposición de un nuevo régimen que pondría verde de envidia a Hitler, encabezando a la resistencia.
Pero nuevamente su vida se jodió, por que otra cosa sino su viejo amigo el Destino, tuvo que salir huyendo para salvar la vida de sus amigos e inclusive la suya, todos sabían que Rick y Lisa no funcionaban al 100% sin el otro. Fue algo realmente difícil, pero el bien común pudo más que ella.
Ahora esta frente a Rick's, por que había nombrado su bar como el de su película favorita, era su momento de la verdad… el bien común, la libertad de todo un continente era mucho más importante que una simple historia de amor.
- Vamos Lisa… sobreviviste a la muerte de tus dos padres, a la de tus amigos, puedes sobrevivir al desprecio del amor de su vida, recuerda el bien común, el maldito bien común.
