Hola amigos, de nuevo aquí su creadora de Fanfic's como pasatiempo jeje, bueno, nos vemos de nuevo con un fic un tanto (o muy) distinto a los que podemos encontrar en mi cuenta puesto que este (por alguna razón) no se trata de nuestro querido héroe azul si no de nuestros cuatro hermanos favoritos de Nick, por supuesto me refiero a las increíbles Tortugas Ninja, espero realmente que os guste este cambio que doy puesto que es la primera vez que trato de escribir nuestro amado Yaoi con las tortugas. Y es que me encontraba tranquilamente viendo la serie con entusiasmada adoración y ¡BAM! Se dio la idea como quien transforma y saca de contexto todo lo que presenta con inocencia en el episodio :3

Una advertencia: aquí habrá algo más que lo ya conocido puesto que va a haber incesto, lemmon, y escenas explicitas. Además de una que otra palabrilla fuerte por ahí pero nada de que asustarnos si hemos visto mis fics anteriores. Sin otra advertencia (por el momento) comencemos con el Yaoi! -sonrisa-


Con la evidencia de golpes y por el estado en que volviste a casa deduje que te viste enfrascado en una pelea, de nuevo, no era algo novedoso para nosotros, lo increíble era que nosotros no estábamos contigo para respaldarte, tú estabas solo y eso me molestó, no porque desobedecieras la orden que te di de volver a casa sino porque te arriesgaste y yo no estaba a tu lado para ayudarte, para salvar tu caparazón en caso de que tu constantemente cambiante y fácil de alterar, temperamento, te pusiera en peligro como otras veces.

Me desconcertó la llegada de ninjas del clan de pie, te estaban siguiendo y están en nuestro hogar pero no solo ellos, un chico, uno pelinegro, también estaba detrás de ti y me desconcertó el hecho de ver como después de tiempo, de haber derrotado al ninja del pie que se alejaba tú y él parecían reconciliados, mandando por un caño el hecho de que él te golpeó –aunque hablando con sinceridad le doy mi pésame a ese chico por tener que lidiar con tu ira y le regalo un aplauso por sobrevivir –y que tú le golpeaste a él, parecían amigos y me alegré por ti; sí, estaba contento de que tuvieses un amigo que te entendiera y fuera tan…volátil…en realidad no sé en qué demonios pensaba cuando creí que él sería una buena compañía para ti.

Todo habría sido perfecto, tú, yo, nuestros hermanos, Abril y tu nuevo amigo Casey Jones pero todo tenía que salirse de lo convencional…pero claro ¿Quién puede pedir una vida normal cuando se es un adolescente tortuga mutante…?

Todo comenzó cuando un día, uno sin nada en especial, en que sin querer me mantuve escuchando algo que seguramente no debía escuchar: saliste de la cocina con tu típico ceño intranquilo, serio como siempre que no estabas enojado o molestando a los más pequeños y yo me acercaba a dejar los restos de pizza que llevaba dentro de la caja cuando escuché su murmullo, un susurro proveniente de su voz y todo cambió, y dejé de verle con los mismo ojos que de antaño.

"-Raph, vas a ser mío, amigo –Sonrió animado, acariciando con el dedo índice la superficie de la mesa –palabra de Casey Jones –Enanchó la sonrisa, llevando la mirada a la entrada-"

De no haber sido por mis reflejos y todos los años de entrenamiento con nuestro padre me habría encontrado allí, petrificado, esperando a ver un resquicio de broma en su voz pero no, no me vio al igual que yo no vi ninguna señal de broma, supe entonces que estaba molesto con él, me alejé del lugar dejando olvidada la caja de pizza sobre el sofá cuando me acerqué.

Estaba dispuesto a hablar contigo pero no fue posible, no al ver que te levantabas, diciendo que te ibas a preparar para salir esa misma noche, ibas a marcharte con él; exploté internamente, no podía permitir que te fueras, no después de las cosas que escuché, no porque no quisiera a nuestro amigo, no porque yo fuese un prejuicioso…fue por miedo, miedo a saber que pensabas igual que él, miedo a perder la relación de hermanos y amigos que sosteníamos porque seguramente yo soltaría la sopa como último recurso si tú te alejabas de mi lado y por primera vez supe lo que era abusar del poder, en esa sala, frente a todos los presentes, hermanos y amiga hice algo de lo que no estuve muy orgulloso después pero fue todo lo que se me ocurrió, mi último recurso…

"-Voy a salir a pasear con Casey –Estiraste los brazos, desperezándote-"

Mi corazón dio un vuelco pero no pude detenerme, supe cómo te sentías entonces, cada vez que te dejabas llevar por tus emociones –que era muy seguido-.

"-no vas a salir, Raphael –Ordené seriamente, tratándote con frialdad, aunque a mí mismo me disgustara-"

"-¡¿Qué?! ¡Tú no me das órdenes! ¡Ya cumplí con salir a patrullar y ahora puedo hacer lo que yo quiera! –Concertaste molesto, como negarlo, yo también estaba enojado conmigo-"

"-En eso te equivocas –Endurecí la mirada, profundicé la voz, frunciendo el entrecejo apenas de forma perceptible –como tu hermano mayor y como líder de este equipo te prohíbo salir de la guarida. Splinter me dejó a cargo mientras se marchaba a meditar lejos de aquí –Fruncí el ceño elevando un poco la voz, te noté molesto, pero si era la única manera de tenerte aquí entonces estaba bien-"

Fuera la primera vez que el hecho de que yo te conociera tan bien te resultara humillante, me dolió en el fondo del alma tu expresión tras lo que hice, cerré los ojos con profunda agonía pero no me detuve. Yo conocía tus movimientos de antemano, sabía que era un hecho que me desobedecerías, que te marcharías sin prestarme la más mínima atención y como de antaño conseguirías irte con tu premio en manos pero no en esa ocasión… Supe que pasarías de largo, me empujarías con tu hombro y te marcharías.

"-¿Eso me importa? –Preguntaste irónico, enarcando una ceja para acentuar tus palabras-"

Caminabas hacia mí, dispuesto a cumplir con tus acciones; en otra situación yo te habría dejado marchar, habría permitido que me empujaras, que te fueras y habría esperado a tú llegada, aguardado en la sala solo para comprobar que estabas bien y al verte sano y salvo me tragaría mi preocupación y te reprendería por tus acciones, por tu desobediencia pero no te entregaría al sensei, no le diría de tu problema con la autoridad y te dejaría marcharte a tu habitación fingiéndome muy molesto contigo. Te dejaba ir, haciéndote creer que no te discutía por miedo a tu fuerza, porque te respetaba solo por el hecho de que podrías apalearme cuando lo desearas pero a estas alturas ya no era así, las cosas no eran del todo ciertas, yo podía detenerte y hacer que tu propia fuerza se volviese en tu contra porque simplemente había aprendido a hacerlo y si te dejaba marchar era porque ciertamente yo era débil, mi debilidad la poseías y la sigues poseyendo pero no es tu indudable fuerza, eres tú, en toda la extensión de la palabra, porque solo te recriminaba tus faltas para no tener preferencias por nadie en el equipo, no me facilitas el trabajo de no reprenderte, te portas mal muy seguido, pero aun así te dejaba marchar por verte feliz, por saberte contento aunque la preocupación me carcomiera. Tortuga malcriada…,mimado secretamente por mí, que te dejaba hacer tu voluntad aun cuando podía evitarlo, que te permitía salirte con la tuya para después reprimirte falsamente, haciéndole parecer a todos y a ti mismo que yo era el indudable líder que podía dar órdenes a diestra y siniestra y tú nuestro rebelde que siempre rompía mis reglas.

"-Mírame –Entrecerraste los ojos en advertencia antes de avanzar-"

Justo antes de golpear mi hombro con el tuyo y permitirte marcharte como de antaño te tomé por la muñeca, haciendo que parases en seco y aunque la sorpresa en tus ojos verdes me dolió –porque supe que no estabas acostumbrado a esas acciones por mi parte y que estaba lastimándote y dejando de hacerte feliz –cerré los ojos, pasando el nudo que se formaría en mi garganta y hablé.

"-He dicho que no, Raphael –Murmuré inmutable, manteniendo la mirada al frente para evitar ver tu rostro-"

Te quedaste estático por unos segundos, pude adivinarte furioso, lo noté al sentir tu mano temblar ligeramente, ese brazo que yo sostenía, me preparé mentalmente para un golpe tuyo y así fue, arremetiste contra mí cuando me negué a soltarte al primer tirón que reclamaba la libertad de tu brazo, me negué a soltarte y tu puño intentó golpear mi rostro, te detuve, girándome a verte el rostro, susurré, ocultando mi profundo dolor.

"-no quiero pelear contigo Raphael –A pesar de los sentimientos encontrados en mi interior mi tono era severo, te observaba detenidamente, manteniendo ambas muñecas tuyas quietas-"

Escuché un rugido de tu parte, anteriormente me hubiese causado una leve sonrisa que ocultaría a nuestros hermanitos menores, pillines que por ciertos salían entre ellos dos, creyendo falsamente que nadie lo sabía; pero no era la ocasión porque querías golpearme, lastimé algo importante para ti, tu orgullo, mis acciones siguientes fueron peores para tu ya lastimado ego.

"-tampoco me gustaría pelear conmigo –Empujaste mi cuerpo, alejándome de ti para liberarte y conseguir arremeter de nuevo con los puños bien en alto-"

A pesar de todo, en serio no quería y jamás he deseado lastimarte, no me importó el puñetazo que me hizo trastabillar, siempre fuiste confiado, a pesar de que sensei nos enseñó a todos por igual yo sí aprendí a no depender de mi fuerza pero como era algo de lo que tú nunca has carecido no te importó aprender y solo por ello pude mantenerte quieto, derribarte y someterte, aun cuando el golpe que te di me dolió en el alma.

"-Hablo en serio –Sentencié flexionando tu brazo encima de tu caparazón –ve a tu habitación, Raphael –Fruncí el entrecejo-"

Fue la primera vez que probé el sabor que ofrecía el abusar del poder, la primera ocasión en que ser el líder me gustó, no por poder hacerte aquello sino porque gracias a eso podías quedarte conmigo; me sentí mortificado, nunca antes te había visto bajar la mirada ante mí, dejaste de luchar por liberarte al percatarte de que te hacías daño con eso, la mirada de todos se posaba en mí, nadie se esperaba mi reacción, incluso el culpable de todo aquello salió al escuchar el alboroto y no me importó, tu frente apegada al piso, supe que te había humillado y me sentí el peor de los hermanos, de los líderes, de…de los amantes…

"-Suéltame de una maldita vez –Gruñiste con enfado, sacudiéndote violentamente una vez más, logrando solo apretar los dientes ante el dolor que eso te suponía, lo noté cuando giraste apenas la cabeza para verme–"

Me lastimabas, con tu mirada enojada, estabas furioso conmigo, me dolía cada centímetro del alma ver tu hermosa mirada verde llena de desdén hacia mí, te solté lentamente y te alejaste de mí, despotricado, lanzándome una mirada de odio y evitando ver al resto: te humillé frente a ellos y te demostré que te engañaba al dejarte ir por mi voluntad cuando tú creías haberme sometido al imponer tus deseos sobre mis órdenes. Todos me miraban, incluso él, el pelinegro me vio receloso, yo me temería si fuese él, se marchó al lado de nuestra amiga pelirroja, quien bajó la mirada incomoda. No dije más, me marché de camino a la habitación, con la excusa de querer meditar pero en realidad deseaba ver que estabas en tu habitación y a juzgar por la patada propinada a tu puerta supe que fue así.

Escuché que nuestros amigos se marchaban, yo esperaba en el pasillo, necesitaba un momento a solas y tú también pero no podía alejarme de tu puerta y allí estaba, como cachorro apaleado esperando a que su amo le perdonase, le abriese la puerta y le acariciase a pesar de que no fui lo suficientemente valeroso para llamar a tu puerta y entrar, no cuando te supe tan enojado, maldiciendo sin guardarte nada. Nuestros hermanitos me encontraron inmóvil frente al pasillo, en medio de allí, como si esperase algo pero pasaron de largo, no dijeron nada y se marcharon, no le tomé importancia ni siquiera al hecho de que seguramente dormirían juntos esa noche, a juzgar por como pararon en la misma habitación.

Esperaba a que tus blasfemias menguasen un tanto antes de parar frente a tu puerta, llamando un par de veces, más, tu respuesta ya la esperaba.

"-Vete a la mierda –Gritaste sin escatimar en el volumen, pude escuchar el gruñido de tus palabras-"

Cerré los ojos, pegando la frente a tu puerta; me armé de valor y giré el pomo de la misma, lentamente, y entré, encontrándote inmediatamente de frente hacia mí, encontré la mirada más furiosa que te haya visto poner, bajé la mirada unos momento y te vi de nuevo solo para sentir un golpe en mi rostro, no me moví, exceptuando el giro de mi rostro en sentido opuesto a tu golpe.

"-Perdona –Susurré apenado, ignorando el hecho de que tendría un morado en la mejilla derecha-"

"-¡¿A qué vienes?! ¡¿Qué quieres?! –Preguntaste molesto después de verme durante unos segundos-"

Me permití solo entonces verte de nuevo, más sin embargo lo que presencié me dejó confuso, tu rostro reflejaba confusión, duda, estabas molesto y confundido, hecho un mar de dudas y molestias, lastimé tu orgullo frente a todos y fue vergonzoso para ti, por ende estabas enojado y confundido porque supuse no esperabas que fuese a disculparme contigo.

"-Raph, siento haber evitado que fueras con tu amigo…a donde sea que fueses a ir –Dije sin ápice de mentira, en verdad estaba arrepentido por negarte algo que te haría feliz, más, mis motivos eran fuertes-"

"-…eres un completo idiota –Desviaste la mirada furibundamente-"

Me lo merecía, después de los golpes que te di, como te sometí ante nuestros amigos…ante…Casey… Bajé la mirada y asentí en silencio.

"-y un maldito cretino que se cree perfecto… -Tentaste de nuevo a mi resistencia, llamándome con ese insulto que bien sabías no era verdad, mi meta no era ser perfecto-"

No dije nada, dejaría que me echases en cara algunas cosas si eso ayudaba a que tu enojo se disipase por lo que asentí lentamente, viéndote aun con la cabeza baja, me sentía como un cachorrito abandonado, esperando a que su dueño se apiadase de él, esperando tu perdón.

"-…y con eso abusaste de tu poder como líder, por lo tanto mal líder –Tu voz sonó menos molesta con ese comentario-"

Fue un golpe bajo, casi un puñetazo en el estómago, estabas abusando, levanté la mirada e intenté detenerte sonriéndote apenas cuando dije:

"-está bien, me porté mal pero sabía cómo te pondrías si te decía las razones, seguramente evadirías mis órdenes… -Con voz suave intenté justificar-"

Supe que las cosas mejoraron entre nosotros cuando te vi sentándose sobre tu cama y sorprendentemente me invitaste a hacer lo mismo, casi me puse rojo, una sonrisa iluminada pugnaba por asomar en mi semblante cuando me diste la oportunidad de estar a tu lado. Se senté, esperando a que me dijeses algo más, aunque siempre supe que las palabras no eran tu fuerte. Me encontré a mí mismo saboreando el precioso color lima de tus hermosos ojos, durante la noche se volvían tan perfectos que no sabía describir la perfecta e inigualable mezcla que se creaba entre distintos tonos de verde, me perdí en tus gemas por unos segundos y volví a hablar con un tono suave.

"-…Sabes lo importante que eres…al igual que todos, para mí –Por escasos segundos sentí mi corazón temblando ante mis palabras, moría por decirte que aquellas palabras eran solo tuyas, que yo era solo tuyo pero me detuve –y…tuve un mal presentimiento…en verdad lo lamento Raph… -no mentí del todo en mis palabras-"

No pude evitar decir aquello, no era mentir, estaba ocultando partes de la verdad pero era lo mejor que podía hacer por ti, por decir todo lo que me acongojaba y los verdaderos motivos por los que no estaba dispuesto a que te marcharas, no con él… te vi hacer una mueca disgustada, después el sarcasmo afloró por tus hermosos ojos verdes. Suspiraste rodando los ojos lentamente, la piel se me erizó.

"-¿si te das cuenta que pude haber pasado una noche genial? –Te recostaste un poco, manteniéndose sentado con la ayuda del apoyo de tus manos, giraste la mirada hacia mí, viéndome con seriedad-"

Bajé la mirada, me dolían tus palabras, más que nada porque sabía que seguramente así pudo haber sido y era el motivo –egoísta –de porque no podía dejarte marchar, sabía que él compartía muchos de tus gustos y que seguramente se divertían mucho pero si él estaba dispuesto a hacer lo que escuché yo no estaba dispuesto a ponerle las cosas tan fáciles. El punto de mi dolor en el pecho era pensar que tú sentías algo por él, no quería, no soportaba la idea de saber qué era lo que tú calificabas como "una noche genial" mordí mi labio inferior reteniendo mis impulsos de saltarte encima y morderte los labios para que todos supiesen que no debían acercarse. Antes de dejarme decir nada hablaste de nuevo.

"-pero da igual…eres el jefe y si mamá gallina dice que algo malo me pasaría supongo que está bien –Desviaste la mirada restando importancia al comentario-"

Sonreí enternecido, olvidando momentáneamente que estaba completamente molesto con Casey, en mis labios dejé toda la dulzura que podía ofrecerte, todo mi cariño para ti lo traduje en una sonrisa suave. Siempre supe que yo era un idiota para el amor, no podía evitar sentirme atraído por cosas peligrosas, como en las misiones, tal vez por eso me llamas intrépido, al igual que todo eso, tu eres adictivo, simplemente el peligro que emana de ti me hace querer tenerte cerca y no dejarte ir jamás. Intenté reprimir el temblor que golpeaba mi cuerpo cada vez que te tenía cerca, reprimiendo, como desde hace años, las sensaciones que siempre me has causado…

Noté tu mirada al frente, casi comencé a respirar agitadamente ante tu figura frente a mí cuando me ladee un poco para verte mejor, la escasez de la luz en tu habitación no hacía más que darle un brillo propio a tus ya claros y luminosos ojos verdes, tu preciosa piel verde oscuro que contrastaba a la perfección con tu bandana rojiza, quería abrazarte…

Sonreí para ti, intentando que fuese suficiente el amor que emanaba de mis ojos zafiro, intentando por segundos que tu amaras mi mirada tanto como yo amo la tuya aunque supe que era imposible, me limité a dejar que mi semblante hablase por mí, sonriendo de forma tan suave, por inercia; te percataste de que te veía y giraste dedicando una mirada dulcemente iluminada hacia mí, parecía como si tus ojos brillasen para mí, me sentía infinitamente feliz de verte…

Me retiré de tu habitación antes de que te confesara lo mucho que te adoro, simplemente hice mención de unas palabras, pausadamente, pues mi voz agonizaba de dolor al no poder decirte lo que en verdad quería: "gracias…te veo mañana" fue lo único que tuve el valor de decir. Tu intrépido líder comienza a fallarte, Raphael, porque no puedo, por más que intento, encontrar fuerzas ni motivos de peso para arriesgarme a decirte lo que siento…si lo pienso mejor, me doy cuenta de que es porque en verdad tengo miedo de destruir lo poco que tengo de ti, prefiero amarte en secreto y tenerte a mi lado que seguir amándote y ganarme tu odio…tu frialdad o peor, dejar de verte junto a mí…

No soy tan intrépido Raph, de ninguna forma soy tu líder sin miedo…

Me retiré a mi habitación, pasando cerca de la habitación de Donatello, maldito mocoso con suerte, sonreí mientras negaba, pues al pasar logré percibir una vocecilla dulce que mencionaba unas palabras para él "Te quiero, Donnie" fue lo que escuché. No pude sentir más envidia, seguramente se habían decidido a estar juntos por las noches sin que –aparentemente –nadie lo notase y me pregunté una y mil veces ¿Por qué yo no puedo correr con una suerte similar? ¿Por qué no puedo tener a la persona a la que amo? ¿Por qué no puedo tenerte, Raphael?

Me marché y cerré la puerta de mi habitación, dejando que mi cuerpo se derrumbase bocarriba sobre mi cama, suspirando con desgano. Todo lo que quería era acariciar tu rostro hasta hacer que el sueño llegase a ti, todo lo que deseaba era que tus mejillas se encendiesen de rojo solo por mí, y para mí, dormir abrazado a ti, velando por tu sueño hasta la mañana siguiente, quedarme en cama, junto a ti, toda la noche con la esperanza de poder acariciar tus redondeadas mejillas mientras duermes… ¿Por qué no podía?

Cerré los ojos, en realidad estaba completamente escuro así que no hacía falta nada más que hacer para dar por concluido el día. Suspiré, llevando mis manos tras mi cabeza, al menos me sentía contento de saber que tu no estabas a solas con Casey, pero la victoria era vacía pues en realidad no sabía hasta qué punto te encontrabas molesto conmigo, sé que dijiste –entre líneas –que no estabas molesto pero no por ello podía bajar la guardia y creérmelo al cien por ciento… mientras pensaba en tu reacción, en cada una de tus palabras a mi mente llegó la fecha de mañana…mañana ¿Qué pasaría mañana? Me mordí el labio inferior cuando a mi cabeza llegó lo que en realidad importaba, mañana, no era del todo importante pero un par de días después era tu cumpleaños, y también el de Donnie y Mikey, nuestro día de la mutación, tu dieciseisavo cumpleaños –según nos enteramos después por Donnie, soy un año mayor que tú –maldita sea, no tenía nada planeado, estaba claro que el sensei nos hornearía un pastel –como cada año –nos dejaría libre de entrenamiento y nos daría obsequios, luego, luego estaba el intercambio entre nosotros mismos, que ya desde hace un año no era simplemente eso, al menos entre nuestros hermanitos menores que se demostraban lo mucho que se importaban dándose obsequios especiales, mientras que a nosotros…realmente no se esforzaban en ello y no los culpo.

Quería hacer algo para ti en compensación por lo que te hice, debía comenzar desde mañana, y rezar porque algo se me ocurriese para poder festejar contigo tu cumpleaños número dieciséis. Por esa noche preferí quedarme dormido…


Espero que les gustara, si te gustó te agradecería mucho y en verdad serviría de apoyo que me dijeras lo que opinas de él. Nos vemos, su recién reanimada, Nayi! nwn ya antes estaba subiéndolo en una cuenta de Wattpad (que se llama OneDarkLove2, muy creativo xD) que se supone iba a usar para fic´s más cortos pero h tenido problemas y pefrerí hacerlo aqui, aunque este fic no sea muy largo si nos da unos 6 capítulos o no sé, tal vez más

One Dark Love…