Holaaaa :3
Antes de empezar, tengo que decir que los capítulos no serán tan largos como fics que he hecho, pero aun así lo hice con harto cariño eue También cabe decir que esto es por el Nalu week y si digo la verdad, he tenido muy poco tiempo para hacerlo, porque hasta la semana pasada no empecé las vacaciones, he celebrado mi cumpleaños (ya que mis amigas se van afuera en la fecha de mi cumpleaños) y bueno. Aunque no sea lo mejorcito del mundo, espero que os agrade.
Y bueno, ahora sí: ¡Comenzamos!
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Las flores florecían en Magnolia, y el equipo más fuerte de Fairy Tail, el equipo de Natsu, volvía a la ciudad tras una fácil misión.
-Me gustaría haber destruido algo –se quejó Natsu.
-Pero si hubieras destruido algo no habría podido conseguir la recompensa para mi renta. –contestó Lucy.
-Sí, y no queremos más problemas. –habló Gray.
-¿Qué has dicho calzoncillos de hielo? –gruño el mago de fuego.
-Lo que oyes, cabeza chamuscada. –replicó esta vez el mago de hielo.
-Vamos chicos no discutáis, volvamos al gremio para notificar que la misión fue bien –dijo Erza.
-¡Aye! –dijo Happy.
Poco después llegaron al gremio y allí avisaron sobre el éxito en la misión. Y después de tomar una bebida en la barra donde Mirajane servía, Lucy decidió marcharse.
-¿No es un poco pronto? –preguntó la peliblanca.
-Es que me encuentro un poco cansada después de la misión. –contestó la rubia.-Y me apetece dar un baño relajante.
-Entiendo. Pues nos vemos mañana –dijo Mira sonriéndola.
La maga estelar se despidió de sus compañeros de equipo y del gremio en general, y salió del lugar.
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La chica camino durante unos minutos, pensativa, mientras escuchaba a los hombres que iban en una barca que tuviera cuidado.
-Mañana se cumplen dos años desde que entre en el gremio, 9 si contamos el tiempo que estuvimos ausentes en Tenroujima –pensaba Lucy-. Y me gustaría agradecerle a Natsu por ello. Porque, aunque cause muchos problemas en las misiones y siempre acabe destruyendo algo, me llevó hasta Fairy tail, me ha salvado innumerables veces y ha sido mi mejor amigo durante todo este tiempo. Pero… ¿qué podría darle?
En ese momento, pasó frente a una tienda de peluches, donde había muñecos de variados tipos, colores y tamaños, y ella se quedó mirando el escaparate hasta que de repente se le ocurrió una idea. Entró a la tienda y miró el lugar.
-¿Le puedo ayudar en algo? –preguntó una de las dependientas.
-Verá… -empezó a decir la rubia.
La chica salió con una bolsa que contenía una caja. Lo abrazó contra su pecho y caminó de regreso una vez más a su casa.
Ya en su hogar, Lucy se bañó y se puso su pijama, y tras salir del baño caminó hacia su habitación, donde dejó aquella caja. Se acercó a ella y lo tomó. En la caja estaba escrito en letra grande "Peluches de felpa. Haz tu propio peluche". Sacó las cosas que contenía el interior de la caja y empezó a mirarlas fijamente pensando cómo podría hacer lo que había planeado. Y después de pensar un rato empezó a trabajar.
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Natsu iba caminando solo hasta la casa de su mejor amiga. Happy se había quedado en el gremio para intentar conquistar una vez más el corazón de la blanca felina.
El chico, después de caminar por varios minutos, llegó al edificio donde vivía Lucy, y como siempre, no entró por la puerta sino por la ventana. La abrió de golpe y exclamó:
-¡Hola!
El pelirrosa miró a su alrededor y vio a Lucy apoyada en su escritorio, con algo de sudor en la frente y ocultando algo detrás.
-¿Qué tienes ahí? –preguntó curioso el chico.
-Na-nada –tartamudeó Lucy como respuesta.- ¿Y tú qué haces aquí?
-Venía de visita –contestó Natsu-. Además quería dormir en tu cama. Es muy cómoda.
-Ni se te ocurra –dijo la rubia-. Tú tienes tu casa, así que ve a dormir ahí.
-No quiero… -habló Natsu con un puchero.
-¡Qué te vayas! –exclamó Lucy ya cansada.
-Vamos Lucy.
-¡QUE TE VAYAS, YA!
Tras esto los dos quedaron en silencio. Natsu con los ojos abiertos como platos y Lucy arrepintiéndose por dentro de la manera en la que le había contestado a su mejor amigo.
-Vale, me voy. Aunque no era necesario que me lo dijeras de esa forma… -dijo Natsu seriamente, tras esto, salió una vez más por la ventana. Lucy se sintió culpable de haberle echado de su casa de esa forma, pero si se encontraba ahí podría descubrir la sorpresa que le estaba haciendo. Y eso no quería.
-Mañana le pediré disculpas –pensó Lucy, tras un suspiro volvió a su anterior tarea.
La mañana llegó, y la maga estelar tenía unas grandes ojeras por no haber dormido en toda la noche. Había perdido la noción del tiempo haciendo el regalo para Natsu que en un abrir y cerrar de ojos ya estaba amaneciendo. Lucy terminó de coser lo último que le quedaba a aquel peluche que acababa de hacer. Era un pequeño dragón rojo con alas del mismo color y una cola, además de patas y tenía en la parte inferior del cuerpo y en las alas una tela de color amarillo. También le hizo un cuerno rojo en la nariz del dragón y unas pequeñas garras. Y además, para hacer los ojos del peluche le puso unos pequeños botones de color amarillo.
Lucy suspiró conforme con su trabajo realizado.
-Espero que a Natsu le guste. –suspiró. Tomó el muñeco y lo guardó dentro de una bolsa. Tras esto, desayuno y se preparó para ir al gremio.
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Nada más llegar, Lucy buscó con la mirada a su amigo pelirosado, pero no le encontró por ninguna parte, así que se dirigió directamente hacia la barra, en donde se encontraba Mirajane.
-Ara –dijo la peliblanca-. ¿Por qué tienes esas ojeras?
-He estado algo ocupada y no pude dormir –respondió la rubia simplemente-. ¿Sabes si ha llegado Natsu?
-Todavía no –contestó-. Y es raro viniendo de él que aún no haya llegado al gremio.
En ese momento, Natsu apareció por la puerta junto con Happy y Lisanna, su amiga de la infancia, e inmediatamente Lucy se giró para mirarle y vio cómo se acercaban a la barra donde se encontraban ella y Mirajane.
-Buenos días hermana –saludó la hermana pequeña de Mira.
-Hola Lisanna –saludó la mayor-. ¿De dónde venías con Natsu?
-Hemos ido a dar un paseo con Happy –contestó ella con una sonrisa.
-Me alegro que lo hayáis pasado bien –dijo Mirajane-. Oye, ¿me podrías ayudar con algunas mesas?
-Sí claro, ahora te ayudo –contestó y se dirigió hacia Natsu y Happy-. Voy a ayudar a mi hermana, hasta luego.
Los dos se despidieron de ella y esta se marchó, Happy vio a Charle junto a Wendy le avisó a su compañero de que iría donde estas, haciendo que Natsu asintiera.
Tras esto, Natsu y Lucy se quedaron solos en la barra. La chica apretaba la bolsa, un poco nerviosa.
-Esto… -empezó a decir. Haciendo que Natsu la mirara, pero pudo ver su rostro serio-. Yo… quería pedirte dis…
-No importa. –dijo el chico fríamente-. ¿Sabes? Desde hace varios días te notaba más extraña de lo habitual, y ayer cuando fui a visitarte también quería preguntarte que te pasaba, pero me echaste de mala gana. ¿Acaso no pensaste en que lo dejaría pasar por alto como si nada? Pues no.
-Lo sien… -trató de disculparse, pero una vez más fue interrumpida.
-Eres mi mejor amiga, pero ahora no sé si tú me consideras como tu mejor amigo y creo que...
Lucy mientras éste hablaba, apretaba los dientes al igual que la bolsa que aún tenía en brazos.
-¡IDIOTA!
El chico se quedó callado al instante y con los ojos como platos, la gente que se encontraba en el gremio en ese momento también calló al escuchar el gritó de la rubia.
-¿CÓMO PUEDO EXPLICARTE SI NO PARAS DE INTERRUMPIRME? ¿PUES SABES QUÉ? –entonces lanzó la bolsa al suelo, delante del chico y se levantó de la silla-. PIENSA LO QUE QUIERAS, ME VOY.
-¡Hey! –llamó Natsu mientras la chica se iba por la puerta, pero ella le ignoró. Cuando la maga estelar se fue resopló fastidiado, y miró la bolsa que Lucy había tirado. Lo tomó y lo abrió, y tras fijar su vista a su interior se encontró con un dragón rojo de peluche-. ¿Qué es esto?
-Vaya, puede que por eso no haya dormido… -dijo Mirajane, que acababa de volver de atender en algunas mesas. Lisanna caminaba junto a ella.
-¿Cómo que no ha dormido? –preguntó extrañado el chico, aun mirando aquel dragón.
-¿No viste las ojeras que tenía? Y además, ese peluche parece hecho a mano.
El pelirosa se quedó pensativo, recordando el día anterior, cuando Lucy estaba ocultando con su cuerpo algo tras ella.
-¿Por eso se comportaba de esa extraña? –pensó. En ese momento se dio la vuelta y empezó a caminar rumbo a la puerta, aún con el peluche en mano.
-¿A dónde vas? –preguntó la menor de las Strauss.
-A buscar a Lucy –contestó, y salió del lugar.
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Lucy caminaba directa hacia su casa, aún molesta del comportamiento del mago de fuego.
-Idiota… -refunfuñó la rubia.- No me ha dado ni una oportunidad para disculparme…
Siguió caminando incluso cuando escuchó como alguien la llamaba a lo lejos, y ese alguien era nada más ni nada menos que Natsu.
-¡Luce!
La chica volvió a ignorar su llamada y empezó a caminar más deprisa.
-¡Espera! –dijo el pelirosa tomando la mano de la maga para que se detuviera.
-¿Qué quieres? ¿Vas a interrumpirme? Pues vale, pero antes quiero que sepas que ese peluche –entonces señaló al muñeco en forma de dragón-, lo hice yo, y por ello no he dormido en todo el día y ¿así es como me agradeces? Porque si no lo sabías, hoy es el aniversario del día en que llegue a Fairy Tail, y con ello el día en que nos conocimos.
-Luce… -susurró Natsu, conmovido. Estaba tan preocupado y molesto que no se había dado cuenta de que hoy se cumplían 2 años, 9 en realidad, del día en que se conocieron.
-Y quería agradecerte con algo. No sabía que darte, así que se me ocurrió la idea de hacerte un peluche de dragón porque…
En ese momento se calló repentinamente cuando Natsu la abrazó con fuerza, sin intención de separarse. El rostro de Lucy se volvió de color rojizo, comparable con el tono de cabello de Erza.
-Su-sueltame –tartamudeó la chica.
-No quiero… - le contestó Natsu. Estuvieron asi durante unos segundos, que parecieron eternos para los dos, y después de un rato, el pelirosa volvió a hablar-. Gracias…
-¿Y-y ahora me lo agradeces? –volvió a tartamudear Lucy.
-Y lo siento… siento mucho no haberte escuchado cuando tratabas de disculparte…
-Natsu…
-Perdón por haber dudado de nuestra amistad… lo siento tanto…-decía mientras apretaba más su abrazo. Lucy dudó durante unos segundos hasta que por fin correspondió el abrazo.
-No, perdóname a mí. Perdón por haberte gritado –se disculpó la rubia entonces.
-Tenías una buena razón.
Lucy sonrió, y estuvieron un poco más abrazados hasta que la maga estelar preguntó.
-¿Asi que ya no estas molesto?
-No –contestó terminando aquel abrazo. Miró al muñeco, y la chica hizo lo mismo.
-Con lo poco que me contaste de Igneel traté de hacer un peluche de dragón, pero no sé si se parecerá a él… Sé que le echas de menos, por eso quise hacerte un muñeco de él, para que no te sintieras tan solo sin él.
-Pues son idénticos –respondió Natsu con una sonrisa-, y… ya no me siento tan solo. Es triste que no haya podido encontrarme con Igneel aún, pero… tengo a todos mis amigos de Fairy Tail, incluso tú Luce. Eres una de mis mejores amigas, y contigo me lo paso muy bien.
Lucy sonrió conmovida, y volvió a abrazarle a su mejor amigo.
-Feliz aniversario. –susurró la chica. Natsu correspondió a su abrazo.
-Feliz aniversario, Luce –dijo el mago de fuego de la misma manera. Siguieron abrazados durante unos minutos y al mismo tiempo finalizaron el abrazo. –Volvamos al gremio.
-¿Eh? –preguntó extrañada.
-Quiero enseñarles el regalo que me has hecho.
-Pero… -empezó a decir ella.
-No te preocupes, está muy bien hecho. Y quien se meta con tu regalo le haré cenizas.
Lucy le miró sorprendida, y tras unos segundos sonrió, levemente sonrojada. Entonces, caminaron de regreso a Fairy Tail, en donde estuvieron juntos todo el tiempo.
