El sol brillaba como podría haber brillado cualquier sol. Una leve brisa caía sobre el pequeño pueblo de Ottery St. Catchpole. En la punta del lugar se encontraba una casa con dimensiones extrañas. Aquella casa que aparentaba ser normal, no tenía ni una pizca de normalidad. Absolutamente era todo lo contrario a lo que se podría imaginar. En esa casa vivían magos. Magos, con varitas ratas y lechuzas; magos que hacía hechizos y encantamientos. Una familia de magos. Una familia que lloraba. Lloraba de tristeza, de dolor, lloraba como en esas veces que se extraña tanto a alguien que lo único que queda por hacer es llorar y lamentar. Lloraba por un aniversario. Pero no era uno de esos aniversarios felices, que uno recuerda alegremente con gusto a pastel de fiesta o con música a todo volumen. Era un aniversario tétrico, lúgubre, triste, depresivo. La familia de magos lloraba por uno de sus miembros, que ya no vivía con ellos esa nueva vida que llevaban todos los habitantes del mundo mágico al que pertenecían. Por que el mundo mágico, que había sido amenazado durante años por Lord Voldemort, el mago más tenebroso conocido hasta el momento. Hace un año exactamente, un muchacho de solo diecisiete años había derrotado a Voldemort. La familia de magos, como cualquier otra familia debería estar festejando. Pero el dolor era más fuerte. Voldemort se había llevado con él el miedo, aunque también había logrado llevarse la vida de muchas personas, magos, muggles, criaturas. Entre ellas, la vida de la persona por la que lloraba esta familia. La vida de Fred Weasley

CAPITULO 1

Harry Potter intentaba (sin éxito alguno) aplastarse el cabello. Enfundado en un traje de gala color azul claro, el muchacho quería apurarse para llegar temprano a La Madriguera. Los ojos verdes rebosaban de lágrimas mientras se anudaba al cuelo una corbata color negra e intentaba no olvidarse de nada. Apagó las luces de toda la casa, cerró las ventanas y se preparó para desaparecer. ¡La madriguera! Pensó clara e intensamente. Unos segundos después sintió como si pasara por un tubo demasiado estrecho. A punto de quedarse sin aire, imploró intentando respirar…Y salió a la superficie. Uno terminaba acostumbrándose a la horrible sensación.

Cayó de rodillas al pasto húmedo y se apresuro a levantarse. Se acercó a la casa lentamente mientras intentaba secarse las lágrimas y calmarse. Después de esperar un minuto fuera, en la puerta se dio cuenta que era imposible, y tocó la puerta.

Ronald Weasley, más alto que nunca, con una expresión de madurez en la cara, se abalanzó arriba de su amigo, se abrazaron como nunca lo habían hecho antes. Ron también tenía lágrimas en los ojos, resbalaban por sus mejillas llenas de pecas. Caminaron atravesando la cocina hasta llegar al pequeño salón de estar. La familia Weasley y Hermione Granger estaba parada alrededor de una pequeña mesa con fotos y flores, cartas y la varita mágica de Fred. Los miembros de la familia Weasley se situaban alrededor. Molly Weasley lloraba abrazada de su esposo en una esquina. Ron se había acercado a Hermione, que estaba temblando, y le había tomado una mano. George tenía la cabeza apoyada en el hombro de Percy. Bill cambiaba el agua de un jarrón con rosas mientras que Charlie tenía la vista clavada en el piso. En ese momento, apareció Fleur, cargaba una bandeja con pastelitos. Saludó a Harry con un gesto en la cabeza. Pero a la que Harry verdaderamente buscaba era a Ginny. Recorrió la sala con la mirada pero no había ni rastros de la pelirroja.Hermione, que pareció haber entendido su intención, le señaló las escaleras. Harry se escabulló sigilosamente por detrás de la gente y subió.

Caminó por el pasillo hasta la última puerta de la derecha. Se paró en frente y dio tres golpes con los nudillos. Desde adentro se escuchó una voz quebrada.

-Mamá, te dije que estoy bien. No te preocupes en serio, vuelve abajo.

-No soy Molly – contestó Harry – Soy H…

Pero antes de que pudiera contestar, el picaporte de la puerta se movía.

Y entonces todo su mundo cobró sentido. Ginny. Ginny con un vestido blanco suelto, ojos empapados con lágrimas, nariz con pecas, cara de asombro, y más hermosa que nunca.

-H…Harry… ¿Qué haces aquí?- Balbuceó

-¿Creías que no iba a venir?

-Yo no…es decir…

Harry sonrió y sus miradas se encontraron.

-Pasa…Mi madre vendrá en cualquier momento y no quiero preguntas… Entraron juntos a la habitación de Ginny. Aunque era la segunda vez que estaba ahí, se sintió demasiado feliz. La habitación había perdido algo de color, los pósters y afiches que habitualmente decoraban las paredes ya no estaban.

Ahora en lugar de ellos habían fotos, 8 Weasley sonriendo (sus hermanos y sus padres), Luna Lovegood con sus habituales aros de rábano, Neville saludaba torpemente con la mano, Hermione reía en la fotografía de al lado, y en el medio, un recorte que parecía sacado de 'El Profeta', Harry y abajo unas letras doradas que decían ¿El Elegido?

-¿Cómo está todo? Susurró ella mientras subía en su cama

-Bastante bien…-Harry se sentó en el suelo. –He estado tranquilo, meditando todo…Los extrañé demasiado…- Harry tenía un nudo en la garganta. Había estado solo, solo durante casi un año, yendo a menudo al ministerio, respondiendo entrevistas, visitando lugares…Era difícil hablar con una persona que no se veía hace mucho…y más con una persona de la que se está enamorado. Había echado de menos a sus amigos Ron y Hermione, y por supuesto a Ginny, pero nunca creyó haberse sentido tan solo en su vida. Extrañó también vivir con alguien, ya fueran los Dursley o Hedwig, su lechuza. Necesitaba ruido, voces, gestos.

-Entiendo si no quieres hablar de esto, Harry- Dijo ella mirándolo a los ojos

Harry suspiró. –No es que no quiero…Pero un momento tan feliz como este debería acompañarse con algo mejor, ¿No? Nos encontramos después de un año, Ginny. Además lo que importa aquí no es como me siento yo, si no como te sientes tú.

Harry se quitó el abrigo que llevaba puesto y lo colgó en una silla. Ginny apuntaba su mirada hacia la ventana.

-Mejor vamos afuera a hablar…Necesito un poco de aire fresco.

Bajaron y salieron al patio delantero. Ya casi estaba anocheciendo. Harry le tomó una mano y la condujo hacia un pequeño muelle de madera que tenían los Weasley sobre el arroyo.

-…a pesar de todo, podría decirse que estoy bien…Pasé la mayor parte del tiempo encerrada en mi habitación…Ron y Hermione estuvieron juntos todo el tiempo… Son novios…

-Era de esperarse- Comentó Harry sin sorpresa. Pero la noticia lo alegró, sabía que Ron había esperado esto por mucho tiempo.

-Lo sé. – Dijo ella y una sonrisa se asomó por su rostro. - ¿Puedes creerlo? Era obvio que a Ron le gustaba Hermione, pero ella disimuló bastante bien. Le gustó durante todos estos años.

Ginny se sacó las sandalias que llevaba puestas y estiro las piernas, sus pies rozaban el agua. Pasó algún tiempo en el que ninguno de los dos necesitó hablar, se entendían a la perfección solo estando juntos.

-Hoy soñé contigo – Confesó Harry.

-¿En serio? –Ginny sonreía más que nunca -¿Cómo fue?

-Fue bastante raro…Soñé qué estábamos en la biblioteca de Hogwarts y en un momento yo te tomaba las manos… Me decías te quiero y cuando nos estábamos por dar un beso…Madam Prince nos echó a golpes…-ESTO ES UNA BIBLIOTECA, NO UNA FIESTA DE SAN VALENTIN – dijo Harry adaptando el tono de la voz de la bibliotecaria - VAYANSE, FUERA FUERA!

Ginny soltó una carcajada.

-A pesar de todo, el sueño fue lindo…Sobre todo por lo que dijiste. – Siguió Harry

-Sabes que te quiero…-Dijo ella mirando hacia otro lado.

-Pero es lindo oírlo. – Harry sentía su rostro rojo de vergüenza y una sensación de calor en todo el cuerpo. Si eso no era amor, ¿Qué era?

-Entonces…Te quiero…-Balbuceó ella escondiendo la cabeza en un hombro de Harry.

Y todo ocurrió demasiado rápido. Cuando se dio cuenta de lo que hacía, Harry solo pudo ver los ojos de Ginny tan cerca de los suyos que estaban por chocarse. El corazón le latía cada vez más rápido, solo podía pensar en agarrar sus cosas e irse lejos con ella, muy lejos, donde nadie los molestara o nadie hiciera preguntas. Él podía verse reflejado en sus ojos color avellana.

No sentía nada. Era otro mundo. Ojala pudiese vivir por siempre así. Ojala ese momento fuera eterno…

Harry lo sintió, estaban por besarse. Cerró sus ojos. Sus labios estaban rozándose. Él le tomó una mano. Estaban acercándose…

-Ginny, Harry, a comer!

La señora Weasley se había asomado por la puerta trasera. Al ver lo que había interrumpido, se volvió para adentro rápidamente.

Ginny, muerta de vergüenza apartó la cabeza para el otro lado.

-Yo… este...mejor voy yendo… no quiero que Molly se enoje.

-Si…claro…nos vemos, Harry.

Solo unos segundos después, Harry pensó que había sido poco caballero no esperarla. Ginny seguía atándose las sandalias. Harry vaciló ¿Voy hacia a ella?

Miró hacia ambos lados. Pero la vergüenza le ganó.

La cena fue deliciosa y tranquila, nadie habló mucho. Harry comía sin moverse mucho (por miedo de tocar a Ginny que estaba sentada al lado de él). Se sentía la ausencia de la gente que estaría con ellos, algunos de los miembros de la orden del fénix, por ejemplo.

Después de terminar de comer muchos se quedaron hablando y tomando café, pero Harry volvió afuera, esta vez con Ron y Hermione. No hablaron mucho, se quedaron sentados mirando el cielo y aprovechando la presencia de cada uno.

Hermione les contaba su travesía en búsqueda de sus padres para devolverles la memoria

-…fue más fácil de lo que pensé; creo que quedaron iguales aunque mi madre ahora está obsesionada con la limpieza y mi padre se ha pasado toda la semana escribiendo unos documentos raros…De todas formas, no recuerdan nada y viven felices. He estado renovando las credenciales de P.E.D.D.O , desde que se fue Voldemort, ha ingresado mucha gente más.

-Harry, ¿Es verdad que te compraste una casa? – Dijo Ron, interrumpiendo a su novia. Hermione había estado todo el verano hablándole sobre su P.E.D.D.O.

La mente de Harry divagó hacia la mansión en la que ahora vivía completamente solo, sus cinco habitaciones y la piscina que nunca había usado.

-Si…Es hermosa, ya tendrán tiempo de verla. La madre de Tonks me ayudó mucho, ya saben…Nos estuvimos viendo por lo de Teddy.

Teddy, hijo de Lupin y de Tonks, tenía ya un año y algunos meses. Antes de morir, Lupin había nombrado a Harry como su padrino, tal como era Sirius.

Harry había aprendido a quererlo demasiado rápido: era su único familiar mago vivo.

-¿Cómo están ellos?- Preguntó Hermione sentándose entre ellos.

-La señora Tonks, bueno…Perdió a su hija y a su esposo…debe ser difícil. Pero está viviendo con una amiga. Teddy también está con ellas. Tal vez venga conmigo en algún momento.. ¡Ya sabe decir mi nombre! 'Ary', y al parecer su sangre no está del todo contaminada así que no será hombre lobo. Pero le cambia el pelo de color todos los días.

Hermione y Ron sonrieron: había otro metamofomago en la familia.

Se quedaron hablando algún tiempo más hasta que Harry miró su reloj: 1:00 A.M. Se había levantado temprano (Se reunió con gente del ministerio) y después había vuelto a su casa para prepararse. Estaba bastante cansado, esa semana lo tenía exhausto. Por suerte ya era viernes, aunque el fin de semana tampoco habría mucho descanso.

Se despidió de sus amigos que se quedaron juntos (después de todo eran novios) y volvió a la casa para buscar su abrigo y sus cosas.

La señora y el señor Weasley ya se había acostado. Percy y George se habían quedado dormidos en un sofá y Bill con Fleur y Charlie habían vuelto a sus hogares.

Recordó que había dejado su abrigo en la habitación de Ginny. Decidió entrar despacio sin despertarla. Subió las escaleras y llegó de nuevo al pasillo.

-Lumos!

Una pequeña luz salió de la punta de su varita. Caminó un poco más y estaba fuera de la puerta. Abrió lentamente. La puerta lanzó un chirrido. Espió de reojo pero se sorprendió: no había nadie dentro.

-…Ginny? – Susurró

Se escucharon pasos detrás; Harry sacó la varita otra vez.

Más pasos…

Harry saltó y dio una media vuelta, apuntó y estaba por lanzar un hechizo desarmador…

-¡Exp…!

-¡Soy yo!

Ginny apareció entre la oscuridad, llevaba el vestido doblado en una mano y se había puesto unos vaqueros oscuros con una remera.

-Ginny! Me asusté, perdona. Pensé que…

-No te preocupes – Dijo ella en voz baja. –Habla bajo, mi madre se despierta fácil. ¿Me estabas buscando?

-Iba por mi abrigo… Pero no importa, ve a dormir, lo busco otro día.

Igual no hace tanto frío ahora…Ginny, ¿por qué lloras?

Harry se retó por haber sido tan estúpido, era visible que Ginny había estado llorando, tenía los ojos brillantes y el rostro de una tonalidad roja. Además el labio inferior le temblaba un poco.

Ella desvió la vista hacia otro lado -…estoy…estoy bien, no estoy llorando.

-Vamos, te conozco demasiado…Sabes que puedes confiar en mi…

-Es solo…

Ginny no podía contestar, las lágrimas caían por sus mejillas y miraba al suelo.

-…no quiero que mi madre se entere de que estoy llorando…ni Ron…no les digas…

-Esta bien, no les voy a decir, tranquila. ¿Puedo saberlo yo?

-Mañana…

-Pero no voy a dejarte así toda la noche! Ginny, si quieres puedes decirme, sabes que no se lo voy a contar a nadie ni me voy a reir ni a preguntarte nada ni…

-Esta bien…Lo que pasa es que…

En ese momento se escuchó una puerta y Harry pudo ver a la señora Weasley saliendo de una habitación cercana en el pasillo

-Rápido-Susurró Ginny-Entra

Entraron sigilosamente a la habitación de Ginny que estaba oscura. Ella susurró unas palabras y las luces se prendieron.

-Harry…Yo…No te preocupes…Estoy bien….-Pero no podía contener las lágrimas

-Ginny, no tengas vergüenza de mí. Tómate el tiempo que quieras, dime que te pasa, por favor.

Ella suspiró –Es… ES TODO! Aún no asimilo que Vol-voldemort está muerto, y que lo mataste, que mi hermano ,Hermione y tu ya está aquí, que no iré más a Hogwarts, que no se que va a pasar con mi vida de ahora en adelante, que Fred está muerto, que Tonks está muerta, que Lupin está muerto, que Ojo Loco está muerto… Y que tú sigues vivo…

-¿Te molesta que esté vivo? – Preguntó Harry incrédulo

-Al contrario! Es que… Mira… Cuando ustedes se fueron no tenía idea de nada. No sabía a donde iban, cuando regresaban…Ni siquiera me había despedido…Pensé que…algo podría pasarles…que…podrían…morir

-En realidad, estuvimos al borde de la muerte millones de veces…Pero no sucedió nada, nada muy importante…Algunas heridas, ya sabes…

-Pero…que hacían? Dónde fueron? Y cóm…?

-Shh…-Dijo él. –Puedo contarte toda la historia. Con detalles…Pero otro día Gin. Necesitas dormir.

-No tengo sueño. Y no quiero que te vayas.

-Ginny…

-Vamos, Harry, no tengo tres años. – Dijo ella desafiante

Harry no sabía que hacer. Es verdad, Ginny merecía saber la verdad… Y era testaruda , asi que iba a insistir… Lo mejor era contarle.

-Está bien. Pero aunque sea acuéstate, así te quedas dormida.

-No me voy a quedar dormida. No mientras me cuentas lo que quiero saber hace aproximadamente un año…Y mientras tengo a Harry Potter susurrándome a la 1:00 de la madrugada…