— Mañana, al atardecer —Espetó— Te espero en el mismo lugar por tu respuesta, sino llegas sabre cuál es tu decisión.
Recientemente Sesshomaru le había dado dos elecciones, al haber llegado el momento. La de quedarse en la aldea con los humanos o irse con él.
Ella lo escucho atentamente asintiendo cuando pregunto si había comprendido sus palabras. Luego de indicar cuando vendría a recibir su respuesta, el demonio se dio la media vuelta, pero antes de que pudiera marcharse. La voz de Rin lo detuvo.
— ¿Que pasaría si yo me quedara en la aldea? —Preguntó en un hilo de voz, con la cabeza gacha por el mero hecho de hacer esa pregunta— ¿Vendrías a visitarme?
Sesshomaru no quiso sorprenderse como el aumento de sus pupilas mostro o sentirse herido como el dolor en el pecho que apareció. La indecisión que presentó era algo que jamás pensó que Rin tendría, pero era algo normal si ella había vivido años con ellos. Lazos afectivos se habían formado y lo que no quería pensar, era que ella, se había enamorado de algún humano.
— No.
Contestó firme e impasible, girando y clavando sus ojos ambarinos en su persona.
— ¿No? —Preguntó con desilusión levantando la cabeza y viendo su mirada puesta en ella.
— No —Repitió.
— ¿Por qué?
Su voz estaba llena de réplica.
— Porque no tendré motivos para regresar.
Rin se quedó en silencio por unos segundos.
— ¿Que significaba? —Rebatió en su cabeza— Porque si yo me quedara, aun seguiría allí ¿Por qué no tendría motivos? Yo aun estaría.
— No lo entiendo, señor Sesshomaru —Expresando desconcierto— Yo seguiría aqui, si yo me quedara, yo...
— ¿Por qué tendría que visitarte? —Cuestionó, su voz sonaba serena, pero sus ojos la miraban con una frialdad que la congelaba y provocaba que sus palabras no puedan salir— En este momento te estoy dando dos elecciones, te doy el poder de elegir. Si quieres quedarte o irte conmigo.
— ¡Pero no es justo! —Exclamó sonando quebrada— Si yo me voy contigo, yo jamás volveré a verlos.
— Lo harás —Rin quedó pasmada— Podrás visitarlo, no será habitualmente, pero te permitiría eso.
— Entonces... ¿Por qué?
Ella no podía comprender. No entendía como pensaba su señor.
— ¿Por qué si yo me quedo... no vendrás nunca más?
El demonio no respondió aquello, se quedó observándola, con una mirada indescifrable para Rin, una mirada que estremecía su cuerpo, calaba sus huesos, penetraba su corazón y su mismísima alma.
— Te espero mañana con tu respuesta.
— ¡Espera! —Pidió la joven antes de que se fuera— Si yo...
— ¿Por qué me sigues preguntando? —La voz de Sesshomaru salió afilada— Haz lo que quieres.
Rin no se esperó eso. Lo demostraba por la forma en que se quedó muda de la impresión, al haber oído esas palabras y como las había dicho su señor, provocándole deseos de llorar.
"Si yo... fuera contigo ¿Serias feliz? ¿Te agradaría?"
Lo que quería decir, no pudo hacerlo. Lo que esa palabras le ocasiono no fue solo dolor, fue como si le dijera que esa elección que le ofrecía solo era algo que debía hacer. No se lo decía porque realmente la estimaba y quería que fuera a su lado.
"Haz lo que quieras"
Sin importarle realmente su respuesta, como si le diera igual. En eso, lagrimas empezaron a deslizarse por sus mejillas.
"¿Que debería hacer?"
