Bilbury
Draco Malfoy estaba aburrido de la vida en ese Pueblo, como él solía llamarlo, Bilbury era una ciudad pequeña, dónde la gente y las casas eran anticuadas, aunque su sistema de justicia era lo peor. Al estar alejados de la verdadera civilización, necesitaban un sistema que funcionará de manera inmediata, así que ese día, estaban reunidos en el salón social para elegir a quien fungiría como el Comisariado. Su padre, al ser una persona influyente y de negocios, había insistido en que lo acompañara, después de todo, aspiraba a que Draco siguiera sus pasos en un futuro no muy lejano. En realidad, él quería largarse de ese Pueblo aburrido, irse a Londres y conocer gente interesante, pero estaba casi seguro que esa idea no le agradaría a su padre, así que ahí estaba, listo para fingir que le interesaban los negocios de la familia.
Estaba calificando a los presentes en su escala de gente que vale la pena y gente a la que ni en sueños se le acercaría, cuando la voz de Pansy Parkinson sonó cerca de su oreja.
—¿Algo interesante por aquí? — dijo mientras se sentaba en la silla a su lado
—Como cada día, no hay nada que valga la pena — Pansy era su mejor amiga desde niños, probablemente la única, así que le agradecía que estuviera ahí para hacerle más llevadera la reunión
—Cuando llamaste temprano y dijiste que tenía que venir si o si, pensé que era porque por primera vez habías encontrado algo que llamara tu atención.
—Oh Pansy, no creí que fueras tan ilusa — hizo un ademán de condolencias mientras se reía de su amiga
—Tenemos 16 años Draco, estamos en la edad perfecta de ser ilusos — Draco iba a diferir con su idea cuando su padre se sentó solemnemente delante de ellos, indicándoles que la asamblea estaba por comenzar.
Un hombre de baja estatura y cabello gris a quien él conocía como Cornelius Fudge se paró en el centro de la tarima improvisada, él era una especie de alcalde en ese pueblo, así que la gente parecía creer en sus palabras, aunque a Draco no dejaba de parecerle una especie de gnomo con sombrero.
—Sean todos bienvenidos a esta asamblea— comenzó Fudge Con tono solemne — el secretario Weasley ha terminado de pasar lista y estamos listos para dar inicio; como saben, el periodo del comisariado Remus Lupín ha terminado — varias personas aplaudieron con mucho entusiasmo y un demacrado hombre se puso de pie y agradeció el gesto. Draco bufó, era un tipo simple, como todos ahí. Pansy le dio un codazo indicándole con la cabeza que los Weasley lo habían escuchado unos asientos delante, se alzó de hombros indicándole a su amiga que le daba igual y ella solo rodó los ojos.
Draco iba a repetir el sonido solo para indicar que los aplausos ya habían durado demasiado cuando entre todos los Weasley (y de verdad era un número grande) pudo distinguir una mata de cabello negro azabache, algo realmente extraño entre tanto pelirrojo, se levantó un poco de su asiento y vio media cara de piel morena. De pronto escuchó a su amiga aclararse la garganta y volvió a sentarse.
—¿Algo interesante querido? — preguntó burlonamente. El rubio lo pasó por alto
—Oye Pansy, ¿Sabes quién es el chico que está con los Weasley? —El tono de despreocupado que solía usar, desapareció revelando su interés.
—¡No me digas que está aquí!— El tono de chillido y la forma en que pegaba brinquitos su amiga hizo que la curiosidad creciera más — ¡Oh Dios mío, Draco sí es él! Había escuchado que regresó, pero no creí que estaría aquí hoy…
—¿Puedes decirme de una maldita vez quién es? — la impaciencia en su voz mientras apretaba los dientes ensanchó la sonrisa de su amiga
—¡Es Harry Potter!
Draco abrió más los ojos y su boca de fue abriendo lentamente.
—¿EL Harry Potter?
—Claro que el Harry Potter tarado ¿Qué otro hay?
Conocía la historia, era prácticamente una leyenda. La noche del 31 de octubre, hace 26 años en el valle de la ciudad, la familia Potter había sido atacada por un sujeto llamado Tom Riddle. Era un asesino en serie buscado por cometer asesinatos terribles, siempre a familias con un solo hijo. Esa noche, había elegido y esperado a sus víctimas, entrada la noche se introdujo a la casa y mató al padre, James Potter, quién se encontraba en la cocina; este había logrado gritar y alertar a su esposa, quién corrió al cuarto de su hijo de un año para tratar de protegerlo, pero el asesino tiró la puerta y la arrinconó en el cuarto, ella suplicó clemencia, que la matará a ella y dejará vivir a su hijo, pero Riddle se rio en su cara y la mató, justo como había hecho con su esposo. Entonces vio a su siguiente víctima, un pequeño de solo un año, apuntó a la cabeza y entonces, por algún motivo, el niño no murió. Una cicatriz en forma de rayo fue todo el daño que tuvo, mientras que Tom Riddle había muerto de un balazo en el pecho. Existían diferentes historias acerca de lo sucedido, algunos decían que la bala había rebotado, otros que era una especie de elegido de Dios, y algunos más lo consideraban un acto de magia; lo cierto era qué desde ese día, Harry Potter se había vuelto una leyenda.
Claro, su vida no había sido fácil después de eso, lo habían mandado a vivir con sus tíos los Dursley a las afueras del pueblo, y por lo que Draco sabía, había sido lo peor que le podría pasar a un niño. Eran unas personas desagradables, groseras y mal educadas, así qué, tan solo cumplir los 19 años Harry se había ido de ese pueblo (justo como él esperaba poder hacerlo en algunos años) y no se había vuelto a saber de él. Hasta ese momento.
De pronto, Draco se dio cuenta de que no podía alejar la vista del moreno. Sabía que tendría unos 27 años, se veía maduro y experimentado. Además, su cabello alborotado y su ropa ajustada le hacían pensar que era un hombre de mundo, lo cual despertaba el interés del rubio.
De pronto, Harry Potter se levantó de su asiento y se dirigió al podium donde estaba Cornelius Fudge y el rubio volvió a ser consiente del resto del auditorio. Cuando el moreno se postró frente al auditorio, la mayoría estallaron en aplausos y varias chicas se lazaban miradas cómplices y trataban de lucirse frente a él. Esto molestó a Draco, quien se cruzó de brazos y le hizo un mohín a su amiga quién lo veía divertida.
Cuando los aplausos cesaron, un acalorado Harry comenzó a hablar
—Muchas gracias a todos — su voz era profunda y gruesa, la de un hombre maduro que se le antojó la más sexy que había escuchado —es para mí un gusto estar nuevamente en Bilbury, y poder ver a la gente que quiero. Sin embargo, me temo que no puedo aceptar su nominación. Acabo de regresar y no sabría de qué manera llevar el mando de un comisariado, además, estoy seguro que hay gente mucho más preparada aquí que yo.
La gente comenzó a dar gritos de apoyo y ovaciones
—Mi querido Harry — la voz del Director de su escuela, Albus Dumbledore, se escuchó al fondo del salón —estoy seguro, que es precisamente tu historia en diferentes países lo que llevó a Arthur a nominarte, después de todo, Bilbury necesita nuevas ideas, gente fresca que haga que los ancianos como yo cambiemos esa manera de pensar tan retrograda que aún tenemos.
Harry sonrió a el profesor, era un viejo que solía poner incomodo a Draco por que le hacía creer que sabía más de lo que dejaba ver. Pero en realidad, Draco pensaba que era una persona un tanto interesante, aunque sería un suicidio que lo aceptara en voz alta, después de todo en el décimo segundo grado, es una ley detestar a todos los maestros.
—Vamos Harry —Habló entonces Ron Weasley, el mejor amigo del moreno —acepta la nominación, después de todo ni siquiera sabemos si ganaras
Mucha gente comenzó a reír y Harry agradeció la nominación y se paró en el espacio para los candidatos
—Quiero proponer —dijo de pronto su padre poniéndose de pie — al joven Blaise Zabini, quien estudió derecho y ha ejercido la profesión en la capital.
Algunas personas aplaudieron y Draco pudo ver a Harry aplaudiendo la nominación. Zabini pasó al frente y dio algunas palabras de agradecimiento, después se situó a un lado de Potter.
Su padre no parecía feliz con la aparición del chico leyenda. El señor Fudge dio la orden de inicio de la votación, y una a una las personas fueron pasando a ejercer su derecho. Draco estaba seguro de que ganaría Potter, a quien no podía parar de dirigirle miradas furtivas, hasta ese momento, el chico no parecía haberlas notado por que se encontraba platicando tranquilamente con su opositor. Lucius platicaba con Zabini padre y ambos parecían disgustados.
—Me parece — dijo de pronto Pansy — que Bilbury ha traído algo que te sacará del agujero de cotidianidad que has creado para alejarte de la gente
Draco abrió los ojos de sorpresa al sentirse descubierto por su amiga
—No es como si de repente vaya a cambiar algo — dijo en tono aburrido y decepcionado
Pansy parecía querer argumentar algo, pero de pronto su padre regresó indicando que darían los resultados a las votaciones.
Para nadie fue una sorpresa cuando Fudge anunció al ganador Harry Potter por una mayoría impresionante. Su padre estaba, como ya suponía Draco, molesto. Sin embargo, tomó a Draco por los hombros y caminaron a donde la gente felicitaba al recién nombrado comisariado.
—Señor Potter— dijo su padre con tono cortés — felicidades por su nuevo cargo
Para Draco era bastante obvio que su padre estaba siendo realmente hipócrita, pero justo en ese momento eso era tan poco importante. Ahora, a esos escasos centímetros que se encontraba podía apreciar la cara del moreno, sus ojos verdes no se parecían a nada que hubiera visto, y ese cabello alborotado le invitaba a pasar los dedos entre ellos solo para comprobar que estaban tan lisos como parecían.
Cuando la mano del nuevo comisariado se mostró frente a él tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no hacer algo inapropiado.
—Felicitaciones — dijo tratando de sonar igual a su padre pero fallando cuando dejó salir una pequeña sonrisa
—El joven heredero Malfoy, supongo — dijo con tono agradable el mayor
—Así es, Draco Malfoy —Draco estiró un poco el cuello para darle relevancia a su cargo
—En ese caso, es un gusto
—Igualmente —el rubio estaba sorprendido de que alguien dijera que era un gusto conocerlo; generalmente, solo era necesario.
Su padre se despidió rápidamente y salieron al estacionamiento para subir a su semi lujoso auto. En el camino a casa, Lucius hablaba de cómo afectaría a sus negocios perder al comisariado de aliado y las acciones que debería tomar.
—Señor Malfoy — dijo de pronto Pansy con ese tono meloso que indicaba que pediría algo — ¿podría Draco ir a cenar a mi casa?
El semblante del mayor se iluminó —Si estás cenas siguen siendo cotidianas, los Parkinson y los Malfoy deberán sentarse a platicar pronto
Ambos chicos fingieron una sonrisa, como hacían cada vez que alguien hacia una referencia a una posible relación entre ellos. Draco sabía que Pansy estaba enamorada de un chico Weasley desde que había cumplido 11 y Draco, bueno él prefería la compañía de los chicos, y eso no era algo que pudiera darse el lujo de publicar o siquiera practicar en un pueblo como ese.
Cuando bajaron del auto, tomaron el parque en dirección a la casa de la chica, cruzando el parque cada uno sumido en sus pensamientos. Por una parte, su amiga seguramente pensaba en lo difícil que era tratar de tener una relación con el chico que había salido con su hermana mayor. Por su parte, Draco pensaba en el tiempo que quedaba para poder irse de la casa de sus padres, se estaba cansando de fingir todo el tiempo frente a todo el mundo.
—Supongo, —dijo de pronto su amiga — que podríamos estar peor.
Draco alzó una ceja
—Piénsalo, al menos nos tenemos uno al otro. No sé qué sería de nosotros si estuviéramos solos.
Draco sonrió y tomo a mano de su amiga. Sabía qué sin ella, probablemente hubiera cometido muchos errores, pero ella era la que le abría lo ojos y lo sacaba de ese hoyo negro en el que constantemente se hundía; a veces sentía que él no era ni la mitad de buen amigo que ella era.
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Los domingos eran, para Draco, el día más relajante de la semana. Tenía una rutina bien establecida que le permitía aprovechar al máximo las horas de luz. Primero se dirigía a "El Calderón Chorreante", la cafetería del centro, ordenaba un capuccino espumoso con canela, ocupaba su lugar de costumbre cerca de la ventana y realizaba su lectura en calma. A las 11 de la mañana caminaba de regreso a casa y compraba algún postre para llevar a casa. Tomaba el almuerzo con sus padres y después salía rumbo a casa de Theodore Nott, el único amigo que podría nombrar si le preguntaban. Juntos pasaban algunas horas de pereza frente a la consola de videojuegos o la televisión; finalmente, de regreso en casa, la cena era tranquila y él podía pasar el resto de la tarde tocando la guitarra y aunque básicamente solo conocía cuatro acordes, se las arreglaba para seguir aprendiendo nuevas canciones.
Sin embargo, ese día a las 8:15, su rutina había sido totalmente alterada por la presencia del nuevo comisariado en SU lugar de lectura. Podría ser todo lo guapo que quisiera, pero nadie se sentaba en su lugar y vivía para contarlo. Se paró delante del moreno, quién leía el periódico, y se aclaró la garganta.
Harry Potter alzó la vista y al descubrirlo sonrió
—Draco Malfoy, buenos días. ¿En qué puedo ayudarte?
Draco comenzaba a crisparse los nervios, esa desfachatez con la que le hablaba eran casi una burla para él.
—Sucede— dijo dando un paso hacia adelante para tratar de intimidarlo (gesto aprendido de su padre) —que te encuentras en mi lugar
Harry ensanchó su sonrisa —¡Oh vaya! No sabía que este lugar tenía dueño, pero no te preocupes, en cuanto termine de leer me iré y el lugar volverá a ser tuyo — volvió a sumergirse en su lectura y el rubio tardó en procesar lo que había pasado.
¿Acaso el bien portado Harry Potter estaba siendo un completo imbécil abusivo?
Se sentó frente a él en el sillón que pensó jamás tendría que ocupar.
—Creo, comisariado, que no me ha entendido bien. Este lugar ha sido mío desde hace cinco años, vengo aquí cada domingo sin falta. Así que, si se retira ahora, haré como que esto nunca ocurrió — Harry soltó el periódico y una carcajada que, a pesar de todo, a Draco se le hizo la más sincera que había escuchado en mucho tiempo.
—Bueno, Draco Malfoy, entonces debo informarte que yo llevo sentándome en este lugar más de 15 años, así que, si a alguien le pertenece este lugar, es a mi.
—¡Pero tú te fuiste! — argumentó rápidamente
—E hiciste un buen trabajo cuidándome el lugar
Ese maldito cuatro ojos le estaba arruinando su Domingo, si Draco había pensado que era un chico sexy e interesante, bien lo seguía pensando, pero también era un insoportable y odioso.
—Pero, te diré algo — dijo de pronto el mayor — puedo regresarte tu sillón, si haces algo por mi.
Eso era el colmo, además de ladrón era un chantajista.
—¡Claro que no! — dijo Draco apretando los dientes — ¡eso es abuso de autoridad!
—Ventajas de ser comisariado
—¿Sabes que? Olvídalo, quédate el lugar hoy, después de todo ya me arruinaste el día.
Draco se paró del sillón y caminó a la salida, de pronto sintió que era alcanzado
—Espera — el moreno se colocó junto a él — ¿Podrías decirme en qué dirección queda la oficina del comisariado?
—Eres el colmo — dijo el rubio sin ningún reparo — Me robas mi lugar, intentas chantajearme ¿Y ahora quieres que te de información?
Volteo a ver al sin vergüenza, y se dio cuenta del error que cometió, su cara era fresca, tenía una sonrisa que no le hizo sentir algo raro en el estómago, y ese cabello de verdad parecía una insinuación.
—Bueno, tu pareces un buen chico, que te parece ayudar a este sin vergüenza a ser mejor persona
—Ja, pues te equivocas, no soy para nada un buen chico. Arréglatelas tu solo
—Sucede que tengo todo el día libre, así que está bien si tardas en darme la dirección.
Esto se estaba volviendo ridículo —Anda a preguntarle a alguien más — aceleró el paso, pero eso no detuvo al mayor; caminaron por aproximadamente 50 metros en silencio hasta que Draco paro en seco y giró para encararlo
—Bien, — se abstuvo de decir "tú ganas" — la oficina está en la calle Sigbure 146. Regresa dos cuadras, gira a la izquierda y camina 7 cuadras, en el segundo callejón a la derecha. Ahora, vete.
—¿Sabes qué? Acabo de recordar que soy muy malo siguiendo direcciones, será mejor que me acompañes — Draco apenas iba a protestar cuando el mayor tomo su mano y comenzó a caminar de regreso. Aunque hubiera querido soltarse rápidamente, la descarga eléctrica que le recorrió lo mantuvo ahí por más minutos de los que hubiera parecido normal. Finalmente se soltó lentamente, pero siguió caminando dócilmente, pensando en que nunca había sentido algo así, aunque claro, era un chico de 16 años, era normal que sus hormonas reaccionarán así.
Una vez que hubo calmado sus reacciones, estaba a punto de largarse y dejar a Potter solo, pero de pronto se dio cuenta de que su rutina perfecta estaba arruinada, así que ¿Por qué no regresarle el favor? Si lo llevaba por caminos diferentes y lo hacía perder su día de la misma manera que había hecho con él podría al menos darse un poco de satisfacción.
—Pensé que habas dicho dos cuadras y a la izquierda— dijo Harry mientras se detenía
—Y yo pensé que habías dicho que eras malo para seguir direcciones — dijo mientras seguía de largo la calle en la que debían doblar.
—Chico listo — dijo Harry mientras lo seguía
Draco sonrió con autosuficiencia.
—Así que ¿Que hace un chico de tu edad tan temprano en la cafetería? ¿No deberías dormir todo el día y quejarte porque mañana hay escuela?
—No sé cómo era en tu época, pero los adolescentes de ahora no somos tan perezosos
—Bueno, el chico Finnigan podría debatir eso
—Entonces creo que es más una cuestión de valores personales
Harry sonreía, a pesar de todo, parecía estar disfrutado eso. Draco se preguntó que era o que el chico pretendía con todo eso; no estaba molesto por estar caminando sin rumbo, tampoco parecía tener prisa como la mayoría de los adultos, ni siquiera se enojaba de que Draco le hablara con su particular tono de autoridad, claro, tampoco es que acatara sus órdenes.
—¡HARRY! — La voz del señor Fudge se escuchó y Draco juraría que por un momento vio al moreno hacer una mueca de disgusto
—Señor Fudge— Harry ya estaba tendiéndole la mano al viejo, pero la sonrisa que tenía no era en nada parecida a la que le había dedicado en la cafetería.
—¿Qué haces tan temprano? Y ¿Con el señor Malfoy?
—Nos encontramos en la cafetería, cuando le comenté que no tenía idea de cómo llegar a la oficina, se ofreció a llevarme e incluso me ayudará a limpiar —Harry decía todo con tal tranquilidad que de no haber estado presente también le hubiera creído.
—Oh vaya, qué amable de su parte señor Malfoy.
—Sin duda sus padres estarán orgullosos — solo Draco pudo notar el sarcasmo en su voz
—Si es así, Entonces me daré una vuelta más tarde por su oficina señor comisariado. Tal vez lleve algún camarógrafo, ya sabe, nunca está de más hacer un poco de campaña — dicho esto, le estrecho la mano a ambos chicos y dio la vuelta para caminar calle abajo.
—¿Qué se piensa? — dijo de pronto molesto el rubio— no somos su circo para que vaya a tomarse fotos mientras nosotros trabajamos
—Lo cual me confirma que me ayudarás a limpiar
—¿Qué? No, espera yo no dije eso — Harry ya había comenzado a caminar
—Bueno, no creo que quieras que la nota diga que no cumpliste tu palabra
—¿No te molesta que solo quiera hacerse publicidad contigo?
Harry suspiro y se alzó de hombros
—Me molesta, pero son parte de las responsabilidades de ser adulto
—Ser adulto apesta
—Y que lo digas
Por primera vez en el día Draco relajo los hombros y caminó junto a Harry Potter. Era una escena bizarra para él, pero por alguna razón había decidido ayudarle a limpiar su oficina. Al fin algo en Bilbury le llamaba la atención.
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Hola, muchas gracias a quienes entraron a leer esta historia… sé que debería estar actualizando mis otras historias, pero en serio que esta idea no me dejaba en paz
Saludos.
