Disclaimer: Inuyasha no me pertenece.


Nuestra inalcanzable felicidad

La noche anterior, luego de mucho tiempo, volvimos a dormir juntos. Ya lo extrañaba.

Durante los últimos meses se mantuvo huraño, en especial conmigo. Yo me sentía muy mal por ello, comenzaba a pensar que él había dejado de amarme. Su hermano me decía que se encontraba irritable porque había pescado una gripe un tanto complicada.

Esa noche, fue la primera vez que lo vi enfermo: pálido, desganado y lento, pero aún así conservaba su humor característico. Evadió el tema durante toda la velada, tampoco pregunté demasiado, aunque debo admitir que me preocupaba cada vez más.

Al día siguiente, apenas desperté lo oí decirme con voz ronca.

—Recién amanecida, despeinada y con aliento a muerto, eres hermosa igual.

Lo miré con una sonrisa. Amaba despertar con el ámbar profundos de sus ojos clavados en mí. Era aún más hermoso que el color de cualquier flor que abitara sobre el planeta. Era un color miel de ensueño, único y especial, hasta envidiable, diría.

—Evita el describirme, no quiero saber qué tan fea estoymurmuré, recibiendo un fuerte abrazo de buenos días de su parte.

Pasé a estirarme sobre la cama, dando por hecho que tras de mí vendría él a desperezarse, como todas la mañanas en que despertábamos en la misma cama, pero no. Me sorprendió sentir el débil roce de sus dedos por mi espalda. Al mirarlo de soslayo, lo noté con una sonrisa con aires de trastesa dibujada en su rostro blanco. Advirtió rápidamente que lo estaba mirando, pero pero no tan rápido como para pasar desapercibido.

—Amo tu piel—se excusó, sin perder aquella sonrisa.

—¿Estás feliz, cariño?— y planté un beso seco en sus labios. Aquellos poseían una suavidad que me causaba cosquillas cada que lo besaba, haciéndome reír contra su boca.

—Tú sí estás feliz. Ahora, yo creo que también lo estoy.

—¿Crees?―me sobresalté de manera demasiado brusca, tal vez—

Dejó de mirarme y exhaló con pesadez.

—Para mí la felicidad es inalcanzable. Y más ahora. Solo dejame gozar el momento, sentir tu piel ahora que puedo.

En ese instante reaccioné. Algo no andaba bien. ¿Qué ocurría con mi Inuyasha? El tono amargo y bajo de su voz me ponía nerviosa, él no solía ser así.

—Explicame—le pedí, casi como suplica. Me giré a mirarlo y me senté sobre mis piernas para estar bien atenta a lo que me iba a responder.

—La felicidad es tan efímera como la belleza; como la misma vida y perderla es como ir muriendo… Yo tenía una meta, ser inmensamente feliz contigo pero…, nuestra felicidad es incansable. Perdoname, pero no podré hacerte feliz por mucho más tiempo y me apena...

No supe cuándo fue que las lagrimas comenzaron a caer por mi rostro. Hasta el día de hoy no se han detenido y es que yo también morí el día que él partió.


¡Hola!

Bueno, no sé. Soy cruel y maldita, la verdad es que estaba muy aburrida y… amo verlos sufrir, XD

¡Mentira!

ATTE: La malévola Selenee Nelia. (?)