¡Hola!
Hace bastante tiempo tenía ganas de escribir un fic de knb, pero ahora tuve el impulso así que simplemente escribí y aquí está, lo publicaré enseguida porque sino, nunca lo haré, haha.
Antes que nada, cuando me refiero a un Host!Au, es algo así como en un host club, esos locales en japón en donde van mujeres o hombres y eligen a un anfitrión para que los acompañe durante la noche, no sé si me explico. Además no hace falta aclarar en que me alejaré bastante de la realidad, haha.
Pareja principal: Kise/Kuroko y más de las cuales aún no estoy muy segura ´ ▽ ` )ノ, pero pase lo que pase, recuerden: La pareja principal es Kikuro, repito, Kise/kuroko.
Los personajes de Kuroko no basket no me pertenecen.
Pequeños suspiros.
Introducción
Levantó su mano izquierda a la altura del corazón, con la palma de ella en dirección al cielo, extendió sus dedos protegidos con unos guantes color rosa para observar como los pequeños copos de nieve caían y se desvanecían sobre ella. El invierno en Tokio se encontraba en todo su esplendor, y a causa de ello protegía su cabello con una gorra de lana color vainilla pues las pequeñas ventiscas comenzaban a aumentar su intensidad.
Antes de continuar con su caminata observó ahora los guantes que llevaba puestos y sonrió para sí, vaya que las chicas le tenían aprecio, tanto como la gorra y los guantes fueron hechos a mano por una de ellas quien se los obsequió. Entró a una cafetería agradecido por la joven, sino fuera por ella, tendría que haber comprado un par de ellos y precisamente no tenía dinero para esos gastos. Al entrar a la cafetería se quedó de pie en la entrada a la vez que sacaba su móvil y marcó el número de su manager.
-¡Has llamado justo en el momento en que pensaba en ti! –se escucho al otro lado de la línea.
- Oh –rió- bueno, somos dos, yo también pensaba en ti, querida.
- Es por trabajo, tonto –susurró la voz femenina-, te he conseguido una sesión de fotos y un casting para aparecer de extra en un programa de televisión, antes de que digas algo sobre el papel de extra, básicamente te tienes que sentar allí y ellos te enfocarán casi todo el programa, es algo muy bueno además que la paga es excelente para no hacer mucho.
-No sabes lo mucho que me alegra, no sé como agradecer todo lo que has hecho por mí desde que llegue Tokio…
-Tú eres suficiente para agradecerme, Ryouta.
-Entonces me adelantaré al apartamento –mencionó en tono juguetón.
-Pues tendrás que jugar solo, pese a que podríamos estar solos los dos…ah dios, ¡Perdón Ryouta!, hoy tendré que trabajar hasta tarde en la agencia, no sé a qué hora volveré, si deseas puedes pedir comida.
-Ah, está bien, bye bye.
-Bye bye, pequeño.
-Bueno, otro día solo –susurró para luego irse.
Hacía un par de meses desde que Kise Ryouta de veinte años de edad se mudó a Tokyo para vivir de forma definitiva y comenzar a ser independiente. Sus ansias de crecer fuera de su pueblo natal y la televisión lo motivaron para dar el gran paso. Toda su adolescencia trabajó para pagar su boleto de viaje y su vida por un tiempo en la gran ciudad, claro que la mayoría de su dinero fue gastado incluso antes de que terminara la preparatoria.
En un comienzo no tenía claro cómo iba a sobrevivir y precisamente qué era lo que iba a hacer en Tokyo, pero una de las chicas con la que salía en preparatoria le dio la idea del modelaje, pues era alto y guapo. Y así fue, en el día de su viaje, conoció a una mujer con la cual coqueteo de forma descarada y para su suerte resultó ser de una agencia de talentos y desde ese día, ha vivido con ella hasta que él pueda juntar algo más de dinero e irse. Claro que los coqueteos pasaron a mayores, involucrando al joven rubio en un romance con una mujer quince años mayor.
La suerte era su mejor amiga, se decía el joven. Si bien la mujer se le apetecía, no era su intención mantener esa relación cada vez más seria con la mujer, no le gustaba pensar que estaba con ella por conveniencia, pero cada día esa palabra era la descripción exacta de la relación. La mujer tenía una hija, para Kise, una versión más joven de tan sólo quince años de edad. Para él, cada día era más difícil vivir con esa niña hormonal que al pasar de los meses se veía más dispuesta a captar su atención.
Ese día, era la ocasión que tenía él y su adorada manager para pasar tiempo a solas, la hija de esta estaría en una pijamada con sus amigas y tendrían la noche libre para hacer lo que quisieran. Pero todo se arruinó cuando su amante fue arrastrada a un día de sobre carga en el trabajo.
Al entrar al apartamento que compartían se quitó la gorra y los guantes dejándolos sobre la mesa. El lugar no era demasiado lujoso pero sí tenía sus comodidades, de las cuales no tuvo la oportunidad de disfrutar en su lejano hogar. En verdad estaba muy agradecido de como estaba yendo su vida en Tokyo, desde el primer día tuvo todo en orden, con esa mujer no había sufrido la soledad que puede ocasionar una ciudad tan grande y tampoco había experimentado la desesperación y la pobreza de una persona recién llegada sin conocer a nadie. En un gesto de apreció, como siempre, le envió un beso a una fotografía de su manager que se encontraba en el salón.
-Siempre me he preguntado por qué haces eso –comentó una voz sus espaldas.
Kise se volteó y vio a la chica que se encontraba allí, era la hija de su amate.
-¡No me des esos sustos! –chilló el rubio.
-Que sensible eres, Kise –rió la chica mientras se soltaba el cabello-. ¿Y mi madre?
-Es probable que no llegue hasta la madrugada, ¿y tú qué haces aquí?
-Es mi hogar ¿o no?
-Me refiero, ¿qué no deberías estar fuera por hoy?
-Nope, se ha suspendido, así que veo que la suerte está de mi lado esta vez.
Kise sabía a lo que se refería.
Hace un par de semanas había ocurrido un incidente. Fue algo simple, pequeño y de poca duración pero bastó para romper los limites y dejar en claro lo que podría pasar en un futuro, la chica sin pudor y remordimiento alguno le plantó un pequeño beso como despedida, simple pero con un mensaje claro: "Estoy interesada en ti". Sí Kise habría sido un joven maduro, hablaría con la madre de la chica que era lo que se podría decir su actual "novia" y detendría todo en el acto, pero no fue así. Simplemente se quedo callado, mordiéndose el labio inferior lamentándose por su poca determinación.
Y ahora estaban solos, sin la presencia amenazadora de la madre.
-No te preocupes, no soy virgen.
Kise sonrió. Sí ya estaba en esa situación, no podía hacer nada más que dejarse llevar.
La hija de su manager era de estatura media, de mirada soñadora y de un cutis suave, su sonrisa podría cautivar hasta el mismo diablo, poseía una cintura pequeña que se complementaba con sus pechos de volumen mediano, era preciosa. Kise apartó un mechón del cabello castaño de ésta, le acarició el rostro disculpándose con quién sabe quién, la beso de forma delicada, la acercó hacia su cuerpo mientras la abrazaba lentamente, cuando se separaron, la chica sonrojada solo pudo suspirar, pese a su actitud atrevida se encontraba nerviosa. El joven de veinte años encontró adorable su actitud por lo que la volvió a besar al tiempo en que lentamente la recostaba sobre el sillón, los besos siguieron, dando paso a más caricias, a que la chica se desprendiera de su vestido y Kise de su chaqueta, todo era tierno y lento, con la madre de la joven, pensó, era más apasionado y rápido.
Un ruido lo sacó de sus pensamientos, un ruido de una puerta.
No tuvo tiempo de reaccionar.
-¡Sorpresa, he podido regresar más temprano!
Se escuchó el saludo de una voz conocida por él, y por la chica recostada sobre el sillón bajo él.
Oh mierda.
Los pasos se acercaron y se detuvieron en un instante. Hubo un silencio momentáneo.
La voz amable de la mujer cambió de un segundo a otro.
-Kise Ryouta, ¿Por qué mierda se encuentra mi hija semidesnuda?
El rubio no pensó en mejor respuesta: Esto no es lo que parece, ella me provocó.
Salto del sillón alejándose rápidamente, la chica se vistió, sus piernas temblaban más que nunca pero eso no impidió a que corriera a su habitación. La mujer tardó unos segundos en reaccionar.
-¿Te provocó? –dijo al fin riendo-, ¿te provocó?
-S- -Sí –tartamudeó.
-¡Tiene unos putos quince años Ryuota! ¡Tú eres el adulto aquí, mierda!, vete, ¡Vete de aquí!, recoge lo que puedas antes que te mate, vete, VETE.
La mirada de la mujer era de enojo puro, su instinto maternal fue más fuerte que el de una mujer con el corazón roto por un romance fallido. Kise intento explicarse de forma pobre y vana, no tenía mucho que decir, no tenía argumentos a su favor. No le quedó otra de ir a la habitación de los invitados y recoger sus pertenencias, un poco de ropa, su laptop y un par de libros, no tuvo tiempo para más. La mujer entró en la habitación y levantó la maleta del chico para luego salir de esta, Kise alarmado la siguió.
-Tu tiempo se acabo –susurró la mujer mientras abría la puerta de su hogar-. Me duele, Kise, que hayas jugado con nosotras.
-No jugué con nadie –se excuso con un puchero infantil-. No me eches, por favor.
-Tome una mala decisión contigo, Kise. –lo empujó a fuera-. Tus contratos con la agencia quedaran nulos, y me voy a encargar personalmente de joderte por un buen tiempo.
Su ahora ex manager le cerró la puerta en la cara.
El frío que hacía en ese momento era demasiado para él, se lamentó de olvidar su gorra y guantes que dejó sobre la mesa. Se lamento por lo débil e imbécil que era.
Eran apenas la siete de la tarde, pese a la hora, ya se encontraba oscuro y sólo los focos iluminaban las calles que cada vez más invadían los trabajadores y parejas que compartían sombrillas para esquivar la nieve.
La nieve comenzó a caer sin discreción sobre su cabello rubio, humedeciéndolo y haciendo que el chico se estremeciera. Con tristeza en su rostro se sentó sobre la única banca libre que encontró, la mayoría era compartida por parejas.
-Las mujeres son terribles –susurró-, siempre termino mal por ellas.
Cerró los ojos auto convenciéndose que él no tenía culpa alguna.
-A quién engaño –pensó quitado la nieve su cabello con la mano desnuda- es mí culpa –dijo en voz alta.
-Claro que debe ser tú culpa –canturreó una voz que no oía hace mucho tiempo-. Dudo que las mujeres sean el problema, Ki-chan.
Continuará.
No sabía que el capítulo introductorio quedaría tan corto, intentaré compensarlo en el próximo. Creo que se notó mi ansiedad en publicar el fic pronto, siento que todo sucedió muy rápido hehe.
Ya saben, si desean, dejen sus comentarios.
¡Nos leemos en el próx capítulo!
