-¡Potter, Harry! -llamó la profesora McGonagall a la multitud de estudiantes que se concentraban delante suyo. Albus Dumbledore se inclinó hacía delante. Desde que había recibido la noticia, seis años atrás, de que Harry Potter había desaparecido de la casa de sus tíos, el anciano director había removido cielo y mar para encontrar al chico, pero no había habido suerte, hasta hacía menos de dos meses.

Los alumnos de primero su fueron moviendo, para dejar paso a un chico que caminaba hacía el taburete. Dumbledore se congelo al ver la apariencia del chico.

Harry era guapo. Tenía el cabello negro indomable con las puntas rojas, la piel pálida y los ojos verdes; pero no verdes esmeraldas como los había tenido Lily Potter, sino verdes oscuros, casi negros. Alrededor del iris, tenía un circulo de color verde mar. Era algo alto, y se le podía notar algo de músculo.

Pero el aura que desprendía, lo que había llamado la atención a Dumbledore. Tenía una aura que inspiraba poder, miedo y respeto. Los murmullos resonaban por todo el Gran Comedor.

-¿Es él?

-¿Es Potter?

-Da miedo.

-Pero es muy guapo.

Harry les lanzó una mirada, y el comedor se sumió en un silencio absoluto. Elegantemente, Harry se sentó en el taburete, y una aturdida profesora McGonagall le puso el sombrero.

-Interesante -dijo una voz en su cabeza-. ¿Un hijo de Hades? Y además legado de Hécate. El último mago que estaba relacionado con Hades fue Tom Sorvolo Ryddle, aunque era un legado suyo...

-No me relaciones con ese idiota -le dijo Harry. Conocía a Ryddle, o Voldemort, como se hacía llamar, de oída. Él era un nieto de Hades, y había matado a los padres biológicos de Harry, James y Lily, cuando este tenía un año.

-Curioso. No eres el único mago relacionado con un dios que he sorteado hoy. También hay una hija de Afrodita, un legado de Apolo y otro legado de Ares.

Harry estaba sorprendido, y eso es difícil, al fin y al cabo dos de sus padres eran dioses, otros dos espíritus con los que Harry hablaba en ocasiones en los campos Elíseos, y sus maestros habían sido los grandes héroes de la antigua Grecia, Aquiles, Teseo, Orión, Perseo y Odiseo.

-Pero da lo mismo. Ya sé en que casa te colocare... ¡SLYTHERIN! -La última palabra la anunció en voz alta. Harry se levantó y se quitó el sombrero, dándoselo a la profesora, quien solo le mandó una mirada confusa.

Harry se sentó en la mesa verde y plateada, mirando a su alrededor, pensando en lo mucho que había cambiado su vida desde esa noche de hacía seis años...

Un niño de cinco años caminaba por las calles de un tranquilo vecindario ingles. A esas horas de la tarde, Privet Drive, era muy tranquilo. Pero el niño se movía con miedo. Sus ojos verdes brillaban con pánico, mientras miraba las dos caritas sonrientes de la hoja. Solo se las ponían a quien mejor hubiese echó los ejercicios. Y Harry Potter sabía que no había que ser mejor que su primo Dudley, a menos que quisiese ir a su alacena sin cenar.

Harry entró en la casa, y fue recibido por el grito de su tío.

-¡Chico!

Harry entró con miedo en la sala de estar, donde estaban sus tíos, Vernon y Petunia, y su primo, Dudley, quien comía palomitas delante de la televisión, pero Harry sabía que estaba pendiente de la situación en la sala.

"Estúpido cerdo mimado" pensó con rencor.

-¿Cómo te atreves a sacar mejor nota que Dudley? -le espetó su tío a solo un par de centímetros de su cara-. ¿Cómo te atreves a dejar a tu primo en ridículo, anormal? ¡Trae aquí eso!

Vernon le arrebató la hoja a su sobrino y empezó a romperla.

-¡Para! -le exigió Harry, tratando de recuperar la hoja, o lo que quedaba de ella. Vernon solo le dio un empujón, y el chico cayó al suelo. Harry sintió como la rabia lo embargaba y, de repente, el jarrón favorito de su tía, uno francamente horrible, explotó en pedazos. Los cuatro se quedaron en silencio, antes de que Vernon se girara hacía su sobrino, temblando de furia.

-¡Tú... maldito... no... ¡VUELVAS HA HACER ESO! -le gritó.

-¡Yo no he echó nada! -se defendió Harry. Pero su tío le dio una patada, derribando al niño al suelo, antes de quitarse el cinturón y empezar a golpearlo con él. Al acabar, cogió a un magullado Harry y lo arrojó dentro de la alacena que había bajo la escaleras.

-¡Y hoy no cenas, monstruo! -le gritó a través de la puerta cerrada, antes de girarse hacía su esposa y su hijo-. Hoy cenamos fuera -les informó. Minutos más tarde, un coche se alejaba de Privet Drive, dejando a un chico herido encerrado en una alacena, dentro del número cuatro de Privet Drive...

Harry suspiró. Aunque ese había sido uno de sus peores días, también tenía su lado positivo. Había conocido a Hestia, diosa del hogar, a la que consideraba su tía, y a Hades, dios del inframundo, y a Pérsefone, diosa de la primavera.

-No sabía que había más mestizos aquí, y que Harry Potter fuese uno -dijo la chica que se sentaba a su lado. Harry se tensó. Mestizos era la palabra para designar a los semidioses. La chica que había hablado tenía el pelo marrón chocolate y los ojos verdes.

-¿Quién eres? -preguntó Harry. La chica lo miró, y sus ojos cambiaron a un azul intenso.

-Tracey Davis, hija de Afrodita.

Harry sonrió.

-Harry Potter, hijo de Hades, legado de Hécate y príncipe del Inframundo.


Hola gente,

aquí os traigo el primer capítulo de esta historia, y... ¡mi primer crossover! entre Harry Potter y Percy Jackson. Y también será la primera historia que contendrá lemon que haga, aunque algo ligero, y procurare que no se vea muy ordinario.

Ya he presentado a la hija de Afrodita, ¡Tracey Davis! ¡Ahora solo falta al legado de Apolo y al de Ares! Pista, el de Apolo es de Slytherin y también es una chica, y el de Ares es de Gryffindor y es un chico.

Espero que os haya gustado.

Se despide,

Grytherin18