Sakura Haruno de solo 16 años llega al instituto Konoha en medio del semestre, ahí conoce a Ino, Tenten, Hinata, Matsuri y Temari quienes de convierten en sus amigas.
En esa escuela se encuentran 5 chicos que son la fantasía de todas las chicas, ellos son atléticos, están en forma, tienen dinero y son muy guapos, ellos son Naruto, Shikamaru, Gaara, Neji y Sasuke.
Pero a Sakura solo le gusta Sasuke, sólo que entre más trata de agradarle más atrae el odio de Sasuke.
No había nada que molestara más a Sakura que los cambios, la estabilidad era algo que siempre había amado y buscado; pero eso no impidió que durante su vida sucedieran cambios que alteraban su comodidad; pero el más grande y que modificó toda su vida sucedió justo hace un año: su madre Mebuki murió en un trágico accidente, dejándole atrás más que dolor y una carta que le decía quien era su padre.
Sakura había odiado a aquel hombre toda su vida, abandonó a su madre cuando estaba embarazada de ella y jamás volvió, dejando a su madre en la pobreza y con la única posibilidad de tener 2 trabajos para sobrevivir, si fuera por Sakura jamás hubiera recurrido a ese hombre.
Pero lo que ella quisiera no impidió que los acreedores le quitaran todo, y con esa carta en mano, bajó la cabeza, dejó de lado el orgullo y le pidió ayuda a su padre.
Cuando lo encontró tenía la esperanza de quedarse en su casa y llegar a conocerlo para dejar todo el odio atrás, pero qué fue lo que hizo la mandó a un estúpido internado de ricos para no tener que tratar con ella.
En ese momento se encontraba mirando a través de la ventanilla viendo cómo la civilización se iba acabando, ahora solo veía el campo interminable, desolado, oscuro. Al cabo de dos horas más llegó a la entrada del instituto Konoha,Sakura bajó del auto y el chofer bajó las maletas, después procedió a subirse al automóvil.
-Espere- exclamó Sakura- ¿me dejara sola aquí?.
El chofer se detuvo por un momento, se volvió y con voz tensa contestó:
-Ahí está el timbre, llama.
Sin darle oportunidad a Sakura de replicar algo más se subió al carro y se fue.
Sakura solo vio impotente cómo se alejaba, una corriente de aire frío la recorrió, por lo que se frotó los brazos para darse calor. Con un suspiro observó lo que sería su nuevo hogar.
Para empezar había cientos de árboles rodeando las muros que protegían al edificio, si es que se le podía llamar así, parecía un gran castillo medieval, pero si lo veías bien podías ver la modernidad rozandolo. Era enorme y tenía varias torres y miradores, además de un jardín impresionante, no podía imaginar la opulencia con que estaría decorado.
El ruido de una rama al romperse la sacó de su ensimismamiento y rápidamente volteo hacia los árboles de donde provino el ruido, por un momento no se oyó nada pero después de un momento ahí estaba otra vez el ruido. Con cautela Sakura se acercó, cuando estuvo lo suficientemente cerca se asomó a través de los árboles y lo que vio la dejó sorprendida.
4 hombre miraban hacia la parte superior del muro, siguiendo su mirada se encontró con unos ojos negros como la noche que parecían atravesar, era un chico increíblemente alto, con el pelo azabache la luz de la luna le sacaba destellos azules, la piel blanca y un cuerpo escultural, con un suspiro por tal belleza observó como salto hacia los otros chicos.
-¿Por qué tardaste tanto, de veras?- le preguntó un rubio de ojos azules y sonrisa perruna, acercándose a él.
-Hmp.
Eso se podría considerar una respuesta, pues al parecer sí ya que el rubio alzo sus hombros y luego fue a abrazarlo, haciendo que el chico de mirada penetrante se lo quitara de encima con un movimiento.
-Ya basta Naruto- dijo otro chico de cabello castaño, cuando mire sus ojos me quede sorprendida, por un momento pensé que estaría ciego pero al parecer no, tenía los ojos blancos como la nieve con solo un toque lila. Al oír esto otro chico se quejó.
-Dios, que problemático- con el tono más hastiado que había oído en mi vida observé al chico, tenia el cabello agarrado en una coleta y estaba recargado en un árbol con los ojos cerrados.
-Vamonos.
Con la orden del pelinegro todos de pusieron en movimiento, fue ahí cuando vi al chico que me faltaba de cabello rojo y ojos aguamarina, tenía un aura escalofriante. Estos chicos parecían de mi edad y todos eran guapísimos. Sin poder evitarlos y sintiéndome como una acosadora los observe hasta que los perdí de vuelta.
Si ellos estaban en mi escuela, podría ser muy interesante.
Con un suspiro me acerce a las rejas, donde había un intercomunicador, llame sólo una vez cuando me contestaron.
-¿Quien es?
-Sakura Haruno, señor. Vengó a estudiar a esta escuela.
-Espera un momento mientras confirmo eso.
Después de cinco minutos enteros la reja se abrió y por ahí salieron dos mujeres, una rubia con grandes bubis y de apariencia joven y la otra pelinegra de apariencia afable.
-Mucho gusto- dijo la rubia- yo soy Tsunade Senju, la directora de esta institución. Y ella es Shizune mi asistente.
-Mucho gusto, Tsunade y Shizune. Yo soy Sakura Haruno.
-Se quien eres- interrumpió Tsunade- después de todo, no todos los días me presionan para aceptar a una estudiante cuando ya a empezado las clases.
Genial, no sabia eso. Sería todo un circo el hecho de ser la nueva.
-Vamos, te llevare a tu dormitorio.
Sin ver si la seguía Tsunade entre en la escuela y camino hasta entrar en una puerta, sobresaltada agarre mi maleta y corrí tras ella, con Shizune a mi lado. La seguí por todo un laberinto de escaleras y de pasillos, hasta que llegamos a uno que estaba lleno de puertas por los dos lados, volteo a ver a Shizune como esperando algo lo que hizo que ella apresuradamente se fijará en las hojas que traía.
-Habitación 98 Tsunade-sama.
Con eso se diario derechito hasta el fondo del pasillo, hasta llegar a una puerta que tenía el #98 en la puerta.
-Muy bien, esta será tu habitación, en la cómoda encontrarás un uniforme de tu talla; te diré esto una sola vez, trata de llevarte bien con tu compañera de habitación si no quieres que te expulse.
-¿C...compañera?
-Si compañera, aquí les enseñamos a compartir. Mañana espero y te presentes a clases. Después de terminar ve a mi despacho para que elijas una actividad extracurricular- al ver mi mirada de escepticismo añadió- es obligatorio.
Y así sin más.
-Espere, ¿como sabre que clases me tocan?
-Preguntale a tu compañera, después de todo son del mismo año.
Shizune me dio una llave que tenía el #98 y se fue con Tsunade, cuando sus siluetas desaparecieron en el pasillo, me di vuelta y abrí la puerta.
El cuarto estaba a obscuras pero por una ventana entraba la luz de la luna, era un cuarto bastante grande, con dos camas, dos escritorios, 2 comodas y 2 puertas, una tenía que ser del baño pero no podía imaginar de que era la otra.
La cama que estaba al lado de la pared ya estaba ocupada, así que mi cama sería la que estaba en la ventana, rápidamente y sin hacer ruido busque mi pijama y me cambié, estaba muy cansada. Moví hacia un lado las cobijas y me acosté, y sin poder pensar en lo que me esperaba mañana me quede dormida.
Esa noche soñé con unos ojos tan oscuros como la noche.
