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Bienvenid a mi primer fic! :D

Capitulo 1

Eran ya las 4 de la madrugada, estaba a punto de dejar los libros y echarse en la cama, pero si lo hacía esa clase de Economía se le atragantaría hasta final de curso.

Cuando se dispuso a dejar los apuntes por aquella noche notó como su teléfono vibraba, la cara de una Ruby sonriente la asustó, ¿que podría pasar a esa hora? Contestó rápido.

- Hola Ruby! ¿Ocurre algo?

- Emma! Menos mal que he podido localizarte… He tenido un pequeño problema en tu turno…

La Rubia se puso nerviosa era la tercera vez que Ruby hacia su turno en la discoteca, para poder quedarse estudiando y aunque no había pasado nada grave, el dueño del Rabbit Hole el Sr. Gold había estado haciendo preguntas a los demás trabajadores, por suerte nadie había dicho nada, todavía.

Pero si pasaba algo fuerte estaba claro que la despedirían.

- ¿Qué ha pasado Ruby? ¿Estás bien?

- Si si! Yo estoy bien… pero esta noche me ha tocado estar en el guardarropa y bueno… he perdido el bolso de una chica…

- ¿Cómo has podido perderlo? ¿No le has dado ticket?

- Si y ella lo tiene, pero no se qué ha ocurrido, lo he buscado por todas partes, encima esta súper borracha y no se entera de nada, aún quedan 2 horas para cerrar la discoteca y no creo que pueda tenerla entretenida más tiempo… No sé qué hacer Emma.

- Tranquila en 15 minutos estoy allí, intenta que nadie se dé cuenta…

Lanzó el móvil en la cama, se puso los primeros vaqueros que encontró tirados por el cuarto, y salió corriendo hacia el garaje, sacó la moto y tal y como prometió en menos de 15 minutos llegó a la discoteca donde trabajaba desde hacía 2 años, aunque era una alumna becada gracias a sus buenas notas que buen esfuerzo le costaban, le gustaba ganarse su propio dinero y así poder tener su propia habitación en una casita que compartía con otras dos chicas más en la zona Oeste de Campus.

Saludó al guarda de la puerta con un movimiento rápido, apenas había unas cinco personas en la puerta, y se dirigió directamente al guardarropa, se metió por la puerta lateral que usaban los empleados y lo primero que vio fue una chica morena tumbada entre las cajas que apilaban en el pasillo.

- ¡Ruby! ¿Pero que le has hecho?

- ¡Emma! Menos mal que estas aquí… Se ha puesto un poco pesada así que le he pedido otra copa y ha acabado dormida en el pasillo.

- Dios Ruby! Pero estas loca? – Dijo con media sonrisa sin esperar respuesta alguna.

- Ya lo sé, ¿vale? Pero justo ha llegado Gold y no sabía qué hacer…

- ¿Esta Gold aquí?

- No, solo se ha pasado 10 minutos para coger unos papeles

- Está bien… Entonces… ¿has encontrado el bolso?

- No… En un descuido se me han mezclado las perchas, y aunque creía que lo había puesto todo en orden… - No acabó la frase la mente de Emma ya había dado con un plan.

- Mira está claro que la chica esta KAO y la verdad es que no parece muy peligrosa…- Lo dijo mirando como la chica se abrazaba a las cajas, con expresión relajada, parecía estar descansando de verdad – Así que me la llevo a casa, dejo que duerma y mañana volvemos a por el bolso, tu sólo tienes que dejárselo a Ashley cuando acabes.

- ¿Y si no lo encuentro? – Realmente Ruby tenía cara de pánico, Emma era su mejor amiga y no quería fallarle, ni causarle problemas por su culpa.

- Lo encontrarás – Lo dijo mirándola a los ojos, con convicción.

Se giró para despertar a la morena que dormía entre las cajas. Con mucho cuidado le acarició el brazo y se acercó a ella, con la voz más suave que pudo le dijo:

- Hola… te has quedado dormida y tienes que volver a casa – Volvió a darle unos toques más.

La chica medió abrió los ojos y sonrió, para después volver a cerrarlos. Sería más difícil de lo que pensaba. Suspiró y volvió a intentarlo.

- Ey pequeña… vamos arriba, que te llevo a casa.

La morena por fin entendió y aunque mantenía los ojos medio cerrados, hizo el intento de levantarse, y un – Sí…. apenas audible y pastoso salió de sus labios. La rubia la cogió como pudo y se la llevó al lavabo, tenía que refrescarle la cara, sino no podría llevarla en la moto.

Media hora después ya estaban en casa, la morena había estado prácticamente dormitando en el cuello de Emma, había pasado todo el viaje con la morena apoyada en su pecho, tenía miedo que la chica se cayera así que la puso delante, realmente se sentía un poco ridícula en esa posición parecía que llevaba a una princesa en su corcel, no se había atrevido ni a ponerse el casco, por suerte en aquella zona no había apenas tráfico y una vez llegaron a la zona residencial del campus fue fácil conducir con la morena pegada a su cuello murmurando algo que la rubia no acababa de oír por culpa del viento y el ruido del motor.

Ayudó a bajar de la moto a la chica y cogiéndola por la cintura la guió por la casa, subieron las escaleras y la llevó a su habitación.

- ¿Vas a aprovecharte de mí? – Le dijo la chica mientras Emma la dejaba en la cama.

- Claro que no, solo voy a salvarte de pasar una noche con cualquier baboso – Contestó Emma mientras le dedicaba una pequeña sonrisa.

- Quizás me dejaría si fueras tú ese baboso – Respondió mirando a Emma con ojos entrecerrados intentando parecer seductora.

Emma no supo que responder a eso, limitándose a sonreír de medio lado le dejó un pijama y se fue al baño a ponerse una camiseta 3 tallas más grande, su pijama habitual. Cuando salió la chica ya estaba dormida encima de la cama, no se había puesto el pijama ni se había quitado los tacones.

Un pequeño suspiro se escapó de sus labios, al menos ya se había dormido, se tomó un minuto para mirarla, recorrió todo el cuerpo de la chica, era guapísima, debajo de esa capa de maquillaje y ese vestido escotado que no dejaba mucho a la imaginación, descubrió a la chica morena que alguna vez había visto estudiar cerca de ella en la biblioteca, sonrió para sí misma, caprichoso el destino o ella misma, que sin atreverse a preguntarle jamás su nombre la había metido en su cama. Le quitó los zapatos con cuidado y la metió entre las sabanas.

Por vergüenza se quedó apoyada en el pequeño balcón interior que tenía su habitación, se apoyo en los cojines, la luna enviaba reflejos que absorbía los rasgos de aquella morena de labios gruesos y así se quedó dormida sin más, respirando el nuevo aroma de la habitación.