Disclaimer: Naruto y los personajes mostrados aquí le pertenecen a Masashi Kishimoto.
Desahogo.
Capítulo único.
Al salir de la oficina hogareña de su padre fue directo al baño. Se encerró allí y se encogió en una esquina de la ducha, empezando a sollozar levemente, dejando escapar sus penas y temores en forma de gotas de agua saladas y amargas. Irónico, ya que ella estaba en su estado de amargura total. Es decir, llevar con una carga tan fuerte como el rechazo de tu familia—o lo que quedó de esta, ya que su madre murió apenas nació la pequeña Hanabi—, que seas invisible para todos, antisocial, insegura, débil y llorona... Y varias otras cosas más que no diría porque eran demasiado fuertes en esos momentos.
Las lágrimas seguían su curso, bajando por sus pequeñas mejillas pálidas de a montones, dejando caer con ellas su dolor que ha acumulado durante mucho tiempo.
Estaba cansada. Cansada de los regaños, cansada de ser una debilucha hipócrita. Cansada de no ser capaz de hablar sin tartamudear más de la cuenta. Cansada de ser ella, una persona que fingía una sonrisa cuando en realidad simplemente tenía ganas de llorar. Fingir que todo estaba bien y que nadie se diese cuenta de su sufrimiento; ¡que ni siquiera se habían dado cuenta de que había dejado de comer y ya ni se sonrojaba! Estaba flacucha y más débil que antes. Ni hablar de su tono de piel, que había pasado de ser un pálido suave, a ser tan pálida como o más que el mismo color blanco.
Así, fue como Hinata se rompió. Rota y cansada. Necesitaba un buen abrazo, sin embargo, no había nadie cerca de ella para que pudiese dárselo.
Nadie.
Simplemente estaba allí, encerrada, llorando como si no lo hubiese hecho antes.
Pero, sabía muy bien que mañana iba a sonreír de la manera más estúpida posible, que volvería a ocultar su dolor y a buscar aquello que había anhelado desde hacía tanto... Si, su propia felicidad. Calidez. Aquello que haría que su corazón volviese a latir y que volviese a hacer sus mejillas teñirse de un color carmín. Buscaba regocijarse con esa calidez de ese sol que tanto necesitaba.
Aún así, por esos momentos, ella deseaba llorar, matar esos pesares un poco, de alguna manera. Algo que había hecho desde hacía tanto, tanto tiempo pero que no llegaba a hacerla sentir aliviada como deseaba.
Mañana volvería a sonreír, aún si era fingiendo, volvería a hacerlo.
Pero, por ahora, simplemente haría ese desahogo que hacía cuando se sentía llena de amargura.
¡Buenas a todos! Bueno, primero que nada, este es mi primer fic (o el primero que muestro en público), así que, no sean tan duros con esta pobre alma en pena. -sobs.- (?)
Bueno, en segunda, me puse melancólica. Y para desahogarme escribí esto, vale decir que no es mucho el sufrimiento, pero no sé, me sentí mal al releerlo. ¿Y porqué escogí a Hinata? Creo que, si existiese en el mundo real (osea, si fuese alguien de carne y hueso) se sentiría de esta manera. Más con todos los problemas de depresión que tienen los adolescentes en la actualidad.
Dato: Si no se han dado cuenta, he simbolizado a Naruto como el Sol, porque así es como lo ve Hinata, i guess.
¡Ojalá y les haya gustado! ¡Sayo!
