Glee y sus personajes no me pertenecen, asi como tampoco esta historia. Traducción autorizada por la autora ElsBells
Link: /s/7570489/1/Just-off-the-Key-of-Reason
Dias de actualizacion: Lunes, Mierc., Viernes y domingos. Cualquier duda me buscan en twitter: /heyjudeeok
¡Disfruten!
Just off the Key of Reason
Capitulo 1: Tú eres la soñadora
Hola, soy Quinn , tu nueva compañera de piso. Moví mis cosas en esta mañana; supongo que estabas en el trabajo, pero, ya sabes, quería dejarte una nota, así que no piensas que alguien hizo... lo contrario de robarte. O algo así. De todos modos, me fui a conseguir provisiones. - Quinn
Oh, y si no eres Rachel Berry, por favor dile. Gracias.
Bueno... la nota en la nevera de Rachel era ciertamente única. Ella tuvo que admitir, lo primero que había pensado cuando vio a todas las cosas nuevas dispersas alrededor de su apartamento era ¡Oh Dios mío, alguien entró y dejó todas sus pertenencias! Pero había recuperado su capacidad de pensar racionalmente y recordó que su nueva compañera de piso se unía a ella hoy, y ¡Santo Dios!, ella había dejado una de las hornallas de la estufa prendida en la mañana luego del desayuno.
Su nueva compañera de piso era Quinn Fabray, que al parecer escribió en un garabato infantil que flotaba arriba y abajo de la página, incluso en papel rayado. Ella había dibujado un elefante en la esquina inferior derecha y la nota pegada a la nevera utilizando un mini caballo con los pies magnéticos que Rachel nunca había visto antes. Por supuesto, a Rachel le gusto aquello; las cosas adorables eran su fuerte. Ella acarició la cabeza con una sonrisa.
El dueño del edificio había sido el encargado de encontrarle a Rachel una compañera de piso, ya que ella se encontraba demasiado ocupada con los ensayos como para recorrer las calles de Nueva York para que alguien ocupe el espacio de su ex compañera. Sabía que había vuelto loca a su ex compañera, debido a su canto y verborrea, y su hiperactivo cachorro con una atracción por los zapatos. Al final, ya sea Barnaby o la compañera alguien debía irse, lo cual Barnaby era ahora quien salía del cuarto de Quinn, con su lengua fuera y los ojos brillantes.
Oh Dios, pensó Rachel. Seguramente el destruyó algo.
Rachel realmente no quería entrar en la habitación de Quinn. Ella no era entrometida ni nada; en realidad, ella solo era ruidosa y molesta, de acuerdo a otras personas. Pero, ella definitivamente no quería que su nueva compañera de piso llegara a casa y encontrara sus más preciadas pertenencias destrozadas sobre el suelo.
Así que, abrió la puerta y se adentro en la habitación.
Directo al puto País de las Maravillas.
Quinn había obviamente desempacado, teniendo en cuenta que no había cajas presentes. Pero ¡Santa madre de Dios!, ¿Cómo podría una habitación estar tan decorada cuando había sido desocupada horas atrás? Rachel estaba en la puerta, aturdida, solo asimilando todo mientras acariciaba ausente a Barnaby en su feliz cabeza para que no rompiera nada.
Rachel observó el cubrecama con dibujos y colorido, lleno de azul y verde, naranja y amarillo. Había lámparas a juego de color púrpura en el escritorio y la mesa lateral y había – Okay, mierda – había cuatro estanterías a lo largo de las paredes, llenas de libros. Rachel sintió temor por la seguridad de Quinn; no quería despertar en mitad de la noche encontrando a su compañera de piso muriendo debajo una estantería de cuatro toneladas llena de basura.
Rachel no pudo resistir la tentación de caminar más cerca para examinar la "basura". La mayor parte era en realidad libros, múltiples copias de clásicos que se veían gastados y algunas hojas cayéndose. Pudo ver Los viajes de Gulliver y Alicia en el país de las maravillas, todo por C.S. Lewis y Roald Dahl, y Dickens,Dr. Jeckyll and Mr. Hyde, Black Beauty y Sherlock Holmes. Rachel se movió, pasando sus dedos ligeramente sobre sus lomos, y miró al resto del desorden.
Se preguntó brevemente si Quinn era una acaparadora. Sus ojos se abrieron; Oh Dios, acabarían en la televisión y Rachel seria la cruel compañera de piso que había permitido a Quinn vivir en una montaña de basura por una cantidad excesiva de tiempo. Ella seria quien rompería en llanto convenciendo a Quinn.
Excepto, las cosas de Quinn en verdad no era pura basura. De hecho… era fantástico.
Rachel amó el estante lleno de esferas de nieve y relojes de arena y sacapuntas. Le encantaba la colección de sacos hacky y la alcancía pequeña de un puerquito color azul en el escritorio; el rebaño de animales de céramica en miniatura que miraban a Rachel desde una de las estanterías le recordó su propia infancia. Sonrió suavemente cuando divisó ligeramente un oso de peluche bastante usado sentando en el medio de la cama, tapado con el cobertor.
— Hola.
Rachel nunca había saltado tan alto en su vida. Se dio la vuelta, agarrando su pecho con fuerza, para encontrar una mujer con el pelo rubio revuelto de pie en la puerta, ahora luciendo un poco ansiosa y apenada por asustarla.
— Lo siento — dijo Quinn, sonriendo nerviosamente y acariciando a un entusiasta Barnaby en su cabeza — No era mi intención asustarte.
Rachel no sabía donde se habían ido sus palabras. Tenía un vocabulario bastante extenso, de verdad, que acababa de desaparecer. Quinn estaba meciéndose hacia atrás y adelante, ahora centrándose exclusivamente en Barnaby. Ella no miraba a Rachel a los ojos.
—Yo-no, está bien. Te prometo que no estaba, ya sabes, siendo entrometida o hurgando en tus cosas — dijo rápidamente — A Barnaby le gusta comer cosas que no debería y yo solo quería asegurarme de que… bueno, tu habitación es increíble.
Quinn se sonrojó.
Esperaba que ella fuese Quinn. Esto era el comienzo perfecto para un asesino en un programa de televisión. Acosar a la estrella de Broadway, actuar tímido y distante, matándola violentamente delante de su adorable perro.
— ¿Tú eres Quinn, cierto? — Preguntó Rachel, entrando en pánico por un momento.
Quinn asintió sonriente, mirando a los ojos de Rachel brevemente antes de regresar a Barnaby. Al menos, ella apreciaba al perro.
Rachel ladeo su cabeza y los observó. Barnaby se dio la vuelta y Quinn se agachó para frotar su barriga, hablándole en voz baja.
— ¿Has visto Hello, Dolly? — preguntó Rachel, pensando que centrándose en el perro sería la mejor manera de conseguir la atención de Quinn.
Quinn miró hacia arriba y negó con su cabeza.
Rachel sonrió suavemente hacia ella; no quería asustarla tan pronto. — Es una película maravillosa con Barbra Streisand. Están estos dos personajes que siempre están juntos, Barnaby y Cornelius. — Rachel se acercó y se arrodilló al otro lado de Barnaby; Quinn miró sus pies — Pensé que sería un bonito nombre para un perro — Continuó Rachel, esperando si la chica iba hablar de nuevo — Me alegro que él te guste. La mayoría de la gente le gusta, pero no a mis compañeras de piso.
Quinn levantó la vista y se encontró con los ojos de Rachel por un momento. Ella parecía confundida — ¿Por qué no iba alguien a gustarle?
Rachel se rió y le alboroto las orejas a Barnaby con cariño — Bueno, como he dicho, la razón por la que estaba aquí era para asegurarme que no había destruido nada. A él le gusta comer zapatos y almohadas y… los DVD's.
Quinn sonrió mostrando sus dientes y el corazón de Rachel revoloteó. La nueva chica era realmente hermosa.
Rachel se levantó y Quinn observaba sus rodillas. — Vamos, te ayudare a ordenar tu comida. Podemos comenzar a conocernos. — Ofreció Rachel esperanzada.
Quinn asintió y se puso de pie, siguiendo a Rachel hacia la cocina donde había varias bolsas de compras y un llavero con Scooby-Doo en el sobre el mostrador.
Rachel miró discretamente como Quinn vació silenciosamente algunas bolsas y empezó a ordenas las cosas. Leche de chocolate, Froot Loops (cereal), latas de Spaghetti, Lucky Charms (cereal). Rachel debió abstenerse de hacer una mueca debido a los hábitos respecto a la comida que tenia la chica.
— Entonces, Quinn ¿Cuál es tu comida favorita? — Rachel pensó que sería una buena forma de empezar.
La voz de Quinn fue tan baja que Rachel tuvo que concentrarse para oírla bien.
— Macarrones con queso.
Rachel se emociono — ¡Yo sé cómo hacer eso! Quiero decir, soy vegana, así que, se la versión vegana, pero su sabor es increíble. Yo podría preparar esta noche si quieres. Te prometo que te gustara.
Quinn asintió lentamente — Esta bien. — Titubeó y luego miró los ojos de Rachel nuevamente — ¿Cuál es la tuya? Es decir, tu comida favorita.
— Hmmm…. — Quinn se rió al ver la expresión pensativa de Rachel. — Pizza y lasaña. Ah, y los espaguetis con salsa casera. —Rachel reflexiono. Había tantas opciones — ¡Oh, espera! Curry de The Green Mango, es simplemente… delicioso. El cielo. No lo sé; ¿Lo has probado?
Rachel estaba tratando desesperadamente de controlar su verborrea. Hasta ahora había sido un éxito, pero esta chica no parecía ser del tipo que hace callar a las personas. Para simplemente decir, Jesucristo, cierra la puta boca mujer, me estas volviendo loca.
Quinn negó con su cabeza — Deberás mostrarme.
— Oh definitivamente. Ellos me salvan cuando salgo tarde de los ensayos; pienso que moriría de hambre si no fuera por ellos.
Quinn cerró el gabinete y se giró hacia Rachel. — ¿Qué, um, que es lo… quiero decir, sé que estas en Broadway, pero… ¿Qué haces? — Quinn la quedó mirando y jugando con el esmalte verde que tenía en sus uñas haciéndolo desaparecer mientras Rachel la miró con calma, sus labios se curvaron ligeramente hacia arriba.
— ¿Has visto Funny Girl, Quinn? — Quinn negó con la cabeza y Rachel le sonrió — Bueno, tenemos que educarte sobre Barbra Streisand inmediatamente. Funny Girl es la historia de Fanny Brice y Nicky Arnstein, la evolución de su relación y la carrera de Fanny. Comedia, romance, drama — Rachel caminaba por la cocina, gesticulando con sus manos a su alrededor para mostrar su punto. Ella se detuvo junto a una intrigada Quinn y la miró directamente a los ojos — Interpreto a Fanny.
— Eso es, tú debes ser muy talentosa — dijo Quinn un poco asombrada.
— Rachel se sonrojó — Bueno… tienes que venir y verlo por ti misma… ¿Tú qué haces? — Quinn miró hacia el suelo — Quiero decir, no tienes que decirme. — se apresuró a decir.
— Esta bien. Yo no… tengo un trabajo ni nada. Mi tía está pagando para poder vivir aquí.
Rachel asintió y esperó, pero Quinn no continuó. Ella agachó un poco la cabeza para atrapar la mirada de la chica más alta.
— ¿Qué te gusta hacer? ¿Aparte de ignorar descaradamente las obras legendarias de Barbra?
Quinn sonrió — Tal vez no es tan extraordinaria como piensas.
Okay. Bueno.
Eso fue extraño; no debía perder los estribos en una pelea. Detente Rachel. Tranquila. Todavía puedes salvar a esta persona de su ignorancia por Barbra.
Quinn debió haber notado como cayó la mandíbula de Rachel, o su expresión de puro horror, y se apresuró a hablar. — O lo es. Extraordinaria, quiero decir. Yo no lo sé. Me gustan los animales.
La expresión de Rachel pasó de terror a confusión, divertida. ¿Cómo se relacionaron esos dos temas? — ¿Te gustan los animales?
— Si. Su forma y función, estéticamente… animales en todos los sentidos. También la literatura.
Rachel asintió — Oh, sí, vi todos tus libros. Es genial, tú tienes muchos.
Quinn sonrió y mantuvo el contacto visual — Me gustan las librerías antiguas, y suelo recoger cosas al azar de tiendas de segunda mano… mercados de pulgas, ventas de garaje. ¡Tú lo has visto!
Rachel se rió y abrió el armario para sacar los ingredientes para macarrones veganos. Barnaby llegó corriendo y Quinn sonrió cuando él saltó sobre ella, frotando cariñosamente arriba y debajo de sus lados.
Rachel les sonrió — ¿Quieres llevarlo a dar un paseo? Hay un parque al que voy, un par de cuadras hacia abajo.
Quinn levantó su vista, se veía nerviosa — ¿En serio?
— ¡Claro! Él te ama, obviamente más que a mí. — Rachel miró exageradamente en dirección a Barnaby y Quinn apretó los labios en una sonrisa.
— Esta bien.
Rachel alegremente le entregó la correa y observó como Quinn se la colocó con cuidado en el cuello, antes de ser arrastrada por la puerta por el emocionado golden retriever. Rachel sonrió y respiró hondo.
Eso había sido interesante.
Quinn era… refrescante. Tal vez un poco nerviosa e ingenua, pero amable. Parecía una soñadora. A Rachel le gustaban las soñadoras. Se preguntó donde había salido Quinn. Francamente, Rachel se había sorprendido a si misma por no expresar todas las preguntas que se le vinieron a la cabeza. ¿Por qué no me miras a los ojos? ¿Por qué eres tan tranquila? ¿Por qué tu tía paga por ti? ¿Por qué te ves como si hubiese bajado del cielo?
Por suerte no había asustado a la primera compañera de cuarto que no odiaba a Barnaby con cada fibra de su alma.
Quinn volvió por la puerta unos veinte minutos más tarde y Barnaby corrió directamente hacia su cuenco de agua, su cola meneándose salvajemente.
— ¡Hey! Barnes, ¿Fuiste un buen chico? — preguntó Rachel, dirigiendo su pregunta a Quinn quien caminaba por el living y luego en la cocina después de él.
Quinn sonrió — Fue maravilloso. ¿Necesitas ayuda?
— Esta prácticamente terminada. Simplemente tiene que ir al horno durante diez minutos. ¿Podríamos ver una película o algo? — Ofreció Rachel.
— ¿Podemos ver, um, no importa, en verdad…
Rachel vio como Quinn se ponía nerviosa nuevamente jugando con sus manos.
— No, ¿Qué es?
Quinn dudó y miró hacia los pies de Rachel. — Bueno, es probable que estés harta de Funny Girl, ¿no? Iba a decir que podríamos…
— ¿Harta de Funny Girl? — La boca de Rachel se abrió y sus manos volaron por el aire — ¡Dios, no! ¡Nunca! Quinn, si alguna vez digo que estoy harta de Funny Girl, quiero que cuides de Barnaby por mí, y me internes en un hospital para enfermos mentales ¿de acuerdo?
Rachel tenia visiones de las no buenas instalaciones mentales en aquel hospital, dándole terapias de electroshock y siendo encerrada en una torre.
Quinn resopló y luego se sonrojó tapándose la nariz. Rachel comenzó a reír.
— ¿Quieres verla conmigo Quinn?
Quinn asintió, todavía con la cara roja, dirigiéndose al sofá con Rachel detrás de ella.
— ¿Entonces? — Rachel miró a Quinn expectante tres horas más tarde — ¿Te gustó?
Rachel intentó convencerse que esto no rompería su vínculo de amistad/compañera de piso. Ella lo intentó, pero no pudo.
Quinn tocó los lápices con los que había estado jugando contra sus muslos como baquetas. Ella sonrió tímidamente — Creo que tu versión me gustara más.
Rachel ladeó la cabeza con una sonrisa, y Quinn se sonrojó bajo su mirada.
— Me gustas.
Las orejas de Quinn se pusieron rojas mientras hacia girar los lápices en sus dedos — Yo - ¿Gracias?
Rachel rió — Quiero decir, creo que asusto a la gente, pero tú no pareces volverte loca aun. Ademas, Barnes ha estado babeando sobre ti durante media hora y no lo has empujado fuera del sofá, así que… eres una perfecta compañera de piso.
Quinn trató de controlar su sonrisa por un momento — Yo creo que también asusto a la gente.
Rachel sonrió dulcemente, estirándose para romper la distancia de Quinn y tomar los lápices que tenía en las manos, mirando sus ojos color avellana para conseguirlos. Quinn se los dio, cruzando las manos sobre su regazo.
— ¿Por qué crees que asustas a la gente? — preguntó con curiosidad.
Quinn se encogió de hombros y se rió. — No lo sé. La gente piensa que soy… rara… o loca… o algo así. Probablemente eso sea verdad.
Rachel observó a la chica que ahora estaba jugando con las pulseras de goma alrededor de sus muñecas, los ojos avellanas sin mirar los marrones.
— No eres más rara o loca que yo… y yo soy básicamente psicótica, Quinn. — Rachel estaba hablando completamente seria. Quinn se rió — De verdad, he perdido mi cordura en el instituto y nunca más regresó — Rachel continuó, sonriendo — Hablo constantemente. Canto canciones de Disney mientras cocino y bailo con mi aspiradora. El halloween pasado, hice doce linternas de Jack, una para cada miembro mi elenco en ese momento. Eso son doce calabazas, Quinn. Todo el mundo está un poco loco.
Quinn no pudo controlar su sonrisa, aunque era tímida y con su boca cerrada, se encontró con los ojos de Rachel y ella le sonrió de nuevo, a continuación, bostezó arrugando la nariz con disgusto. Se estaba divirtiendo; y había extrañado tener una compañera de piso a quien molestar toda la noche.
— Creo que me iré a la cama ¿Quieres el control remoto?
Quinn negó con la cabeza y se levantó — No, yo también me iré. Buenas noches, Rachel.
Rachel le entregó los lápices a Quinn junto a un guiño de ojos. — Buenas noches, Quinn. Duerme bien en tu nueva habitación.
Rachel había dicho que se iba a la cama más por costumbre que por creer que conseguiría dormir algo. Funy Girl y sus maravillosos nuevos compañeros de elenco desafortunadamente no habían sido la cura para su insomnio. Por eso mismo, solo dos horas luego de irse a la cama, ella estaba despierta para oír el ruido fuera de la puerta de su dormitorio. Ella realmente no quería admitir que su primer pensamiento fue: Oh mierda. Ella realmente es una loca.
Rachel se quedó inmóvil unos minutos, pero luego escucho otro crujido, y los ruidos de pasos ligeros en el pasillo. Salió de la cama y se acercó a la puerta abriéndola silenciosamente.
Quinn estaba de pie frente a su propia puerta al final del pasillo; se veía ansiosa e insegura, sin entusiasmo de querer volver a su dormitorio. Tenía ese oso de peluche que definitivamente había visto días mejores colgando de una de sus manos.
— Quinn — Rachel susurró sin querer asustar a la chica. Caminó por el pasillo hacia la rubia. Quinn miró con sus ojos muy abiertos, claramente sorprendida. — ¿Necesitas algo? — Preguntó Rachel — ¿Estás bien?
Ella en verdad estaba preguntando ¿Estabas planeando matarme mientras dormía?
Rachel solo quería ayudar y Quinn se veía tan confundida y asustada. Quinn dudó y luego pareció darse cuenta de que estaba sosteniendo su osito, escondiéndolo detrás de su espalda. Sonrojada asintió.
Rachel se dio cuenta de su movimiento y simplemente sonrió dulcemente hacia ella — ¿Estás segura? Sé que es un lugar nuevo…
— ¿Qué es ese ruido? — la interrumpió Quinn.
Rachel se detuvo y escuchó, mirando a su alrededor. Registró un ruido extraño desde arriba — Oh, solo son las tuberías. El edificio es un poco antiguo, ya sabes.
Quinn asintió — ¿Se detendrá? — preguntó en voz baja.
— Yo no… creo que sí. Te acostumbraras después de un tiempo. Yo solía usar auriculares, pero un día no escuche la alarma y fue un desastre.
En realidad, fue más que un desastre. Ella se había despertado al mediodía, después de haber perdido la mitad de su ensayo, y presa del pánico cuando pensó que se había quedado completamente sorda y nunca sería capaz de volver a cantar. Le dio escalofríos de solo pensar aquello.
Quinn se rió nerviosamente y regresó hacia su dormitorio. — Esta bien, lo siento si te he despertado.
Rachel sonrió — No te preocupes. No lo hiciste. ¿Estarás bien?
— Si. Buenas noches, Rachel. Una vez más. — Quinn sonrió mirando hacia el piso y cerró la puerta sin hacer ruido.
Rachel se quedó para asegurarse de que todo estaba bien antes de regresar a su habitación. Luego se metió en la cama con Barnaby y trató de recordar cómo fue la primera vez que escuchó el ruido de las tuberías. Estuvo absolutamente aterrorizada.
