Mi Corazón Puede Cambiar
CAPITULO 1 Una noche mientras la lluvia descendía en el Sengoku, una mujer de diecisiete años se resguardaba del agua en un árbol, con los brazos alrededor de su cuerpo que se erizaba al sentir la brisa fresca, las lagrimas en sus mejillas emanaban dolor y sufrimiento al recordar aquella escena que presencio, al ver a su amado hanyou con aquella sacerdotisa era como una puñalada en el corazón, sin embargo, entre sollozos se prometió jamás volver a perdonar aquella injusticia, Inuyasha siempre le decía que la necesitaba, incluso que la quería, pero como podía quererla en brazos de Kikyo; arrodillada en el suelo sus mechones de cabello mojados caían en su rostro y sus ojos castaños lloraban sin cesar; la lluvia caía constantemente; de pronto los pasos de alguna criatura hicieron que la mirada de Aome se levantase, hacia ella la silueta de un youkai era iluminada por los destellos del cielo producidos por los relámpagos, aquellos ojos dorados la hicieron temblar, mientras se acercaba, Aome creyó que ese seria su fin y la verdad estaba feliz, su vida ya no tenia el menor sentido, Sesshoumaru se percato de su presencia de la joven herida, grasias a su gran olfato detecto aquel olor a sangre que provenía de la mujer sin embargo no le tomo mucha importancia, pero la pequeña Rin que estaba a salvo bajo la piel del apuesto youkai la vio muy fascinada al ver que era la mujer que una vez había encontrado cerca de donde esperaba a Sesshoumaru, la pequeña alcanzo a divisar el brazo herido de la joven y las lagrimas en sus ojos, corrió hacia ella. Aome por su parte cerro los ojos deseando que su muerte fuese rápida, en ese instante sintió dos brazos pequeños, la joven abrió los ojos y miro a la pequeña de cabello negro y ojos marrones.
-Rin… ¿Qué haces aquí?- preguntó Aome alejando un poco a la niña de su ropa mojada para evitar que el kimono de Rin se mojase.
-Señorita Aome… esta herida- dijo la pequeña señalando el brazo de Aome que sangraba, la joven de cabello azabache no se había dado cuenta de que su brazo tenía una herida.
-¡¡Oh por dios!!- respondió Aome volteando a verse el brazo, la herida que se había hecho al huir de Inuyasha le comenzaba a doler¿Qué iba a hacer ahora?, herida y con el corazón roto.
-Señor Sesshoumaru¿puede ir con nosotros?- preguntó la pequeña al youkai que le daba la espalda con esa actitud fría y cortante que tanto lo caracterizaba.
-¿esta Inuyasha contigo?- exclamó Sesshoumaru con tono distante, su voz era calida y desgarradora a la vez.
-No… no volveré a verlo nunca mas- respondió Aome bajando la mirada y con las lágrimas a punto de salir de sus ojos, Sesshoumaru comenzó a caminar y la pequeña Rin la tomo de la mano exclamando un Vamonos. La joven sacerdotisa intento levantarse pero le fue imposible, todo su cuerpo estaba herido, aquella batalla con Naraku la había dejado muy mal y lo peor de todo era que Inuyasha la lastimo mas, le había herido profundamente el corazón.
-Señor Sesshoumaru, la señorita Aome no se puede levantar- advirtió Rin con preocupación, Sesshoumaru se detuvo a unos cuantos metros de ellas, (Esta Mujer Me Deberá Una), se dijo para voltear a verla, su tierna mirada castaña reflejaba muchas cosas y entre ellas estaba la tristeza.
-Los humanos son inútiles- exclamó Sesshoumaru molesto tomando en sus brazos a la joven sacerdotisa, su rostro se enrojeció, aquel gesto le hizo algo de grasia al youkai, no había visto que los humanos tomaran ese color, después de eso la coloco en el lomo de aquel dragón de dos cabezas, su fiel sirviente Jaken la observo con desaprobación, algo que incomodo mucho a Aome que solo bajo la mirada. La lluvia había dejado de caer, la pequeña Niña estaba durmiendo en la piel de Sesshoumaru, la pobre estaba tan cansada de caminar todo el día, en ese momento Aun se detuvo cerca de un lago iluminado por los pocos destellos de la luna que se asomaba entre las nubes de lluvia que se alejaban poco a poco.
-Jaken…- hablo por fin el apuesto youkai haciendo que el pobre youkai verde saltara y exclamara un ¿si amo? -Busca algo de comer- ordeno sentándose cerca de un árbol que después le serviría de respaldo.
-Si amo, enseguida- respondió Jaken alejándose rápidamente, los ojos dorados de Sesshoumaru se enfrascaron en el lago y aun costado de él, la pequeña niña se acorrucaba a su fuerte cuerpo, Aome, a duras penas, se bajo del lomo del dragón que se hecho muy cerca de ella.
-Lo siento, prometo comer menos- dijo Aome en tono burlón acariciando al animal que cerraba los ojos, la joven de castaña mirada se acerco al lago y se arrodillo frente a él, entre sus manos tomo un poco de agua para limpiarse el rostro que seguía enrojecido, mirando la luna a través del lago recordó aquellos cabellos plateados que rozaban su rostro al ser transportada en la espalda de Inuyasha, unas gotitas de agua salada rodaron por sus mejillas, con sus manos cubrió sus ojos y entre sollozos gritaba Basta Inuyasha déjame en paz.
-Calla mujer- dijo una voz varonil y fría, Sesshoumaru solo veía la reacción de la sacerdotisa que lloraba y decía incoherencias –Ese inútil no esta aquí- aclaro Sesshoumaru con tono de mando.
-No puedes hablarme así, tú no sabes como me siento ni lo que pienso- grito Aome con lágrimas en los ojos, se levanto para hacerle frente al imponente youkai que estaba furioso por la forma en que le había hablado.
-Humana tonta, a mi no me hables de esa manera- dijo Sesshoumaru tomándola del cuello para levantarla con agresividad, el cuerpo lastimado de Aome temblaba pero su mirada seguía retándolo.
-No me interesa si vas a matarme ahora, creedme que nada me haría más feliz- admitió Aome cerrando los ojos –Matame Sesshoumaru y libérame de este sufrimiento- dijo entre sollozos, (Esta Mujer En Realidad Desea Morir) pensó Sesshoumaru al ver su actitud.
-No señor Sesshoumaru, no mate a la señorita Aome- grito una pequeña que corría hasta la pierna del youkai que la volteo a ver y al instante soltó a la sacerdotisa.
-Espero que sepas comportarte- exclamó Sesshoumaru regresando al árbol donde estaba, Aome aun en el suelo seguía llorando, Rin se acerco a ella y la abrazo con tanto cariño que la sacerdotisa casi le da un shock.
-Rayos ¿Qué estaba pensando?... grasias Rin, me salvaste la vida- pronuncio Aome con una sonrisa forzada, la pequeña la seguía abrazando intentando consolar su llanto de la joven de castaña mirada que solo veía al youkai que no se tentaría el corazón para matarla. La noche fue larga, o al menos para Aome que no pudo dormir, cada vez que cerraba los ojos veía aquella escena que tanto daño le provoco en su alma (¿Inuyasha me estará buscando?), pensó recordándose que no seria posible ya que él estaba con la mujer que amaba (Fui Una Tonta Al Creer Que Me Llegaría A Amar) seguía diciéndose en su interior, estaba tan triste que ni siquiera admiro el amanecer.
-Vamos señor Jaken- gritaba con entusiasmo una pequeña tomando al pequeño youkai del brazo –Vamos a buscar comida- seguía diciendo Rin y muy a su pesar de Jaken tuvo que aceptar, ambos se alejaron del lugar, a unos cuantos metros estaba el hermano de Inuyasha que solo observaba el horizonte con aquellos hermosos ojos dorados como el sol, Aome admiraba aquel rostro perfecto que no expresaba absolutamente nada.
-Sesshoumaru…- dijo Aome acercándose cuidadosamente al apuesto youkai que solo le dirigió una mirada fría –Vengo a disculparme por mi comportamiento, no debí de haberte hablado así y haré lo que sea para enmendar mi error- explico la joven sentándose junto a él a una distancia prudente.
-Mujer… cuidaras a Rin cuando yo no este, además tendrás que tratarme con respeto- ordenó Sesshoumaru con frialdad, Aome asintió sin decir nada¿Qué podía decir? Si ese youkai la había salvado se si misma –Y nunca veras a Inuyasha de nuevo- termino de decir tomándola del brazo herido, un gemido escapo de los labios de Aome, su potente mano apretó la herida para después soltarla, extrañamente aquella agresión termino con el dolor de ese brazo.
-Grasias… Sesshoumaru- respondió Aome con una sonrisa que se torno coqueta o al menos eso noto el youkai.
que mas puedo decir, esperen la continuacion muy pronto, manden reviews.
