Seven days
Disclaimer: Diamond no Ace o Daiya no Ace cómo quieran llamarle sin lugar a duda no me pertenece, todos sus personajes, personalidades y derechos son de su respectivo autor y mangaka Yuji Terajima quien es el creador de esta maravillosa obra. Cabe aclarar que lo único que me pertenece es la idea central en la cual basaré la historia (o en pocas palabras la trama de la historia) La historia principal —por así decirlo— es de la serie de este mismo autor, sí fuese dueña de los personajes… seguramente tuviese mucho dinero —cosa que no tengo—. Ah… sería rica vendiendo BL.
Títulos: Seven days (Siete días).
Pareja: Misawa (Miyuki Kazuya and Sawamura Eijun).
Roce de parejas: —
Ranting: MA.
Género: yaoi — shōnen ai.
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—Hablan los personajes.
–Intervenciones en medio de la lectura–.
—Hablan por teléfono.
» Aquí van los mensajes de texto «
« Recuerdo de diálogos pasados y/o recuerdos de algún personaje »
Pensamiento de los personajes —.
Summary: Miyuki Kazuya siempre monitoreaba sus movimientos, sus acciones e incluso con lógica se movía a través del campo de béisbol, tanto así, que llegó a la conclusión de que tarde o temprano iba a conocer a la familia de su pareja. ¿Siete días en Nagano?
Advertencias: La idea ronda alrededor de una pequeña historia de no más de diez capítulos, probablemente nueve anexando el prólogo así como un capitulo extra que tenía pensado para poder terminarlo. Tiene lime al principio, pero tendrá un capítulo de lemon casi al final. Probablemente tenga un lenguaje para mayores de +15 años; no me hago responsable sí hay menores de edad leyendo esta historia.
Espero que todos disfruten de esta idea que nació después de volver a ver la primera temporada de Diamond no Ace y recordando que había hecho un oneshot sobre esta misma pareja. Este hilo temporal está ubicado en un espacio y tiempo temporal después del torneo de otoño, prácticamente a finales del año. Narrado desde una perspectiva un poco más abierta, me disculpo de ante mano si los personajes salen un poco OoC (Out of Character), realmente espero que disfruten de la lectura.
NOTA: Todavía pienso que es uno de los pocos anime de deporte que me atrapan, la verdad es que tengo ideas para otra historia que será AU (Universo Alterno), pero pienso escribirla cuando termine esta, aunque sí subiré algunos oneshot o más bien pequeños cortos que parecerán más bien drabbles para satisfacer mis ganas de escribir sobre algunas parejas del anime DnA. Por supuesto, es puro capricho mío, pero espero que les guste esta idea que tenía rondando hace una semana atrás.
Disfruten de la lectura (´∇´) ~
¡Oshu! ¡Oshu! ¡Oshu!
Prólogo.
Japón, Oeste de Tokyo | Kokubunji — Greenhorn Dorm.
(Comedor, 20:00 p.m.)
El comedor de Seidou se veía igual que todos los días, animado. Los jugadores de béisbol se encargaban de acabar sus tres tazones de arroz antes de proseguir con las rutinas nocturnas que algunos tenían antes de acostarse a dormir. Sin embargo, ese era uno de esos pocos días dónde la tranquilidad era palpable en el ambiente y ninguno estaba estresado por un partido de práctica venidero u en otros casos un torneo que los guiaría hasta la cima de Japón en el béisbol de preparatoria. Era la última semana del año, sin lugar a dudas, dos días después del veinticinco de diciembre. Al día siguiente comenzaría la semana de descanso que muchos miembros del club esperaban otros simplemente la ignoraban como muchas semanas de descanso para aprovechar y seguir entrenando.
La mesa de los alumnos de primer año se encontraba extrañamente callada, era la primera vez en el año escolar que iban a tomar un descanso tan largo de siete días, sin embargo, muchos de sus senpai's habían recomendado de que fueran a casa a tomar un respiro. Algunos lo tomaron como un buen consejo, otros –Furuya– se amargaron desde el día que le dijeron que debía de regresar a casa durante siete días para el fin de año. Incluso el entrenador apoyó la idea de los de segundo en mandar a los de primer año que eran titulares a casa para que no siguieran molestando en los campos de entrenamiento durante toda una semana. Venga… ¡era fin de año! No podían pensar en béisbol durante toda su preparatoria –pero conociendo a muchos, seguro se quedarían–. Después de todo, la mayor parte de miembros del equipo de béisbol eran unos idiotas.
— ¿Wamura, irás a casa para fin de año? —La pregunta de Kanemaru Shinji había llamado la atención de algunos miembros de primero, metió una cantidad permitida de arroz en su boca antes de proseguir a masticar mirando al pitcher de primer año, ese alborotador de primera estaba demasiado callado, juró que lo vería antes del día de la semana de descanso alborotando toda la zona gritando a los cuatro vientos que no regresaría a casa hasta que Miyuki-senpai atrapara para él.
—Sí —contestó con sutileza, lo suficientemente alto para que todos en la mesa le escucharan.
—Sabía que no ibas a regresar a casa, yo creo que también me… ¿espera, qué? —Kanemaru dejó que los palillos se cayeran de sus dedos al haber procesado por completo la respuesta que le había regresado el pitcher. Giró su cabeza automáticamente hacía un costado topándose con los ojos de aquel chico alborotador quien no pudo evitar levantar ante aquella acción—. ¡¿Qué?! ¡¿Vas a regresar a casa?! ¡¿Tú?!
— ¡¿Qué?! ¡¿Quieres buscar pelea, Kanemaru?! ¡¿Está malo regresar a casa?! —El rubio chasqueó la lengua, realmente aquella no era la respuesta que estaba esperando, se apresuró lo suficiente a contestarla pensando que lo conocía demasiado bien—. ¡Harucchi también regresara, ¿no?!
—Sí… pero de Kominato resultaría normal para muchos —continuó Toujou Hideaki, con aquella sonrisa que no desaparecía de sus labios—. A lo que se refería Shinji, es que está realmente sorprendido de que fueses a casa, Sawamura. Pensábamos que tal vez tomarías el segundo descanso antes del torneo de primavera.
—Yo también lo pensé mucho… —frunció el ceño—. ¡Pero me necesitarían para el torneo de primavera! ¡Y tendríamos que entrenar mucho!
Los de primero observaban a su compañero con una gota de sudor deslizándose a un costado de su rostro, pero extrañamente… ¡tenía toda la razón! Era mejor aprovechar ahora que tenían una semana de descanso sin presiones que pocos días antes de comenzar el entrenamiento para un torneo tan importante como el de primavera. Algunos sintieron un mal sabor de boca cuando le dieron la razón a Sawamura, pero otros simplemente siguieron comiendo como sí darle la razón hubiese sido tan solo un sueño.
— ¿Y tú, Furuya-kun? —Haruichi Kominato giró a ver al pitcher monstruo de Seidou quien se encontraba comiendo sin ver a nadie en específico, sumergido en sus propios pensamientos –o eso se veía a simple vista– aunque en realidad el chico de cabellos rosados sabía con exactitud que estaba escuchando la conversación.
—Me quedaré —habló más para él que para Haruichi quien había sonreído por ver la actitud de su compañero de clases.
— ¿No será mejor que vayas a casa? Tus padres podrían estar preocupados —sacudió su cabeza un par de veces, Kanemaru bufó porque su idea no había sido lo suficientemente buena para la estrella del equipo, sin embargo, giró a ver a Sawamura quien probablemente gritaría que sí Furuya se quedaría a entrenar él haría lo mismo.
Pero no escucho nada, lo que sorprendió a todos los de la mesa.
— ¡Sawamura, no te quedes callado! ¡Es peor pensar que vas a gritar algo a que no lo hagas, nos tienes en ascuas!
— ¡Kanemaru, cállate! —Escucharon el grito desde la mesa de los de segundos, Maezono Kenta giró su rostro hacía atrás lanzando un alarido de su garganta haciendo que los de primero giraran a ver la mesa de los de segundos antes de lanzar un comentario que para muchos sería normal pero para otros... ¡No regañó a Sawamura!
—Tsk… —Zono giró su rostro a un costado bufando con aburrimiento. Él era de los pocos estudiantes de segundo que en su primer año no habían regresado a casa por estar entrenando, ¡y esos de primero eran consentidos por los demás para que tomaran una semana de descanso! ¡No era justo! Incluso el entrenador se había puesto de su parte.
— ¡Gyaha! —Kuramochi Youichi había soltado su famosa risa llamando la atención de los demás de segundo—. Seguro que están pensando sí ir a casa o no. Apuesto diez yenes a que la mayoría de primero se queda.
—Veinte yenes que el primero en gritar mañana en el bullpen es Sawamura —susurró Asou Takeru sin pena alguna uniéndose a la estraña apuesta que había hecho Kuramochi, el mencionado sonrió con burla, de los presentes era el único que sabía que el chico gritón de primer año regresaría a casa esa semana.
¡Seguro lo iban a extrañar! Cuando regresara le compraría un pudín por hacerlo veinte yenes más rico.
— ¡Los de tercero nos obligaron a quedarnos a todos! ¡¿Por qué no podemos hacer eso nosotros?!
—Ya supéralo, Zono —se burló Kuramochi girando su rostro hacía un costado—. ¿No es así, Nori?
—Sí… —Kawakami Norifumi no pudo evitar sonreír ante la expresión que había colocado uno de sus compañeros de equipo, para ser más exactos, uno de los dos vice-capitanes.
—Por cierto, ¿dónde está Miyuki?
—Creo que hablaba con el entrenador —Nakata Ataru apoyó su codo en la mesa después de haber terminado de comer observando a los demás.
— ¿Miyuki? —Kuramochi giró su rostro hacía atrás buscando con la mirada la puerta de entrada hacía los dormitorios y no las canchas por sí se escuchaba los pasos del capitán actual de Seidou.
— ¡Hey, pensé que se habían ido ya! —Miyuki entró al comedor después de una hora fuera, había tomado un baño, se notaba por las gotas de agua que se deslizaban de su cabello hasta la punta de su nariz. Tenía una toalla en su cuello que les indicaba a todos que había estado secándose fuera de la habitación buscando que le diera un refriado. Pero tenían una semana de descanso, ¿no? –Qué bueno que se preocupaban tan poco por su capitán–.
—Estábamos arreglando el comienzo de los entrenamientos extras mañana —habló Zono—, sería más fácil arreglarlos contigo.
—Lo siento, tomaré esta semana de descanso —levantó su mano hasta sus labios en una señal de disculpas.
— ¿Qué?
La reacción de todos los de segundo había sido épica—. ¡¿Qué?! —La sorpresa en la piel de cada miembro del equipo se mostró a través de las acciones que hicieron cuando aquella respuesta había atravesado por completo su cabeza.
Bien, conocían –no perfectamente, pero algo era algo– a Miyuki Kazuya. Desde que entró había tenido el béisbol en la cabeza y jamás había regresado a casa en todos sus dos años que había estado allí. Nunca, ni en las vacaciones de verano, ni en primavera… mucho menos a fin de año. ¿Y ahora? ¿Qué mosquito le había picado?
—Hey, Miyuki —comenzó Kuramochi—. ¿Se te subió la sangre a la cabeza por estar tanto tiempo metido en la ducha?
— ¡Claro que no, Mochi! —Bufó con molestia girando a un costado su rostro—. Iré a Nagano.
— ¡Tú no eres de Nagano! —Gritaron los demás señalándolos.
—Sí, yo no —y sonrió. Mostrando aquella típica sonrisa que muchos conocían en ocasiones, esa aura malvada que le envolvía. Era sin lugar a dudas mucho más aterradora sí ibas a sobrevivir un día con él alrededor.
—Espera… —Kuramochi había dejado de hablar abriendo sus ojos con fuerza—. ¡¿Irás a la casa de Bakamura?!
—Sí ya sabes no tenías porqué gritarlo —bufó con molestia al ver que había dicho sus intenciones a sus demás compañeros. Y él que quería hacer que los demás sintieran alguna clase de curiosidad por saber para dónde iban y murieran con ella.
— ¿Así que te invitó? —Watanabe Hisashi preguntó con una sonrisa bastante peculiar en él. Miyuki lo observó levantando con curiosidad su ceja.
— ¿Lo sabías, Nabe? —El mencionado asintió suavemente con una mueca de vergüenza girando su rostro—. Ese idiota fue contigo primero…
—Sólo quería saber sí usualmente tu aceptabas las semanas – días de descansos largos como estos —sonrió—, así que pensé que tal vez podría invitarte a casa.
—Ese idiota —susurró girando hacia atrás sin encontrar rastro de él—. Sí, iré con Sawamura a Nagano esta semana. Será divertido.
— ¡Miyuki, ni se te ocurra hacerle algo pervertido a Sawamura! —Kuramochi lo señaló observándolo entre ceja y ceja. El castaño sonrió divertido al darse cuenta que la idea de ir la semana a casa de Eijun no era tan mala.
1. Tendría lejos a mamá Kuramochi.
2. No tendría la presión de estar controlando a los miembros del equipo o los incidentes que siempre ocurren cuando esta solo con el pitcher.
3. Sawamura no insistiría tanto que en que él atrapara sus lanzamientos… –o se fuera con otro para que los atrapase, cualquier cosa que ocurriese primero–.
4. Sería un buen descanso, lejos de Tokyo. Lejos de su casa, lejos de los recuerdos.
—Heeee, ¿crees que yo le haría algo pervertido a Sawamura? —Preguntó levantando una ceja, eso sin lugar a dudas no le había dado nada de buena espina a ninguno de los miembros de segundo año. Pensaron que el pobre pitcher la iba a pasar mal toda esa semana.
—Pero es una sorpresa… —susurró Nori—. Que Sawamura te invitara a casa y tú aceptaras.
Miyuki sonrió—. Sí, toda una sorpresa.
¡¿No piensa decirnos el por qué?! —Pensaron los demás observándolo con una gota de sudor, el capitán se levantó de la silla caminando hacía la cocina, quería tomar su cena para irse a descansar; al día siguiente tendría un largo viaje o al menos, eso pensaba.
HACE DOS DÍAS
Japón, Oeste de Tokyo | Kokubunji — Greenhorn Dorm.
(Habitación #11, 22:30 p.m.)
—Miyuki-senpai…
— ¿Hm? —El mayor había levantado su rostro hacía el contrario, observándole a los ojos cuando escuchó su llamado, sus labios habían estado ocupados jugando con el cuello del pitcher de primer año que se había olvidado por completo de dónde se encontraban. Sonrió, mostrando aquellos ojos brillantes detrás de los lentes la burla que quería expresar a través de su acción anterior—. ¿Quieres detenerte?
—No —susurró, pero con la vergüenza que pocas veces cubría a Sawamura, vergüenza que Miyuki podría observar a través de sus ojos era sin lugar a duda la mejor experiencia que podía tener. Eran pocos los roces, pocos los besos que le colocaban totalmente nervioso. Pero era él quien los provocaba, nadie más.
Eso sin lugar a dudas le subía la moral a cualquier hombre. El castaño bufó con molestia al ver esa sonrisa de burla en los labios de su senpai.
—Miyuki Kazuya, ¡lo voy a decir solo una vez! —Señaló su pecho con uno de los dedos de su mano derecha; el mayor no pudo evitar más que sonreír—. ¡No te rías!
—No lo haré —a pesar de que su tonó de voz había salido con burla, logró calmarlo con un beso en los labios: realmente no quería a Kuramochi esa noche en la habitación.
¡Era veinticuatro de diciembre, por el amor de dios! ¿Quiere darle por primera vez en toda su vida un momento de privacidad con su pareja?
— ¿Lo prometes? —El mayor asintió. El castaño tomó todo el aire que podía de la habitación, Kazuya quiso lanzar un comentario tipo: te vas a tragar todo el aire del cuarto, pero se quedó callado dispuesto a escucharlo—. ¡Laverdadesquequeríaquevinierasamicasaestasemanaquetenemoslibre! —Miyuki parpadeó un par de veces confundido por lo que había escuchado, espera… ¿es que le había escuchado?
— ¿Qué? Sawamura, habla más despacio. Te he dicho que no te comas los espacios cuando hablas —el castaño se sonrojó de golpe por la vergüenza girando su rostro hacía un costado.
—Iré a casa esta semana —murmuró. Miyuki inclinó su rostro hacía abajo rozando sus labios en el cuello contrario.
—Lo sé, por eso estamos hoy juntos y no estas insistiendo con que lanzarás para mí, ¿no? —Mencionó suavemente siguiendo con el trabajo que antes había comenzado.
—Sí… pero… —Miyuki no se detuvo, no, hasta que escuchó lo siguiente—. Quería invitarte esta semana a mi casa para año nuevo.
— ¿Qué?
— ¡Esta vez lo dije bien, no me hagas repetirlo Kazuya Miyuki!
Kazuya no había podido evitar separarse un poco de él para verlo al rostro. ¡Mierda, cómo se lamentaba! Ver la expresión de vergüenza de Sawamura Eijun después de haber dicho esas palabras hubiera sido demasiado épico para sus ojos, sería algo que no se repetía dos veces en la vida. Pero por supuesto, él era Kazuya Miyuki, lo haría, podría volver a hacer que Eijun repitiera la misma expresión, pero sobre todo, incrementar su vergüenza a mil. Rodó su cuerpo un poco más cerca del mencionado, tocando suavemente su cadera con la punta de sus dedos, rozando la nariz ajena con la propia.
—No te escuché, Eijun. ¿Qué me dijiste?
—Tú… Bakazuya… —Miyuki había sonreído—. ¡Bakayuki!
Kazuya había apoyado todo su cuerpo en el del pitcher evitando que siguiera gritando, con un largo beso que fue correspondido a duras penas por el castaño, su lengua había comenzado a delinear los labios contrarios y sus dedos a colarse por su camisa, recordaba que en su armario tenía una de mangas largas igual a la que vestía el castaño, cosa que le hizo sonreír como usualmente lo hacía.
—Dilo lento, Sawamura Eijun.
—Ya lo dije dos veces… Miyuki Kazuya —bufó, esta vez con molestia.
—Venga, esta vez te escucharé bien —la burla que estaba en su garganta le hacía enojar con mucha más fuerza. Eijun chasqueó la lengua con molestia inhalando todo el aire que tenía en su pecho soltando con fuerza las siguientes palabras:
— ¡MIYUKI KAZUYA PASARÁ ESTA SEMANA CONMIGO EN MI CASA!
—Oe, oe… no grites eso cuando ni siquiera sabes sí voy a aceptar o no —susurró con diversión observando el extraño aire que expulsó de su nariz. ¿Había aprendido eso de Miyauchi-senpai? Había cosas que definitivamente ese idiota no debería de imitar, pero que más podría hacer él en esos casos. A ellos también se les pegaron algunas manías de los miembros de tercero. Eijun estaba observándole con esos ojos avellana, de un hermoso color chocolate que brillaban gracias a la luz de la luna que se lograba filtrar a través de la ventana de su habitación. Realmente agradecía dormir solo en esas ocasiones—. Iré.
— ¡¿En serio?!
—Sí, no grites tanto, Eijun.
— ¡Miyuki-senpai! —El castaño se lanzó a los brazos contrarios con fuerza haciendo que Kazuya cayera de espalda, el capitán no se había esperado esa reacción, pero le abrazó suavemente por la cadera correspondiendo el beso que el pitcher de primer año le había ofrecido. Después de unos minutos que la temperatura comenzó a aumentar, Eijun se detuvo de inmediato levantándose del suelo.
— ¿Sawamura?
—Lo siento, Miyuki-senpai. Les prometí a los chicos que pasaríamos la noche buena con ellos.
— ¡¿Qué?!
— ¡Miyuki! ¡Espero que no hayas tocado a Sawamura mientras estábamos comprando todo para celebrar el veinticuatro! —El castaño sonrió mostrando sus dientes en lo que escuchaban abrir la puerta detrás de ellos gracias a la patada que la había abierto de golpe.
— ¡Kanemaru, ¿trajiste mi chocolate favorito?! —El rubio le observó cómo sí realmente no entendiera a lo que se refería haciendo que el castaño gritara con más fuerza.
—Yo los compre, Eijun-kun —habló Harucchi con una sonrisa, el pitcher corrió hasta él recibiendo el chocolate entre sus manos mientras con una sonrisa lo abría. Ese año, a diferencia de cualquier estudiante de su edad, no se reunían entre todos a repartir regalos, eran jugadores de béisbol, estaban entrenando para la próxima temporada, eran deportistas, olvidaron su vida estudiantil. Pero eso no significaba que no la disfrutasen. Estaban allí, en la habitación de Miyuki con comida, un pastel e incluso Kuramochi había llevado vídeo juegos para entretener a todos los presentes con una competencia. Todos los de primer equipo habían llegado poco después, también otros miembros como Watanabe. El veinticuatro fue realmente impulsivo para muchos, también comieron lo suficiente para al día siguiente vomitar con el entrenamiento de la tarde. Pero sonrieron, al menos esa noche, Miyuki pudo pasar a un lado de Sawamura sin tener que preocuparse porque Kuramochi los interrumpiera al estar ocupado lo suficiente con su juego.
Pero sus dedos se envolvieron en el pequeño espacio que había entre ellos dos, observando como sus compañeros: disfrutaban de un extraño veinticuatro de diciembre.
—No puedo creer que quieran pasar un veinticuatro de diciembre entre hombres, son raros.
— ¡Cállate, Miyuki!
Bueno, no era cómo sí ellos pudieran conseguir chicas de su edad para pasar ese día. El capitán sonrió con burla mientras los demás comenzaban a insultarlos. Las horas seguían pasando, los minutos contados—. ¡Lárguense ya para su habitación! —Y la paciencia de Miyuki, se venció.
HOY
Japón, Este de Tokyo | Shinjuku — Estación de trenes.
(Shinkansen de JR East; línea 20 - 23, 07:00 a.m.)
— ¡BIEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEN! ¡Vamos a casa!
—Cállate de una buena vez, Sawamura —musitó Miyuki con vergüenza observando al castaño que se encontraba delante de él.
— ¡Pero es emocionante! ¡Es la primera vez que iré de viaje con Miyuki-senpai!
— ¡Esto no es una excursión, idiota! —El castaño bufó con molestia, el mayor de gafas acomodó la gorra que tenía en su cabeza tomando de la mano del otro alejándolo de la línea amarilla directo a las sillas para esperar al tren de ellos que salía dentro de media hora antes de que comenzara a llamar más la atención de la que debía. Las mujeres que se encontraban un poco cerca de ellos comenzaron a musitar sobre sí era una excursión o había una escuela secundaria o de otro pueblo cercano cerca. ¡Realmente era vergonzoso! Pero no podía evitar divertirse con lo idiota que era el castaño, esa, sin lugar a dudas, fuerza o emoción que tenía dentro de sí animaba al equipo en las peores situaciones. Debía de reconocerlo, el temperamento de Sawamura encendía ese fuego dentro de todos. Pero no necesitaba ese fuego en esos momentos, en serio, quería callarlo. Y lo consiguió con un dulce que encontró en su chaqueta.
La verdad es que nunca pensó que estaría en una silla esperando el tren bala que los llevaría a la ciudad de Nagano, desde que su relación con Sawamura había comenzado a funcionar –por así decirlo–, habían experimentado momentos tensos, incomodidades e incluso cuando todo el equipo se enteró, las burlas que había recibido Sawamura habían incrementado cada día entre los pasillos de los dormitorios, incluso el entrenador les había hablado una vez sobre los rumores que estaban corriendo, pero él no estaba dispuesto a dejarlo ir por los demás.
Miyuki era del tipo de hombres que cuando tomaba una decisión luchaba con ella hasta el final, y los dedos de Eijun cada vez que eso ocurría envolviéndose entre los suyos le hacían olvidar rápidamente la ira que sentía dentro. Sus amigos, algunos miembros del equipo que los apoyaban sin perjuicio alguno siempre estaban detrás de ellos apoyándolos, había muchos que incluso se burlaban del mal gusto de Sawamura o de lo pobre que era al tener esa pareja tan… sádica. Pero era eso lo que le hacía divertido, ¿no? Tarde o temprano iba a conocer a la familia de Sawamura, sí enfrentaron todo lo que ocurrió en la escuela, en su club deportivo… ¿debía de ser posible también ser aceptados por la familia de Sawamura? Bueno, después de todo… la suya era un poco: complicada. Y Eijun, era un niño de casa, sin duda, él era el más emocionado en esto.
Dentro de dos horas y media iba a conocer a sus suegros. Que emoción… ¿en serio?
Notas después de la lectura:
—Probablemente el próximo capítulo lo esté subiendo el fin de semana, existe la probabilidad o la semana que viene más arriba; dependiendo de lo que me den para terminar el último corte de la universidad –sí tengo trabajos existe la posibilidad de que lo presente la otra semana y tome el fin de semana para hacer trabajos–.
—Es el prólogo de lo que vendrá en la historia, la idea era hacerlo más corto; pero las escenas en la cafetería me gritaban que debía de hacerlas y bueno… las hice.
—Llevó tiempo que no escribo una historia de esta temática –aunque sólo escribí un oneshot hace tiempo tengo muchas ideas para otros–.
—Espero que lo hayan disfrutado.
—Acepto críticas, tomates e incluso regalos. ¿Tienen sugerencias?
—Estuve buscando como loca los nombres de los amigos de Eijun, nombres que por cierto no tengo, lo que me impulsó a utilizar nombres OC porque personalmente no estoy segura de cómo se llaman, solo sé que uno de ellos Eijun lo trata como "Nobu". Así que… sí tienen sugerencias pueden dejarlas. También buscaré nombres para los papás de Eijun, después de todo el único nombre exacto que conozco o tengo datos de él es de su abuelo.
—Recuerda que un review alimenta al autor.
¡Besos!
