Encerrados.
Written by: Lore-chan.
Capítulo 1º: Tras la pared.
Ese día nevó cerca de las cuatro de la tarde, justo cuando los alumnos de primero de preparatoria ensayaban los saltos largos. Todos pudieron haber permanecido aún con esos copos de nieve cayendo, pero con el transcurso de los minutos ésta evolucionó en una gran tormenta.
Yamato y Sora se quedaron en la cancha recogiendo algunos implementos que el profesor de educación física les había pedido levantar para hacer la labor menos tediosa. Mientras, Taichi fue al baño a ordenar ese cabello que le hacía tan peculiar.
-¡¿Tai?!, ¡¿Tai?!…
El susodicho escuchó su nombre acompañados de un trote a través del pasillo. Salió calmado del baño y se encontró con su amigo Ishida que traía el cabello bastante cubierto con nieve.
-aquí estoy, ¿qué te pasa? – preguntó el moreno bajando las mangas de su chaqueta.
-¿me ayudas con los cajones?.
-¿ah?, ¿qué cajones?.
-los de la clase pasada, la nieve ya los cubrió y es difícil sacarlos.
-¿tan rápido?.
Luego de sacarlos con bastante esfuerzo del lugar el timbre les aviso que las clases por hoy concluían más temprano por consejo de profesores. Al parecer remodelarían algunas oficinas y aquello significaría que no habría clases muy seguido.
-¿pasamos a buscar a Koushirou y Mimi? – preguntó Sora arreglándose la bufanda.
-¿qué dices? – le dijo Yamato a Tai.
-está bien – se sacudió éste el pecho – siempre y cuando no nos desviemos del camino.
-¿qué quieres decir con desviarse? – habló Sora antes de toser.
-que anteayer caminamos más de siete cuadras porque tú y Mimi querían ver esa tienda de no sé qué cosas.
-y ¿quién fue después el que propuso ver una película? – preguntó Yamato defendiendo a la pelirroja.
-ah, pero ese es otro cuento porque todos queríamos ir, no sólo dos personas.
Tras una pequeña discusión los tres se encaminaron a la secundaria que estaba a tan sólo unas calles de la preparatoria.
-¡hola! – saludó Mimi alzando el brazo – se tardaron más de lo acostumbrado – sonrió para acercarse al trío.
-mh, ¿dónde está Izzy? – preguntó Sora. Ésta miró a los alrededores.
-se fue en clase de historia, su madre lo vino a recoger…al parecer tenía hora al médico – respondió la trigueña.
-¿aún con gripe? – quiso saber Taichi.
-creo que sí, porque me estornudó durante el almuerzo – dijo recordando el asco que sintió al tener su rostro con saliva del portador del conocimiento.
-¿nos vamos? – dijo Yamato comenzando a caminar – llegaremos tarde.
-¿tarde?, a ¿dónde?…
-quiero ir a ver una tienda de música, la abrieron hace dos días atrás. Hay de todo – le sonrió emocionado a sus amigos.
-yo estoy de acuerdo siempre y cuando no nos demoremos más de lo acostumbrado – chilló Yagami.
-y, ¿por qué tanto apuro en irte? – preguntó Mimi ya caminando.
-por nada… es sólo que estoy cansado y quiero llegar pronto a casa.
Las dos parejas iban conversando entre sí, adelante Sora y Yamato y más atrás, algo aburridos, Mimi y Taichi que no lograban ponerse de acuerdo si irían a estudiar o no, a casa de Jou el fin de semana. Caminaron bastantes calles por una ruta de la cual nadie se había dado el tiempo de dar. Los cuatro estaban, a pesar de aburridos, tan adentrados en sus respectivos tema que no se dieron cuenta por cual camino iban.
Sora fue quien lo notó al dar vuelta en una esquina guiada inconscientemente por Matt y quedar de frente con un callejón sin salida.
-está bien – dijo Tai - ¿quién quería ver qué cosa de tienda de música?.
-pudiste no haber venido perfectamente – le contestó el rubio.
-vamos chicos no pelean – se interpuso la pelirroja.
-¡agua va! – se escuchó de pronto y los cuatro reaparecieron de entre el agua empapados.
-¡no! – exclamó Mimi viéndose gotear. Se apoyó en la muralla enojada.
-¡lo que faltaba! – se enfureció el Yagami.
Y casi al instante el mismo balde que traía agua en su contenido comenzó a caer desde varios metros más arriba. Taichi lo notó y se acercó a la Tachikawa que iba a ser quien correría la suerte de ser golpeaba; la abrazó y la muralla en donde ella se apoyó anteriormente cedió de un lado izquierdo 'tragándoselos' y quedando cerrada de igual forma.
El balde rodó hasta los pies de Sora y Yamato.
-¿dó-dónde están? – preguntó la pelirroja.
-¿fue mi idea o el murallón dio una vuelta como en las películas? – dijo el otro sin creerlo.
-¡Taichi!, ¡Mimi! – exclamó ésta vez Sora acercándose al muro para tocarlo - ¡Yamato, no te quedes ahí!, ven.
El rubio llegó hasta la pared a palparla y encontrar un lugar por donde entrar y sacar a sus amigos. Entre tanto, adentro del lugar…el cual se encontraba totalmente en oscuridad las figuras de Tai y Mimi comenzaron a moverse.
-auch! – se quejó Mimi.
-perdón…auch!, mi brazo.
-lo lamento…pero, ¿puedes quitarte de encima, por favor?.
-sí, en un momento, espera a que… – hubo silencio el cual fue roto por el sonido de una bofetada – …lo siento, Mimi… - se excusó éste.
-trata de no tocarme demasiado – pidió ella – no te aproveches de la oscuridad.
-como si quisiera… – murmuró y un segundo sonido de hizo presente.
Al parecer y ya levantados del suelo comenzaron a descubrir en qué lugar habían caído.
En sí parecía pequeño, luego de algunos minutos de investigación; tibio con bastantes áreas rugosas, agujeros y protuberancias en el suelo que era de tierra suave y algunos leves cerros de piedras de grava.
-Kuso!! – dijo Mimi para sentir la tierra de frente.
-cuidado con esa boquita – se burló Tai ayudándola a levantarse.
-pareces muy tranquilo Taichi – se quejó ella – si no te das cuenta estamos aquí, encerrados sin poder salir…me estoy comenzando a desesperar.
-tranquila de seguro Yamato y Sora fueron por ayuda…
-eso espero…
Se quedaron callados y quietos en sus respectivos sitios, realmente era un lugar oscuro y algo tibio. La trigueña apenas lograba distinguir la silueta de su amigo portador del valor que se encontraba a dos pasos de su izquierda.
Pero, ¿Por qué había este cuarto o lo que fuese a la vuelta de una esquina?, ¿era peligroso, se escondían cosas?, ¿qué tipo de cosas?…las preguntas los comenzaron a inundar a medida que los pocos minutos se desvanecían en la desesperación.
-…quiero salir de aquí… – murmuró Mimi tratando de descubrir algo entre la penumbra - …¿Taichi?… - estiró sus manos a la izquierda, pero no logró tocarlo - ¿Taichi? – preguntó más fuerte que la vez anterior - ¿estás aquí, Taichi? – comenzó a dar pasos tímidamente tratando de palpar el cuerpo del moreno - ¡¿Tai?! – gritó ya desesperada que el otro no le contestara.
-aquí… - escuchó a sus espaldas y la mano de él se entrelazó a la suya.
-baka…me asustaste.
-encontré algo, ven.
El chico la encaminó varios pasos y descubrió el sonido de una gota que caía sin cesar.
-¿qué es? – preguntó ella.
-agua – dijo tranquilo.
-¡¿agua?! – exclamó - ¡no quiero agua!, ¡quiero salir! – Mimi soltó su mano de la de su amigo y corrió hasta toparse con la pared húmeda que recubría el área - ¡Sora!, ¡Yamato! – gritó dando golpes contra la muralla - ¡¿me escuchan?!, ¡sáquenme de este lugar!…¡¡Sora!!…¡¡Yamato!!…
-dudo que nos oigan… - dijo Taichi.
-ni siquiera haces el intento por encontrar una salida… - le reprochó Tachikawa.
-yo sé que saldremos, sólo debemos esperar…te lo dije: de seguro y los chicos fueron por ayuda.
-se tardan demasiado…
-estamos aquí hace poco más de diez minutos, Mimi.
Ella trató de hacerle caso al Yagami y con sumo cuidado palpó el suelo en el que sentaría, ya allí observó lo poco y nada que se apreciaba del cuarto. Trataba de seguir con sus ojos los movimientos que Tai daba alrededor de éste.
Pasados, quizá, diez minutos más o veinte más, la amiga de palmon comenzó a desesperarse y el estar sentada no le ayudaba a calmarse. Sintió como el calor aumentaba paulatinamente a medida que permanecían más tiempo dentro.
-¿Mimi?
-¿qué? – preguntó ella con algunas lágrimas atascadas en los ojos.
-¿puedes tener mi bolsón?…
-sí.
Dicho bolsón lo dejó descansar a su lado.
-¿Taichi?.
-¿sí?.
-¿no crees que ya ha pasado mucho tiempo y ni Sora ni Yamato vienen?…
-hay que esperar…
-estoy cansada de esperar…
-es lo único que podemos hacer…
-podemos buscar una salida también.
-ya la buscamos y no hay ninguna, esto es completamente hermético.
-por favor – pidió comenzando a llorar – tratemos de hallar una salida…
Él se demoró en contestar, pero desistió.
-está bien, levántate…
Mimi lo hizo, pero como Taichi se quedó callado no sabía dónde se encontraba exactamente.
-¿dónde estás? – preguntó ella.
-adelante tuyo… - la mano de Yagami otra vez tocó su cuerpo, esta vez su rostro, muy suave. La trigueña se sonrojó considerablemente, era demasiado contacto con el chico de cabello desordenado, al cual conocía de años, pero que rara vez tenían estos tipos de toques, para ella 'íntimos' – creo que si pudimos entrar, es obvio que podemos salir, pero ¿cómo?.
-creo que tenemos que encontrar la muralla que se volteó con el impulso… - dijo Mimi.
-claro, ahora pienso que hubiera sido más fácil dejar que ese balde te golpeara a pasar por esto – rió él.
-eso no fue gracioso – se enojó – fue suficiente con estar mojada.
-bueno al menos yo ya no estoy tan empapado. El calor que produce el lugar lo ha secado bastante.
-¡es cierto! – exclamó Mimi de pronto yendo a su bolsón.
-¿qué te pasa?…
-tengo unos fósforos por aquí… - dijo hurgando entre sus pertenencias.
-¿en serio?.
-sí – ella se acercó hasta el moreno colocando en sus manos la caja.
-pues bien…veamos que hay por aquí – murmuró mientras encendía uno.
Ambos quedaron completamente asombrados con lo poco que alcanzaron a ver antes de que el cerillo se apagase. Lo que ellos pensaron que eran pequeños cerrillos de grava resultaron ser restos huesos de algo o alguien…
-es definitivo; quiero salir y ahora de este lugar…no esperaré a que Yamato y Sora lleguen con ayuda.
-somos dos, Mimi…quiero salir…
Continuará…
Notas:
Un Taimi, un Taimi ^________^
El Taimi es mi pareja favorita de digimon ^^
Ah! Kuso, significa "mierda".
Veamos, estos chicos están encerrados en un lugar pequeñito, oscuro, con calor…¿creen que no pase absolutamente nada de nada? , jiji…eso ya lo veré.
Por favor déjenme aunque sea un review…
L O R E – C H A N.
