Sesshomaru no es un gran hablador. No tenia motivos ni ganas de expresar libremente, sus deseos, emociones o sentimientos. No obstante, sus gestos, acciones y miradas eran muchos mas grandes que lo que el demonio pudiera decir.
Para Rin eso valía mas que mil palabras y sin hablar, Sesshomaru le había dicho tantas cosas. Siempre velando por su seguridad, como impartir cariño y protección. Mucha gente no se daba cuenta, pero Sesshomaru, es muy amable, así es según Rin. La chica que siempre le cuenta cada cosa, inclusive los pequeños detalles que la mayoría no nota. Sesshomaru no expresa interés, pero eso no significaba que en las minúsculas expresiones que formulaba su rostro había una señal que indique aburrimiento. La muchacha sonreía, porque Sesshomaru la estaba escuchando.
Anteriormente, el demonio le gustaba el silencio, pero la llegada de Rin le hizo cambiar su paradigma. El silencio, se volvió insoportable y empezó a querer escucharle hablar, oír el tono efusivo y alegre de su voz. Según Sesshomaru, era muy agradable su compañía y casi siempre, en todos sus relatos, el demonio no decía nada, le gustaba que Rin dijera cosas. Solo sus ojos y manos hablaban y para Rin, eso bastaba.
