1. La amortentia

Harry, Ron y Hermione salían del despacho del director de Hogwarts. En sus caras se podía ver tristeza y alivio al mismo tiempo. Pero lo que más reflejaban sus caras era cansancio.

-Chicos, no sé vosotros, pero yo necesito descansar. No me acuerdo cuando fue la última vez que dormí unas cuantas horas del tirón.-dijo Harry.

-Sí, yo también estoy agotada.-Afirmó Hermione.

-¿Creéis que podremos dormir en nuestros antiguos dormitorios?-preguntó Ron.

-No creo que haya ningún problema, no habrá nadie por allí, pero podemos ir bajo la capa si queréis.- Respondió Harry.

-Pues vayamos entonces.- sugirió Hermione. Pero en ese momento Harry se acordó de algo, bueno, más bien de alguien, de quien en realidad nunca se había olvidado. Y preguntó:

-Hermione, ¿cómo se hace para comunicarse con un Patronus?

-Pues sólo tienes que convocar tu patronus con el mismo hechizo de siempre, y a la vez pensar en el mensaje que quieres enviar.

-¿Y se puede hacer para que sólo lo vea una persona?

-Sí, piensa en el mensaje, en la persona a la que se lo quieres mandar, y en que sólo ella lo vea.

-¿Ella? – Se interesó Ron.

-Sí Ronald, en LA Persona para la que es el mensaje. – Contestó Hermione.

-¿Pero esa persona no será…?

-Ron, no empieces. Ya nos enteraremos, y lo importante es que sean felices.- Susurró Hermione, mientras Harry convocaba su patronus y veían al ciervo plateado alejarse.

Se dirigieron a la sala común de Gryffindorf bajo la capa invisible. Cuando llegaron estaba completamente vacía y se fueron a dormir a sus antiguos dormitorios. Mientras Harry y Ron subían por las escaleras hacia su habitación, Ron comentó:

-Este…, Harry, sé que he sido un poco pesado y terco con tu historia con Ginny, pero quiero que sepas que lo único que deseo es que no sufra y sea feliz.

-No te preocupes Ron, eso lo sé. Es lo que yo quiero también.

-No me pondré más pesado, de verdad. Me he dado cuenta en estos días, bueno, sobre todo hoy, que hay que aprovechar el tiempo, que no sabemos lo que va a pasar y que es mejor hacer lo que queramos en el momento, no dejarlo para después. Por cierto, hablando de hacer lo que deseamos, ¿me podrías dejar mañana cuando nos despertemos la capa de invisibilidad?

-Claro amigo, ¿pero puedo saber para qué la quieres?

-Es que… necesito hablar con Hermione. Después de lo que pasó tras regresar de la cámara de los secretos, bueno, tú viste lo que pasó, ejem, bueno, pues después de eso, no hemos hablado del tema y me gustaría hablar con ella, saber qué piensa y decirle lo que yo pienso.- Dijo Ron con la cara como un tomate. Harry difícilmente podía aguantar una sonrisa, pero lo hizo por su amigo. Y le preguntó:

-¿Lo que piensas o lo que sientes? Bueno, da igual, no me contestes a eso, pero ¿por qué necesitas la capa?

-Bueno, es que pienso subir a su habitación antes de que baje a desayunar. Es lo primero que quiero hacer nada más despertarme. Como ya te he dicho, me he dado cuenta que no hay que atrasar las cosas que uno quiere. Y pues, como sabes, no podemos subir por esas escaleras por el encantamiento para que no puedan subir chicos. Lo que he planeado es subir con una escoba y con tu capa puesta para no asustar a las chicas, en el caso de que suban a dormir algunas de las chicas que quedan en el castillo.

-Vaya, ya veo que lo tienes todo bien planeado. Pues ningún problema, toma ya la capa por si te despiertas antes que yo. Pero si tú te vas a quedar con la capa, entonces necesito mandarle un Patronus a la profesora McGonnagall para pedirle permiso para lo que yo planeo hacer.- Y tras decir eso, Harry convocó otra vez su Patronus y Ron se quedó mirando alejarse al ciervo plateado nuevamente.

-¿No me vas a contar lo que planeas?

-No es nada emocionante ni parecido, yo también necesito hablar con la persona a la que quiero lo antes posible.

Y dicho esto, los dos se acostaron en sus antiguas camas y se durmieron profundamente nada más dejarse caer.

A la mañana siguiente Hermione fue la primera en despertarse y se le ocurrió despertar a los chicos llevándoles el desayuno. Bueno, en realidad era con Ron con el que estaba deseando hablar y aclarar cosas. Hizo un gran esfuerzo, porque llevarle el desayuno significaba ir a las cocinas y pedírselo a los elfos, ya que no sabía si en el Comedor servirían comidas, y menos aún desayunos.

Pero justo cuando Hermione salió por la puerta-agujero de la sala común, Ron se despertó, se aseó, se montó en escoba y se puso la capa. Subía ya a los dormitorios de las chicas justo cuando Hermione regresaba a la sala común y se encaminaba al dormitorio de los chicos.

Cuando Hermione entró sólo encontró a Harry, que aún dormía. Lo despertó y le preguntó por Ron. Harry le dijo que no sabía dónde estaba, que debía estar buscándola porque quería hablar con ella.

Entonces Hermione le pidió a Harry el mapa del merodeador con el que se ahorraría un montón de tiempo buscándolo. Harry aún medio durmiendo lo convocó con un accio y se lo dio a Hermione. Ésta lo activó y vio que Ron se encontraba en el dormitorio de las chicas Gryffindorf de séptimo curso, pero se le cortó la respiración cuando vio que en el aseo de dicho dormitorio se encontraba Lavender Brown.

Rápidamente se fue hacia allí, no sin antes convocar una de las escobas que habían utilizado para ir a la cámara de los secretos y a la sala de los menesteres, ya que pensó que si Ron había activado el encantamiento, entonces la única forma de subir sería volando.

Se montó en la escoba sin acordarse siquiera de dejar todo el desayuno que les había traído, y haciendo uno de los mayores esfuerzos de los que era capaz (ya que nunca le gustó nada montar en escoba, y mucho menos, manejarla ella) llegó a su dormitorio, donde se encontró a Ron de pie. Ya se había quitado la capa. Cuando la vio llegar se sorprendió muchísimo:

-Hermione, yo creía que estabas en el aseo, oí la ducha y pensé que eras tú, y te estaba esperando.- En ese momento le volvió la respiración a Hermione, que ni había querido pensar qué significaba lo que había visto en el mapa.

Ron se quedó observándola por un rato a la vez que sonreía.

-Ron ¿por qué me miras así? ¿Y por qué sonríes?

-Es que tengo la poción de Amortentia frente a mí.

-¿Qué? No te entiendo.

-Verás, cuando vimos en clase de Slughorn la poción de la Amortentia, y tú explicaste lo de los olores y todo eso, ¿recuerdas?

-Sí. – dijo Hermione, confundida y ruborizándose como cuando lo hizo en dicha clase de pociones.

-Pues es que los olores que tenía para mí eran: el desayuno de Hogwarts,- y le señaló a su mano izquierda, en la que llevaba todavía el desayuno (que ella había olvidado)- el olor a escoba,- y le señaló su mano derecha, en la que llevaba la escoba con la que había subido- y el olor a tu perfume- al decir esto último se puso completamente rojo.

-¿De verdad cuando oliste la Amortentia te olía a mi perfume?- preguntó Hermione radiante de felicidad

-Pues claro que es verdad, ¿por qué te iba a mentir?

- Pues entonces te darías cuenta de qué perfume llevo desde hace unos años.

- No entiendo de perfumes, creo que sólo reconozco el tuyo. Pero no sé cuál es.

- ¿No te has dado cuenta de que, desde que me regalaste aquel perfume en la Navidad que pasamos en Grimmauld Place, no me he puesto otro? Es como llevar una parte de ti conmigo.

Ron se quedó de piedra.

- Es lo más bonito que nadie me ha dicho nunca.- Confesó Ron y entonces se quedó pensando en la escoba que llevaba Hermione y le preguntó:

-¿Has subido volando? ¿Tú sola?- Ella asintió- ¿Por qué lo has hecho?

-Necesitaba hablar contigo cuanto antes. Después de lo que pasó ayer, cuando dijiste lo de los elfos, y bueno, después…Quería saber qué sentiste

-¿Has subido volando sola, en escoba?, ¿has afrontado uno de tus mayores miedos por verme?

Ella volvió a asentir y dijo un tímido sí. Él tras escuchar eso, no se reprimió ni un segundo más, y la besó. Esta vez fue a ella a la que se le cayó todo lo que llevaba en las manos, por lo que tendrían que buscarse otro desayuno.

-¡Ejem, ejem!

Lavender acababa de salir del baño. Hermione no sabía donde meterse y Ron, con la cara más roja que su pelo, se puso en medio de las dos, porque sabía de lo que eran capaces y del carácter de las dos. Después de un momento de tensión Lavender dijo:

-No te preocupes Ron, ya superé que no estuvieras enamorado de mí. Es lógico, si os habéis pasado desde los once años prácticamente sin separaros, a pesar de que os llevarais como el perro y el gato. Lo raro sería que no os hubierais enamorado- Ahora tanto Ron como Hermione estaban como un tomate- Además Hermione, te debo una bien grande, me salvaste la vida y no sé como te lo voy a agradecer.

Hermione se acercó a ella, le tendió la mano y le dijo:

-No hay nada que me tengas que agradecer, tú hubieras hecho lo mismo por mí, no tengo ninguna duda. ¿Amigas?

-Amigas- le contestó Lavender, le dio la mano y se dirigió a la puerta. – Nos vemos luego, voy a desayunar.

Ron se había quedado muy sorprendido y sólo atinó a decir:

-De todas las chicas que habrá en Hogwarts, tenía que ser ella la que estaba en el baño.-

Hermione no dijo nada de que ella ya lo sabía y la había olvidado. ¿Para qué hacerle saber que se había puesto celosa? Y en ese momento comprendió cómo se sentía Ron cuando ella estaba cerca de Krum aunque no estuviera pasando nada. Esto tenía que arreglarlo, no podía ser que ambos estuvieran celosos cada dos por tres y eso sólo lo podría lograr de una manera:

-Ron, ¿quieres salir conmigo?

-¿Por qué siempre tienes que hacerlo todo tú primero? Me besas primero y ahora me pides salir.

-¿Qué mas da? ¿Ahora me vas a salir machista?

-No es machismo, es que me quitas las partes buenas.

-Bueno, vale. No he dicho nada. Es sólo que pensé que si empezamos a salir y confiamos el uno en el otro, pues ya no habrá más celos tontos.

-Hermione, ¿quieres salir conmigo?

-Pues claro, ¡Me encanta esa idea! ¿Se te ha ocurrido a ti sólo?

-Ja, ja, ¡Qué graciosa! Oye, un momento ¿Es que estabas celosa por Lavender?

-¿Pues qué esperabas después de lo del año pasado?

-Vaya, no soy el único celoso.

-He aceptado salir contigo, espero que así no haya más celos por medio.

Ron se quedó pensativo un tiempo y su cara empezó a entristecerse. Hermione preocupada le preguntó qué le pasaba y él contestó:

-Es que no puedo creer que el día o los dos días más felices de mi vida, sean por otro lado los más tristes.

Hermione sabía perfectamente que lo decía por Fred, bueno, y por Remus y Tonks y todos los demás, pero sobre todo por Fred. Le dio un abrazo y le dijo:

-Sólo piensa en lo que él te habría dicho si se hubiera enterado de por qué es el día más feliz de tu vida.

-Me habría dicho que ya era hora y que no dejara que nadie me lo estropeara. Bueno él hubiera hecho todo lo posible por hacerme pasar la mayor vergüenza del mundo con sus bromas, pero no me habría importado nada porque esto no hay nada que me lo estropee.

-Pues eso, igual que si él estuviera aquí, no dejes que nada lo haga y mucho menos sabiendo que lo último que Fred quería era ver triste a alguien de su familia o amigos.

-Tienes razón.- dijo sonriendo, al acordarse de Fred y su humor- Tengo hambre. ¿Vamos a desayunar? La comida que tú has traído está toda por los suelos.

-Sí, vamos- Hizo un movimiento con su varita para limpiarlo todo y se fueron para el Comedor.