¡Hola! Vengo aquí después de un periodo corto de esparcimiento. La historia originalmente tenía dos capítulos y era básicamente su primer beso. Y luego, parafraseando a Sherlock "no se que fue lo que sucedió" Y si, me encontré escribiendo 4 capítulos.

Quiero decir que esto fue también "primera vez" para mi en muchas cosas. No soy buena escribiendo cosas no tan dulces o agridulces, pero espero que el resultado haya sido interesante.

Cada capítulo tiene varias "primera vez" la explicita (que es la que lleva el titulo) y la implícita. Esta primera entrega la explicita es "primer beso" y la implícita es "primera mascota". Hay muchas "primera vez" implícitas, yo solo menciono esa.

El titulo del fic forma una sola frase con el titulo de cada capítulo. Por lo que se lee "Con la razón en las manos y la respuesta en los labios"

Les recomiendo ver toda la galería del artista de la imagen del fic. Son bastante monas.

Disclaimer: Los personajes aquí me presentados no me pertenecen. Le pertenecen a Conan Doyle y en la versión de la BBC a Steven Moffat y Mark Gatiss. Si los personajes me pertenecieran, quizás Sherlock me prestaría su abrigo y Watson sus sueters. O algo por el estilo.

Sin más agradezco sus comentarios y sugerencias en las cajitas de abajo.

Este fanfic participa en el reto "¡La primera vez!" del foro I am sherlocked.


"Y la respuesta en los labios."

Ese perfecto viernes que el médico militar Dr. John H. Watson entro en el 221B de Baker Street nunca pensó que cambiaría su manera de ver las cosas. Sobre todo las que salen de los asuntos sentimentales.

Como de costumbre, su compañero de departamento, el enigmático detective consultor Sherlock Holmes se encontraba haciendo un experimento con olor nauseabundo desde la cocina.

―Hola, ¿un experimento nuevo?―John estaba que moría de hambre. El consultorio lo había dejado exhausto. Había atendido 3 quemaduras de unos adolescentes que jugaban en el laboratorio de química, a un niño que tenía indigestión y a una mujer sollozante que ignoraba que estaba embarazada. Conclusión: un perfecto día ajetreado

―Algo así. Estoy intentado replicar una sustancia que encontré en una escena del crimen― En ese momento Sherlock parecía casi una persona normal, concentrada y entregada a su misterioso trabajo. Pero a John le daba miedo el exceso de silencio. La seriedad en Sherlock no era algo necesariamente bueno, indicaba que su mente tramaba algo. Sin decir más se preparo un sándwich y se sentó a ver algo de televisión. Cenaría y se iría a dormir, algo tranquilo entre la marea de emociones que era vivir con un Holmes.

―John, ¿te interrumpo en algo?― Sherlock se había acercado sigilosamente a donde estaba su amigo terminándose el sándwich. A veces parecía más un gato que un ser humano.

―No, para nada. ¿Qué se te ofrece?―Dando un largo suspiro, John se levanto. Si Sherlock quería que lo acompañara a una aventura, eso significaría que su tiempo de calma terminaría. Estaba cansado, pero nunca lamentaba salir a la ayuda del detective.

―Lo que pasa es que estoy en medio de un caso...―Y de repente Sherlock soltó algunos detalles de que era lo que pasaba. John normalmente le conseguía los casos, pero al parecer, ese era un encargo especial de Lestrade. Era algo importante por la pasión con la que Sherlock hablaba, pero John desconecto un poco el cerebro. El cansancio le hacia prestar menos atención de la que debería a la voz de su amigo. Por eso solo escucho la última frase ―...y por eso necesito de tu ayuda. ¿Te molestaría acaso ayudarme?―Sherlock lo miraba atentamente, pero el Dr. Watson pensó que se debía a la resolución de un problema. Así que contestó:

―No, no tengo ningún problema―Por el cansancio acumulado, John no noto la siniestra y enigmática sonrisa en su amigo mientras agarraba su abrigo, y por eso cuando sintió como el detective lo acerco a su cuerpo no pudo más que sorprenderse y desconcertarse. Estaba apunto de preguntarle que que carajos estaba pasando cuando sintió como Sherlock tomaba su rostro entre sus delgadas manos de dedos largos y presionaba sus labios contra la muy sorprendida boca de John.

¡Sherlock lo estaba besando! ¡¿En qué momento le dijo que de eso se trataba su ayuda?! Al principio intentó resistirse a su amigo. Se sentía nervioso, engañado y sumamente confundido.

No recordaba haber sido besado por otro hombre en toda su vida, es más, ni siquiera recordaba haber sido besado de esa manera por nadie. De momento había olvidado todo de la impresión.

Los labios de su amigo ejercían una inusitada presión, pero eran delicados en trato, saboreaban cada centímetro con su lengua. Pero si esperaba que John le respondiera quizás … Estaba apunto de pensar que jamás dejaría que Sherlock tomara posesión de su boca cuando este arremetió con su lengua en su interior. El beso, de un momento a otro se había tornado en extremo pasional.

Watson quería golpearlo, pero estaba seguro que de eso se trataba la ayuda que su amigo le había pedido, y que por haber estado distraído, él no había oído en que consistía. No se iba a echar atrás,por que su palabra valía más y menos cuando, (aunque le doliera a su orgullo admitirlo) lo estaba disfrutando tanto.

John no era gay, ni mucho menos tenía sentimientos de tipo amoroso por su amigo (o eso creía), pero el detective era un experto en buscar cosas perdidas. O darle respuesta a interrogantes. Para hacerlo corto, era extremadamente bueno besando.

Con cada movimiento de la lengua de su amigo, John ya no podía hacer otra cosa más que corresponder. Sentía como si le faltará el oxigeno, como si el mundo se iluminara con nuevos colores. Como si todas las respuestas se encontraran dentro de sus manos, las manos que sujetaban fuertemente a Sherlock de su camisa para no caer.

Sherlock se tomo todo el tiempo que quiso en hacer y deshacer a John con un solo beso. No sabía por que lo besaba con tal intensidad, como si quisiera que esa imagen se quedará con él todo el tiempo. Como si quisiera transmitir algo más... ¿era eso acaso un sentimiento más fuerte de lo que cualquiera pudiera describir?Y justo, cuando los dos se había sincronizado a la perfección, Holmes detuvo el beso.

Pegó su frente a la de su amigo,aun con los ojos cerrados, como si estuviera disfrutando del momento. John pudo oír claramente la respiración de Sherlock agitada, y sentía debajo de ese puño apretado en su camisa el corazón acelerado del detective. Y podía jurar, que el ritmo cardíaco que el poseía estaba aun más acelerado que el del menor de los Holmes. Hasta se sentía débil, apunto de desmayar. Como si no tuviera voluntad. Se estaba empezando a hiperventilar. Un momento...

―John, muchas gracias por ayudarme a resolver este caso―Le dijo Sherlock, abriendo los ojos y con una sonrisa magnifica. Aun estaba ligeramente ruborizado por el esfuerzo de estar besando a alguien. Se veía radiante y feliz. O drogado, muy drogado. Maldito...

Cuando intento reclamarle, Watson se dio cuenta de que efectivamente estaba paralizado, ¡el muy imbécil lo había drogado! Y ahora, como si fuera un saco de papas, lo dejaba sentado en su sillón favorito como si no pesara.

―Lo siento John, de verdad era la única manera. Pero piensa en esto: ayudaste a que se le hiciera justicia a una persona. Si me disculpas...―Y dicho eso, paso sobre su amigo totalmente paralizado y con los ojos llenos de furia.¡Mataría a ese bastardo en cuanto lo volviera a ver! O se pudiera mover, lo que ocurriera primero.

―Voy a ir a ver a Lestrade, para cuando regrese espero que se te haya pasado el efecto. Solo serán un par de horas― Y con todo cinismo tomo su abrigo, su bufanda y salio alegremente del edificio.

John pudo escuchar claramente como Sherlock hablaba con la Sra. Hudson y le decía que "John no me acompaña, se ha sentido indispuesto". ¿Indispuesto? Pero si estaba más que dispuesto a romperle la cara en cuanto lo tuviera enfrente.

Y se quedo ahí confundido, enojado y se sintió usado. Por que Sherlock, no solo había probado más de una teoría esa noche. Había salvado a más de una persona. A una de un crimen y a otra de su corazón

Y John, había comprobado que su compañero de piso era un demonio. Uno que besaba celestialmente. Con ese pensamiento decidió seguir la sugerencia de su amigo y dormirse, quizás cuando se levantara todo tendría más claridad. Además, no podía hacer mucho más en ese momento.

Esperaba que cuando se despertara todo ese ridículo efecto pasara. Y no solo se refería a las drogas, también al efecto "Holmes".

―John, John, ¿ya despertaste?― Watson oía la voz de Sherlock a lo lejos. Había tenido un sueño en donde se besaba con su compañero de apartamento. No había sido un sueño particularmente desagradable, aunque los dos fueran hombres y esas cosas ¿Había sido un sueño verdad?. Cuando abrió los ojos y se encontró a escasos centímetros del rostro de su amigo no estaba tan seguro que pensar.

―¿Qué paso?― El cerebro de John no lograba hilar nada, hasta que recordó todo: ¡ese jodido psicópata, sociópata o lo que fuera lo había besado!. En cuanto enfocó sus ojos y vio la angustia de Holmes todas la sensaciones cayeron de golpe. Intento pararse y propinarle un merecido puñetazo pero trastabilló y termino penosamente en la alfombra. O algo así, por que Sherlock lo detuvo antes de caer.

―¡Genial! Que bueno que en verdad ya se te pasó el efecto, dejame ayudarte...―Sherlock actuaba como si nada, como si no hubiera drogado a su amigo. Como si fuera besando hombres por ahí todos los días. Vaya que ni siquiera mujeres besaba.¿O si?. John se limito a mirar con odio al detective consultor. No podía ser más en si estado de semi-conciencia.

Una vez que Sherlock devolvió a su amigo a su sillón, el se fue a sentar enfrente con una sonrisa. Ya se había despojado del abrigo, la bufanda y sonreía ampliamente.

―¿No vas a preguntar nada? Vamos John, en tus ojos se ve que mueres de la curiosidad...―Como siempre, Sherlock completando diálogos como se le antojara. En verdad era tan denso a veces. ¿En que momento una mirada de "te voy a matar maldito bastardo por haberme drogado y besado" se convertía en "quiero que me cuentes todo del caso"?

―¿Qué quieres que pregunte?― La voz le salio rasposa. No sabía ni cuantas horas había dormido. Cuando miro su reloj, se percato que efectivamente habían sido alrededor de dos horas. Un par de horas.

―Pues que fue con el caso... Es más, estoy seguro que cuando termine, hasta puedes agregarlo al blog― El detective estaba expectante. John tenía dos opciones, ignorarlo, mandarlo al carajo, irse a dormir y arriesgarse a que hiciera una pataleta, o fingir que lo oía y seguirle la corriente. Opto por la segunda.

―¿Por qué carajos me besaste?―Si, claro, el caso era lo más importante. Por eso lo primero que salio de su boca fue ese reclamo.

―¿No es obvio por qué?―Sherlock devolvió una mirada penetrante. Que luego cambio a una de superioridad, de esas que exasperaban hasta los monjes tibetanos.―Necesitaba probar la teoría...

―Así que me usaste de tu jodido conejillo de indias―Y era la oportunidad de dejar salir la ira de John.

―No... te pregunte si me querías ayudar y me dijiste que si...―Sherlock había levantado sus cejas como si no comprendiera de que iba el reclamo o el tono molesto. Se le notaba visiblemente desconcertado. Pero su comentario había molestado a John. ¡El nunca le había dicho de que se trataba!

―Así que, según tú, me explicaste un experimento y ¿yo acepte sin rechistar?¿eso según tu incluía besos gratis o como?―La ira estaba cegando a John. Por primera vez un hombre lo había besado, y ese tenía que haber sido su mejor amigo. Era tan humillante. Aunque el beso hubiera sido bueno, era humillante.

―John, por favor, no seas absurdo. ¿por qué nunca ves lo evidente?―Sherlock se mostraba molesto. ¡En que cabeza cabía que las personas funcionaban así!.Soltando un suspiro Sherlock explicó ―Era un asesino serial, mejor dicho, asesina serial. Por eso me costó trabajó atraparla.

―¿Cómo...?¿Qué tiene que ver con...?―Como siempre, la curiosidad podía más que cualquier enfado.

―¿Cómo lo hizo? Con una termotóxina*. El componente principal se activa con el calor. Evidentemente ella se suministraba el antídoto primero y luego besaba a sus victimas. Era algo así como una viuda negra...―Sherlock empezó a explicar el caso. Se habían perpetrado recientemente una serie de asesinatos en hombres jóvenes, sin encontrar arma homicida, y/o rastro de algún veneno. Parecía que todos habían muerto de un paro cardíaco cuando tenían relaciones. Lo cual era prácticamente imposible. Sherlock mando analizar la química de los cuerpos, y después de investigación, se le ocurrió el método.

La asesina en cuestión era una zoologa, por lo tenía una colección de ranas exóticas, de las cuales extraía el veneno, lo combinaba con algunos excipientes y creaba una barra labial. Hasta cierto punto fácil, el caso era como de un 7, si se miraba con atención. 8, si contaba lo de la rana

―¿Por qué yo? ¿Por que no simplemente asumiste que era cierto?― A John, la explicación del caso le había parecido insuficiente.

―Ya sabes, soy débil a los venenos. Y no me apetecía besar al perro de la Sra. Hudson. Además, no fue la gran cosa y ya estas bien.―Sherlock como siempre había desligado cualquier sentimiento medianamente humano a sus acciones. No se oía remordimiento ni nada parecido. Watson a veces pensaba que Sherlock creía que su presencia en el 221B era casi tan segura como la de los muebles.

―Holmes, hazle un favor a la humanidad y piérdete, vete al infierno o algo parecido.― John estaba seriamente enfadado. Y no solo por haberse visto envuelto en los extraños métodos de resolución de casos de su compañero, si no por que su corazón se había turbado lo suficiente como para desear que Sherlock le volviera a besar. Algo ridículo con solo oír la motivación del detective

―No era para que te molestaras John, además ve... me quede con esta rana. Y pensaba ponerle de nombre Hamish y alimentarla y...―Sherlock había sacado de debajo de su sillón una pecera con una rana de colores llamativos. Y al parecer valoraba más a la rana que a su compañero de piso. Al menos a la rana le hablaba directamente. Un momento, ¿dijo Hamish?

―Saca a esa cosa de mi vista si no quieres que mate a un ser vivo...Y no me refiero necesariamente a la rana Holmes― Lo que le faltaba, una rana venenosa en el departamento. Una rana con su nombre. Una rana con la que Sherlock sonreía como si entendiera el concepto humano de la felicidad en navidad.

―¿Te incomoda la rana? Parecieras incomodo por otra cosa...―La aguda mirada de Sherlock que, por la obscuridad tenía matices grises o celestes lo taladraba. Había dejado la pecera en el suelo y ya no quería consentir a la rana.

―Mmm... dejame pensar por que podría incomodarme... ¿Será acaso por que un sociópata me beso sin aviso previo?― John clavó su molesta mirada en Sherlock. Si, estaba mal pero eso era lo que en realidad le había molestado. O incomodado, o hecho pensar cosas extrañas. Estaba tan confundido que casi hasta había olvidado que en el proceso había terminado drogado e inmóvil.

―Bueno, la próxima vez que te bese, te mandaré un aviso para que tu masculinidad no sea puesta a prueba. Vamos Hamish, tengo que alimentarte.―Y visiblemente ofendido, el detective consultor se marchó a su habitación dando un portazo.

¿Desde cuando Sherlock se molestaba? ¿desde cuando...? Un momento...¡chantaje!Se las iba a pagar, pensó Watson mientas corría a la puerta de la recámara de Sherlock.

―Holmes, ¿como que la próxima vez? No existirá una próxima vez me oyes, así que más vale...―John iba a seguir gritando en la puerta de la recámara de Sherlock, cuando esta se abrió de golpe y salio un brazo con una pecera que fue depositada en las manos del doctor.

―Ya tienes la rana, ya has lo que quieras con ella. Pero no me vengas a decir que te molestan cosas que no.―Salió la voz amortiguada de Holmes de dentro de la habitación.

―¿Cosas que...?¿Acaso piensas que estoy molesto por que trajiste una rana?―John no podía creer a Sherlock. Si, la rana le molestaba, pero no estaba ni cerca de la verdadera razón de su malestar.

―Si... Bueno, mencionaste algo del beso, pero pensé que era por Hamish― La voz del otro lado se oía visiblemente confundida.

―Dejalo así. No me molesta la rana― Y John iba a dar la media vuelta dejando a su amigo solo en su cuarto, cuando se detuvo al oir el débil sonido de la misma abriéndose. Era evidente que no iba a desarrollar el grado emocional que necesitaba de la noche a la mañana. En el tenía que caber la prudencia, los reclamos los ocuparía más tarde, así que era mejor guardar la confusión en un rincón de su mente y ponerse a trabajar.

―John, ¡Gracias! ―Sherlock había recogido la pecera y plantado un sonoro beso en la mejilla de su amigo que tenía los ojos como platos.―Ven Hamish , te ayudaré a que produzcas mucho veneno y haremos fantásticos experimentos juntos...―Y dicho eso llevó de vuelta al animal a la sala, pasando delante de un perplejo John,

Como siempre, Sherlock se llevaba la razón de todos sus pensamientos en sus manos. O en sus labios en esta ocasión.


*Termotoxina. De termos o térmico (calor) y toxina (flecha). Una toxina es una sustancia venenosa producida por un ser vivo. Básicamente es una toxina que se activa con el calor (según yo). Las enterotoxinas resistentes al calor es lo más cerca que existe a este concepto. Lo que se intento expresar es un veneno termo activo.