Summary: "Eres solo un objeto de mi entretención. Recuerda esto Sasuke: si me traicionas, no tendrás una segunda oportunidad. Jamás me llames por mi nombre, yo soy tu dueña. Soy tu ama."

Única Advertencia: Relación BDSM, humillación, maltrato psicológico, lemon.

Take It All

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Prólogo

La puerta estaba cerrada y el silencio era roto por su respiración. Sus ojos miraban el suelo fijamente, su cabeza estaba inclinada ligeramente en esa dirección, con sus brazos atados y arrodillado mientras esperaba por ella.

Cuando la sintió moverse por el lugar, con sus tacones haciendo eco en la habitación, un gemido se escapó vergonzosamente de su boca. Mientras fruncía su ceño sin moverse, apretó sus finos labios. Odiaba la respuesta de su cuerpo ante su simple presencia.

Escuchó como se detenía justo detrás de él, sentía su mirada recorrer su espalda con sus perspicaces ojos verdes. Le llegó el olor de aquellos cigarros mentolados que tantas veces había saboreado en su boca por los besos que habían compartido. Secretamente odiaba esos cigarrillos.

Volvió a escuchar el sonido de sus tacones resonar mientras se movía. La expectativa lo tenía al borde. La incertidumbre de no poder ver lo que ella estaba haciendo producía un nudo en su estómago que crecía con cada paso que ella daba.

No lograba entender la entrega y confianza que había depositado en esa mujer, era algo que hasta ese momento no podía creer. Él, que nunca había confiado en nadie más que en sí mismo, estaba indefenso ante ella.

Cuando vio sus tacones negros frente a él, trago saliva. Había olvidado que era exactamente lo que lo había llevado a aquella situación.

Sintió sus dedos en su cabello y un jalón que lo hizo alzar su rostro. En lugar de toparse con el verde brillante de su mirada, se topó con unos fríos ojos que prometían no tener piedad ante su error.

Con su mano libre, la mujer llevó el cigarro a sus labios dando una calada mientras observaba aquellos ojos negros.

—Viniste a mí por propia voluntad. —Soltaba el humo directamente en la cara del joven mientras pronunciaba esas palabras con un tono sensual e hipnótico—. Viniste a mí buscando lo que podía ofrecerte y me has traicionado.

Volvió a poner el cigarro en su boca fumando lentamente la última calada. Botó el cigarro antes de acercarse a su cara y el agarre en su cabello se hizo más firme cuando sus narices se rozaron.

» Dime qué hacías con ella, Sasuke.

Capítulo I

Suspiró mientras el profesor daba las explicaciones correspondientes a lo que deberían enfrentar para poder tener por fin el título que los acreditaba como profesionales en el mundo laboral.

Sasuke Uchiha tenía veintidós años y estaba en su último año como estudiante de Economía en la universidad.

—El lugar que los acepte para realizar su práctica profesional… —El parloteo del profesor no se detenía. Era un discurso completamente repetido año tras año.

¿Por qué no se calla de una vez? —Recargó su rostro en su mano y desvió la mirada a la ventana. El día estaba nublado y el viento movía las hojas de los árboles—. Solo un poco más.

La paciencia no era parte de su arsenal de virtudes. El joven de cabellos negros era una persona de personalidad difícil y con una confianza en sí mismo que rozaba en la arrogancia. Él conocía sus puntos fuertes y sacaba el máximo provecho de ellos. Sabía que, con su sonrisa, palabras amables y modales dignos de un joven educado, podía tener lo que quisiera. Si a eso se le sumaba su atractivo físico, Sasuke Uchiha era el sueño de cualquier joven enamorada del romance.

Porque él pretendía ante todos ser aquella persona inalcanzable y con clase, cuando en realidad no se diferenciaba de un simple objeto barato adornado para una fina estantería. Ese objeto detrás de todos los adornos, no dejaba de ser la simple baratija que alguien quiso reparar para hacerlo hermoso a la vista de quién pagara un precio por él.

Sasuke era un joven avaricioso e ingenuo, él deseaba comerse el mundo y llegar a la cima para mirar desde ahí a quienes nunca confiaron en sus capacidades. No le importaban las formas en las que llegara a esa cima, él lo deseaba todo y lo tendría.

—Pueden retirarse, buenas tardes. —El profesor cerró su libro y rápidamente salió de la sala sin dirigirle una segunda mirada a ninguno de los estudiantes.

Apenas el profesor había pronunciado su despedida para esa clase, Sasuke se había levantado guardando rápidamente sus cosas. Esa era su última clase y le quedaban alrededor de dos horas para que comenzara su turno en el trabajo.

Escuchaba a sus compañeros parlotear y reír, todos unos niños ricos que no tenían nada mejor que hacer que planear que hacer con su tiempo libre.

Muchas veces había envidiado sus vidas sin alguna preocupación que no fuera ir a los lugares de moda, tener amigos y relaciones amorosas. Cosas que suponía eran normales en jóvenes de su edad.

—¡Sasuke! —el grito de su compañera lo hizo detenerse y esperarla hasta que llegó a su lado con una sonrisa—. Sasuke, compré boletos para la película que querías ver ¿vamos?

Internamente deseaba alguna vez mandar al diablo sus responsabilidades y aceptar. El problema era que tan caro le costaría aquella acción.

—Ya tengo planes —respondió mientras desviaba la mirada para no ver su expresión apenada—. Puedes invitar a Suigetsu, sé que deseaba verla.

Karin sonrío una vez más con sus ojos brillantes mientras observaba de reojo al chico que estaba desde su asiento viendo el intercambio de palabras de manera disimulada.

—Me gustaría que fueras con nosotros, hace tiempo que no salimos.

Sasuke tenía tan poca experiencia en materia romántica, que una vez creyó sentirse atraído por ella. Karin era su mejor amiga y sin duda en los comienzos de su interacción ella demostraba abiertamente su atracción por él, eso terminó rápido al ver que no tenía la mayor probabilidad de ser correspondida. De eso habían pasado unos años, y Sasuke entendió que en realidad sus sentimientos no eran más que la confusión de una amistad con la chica.

—Tal vez la próxima vez. —Salió del salón poniéndose los audífonos y caminando rápidamente con la cabeza agachada para no ser interceptado por jovencitas enamoradas.

Pasó por el estacionamiento caminando sin detenerse ante las miradas burlonas de sus compañeros. Sasuke no era un adorno perfecto, tenía carencias que sabía disimular muy bien, pero esas carencias aún podían ser visibles y le dolía que se las recordaran.

Estúpidos, estúpidos, estúpidos… —Se repetía una y otra vez mientras mordía su labio inferior—. No los necesito.

Tomó el autobús y recargó su cabeza contra el vidrio, todos los días hacía ese recorrido hasta su trabajo. Pero, de todo el recorrido había algo que siempre ganaba su atención y lograba que su mirada no se apartará de su ubicación.

Lo que lograba poner esa expresión de un niño en navidad, era el edificio más grande que había en esa zona. Un edificio moderno que parecía casi tocar las nubes con sus treinta pisos de altura.

Ese era su sueño. Él soñaba en grande y quería lo más grande.

Pronto —se dijo con una sonrisa, mientras el edificio se perdía a lo lejos.

Llegó a su trabajo puntal, se puso su uniforme y dobló cuidadosamente su ropa mientras la guardaba en su casillero.

Su empleo consistía en hacer el aseo y recoger la basura de cada una de las oficinas pertenecientes a una empresa dedicada a las inversiones.

El clima organizacional de aquel lugar no le gustaba. Tampoco le gustaba el cómo manejaba pequeños capitales de personas que acudían con esperanzas de hacer una buena inversión y terminaban con sus sueños rotos en mil pedazos. Los contratos que firmaban los dejaban indefensos ante aquellas pirañas.

Mientras escondía su mirada de repudio bajo su gorra y movía su carrito de limpieza por el pasillo, saludaba con la cabeza a quienes eran los socios de Future Inc. Debía comenzar su trabajo con la oficina principal de la empresa.

Dio unos toques a la puerta antes de entrar en silencio y saludar.

—Llegas temprano este día, Sasuke —lo saludó un hombre adulto con una incipiente calvicie sentado detrás del escritorio que trabajaba en su computador. Su tono era paternal y su sonrisa amable—. ¿Ya decidiste dónde hacer tu práctica?

Puso su mejor sonrisa y se mostró amable con aquel vejestorio. Ese hombre era el peor de todos, y que lo hubiera adoptado como un animalito vagabundo no le hacía gracia alguna.

—Espero las respuestas de tres empresas. —Eso no era mentira, pero él esperaba impaciente la respuesta de la única empresa que le importaba en realidad.

—Había esperado tu solicitud en mi escritorio, sabes que siempre tendrás un lugar aquí. —Posó su mano en el hombro de Sasuke, antes de sacar su celular y darle la espalda mientras salía del lugar.

Sasuke se quedó parado en silencio mientras observaba el escritorio, debía actuar rápido.

Sin pensarlo más, se sentó en la silla ejecutiva y tecleo en el computador conectado su dispositivo de USB mientras traspasaba archivos de cuentas, estados y movimientos archivados en el programa. Hacer ese trabajo rápido le había llevado semanas espiando cuando el viejo entraba en su computadora.

Minutos después se encontraba caminando por el pasillo con una sonrisita de suficiencia en sus labios. Y horas más tarde se despedía del lugar, ese era su último día trabajando allí.

El camino a su hogar siempre le parecía el más corto. Observó cómo poco a poco el paisaje cambiaba y en lugar de edificios y oficinas lujosas, casas humildes y destartaladas iban apareciendo con más frecuencia.

Su expresión sínica cambió completamente cuando vio la luz encendida en su casa. Caminó con pasos rápidos entrando a la propiedad y una sonrisa de pura felicidad se instaló al ver a sus padres sentados en la cocina.

—Fugaku, te hiciste viejo —su madre fruncía su ceño ante la mirada divertida de su esposo—. No mereces que me case contigo.

—Mujer, tu y yo ya estamos casados. —Llevó la taza de té a sus labios mientras miraba con ternura la reacción de su mujer, ella se veía enfurruñada mientras murmuraba en contra de los hombres que envejecían muy rápido.

La mirada de su padre chocó con la suya y su padre se acercó en su silla de ruedas mientras lo observaba ansioso.

—¿Qué tal te fue, Sasuke? —Su tono de voz estaba lleno de esperanzas.

—Aún no me llaman, pero lo harán —respondió tranquilamente. Había garantizado su futuro ese día con el objeto que guardaba celosamente en su pendrive.

—Eres un joven muy apuesto, te pareces a mí. —la voz de su madre los interrumpió. Se escuchaba contenta y observaba a Sasuke con la misma mirada maternal de siempre.

Mikoto siempre tenía esa mirada amable para todos. Sasuke, se acercó depositando un beso en su mejilla y se acercó a su padre entregando un sobre con las notas de su último semestre.

—Iré a darme un baño.

Las preguntas que su madre comenzaría le hacían querer escapar rápidamente a su habitación.

—¿Quién eres? ¡Fugaku, ese chico puede robarnos! —Fue lo último que escuchó antes de meterse al baño.

Se quitó la ropa y se metió a la ducha dejando que el agua fría cayera por su cuerpo. Una lágrima traicionera bajó por su mejilla antes de que pudiera detenerla.

La enfermedad de su madre y la incapacidad de su padre lo tenían cada día al límite. Amaba a sus padres, pero sus sentimientos eran un torbellino de confusiones. Por solo esa noche, dejó caer su máscara y volvió a ser el niño que deseaba los abrazos y protección que solo los padres podían ofrecer.

Entre lágrimas silenciosas, escuchó como Mikoto aporreaba la puerta queriendo sacar al intruso de su hogar.

Ese día había retrocedido a un lugar en el que Sasuke no existía, su enfermedad se había manifestado y empeoraba día con día.

—¡Fugaku llama a la policía! ¡Eres oficial, levántate y sácalo! —gritó Mikoto mientras no paraba de golpear.

No imaginaba el calvario de su padre al escucharla. No pudo haber elegido peores palabras para un hombre que había quedado inválido al ser embestido por un auto cuando detenía a un narcotraficante.

Esa noche no paró de temblar mientras el frío y la soledad lo invadían. Solo la promesa de una llamada lo hizo dormir pensando que todo podía mejorar.

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Su solicitud fue revisada y la vacante a la que usted aspiraba fue ocupada por otro postulante. Lamentamos la situación. —Colgaron antes de que si quiera pudiera formular una respuesta.

Su mente estaba en blanco, dejó caer su celular a la cama y lanzándose hacia ella, ahogó un grito con en su almohada. Lágrimas de pura frustración querían aparecer, pero las contuvo duramente.

Se puso de espaldas en su cama y observó el techo de su pequeña habitación. Se fijó en las manchas de humedad que adornaban su envejecido color.

—Lamentamos la situación —bufó mientras se sentaba y su catre chirriaba bajo su peso. Llevó sus manos a su cabello y lo tironeó con frustración.

Estaba seguro que ni siquiera leyeron su solicitud, al no tener un apellido importante como Akasuna o Sabaku no habían querido perder el tiempo con él. Sólo había querido una oportunidad, pero esta se le había negado sin siquiera una opción de defenderse o demostrar de lo que era capaz.

Minutos después, salió de la habitación mientras tomaba el traje que hace años había pertenecido a su padre. Ese traje estaba desteñido y gastado por el tiempo, pero aun así lo usaría con orgullo.

Peinó su rebelde cabello hacia atrás, y puso su mejor máscara de formalidad. El pendrive lo guardó celosamente en su bolsillo, mientras con su otra mano tomaba la carpeta que contenía sus calificaciones y logros en la universidad junto a las recomendaciones que sus profesores le habían dado.

—¡Volveré más tarde! —Pasó por la cocina y se dirigió a la salida corriendo.

—Buena suerte —se despidió su padre con una sonrisa mientras vagaba por la pequeña cocina en su silla de ruedas.

Eran las 10:15 cuando se encontró fuera del imponente edificio. Arregló su cabello, y con pose segura caminó hacia la entrada rogando que el guardia no lo detuviera.

—¿Cuál es su nombre? —La suerte había decidido abandonarlo, pero no se inmuto cuando le devolvió la mirada.

—Soy Sasuke Uchiha, soy un pasante y me están esperando —respondió antes de volver a caminar.

El guardia lo miró con curiosidad, y se acercó al teléfono para comprobar la información.

Sasuke avanzaba rápidamente por el pasillo, debía llegar hasta alguien que tuviera el cargo suficiente antes de que lo sacaran del lugar. Su padre le había enseñado que nada era imposible si se esforzaba lo suficiente.

—¡Espere ahí!

Escuchó varios pasos correr tras de él, y antes de que se darse cuenta estaba corriendo también. Los trabajadores de la empresa los miraban atónitos, un joven huyendo de cinco guardias de seguridad por los pasillos. Aprovechando su estado físico, Sasuke corrió con todas sus fuerzas y dobló por un pasillo que se encontraba desierto. Cuando los escuchó más fuerte, se adentró a la primera oficina que encontró.

Los guardias pasaron por fuera, y Sasuke jadeando se recargó en la puerta tratando de recuperar el aire.

Segundos después al elevar el rostro, su oscura mirada hizo contacto con una verde que transmitían tal autoridad que desvió sus ojos al suelo y tragó saliva al fijarse en el hombre arrodillado frente a la mujer. Él ofrecía un objeto negro con sus manos estiradas hacia ella. Aquel sujeto estaba vestido con ropa de marca con la Sasuke solo podía soñar, y se encontraba completamente sumiso en el suelo.

—L-lo siento, yo estaba…

Tratando de disculparse, elevó su mirada una vez más. Y el hermoso rostro de la mujer hizo eco en su memoria.

Sakura Haruno estaba completamente indiferente al hombre arrodillado frente a ella, y estaba prestando toda su atención al intruso que había interrumpido la entrega de collar.

—¿Quién eres? —Demandó saber con tal autoridad, que el hombre en el suelo se tensó y gimió con excitación.

Sasuke por primera vez en su vida, sintió la necesidad de arrodillarse junto al hombre y pedir perdón por su imprudencia e intromisión.

Ella era la CEO y propietaria de Pro Inc.; la dueña de su futuro laboral.

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Lo sé, lo sé. Debería estar actualizando mis otros fanfics, pero esta es una historia que tenía hace mucho en la mente y no podía no escribirla.

Esta historia es todo un desafío, ya que como habrán notado, tendrá lemon. Es una aventura completamente nueva y estaré disfrutando el escribirla y compartirla con ustedes si es que llamó su atención.

Quiero que tengan presente que además de lemon, esta historia contendrá BDSM. Desafío doble para mí.

Esto es un piloto, es decir, de ustedes depende la continuación de este fanfic.

¡Nos estamos leyendo!

Ya sea en este o en otro de mis fanfics.

¡Saludos!

Uyamiko