Tras haber bebido prácticamente entera la botella que su hermano, en vida, había comenzado, ya no quedaba en Sam la más mínima gota de indecisión. Aún le quedaba una carta, y ya fuera de uno u otro modo, sabía que al final de esa noche Dean y él volverían a encontrarse.

Guardada en el bosillo superior de su chaqueta, la jeringa que debía dar conclusión al ritual de cierre de las puertas del infierno, aguardaba su momento.

Con una ira que se alimentaba del odio más ardiente por el asesino de su hermano, Sam fue tiñendo las oscuras palabras del Latín, y al caer el fósforo sobre la ofrenda, en el centro de la estrella garabateada asombrosamente rápido en el suelo, la habitación acabó apestando a azufre en el instante mismo en el que Crowley apareció, distante y solemne ante él, obligado a hacerse presente por acción del hechizo de convocación más fuerte y peligroso de todos.

-Valla, pero mira nada más, si es el alce... luces peor cada vez que me convocas... -dijo en un tono amigable, como si existiera entre ellos cierta complicidad de camaradería-.

-¿Entonces qué... vamos a hablar de negocios? ¿O tendré que empezar a reunir las siete esferas del dragón? -respondió con una voz que transmitía la oscuridad insoportable de su depresión.

-¿Enserio? ¿Quieres negociar? ¿Vas a ofrecerme llevarte a ti en lugar de tu hermano...?

-Pues yo diría que definitivamente escogiste mal a tu caballero... -explicó Sammy- ya que el propio Azazel estaba convencido de ponerme a mí al mando de su ejército...

El demonio se vio tentado a reír a carcajadas ante la épica ingenuidad de Samuel, ya que no desconocía que aquel asunto había sido solo un ardid, para hacerle romper el último sello mediante la sangre derramada de Lilit.

-Pues verás... Azazel ya no es el que manda, y para estar a mi diestra Dean es, por sobre todos, por sobre ti, el hombre más indicado.

Ni bien hacerle saber esto le dio la espalda, instante que el joven aprovechó para tomar ventaja en las negociaciones. Entonces una inesperada ráfaga de dolor intenso, atravesó a Crowley , cuando éste le incrustó, violentamente y de una forma casi asesina, la aguja por detrás. El miedo más genuino había abrazado con su aire congelado cada músculo de su cuerpo, provocándole como efecto colateral que se le aflojaran las rodillas.

-¿Y Qué tal esto? -hablo entonces Sam, en tono amenazante, muy cerca de su oído, mientras lo mantenía bien aferrado- me devuelves a mi hermano tal y como estaba, sin armas embrujadas ni tatoo's malditos, y a cambio no acabo con tu asqueroso tráfico sucio de almas- dijo y le dio un suave empujón al émbolo.

El soberano del infierno había estado a un paso de ceder cuando algo inesperado sucedió, la puerta se abrió estrepitosamente y una fuerza arrojó a Sam contra la pared, manteniéndolo a partir de entonces adherido a ella.

Crowley aprovechó para quitarse la aguja y frotar su cuello adolorido que curó inmediatamente.

Al ver a su atacante el chico quedó fuertemente impresionado. Como si fuera poco estar viendo el cadáver de su hermano en pie, sus ojos habían cambiado, y este era, sin lugar a dudas, el más espantoso de los detalles. Ligeramente sobresaliendo de sus órbitas, ya no había allí ni pupilas, ni iris, ni córneas, sino un líquido semi denso y cuasi gelatinoso, como dos charcos de agua con alquitrán.

Su presencia destilaba la más horrible opresión y oscuridad en el ambiente y Sam creyó notar que la oscuridad a su alrededor se hacía más intensa. Sintió su corazón contraer dentro del pecho, por un momento ni siquiera el aire se movió dentro de sus pulmones y solo su cerebro, estoicamente siguió procesando información.

-¿Así que quieres darle una ofrenda de sangre a nuestro rey? Si de verdad quieres impresionarlo deberías servírsela en su propio cáliz ¡así!...- dicho esto, y solo con su poder mental, le produjo una herida enorme y profunda en el estómago, que lo hizo ahogar un grito y sangrar profusamente por la boca- No me lo agradezcas Sam, es un placer...-agregó con enorme satisfacción- .

-¿Quién eres?... -preguntó el muchacho hablando y respirando con esfuerzo, su vista se nubló por un momento pero no llegó a desmayarse...-.

-¡¿Y tú quién crees?!... ¿Hermanito?... -respondió en tono sarcástico sonriendo maliciosamente.

-¡Te reprendo, espíritu inmundo, por esta sangre consagrada por Dios para sellar las puertas del Aberno te ordeno que me reveles tu verdadero nombre, aquel con el que te conocen los que se arrastran en la fosa.

El demonio comenzó a quejarse y Sam comenzó a contraatacar con las estrofas del rito de exorcismo, a los pocos segundos el caballero del infierno tuvo que gritarlo con toda su ira y desprecio:

- "¡Pesadilla!" - y a continuación lo apuñaló quince veces en el tórax, con abrumadora violencia.

Ahora, con su alma separada de su cuerpo, la horrenda criatura que había tomado el cuerpo de Dean se había vuelto visible. Tenía apariencia antropomorfa, cabello negro no muy largo, era pálido, y no tenía rostro a excepción de una nariz de apariencia convencional ubicada a la altura en que comúnmente se presentaba en la cara, su túnica roja de sangre chorreaba lentamente. Una energía negra cubría los ojos de Dean los cuales se veían vacíos y oscuros como cavernas (semblante sin expresión) y uno de los brazos de la criatura se perdía detras de su espalda.

-Dios mío... -soltó Sam sobrecogido al ver esta imagen. Hacerle revelar su nombre debería haber bastado para enviarlo de regreso a las profundidades, no podía explicarse porque no había funcionado.

-¡Dean!... ¡Ey, Dean, mírame!... -pero su hermano permaneció inmóvil -¡Todo va a estar bien ¿me escuchas?!... Solo tienes que soltar la espada... suelta la espada... es tu cuerpo Dean... aún lo és, puedes hacerlo...! -intentaba Sam, seguro de que en lo más íntimo su hermano luchaba por recuperar el control.

-¿No distingues la marca en su brazo? Tu hermano es mío, enorme tonto.

-No cantes Victoria -le respondió decidido.

-¿Qué no cante victoria? ¡Pero si ya gané...! -le respondió el caballero del infierno y de repente un portal hacia el interior de la Jaula se abrió en la pared de en frente.

-Mira tus manos -le indicó entonces el demonio, y Sam los vio.

-No puede ser... -tragó saliva instintivamente al notar unos finos ases de luz como hilos apareciendo en el aire, conectando sus muñecas, rodillas y demás, con el interior de la jaula. Una sensación de espanto y de nervios más allá de lo racional se apoderó de él, en el fatídico momento en el que Pesadilla quiso pronunciar las mismas palabras que alguna vez había oído de boca del propio Lucifer:

-Finalmente... Pinocho está viendo sus hilos...

-¡¡¡¡No!!!!! ... ¡¡¡Noo!!!... ¡¡¡¡Noooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!!

Aterrado, sus gritos que helaban la sangre eran música en los oídos del mal. Sam procuraba en vano, bloquear el empuje de los hilos que se tensaban y tiraban de sus rodillas, torso y brazos hacia adentro, pero por firme que fuera su resistencia, no podía vencer la fuerza que lo atraía cada vez más.

-¡¡Auxilio, Cass!!! ¡¡No dejes que me lleve!!!-rogó por la aparición del ángel que lamentablemente no llegaría.

Sin embargo en ese instante, Crowley intervino:

-Ya has terminado aquí ¿porque no sacas a pasear a tu nuevo cachorrito? Quiero terminar mi cáliz antes de que logre enfriarse-

Un caballero del infierno, recién encarnado, tenía tanta necesidad de matar como de respirar así que a Pesadilla le pareció bien la propuesta.

-Alteza, estaré de regreso en dos horas - hizo una pequeña inclinación tomándose el hombro en señal de respeto.

Para cuando el rey del infierno logró cerrar el vórtice, Sam había estado a tan solo un paso de haberlo atravesado. El demonio procedió a sanar las heridas en el cuerpo del muchacho y con un movimiento de muñeca hubo de arrojar su alma una vez más dentro de él. Tras una corta inconciencia, se incorporó sobresaltado e hiperventilando como si hubiera acabado de salir del interior de un lago congelado.

-Tranquilo, estas a salvo por ahora-le colocó las manos en los hombros para ayudarlo a reaccionar. Sam lloraba desconsoladamente -es hora de que tú y yo tengamos esa pequeña charla pero para eso tienes que calmarte -dijo, e inmediatamente apoyó sus dedos mayor e índice sobre su frente haciéndole sentir una sensación de frío que le trajo a su vez tranquilidad.

-¿Qué está sucediendo?... -preguntó comensando a recuperarse.

-Ocurre que cambié de idea, te ayudaré a traer de vuelta al verdadero Dean y a convertir esa espada en un fósil.

-¿Vas a quedarte con mi alma?...

-¿Quedarme con tu alma?... mejor te explico cómo funciona... la oscuridad no puede desterrar a la oscuridad, tienes que haberlo escuchado alguna vez ¿verdad?, solo la luz puede hacerlo, y en este momento lo que necesitamos, lo que Dean necesita, es que me permitas usar la luz que hay en tu interior para poder sellar la espada...

-¿Así nada más? -se sobresaltó Sam repentinamente- ¿sellarla con el brillo ordinario de un alma ordinaria? ¿Tan fácil es poder deshacerse de un caballero del infierno Crowley?... Significa que aprovechaste el conflicto con Avadon para convertir a mi hermano en uno de tus esbirros -lo increpó.

-No, grandísimo idiota, un alma común y corriente no tiene nada que hacer frente a un Caballero del Infierno -respondió rápidamente el rey un tanto enfadado- y sí, el hombre al que dejaste abandonado a su suerte para irte a vivir tu egoísta vida mediocre se ha convertido en mi mejor amigo... O al menos lo era hasta que resucitó como un juguete de Lucifer.

-¡¿De qué estás hablando?! -respondió Sam bastante shockeado-.

-Mi reino esta infestado por todo tipo de traidores, mercenarios, y conspiradores, como los Luciferianos, demonios puristas que trabajan desde las sombras para restaurar a Lucifer en el poder. La primera espada resultó tener mente propia y se reveló como un Luciferiano en el instante en que trató de regresarte a la Jaula.

-¿Porque los Luciferianos iban a quererme adentro? ¿Cómo podría ayudar esto a que Lucifer regrese?

-Muy simple, ¿recuerdas toda esa basura de que eras el envase de Lucifer? Bueno, pues nadie que lo conociera un poco hubiera podido creer algo así, su verdadero objetivo siempre fue que entráras a la Jaula con él, solo debía hacerles creer a los dos que era tu decisión para evitar que Dean se interpusiera o tú te negaras a entrar, por lo que en algún momento, debió implantar en tu mente aquel loco plan desesperado que finalmente te resultó tan increíblemente bien-al cabo de un breve silencio agregó-fue una gran suerte que pudieras retomar el control una vez poseso por el mal más grande de todos los tiempos... tal vez un milagro...

-¿Dices que Lucifer me dejó ganar? -exclamo Sam horriblemente sorprendido

-No puedo afirmar que sea así, en teoría pudiste haberle ganado limpiamente, lo que digo es que, en todo caso, fue justo lo que quería que hicieras...

-También explicaría porque estaba tan seguro de que aceptaría y como podía conocer los detalles -reflexionó Sam siguiendo su línea de pensamiento- ¿pero porque querría encerrarme con él ahí dentro?

-Para destruir tu alma.

-¡Esto es absurdo, todo el mundo sabe que el alma está hecha de un material indestructible.

-La ley de la continuidad de la vida... todos los seres están dotados de inmortalidad... -repitió Crowley como si se tratara de una vieja obviedad- lo sé, y es cierto, solo que hace mucho tiempo, la oscuridad primera fue capaz de auto gestionar sus propios milagros oscuros, y así la inmortalidad del alma fue Jaqueada por criaturas como los "Soul Eater's", hombres decrépitos que aún deambulan por la tierra devorando almas para asimilar su vitalidad y juventud engañando a la muerte, u objetos místicos como las aguas del río Áqueron, en una dimensión colindante con el espacio- tiempo terrenal... que la disuelven como si se tratara de ácido... este último fue el que Lucifer guardó para ti y no es una sospecha, lo vi con mis propios ojos.

-¿Qué dices?

-Mató a su hermano Michael y lo usó como materia prima para conjurar el portal hacia el río del dolor, el Áqueron; y desde ese momento no ha dejado de torturarte, de una forma cada vez más horrenda que la anterior, ofreciéndote arrojarte al agua como única forma de acabar con tu sufrimiento.

-Así que te dejó participar y cuando te diste cuenta de sus verdaderas intenciones... ¿decidiste ayudarme?

-Al contrario te aseguro que nadie notó mi presencia y sin embargo no perdí detalle de ningún movimiento ocurrido ahí dentro... como rey del infierno poseo habilidades más allá de lo imaginable.

-Genial... estoy en la línea de fuego en una guerra de deidades infernales... -dijo Sam agarrándose la cabeza. Era evidente que no tenía ni la más remota idea de en donde se encontraba parado.

-Antes de que pierdas la cabeza, déjame decirte que desde que Azazel puso su ojos en tí me propuse entender de qué modo estabas implicado en el plan de los Luciferianos, y finalmente, a la luz de los últimos acontecimientos y después de revisar mis notas, creo haber encontrado la respuesta.

-Y la respuesta es...-dijo Sam aunque no estaba seguro de querer saberlo-

-Que eres un principio divino viviendo una experiencia humana... Eres la "Luz de la Esperanza", mi némesis.

-¡¿Qué?!... Eso suena tan...

-¿Estúpido?-completó Crowley- pero no lo es, por el contrario... es brillante... absolutamente brillante... solo analiza esto, al encarnar un alma pierde todos sus recuerdos ¿verdad?, olvida quien es, pero en realidad este ser no se pierde del todo, solo se mantiene oculto, inaccesible a una parte de sí mismo, pero conservando total autonomía para actuar por fuera de esta conciencia humana. Así encarnación tras encarnación te mantuviste absolutamente indetectable, actuando con total libertad y discreción, el plan perfecto hasta que la maldad más antigua logró dar contigo, la causa de que existan los milagros, la causa de que la oscuridad y el silencio no puedan cubrirlo todo -al cabo de un breve silencio dramático concluyó- no me mires así ¿porqué más podría mostrarse interesado en destruir "Tú" alma precisamente? Si mi teoría es correcta y estoy seguro de que lo es, la ecuación es simple, sin esperanza los milagros no pueden manifestarse, la Jaula desaparece... ¡y adivina qué!, mi derecho al trono desaparece también. Entonces... ¿qué dices? ¿estás conmigo o estás con Lucifer?

-Contigo -dijo Sam y le estrechó la mano, decidiendo y con razón que siempre sería preferible un demonio a un ángel malvado- solo dime lo que tengo que hacer y lo haré, si así me aseguras que traeremos de regreso a mi hermano ya sin la marca.

-Bien, tengo que ser sincero, el procedimiento podría resultar algo... desagradable.

-¿No voy a sobrevivir, verdad?

-¡Oh sí! Vas a vivir Sam... no es como si fuera a agotar tus baterías, lo que probablemente te resulte chocante es que para poder tomar contacto con tu luz y dirigirla posteriormente en un contraataque contra el caballero negro, deberás entregarte a mí completamente.

Definitivamente para Sammy resultó un fuerte impacto al menos en un primer momento y tomando mucho aire respondió:

-¿Te refieres a... sexo?

-No creo que sea indispensable...-respondió Crowley con sinceridad.

Confuso, el joven Winchester le propuso lo siguiente:

-¿Se trata de un hechizo? Muéstrame el documento, déjame darle un vistazo, quizá pueda echar algo de luz acerca de ese punto...

-Haré algo mejor que eso... -respondió el demonio y le apoyó el índice sobre el centro de su frente x un momento. A partir de entonces Sam supo exactamente acerca de lo que tenían que hacer.

-Tienes razón... tal vez no sea necesario...

Ya en la sala y parados frente a la vitrina en la que Dean almacenaba toda clase de bebidas alcohólicas Crowley se dedicó a hacerse con el ingrediente principal del hechizo (después de ellos dos):

-Veamos que tiene el buen Dean para nosotros... -rápidamente se decidió por un vodka y tomó la botella junto con un vaso de vidrio para Whisky- es todo, sugiero que vallamos a tu habitación.

-Por aquí -indicó Sam reafirmándose internamente en su idea de que sin Cass ahí para poder apoyarlo, solo le quedaba esperar que Crowley mantuviera su palabra.

El lugar, extremadamente pulcro, carecía de grandes ornamentos, y de haber hallado un crucifijo en alguna parte, Crowley hubiera podido pensar que había entrado en la recámara de un sacerdote. Ni siquiera un abrigo colgaba en el respaldar de la silla del sencillo escritorio, y un par de libros, junto a unos escritos y una birome, que rápidamente el muchacho devolvió a su cajón, constituían todo el desorden de aquella habitación semivacía a excepción de dos o tres portarretratos con fotos dispuestos entre el escritorio y la mesita de noche.

La depresión, que impregnaba claramente todo el cuarto, hizo que Crowley se sintiera casi como en casa.

El demonio encendió la lámpara que iluminaba el escritorio accionando el interruptor, y luego apagó la luz principal por medio de telequinesis.

Así, a medias iluminados, sacó de la nada un sirio negro que sostuvo extendiéndolo ligeramente hacia Sam, quien debía encenderlo.

Hurgando nerviosamente entre sus bolsillos dio con la pequeña caja de fósforos.

El demonio plantó el sirio en el centro de la mesa y con un gesto de sus brazos la llama triplicó su volumen y también su intensidad. De éste modo, con borboteos, fue consumiéndose rápidamente hasta apagarse, sin provocar ningún principio de incendio y formando un círculo caliente. Sobre él, Crowley colocó elegantemente el vaso, el cual llenó de Vodka hasta medio centímetro antes de alcanzar el extremo.

A continuación tendió hacia Sam un sirio blanco, que tras haber encendido, el muchacho debió tomar, para describir un halo de cera blanca todo alrededor del vaso. Su pulso tembló ligeramente mientras lo ejecutaba.

Préstame tu cuchillo -pidió el demonio refiriéndose a la daga especial que Sam llevaba siempre con él. Ni bien pedirlo la tuvo en sus manos.

Crowley se hizo un corte bastante profundo en la palma izquierda y procuró darle a la misma una forma de cuenco.

Pidió la mano izquierda de Sam que al recibir el corte hizo lo mismo que él.

A continuación el joven cazador hundió su índice derecho en el charco de sangre de su mano izquierda y dibujó, a la izquierda del vaso de vidrio, a "Kano" la runa del fuego, un elemento que simbolizaba la luz.

A su término, Crowley delineó con su sangre a Raido, el encapuchado, el mago errante, el hombre sabio, que viajaba de lugar en lugar buscando los conocimientos que le permitieran profundizar esa sabiduría. Definitivamente la runa del hombre sabio representaba de forma natural al rey del infierno, quien por los años transcurridos y su formación, se había convertido en un ser de gran sabiduría, también era una especie de hechicero errante, y en este caso hubo de dibujar la runa de modo invertido para indicar su pertenencia al bajo astral.

A Sam le tocó nuevamente realizar un paso, que consistía en delinear la runa llave, la que contenía la síntesis de todo el conjuro.

Esta fue nuevamente "Raido" pero esta vez al derecho, ya que por su forma "Raido" contenía en sí misma la forma de "Kano" y podía leerse como una unión de los componentes anteriores, en tanto que por otra parte, "Raido", al derecho estaba relacionada con la comunicación y la armonía de algo que se componía de dos elementos y a menudo señalaba la posibilidad de un viaje, ya sea físico o hacia el interior del ser, que podía ser hacia la auto-curación o el auto-cambio.

Mientras que Kano, en el terreno de las relaciones anunciaba una apertura mutua y a menudo las emociones intensas y la pasión.

Este era básicamente el objetivo de aquel encantamiento, lograr que los elementos, luz y oscuridad, realizando un viaje hacia el interior, establecieran una comunicación armónica a través de la "apertura mutua".

-"Así como es abajo es arriba..." - dijo Crowley acercando la mano izquierda por sobre el vaso, y separando ligeramente los dedos para que la misma pudiera escurrir a través de los intersticios.

"Así como es adentro es afuera" -dijo Sam mientras la sangre que caía a través de los intersticios de su mano se hundía poco a poco dentro del transparente Vodka mezclándose con la sangre del rey del infierno- y la luz del sol se verá resplandecer sobre la cara oscura de la luna... En la hora del Eclipse.

Las dos primeras frases ("Así como es arriba es abajo" y "Así como es adentro es afuera"), eran dos máximas pertenecientes al tratado de la "Tabla esmeralda" (un compendio de toda la sabiduría de los alquimistas, magos que buscaban la forma de convertir el plomo espiritual en oro espiritual, escrito y resguardado en el interior de una esmeralda según la leyenda) y todo ese proceso había sido en sí mismo un rito de alquimia.

Como último paso para completar el hechizo Crowley bebió un sorbo del vodka con sangre y le dio a beber el resto a Sam de una sola vez.

Esto lo tranquilizó ya que hasta ese momento el muchacho había sido un manojo de nervios y al mismo tiempo le indujo un estado de conciencia alterado.

Estaba bastante mareado cuando se sentó junto al demonio en su cama.

-Ok, ¿un par de consejos antes de la acción?, cuando empiecen a querer surgir las dudas, recuerda porqué es que estamos haciendo esto, y una cosa más, intenta poner la mente en blanco, cualquier resistencia actuará como un bloqueo y cerrará la puerta, o al menos disminuirá dramáticamente el caudal de energía.

-Créeme, estoy demasiado ebrio como para resistirme -le respondió Sam con su voz de ebrio mientras lo atraía hacia sí dándole de este modo su primer beso-.

A partir de ahí Crowley tomó las riendas.

Sammy se sorprendió de sentirse tan confortable. También se sorprendió de que el rey de los caídos besara tan bien. Francamente se sentía de maravilla. Crowley nunca había llegado a última base, pero se sentía muy cómodo y tranquilo en esa situación y pensaba que de ser necesario estaría bien dispuesto de llegar hasta el final, jamás hubiera imaginado que dos almas pudieran conectar de ese modo, el intercambio de energía, en un principio tibio, fue rápidamente en aumento, cada segundo Sam sentía un poco más de frío pero este no superaba al aire de un ventilador por lo que no llegaba a incomodarlo y por su parte cada instante el demonio podía percibir de forma más intensa la luz moviéndose a través de él, latiendo cada vez con más fuerza, aumentando a cada segundo su caudal. A pesar de ser lo más idéntico que podía existir para los demonios al fuego, no le producía aún ningún tipo de dolor ni sufrimiento, más bien era una sensación reconfortante, como estar volviendo a casa...

-Por favor sálvalo... - dijo Sam ya casi en el umbral de la inconsciencia y al poco tiempo tuvo una especie de visión.

De repente el muchacho vio al rey del infierno, sentado en su trono en aquel aposento gris con aspecto de alcantarilla, hablaba con el caballero de la muerte con estas palabras:

-Te mande llamar porque quiero el alma de Sam Winchester fuera de la jaula, ese payaso que engendró Castiel -se refería al Sam sin alma- casi lo arruina hace unos minutos y si no hacemos algo ahora puede que no tengamos otra oportunidad.

-Déjalo en mis manos... -respondió el caballero haciendo una pequeña inclinación.

-Una cosa más -lo detuvo- ponle a Dean un desafío y deja que gane, nadie puede saber que yo tuve algo que ver en esto, y envíale al chico este obsequio... -Crowly hizo una bola de Luz roja que flotó hasta introducirse en la mano del caballero, era el muro, aunque la muerte no dijo nada Sam lo supo...

Sea lo que sea que estés haciendo está funcionando, le susurro a su compañero sin abrir los ojos.

-Lo sé - oyó la voz de Crowly como dentro de un sueño...

Con el correr del tiempo la sensación de poder fue tan grande que el demonio, abrumado, debió interrumpir el enlace, y así descubrió que en breve se cumpliría el plazo que el caballero del infierno había pactado.

Levitando, condujo el cuerpo dormido del muchacho hasta la misma habitación donde debía yacer desangrado en la pared, volvió a abrir aquellas viejas heridas y luego colocó su boca sobre la herida en el abdomen del chico con lo cual sus labios quedaron manchados de sangre, así como ciertos otros sectores de su cara.

Una sombra negra entró por debajo de la puerta, tomando inmediatamente a continuación la forma de Dean, y entonces el caballero del infierno hubo de vaticinar:

-Una nueva era está a punto de comenzar.

-¿Te refieres al regreso de Lucifer? No lo creo... la llave aún está en mi poder...

-¡Maldito! -lo increpó el caballero segundos antes de verse rodeado por aquella luz tan intensa-

su grito de ultratumba se ahogó rápidamente, los ojos de Dean volvieron a verse verdes por unos pocos segundos y luego se desmayó, cayendo directamente en los brazos del rey del infierno.

En algún momento debí haber perdido la conexión -pensaba ahora Sam, recostado en la cama con los ojos cerrados, sin saber aún que había ocurrido exactamente ni en donde se encontraba- espero que Dean nunca tenga que enterarse de lo que hice-

Finalmente los abrió. Crowley sentado a su lado lo miró con ojos vivaces-

-¿Funcionó? -terminó de despertarse Sam incorporándose sobresaltado.

-La misión fue CASI un éxito... -respondió el demonio-

-¿Porque casi, qué sucedió, acaso hice algo mal?

-Tu hermano regresó, lo malo es que la marca no ha desaparecido de su brazo, y no es que tu o yo hallamos cometido algún error... creo.

-No puede ser... -dijo Sam, pero sabía que era de esperarse.

-¿Mencioné que ya no es un demonio...?" -se defendió el rey del infierno.

-¡SAAAAMMMYYYYYY... DIME QUE NO HICISTE LA ESTUPIDEZ QUE CREO QUE ACABAS DE HACER... - el grito de Dean resonó en toda la casa y la puerta se abrió estrepitosamente- OH POR DIOS... LO HICISTE! -dijo con una mezcla de espanto y desaprobación al ver a Crowley.

-Por supuesto que no, ¿recuerdas la última inyección, la que me dijiste que no le colocara?, pues por poco lo hago, por poco acabo conmigo y con todo, hasta que se ofreció a ayudarme a cambio de no convertirlo en uno de los nuestros..."

Dean suspiró aliviado, luego, notando que Crowly estaba lo suficiente cerca de Sam como para poder atacarlo por la espalda, deseando con todas las fuerzas de su alma que no lo hiciera, arrojó la primera espada directo hacia él. Por supuesto ante este ataque el demonio desapareció y la espada quedó clavada profundamente en la pared.

-¡Sammy, por Dios, Crowly suelto y tú con la guardia baja! -dijo asustado y corrió a sujetarlo- discúlpame, todo ocurrió tan rápido -dijo el menor reclinando su cabeza.

-¿Y Castiel? -preguntó Dean mientras friccionaba la espalda de su "peque".

-No lo sé, seguramente Methatron fue tras él luego de matarte a tí...

-Ese hijo de puta... juro que si le hizo algo a Cass lo va a pagar muy caro... -dijo aferrando muy fuerte a Sam mientras los ojos se le iban poniendo rojos de impotencia y lágrimas.

-Sinceramente Dean, dudo que Cass sea tan fácil... -lo animó el menor.

-Es bueno saber eso... -dijo el ángel apareciendo en la habitación- vine a darte una mano Sam, pero veo que llego tarde. ¡Dean! ¿Te encuentras bien?

-¡Estoy genial Cass, me siento de maravilla!

-¿Cómo lo lograste Sam?

-Cuando Dean murió en mis brazos enloquecí, y quise vengarme de Crowley, tomé la jeringa con la última muestra de mi sangre que tomamos para completar las pruebas y la oculté dentro de la manga de mi chaqueta. Entonces lo convoqué, para hacer un trato, pero cuando estábamos a punto de besarnos le clavé la aguja y comencé a inyectarlo, Crowley se asustó tanto que me dijo que me devolvería a mi hermano si le perdonaba la vida. No le creí hasta que te oí gritar... -Dijo mirando a Dean- fue por eso que no pude permanecer atento a él, no esperaba que de verdad resucitaras. Lo único que me preocupa ahora es la marca que sigue en tu brazo y esa maldita espada, que espero que coincidas conmigo en que tienes que deshacerte de ambas.

-Lo sé, estoy consciente de los riesgos.

-Eso es lo que crees pero no lo estás, en realidad no tienes idea de en lo que estas metido, ni ninguno de nosotros, por eso tenemos que encontrar a Caín y hacer que él nos revele todos los secretos acerca de la marca y de la espada. Debe enseñarte cómo funciona, cómo puedes pasarle la marca a alguien más, porque si no lo haces, y esa cosa llegara a recobrar fuerzas... podrías perderte para siempre... y no pienso permitir que ocurra. Así que sugiero que descansemos hasta esta noche y a partir de mañana iniciemos la búsqueda... Dirigiéndose entonces a Castiel Sam preguntó -¿Por cierto? ¿Qué sucedió con Methatron, ¿ha escapado?

-No...-respondió el ángel- le tendí una trampa, me metí en su oficina y encendí el radio que usaba para comunicarse con los ángeles sin que lo notara, luego encontré el lugar donde ocultaba la tabla y la destruí, entonces llegó, tuvimos un intercambio de palabras donde me confesó todos sus planes y lo que me haría pero mis compañeros estaban escuchando todo y lograron caerle por detrás y arrestarlo. Ahora está encerrado en una prisión de máxima seguridad en el cielo...

-Uno menos -dijo Dean- sin embargo la presencia de Naomi me sigue preocupando...

-Quien es Naomi -quizo saber Sam.

-Otro arcángel... hace un tiempo logró manipular a Cass y casi logra que me mate... -respondió su hermano.

-Bien... con más razón tenemos que empezar rápido la búsqueda... -concluyó Sam, tratando de no hacer notar que en realidad se sentía sobrepasado por la situación- ¿Dean tienes hambre? -pregunto para tratar de darle un corte a tantas preocupaciones en pos de volver a encontrar su centro- en realidad ahora que lo mencionas, muero de ganas de comer algo...

-¡En marcha entonces!... Vienes con nosotros ¿verdad Cass? Tenemos que hacer un brindis porque el cazador más testarudo de todos los tiempos está de vuelta ¿no crees?

-Tú lo has dicho, por cierto... me alegro que haya fallado tu idea de convertirte en kamikaze...- Sam lo miró entre extrañado y divertido-lo sé, eres más bien un civil que un soldado... y tampoco tienes ojos rasgados... sin embargo existieron coincidencias circunstanciales... tuviste que haberlas notado.

-Sí, lo entendí -sonrió Sam- solo me pregunto de donde pudiste haberlo sacado.

-Tomé un curso acelerado de lectura de tu planeta... prácticamente no fui consultado al respecto... -se encogió de hombros el ángel- te contaré cuando podamos sentarnos a desayunar...

-Asumo que es una muy buena historia -dijo ya más distendido.

-¡Sammy... ¿me pasas las llaves del auto por favor?! -pidió Dean extendiéndole la mano.

-¿Estás seguro? -preguntó Sam mientras las dejaba caer sobre su palma.

-Absolutamente, puedo conducir perfectamente con el estómago vacío- lo miró resuelto- siguiente parada... el centro comercial.

Así los tres se pusieron en marcha. El día comenzó en la cafetería preferida de Dean y se prolongó hasta entrada la madrugada con un sin fin de actividades recreativas interesantes.

Sam no podía evitar pensar que aquella era la mejor parte de haber logrado sobrevivir a una catástrofe.