Nuevo año, nuevas ideas y, nueva historia...
GC MOON
Enero 26, 2018
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CAPITULO 01
Antes de todo
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–Suficiente– Retumbó la voz autoritaria del hombre que se encontraba en la silla presidencial mirando filosamente a su acompañante. –Ahora lárgate de mi oficina– ordenó demandante.
El más joven chasqueó la lengua enfadado, sabía que su hermano era tan obstinado que no accedería a su petición, ¿Por qué era tan amargado?, solo era un favor; ¿Los hermanos no hacían esas cosas? Claro que sí, solo que ellos no tenían una relación precisamente perfecta, a su modo se desarrollaron la tolerancia y cariño mutuo, se mantenían en contacto frecuentemente debido a su trabajo juntos, ninguno terminaba de comprender de dónde nació esa extraña conexión entre ellos.
–¡Khe! que amargado eres, solo es una noche, una simple cena; puedes con esto Sesshomaru. Padre deseaba que lleváramos una relación soportable.
El muy maldito de su medio hermano había utilizado un arma filosa y que incluso, Inuyasha no sabía todo el poder que tenía esa palabra sobre él; nunca lo diría pero, no se negaría a un deseo de su padre, siempre lo respetó y lograría que se retorciera de orgullo sobre su tumba admirándolo por lo que era capaz de hacer, si eso significaba ir a la estúpida cena de su inútil hermano lo haría.
–Bien, ahora vete– Sin mirarlo hizo una seña con su mano indicando que saliera de la oficina.
–¿De verdad?, ¿Irás? – Definitivamente el joven platinado era un caso perdido "idiota" pensó el Taisho Mayor, su inútil hermano Jamás se enteraría de lo que podía lograr con la palabra "padre".
–Hn– Fue su última respuesta que le dio aún sin mirarlo ya que se había ocupado con unos documentos que tenía sobre el escritorio sin prestarle la necesaria atención a sus quejas.
–Genial, nos vemos a las nueve en mi casa– Orgulloso por lograr que aceptara se levantó del asiento dirigiéndose a la salida cuando escuchó que habló.
–Será la primera y última vez que acepte una invitación de tu parte– La voz era letal y amenazante.
–¡Ja!, claro– Contestó arrogantemente restándole importancia y salió del lugar.
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El imponente platinado estaba con los ojos cerrados recargado sobre su silla recordando las palabras de su medio hermano, el dolor de cabeza se aferraba y parecía no ceder, abrió los ojos con enfado, tomó de golpe el líquido que le quedaba y se levantó para servirse más.
Mientras avanzaba por su oficina escuchó el ligero toque en la puerta, sabía perfectamente a quién pertenecía, su secretaria.
–Adelante– indicó dando la espalda a la puerta sirviéndose más vodka.
La joven tímidamente entró y habló sin saber la manera correcta de dirigirle la palabra en estos momentos.
–Señor, la cita es en media hora, su auto está listo y el chofer lo espera–
–Bien, puedes retirarte– Contestó sin voltearse.
Cuando escuchó el sonido de la puerta cerrándose apretó con fuerza, pero sin quebrar el vaso y tomó de golpe el líquido que había, se giró, tomó su saco y salió de su oficina dirigiéndose hacia el elevador, su mente estaba llena de imágenes y recuerdos, los cuales se empeñaba en aparecer, solo iba con un objetivo en mente; solo iba por ella.
Sus empleados observaban el andar imponente y preciso de su jefe apartándose de su camino sin recibir una mirada de aquel hombre que parecía un Lord de tiempos antiguos, Sus ojos de un color peculiar y codiciosamente atrayente como era el oro y esa cabellera platinada le daban una apariencia exótica, agregándole más misterio y necesidad de poner los ojos sobre él, nunca pasaba desapercibido, y a él parecía no importarle.
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El dolor quemaba en su pecho, era como un fuego que consumía cada parte de su ser aferrándose a ella hasta volverla nada, no podía escuchar a nadie a su lado, solo retumbaba en su mente el silencio abrumador, un vacío profundo, las lágrimas caían por sus mejillas descontroladamente sin tener intención siquiera de detenerlas, sintió unos brazos alrededor de su cuerpo sin saber de quién se trataba se aferró como si fuera su única esperanza, quería desaparecer, quería que alguien le dijera que era una maldita broma de pésimo gusto.
Los brazos masculinos, firmes y fuertes la sostenían intentando sentía como si quisiera confortarla y darle apoyo del cual sabía que necesitaba, los susurros que le dedicaba parecía que no le llegaban, era como si estuviera en trance.
–Kagome– la joven escuchó a lo lejos la voz que intentaba regresarla a la realidad.
Temblorosa observó los hermosos ojos que la miraban fijamente, había algo en su mirada que no podía descifrar con seguridad, había algo tan diferente, ¿Era por ella? ¿Acaso él le tenía lástima? ¿Entendía su dolor y también lo sentía?, no le importó conocer las respuestas, lo único que le interesaba saber es que estaba con ella y se sintió aliviada de contar con él.
Caminaron a la salida alejándose de la multitud, mientras era conducida por el hombre que estaba cuidando de ella, dejándose llevar mientras recibía el calor de su cuerpo y eso era suficiente para su afligido corazón; por ahora.
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Terminó de tocar la melodía triste en el piano de cola que se encontraba en la gran casa, hacía unos pocos días que se estaba quedando en ese lugar, tan vacío, tan frío y oscuro como se sentía su corazón, pero tenía un motivo, tenía una razón para seguir y solo por eso iría hacia la cita.
–Señorita Higurashi, el auto está listo– una mujer de edad avanzada le habló amablemente.
–Gracias, enseguida voy– le regaló una sonrisa amable y sincera sin llegar a reflejarse en sus ojos –Pero sabes que puedes decirme solo Kagome – Su voz manifestaba tristeza pero su rostro nunca abandonó la sonrisa.
–Por supuesto Kagome – La anciana devolvió el gesto aún más ante la fortaleza que miraba de esa joven mujer que estaba pasando por una situación tan difícil y dolorosa.
Caminó hacia la salida para llegar al destino que esperaba por ella, ¿era necesario que se presentara?, claro que sí, se trataba de un asunto de alta importancia y debía hacerlo, aun si tenía que tratar con él.
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El mayor de los Taisho llegó puntualmente a la cena que había acordado con su medio hermano, este último lo recibió en la puerta, le entregó un fino vino de colección altamente exclusiva, de la cual pocos tenían conocimiento y se vendía a clientes que tenían contacto directo con la empresa que había cosechado tal ejemplar; Inuyasha sonrió sabiendo que el obsequio era una indirecta dándole a entender que nada de lo que le ofreciera podía ser mejor de lo que él tenía.
–¡Khe!, no te hubieras molestado, tenemos suficiente vino– le indicó tratando de no intimidarse con tal obsequio.
–Ninguno como este– contestó con tono de voz monótono y casi aburrido, sabiendo que sus palabras eran una verdad absoluta.
–Gracias hermano, siempre tan… esplendido– El comentario tenía ese toque sarcástico y burlesco del cual estaba acostumbrado.
Sin agregar algo más entró en el hogar del menor inspeccionando por primera vez la gran casa, a pesar de que poseía una amplia mansión este había decidido vivir ahí desde hace unos días; después de observar, dedujo que la esposa de su hermano tenía buen gusto; bueno, en algo debería, ya que fijarse en el menor no era algo que pudiera halagar de esa mujer.
Antes de llegar al comedor el timbre de la puerta sonó y su cuñada acudió al llamado," ¿por qué invitarían a alguien más?" cruzó por la mente del mayor siendo interrumpido cuando ella pasó a su lado y lo saludó con gran cordialidad.
–Sesshomaru, bienvenido– se acercó a él y besó su mejilla superficialmente. –Gracias por el vino halagó al mayor quien solo asintió con su cabeza.
Después salió de ahí para recibir a su visita; la voz femenina captó su atención tratando de recordar dónde la había escuchado antes.
–¡Hermana!, gracias por la invitación, traje algo de postre– habló eufórica la recién llegada; el platinado se dio cuenta de quién se trataba y frunció el ceño.
–Kagome, no tenías que hacerlo, gracias por venir, pasa– Se escuchó la monótona voz de la esposa de Inuyasha.
Se dirigieron hacia el comedor donde esperaban los hombres. Esa era la tercera vez en toda su vida que miraba aquel ejemplar tan… 'peculiar' de mujer; pero había algo en ella que te hacía notarla a pesar de solo haber cruzado sus caminos en pocas ocasiones, La primera durante la cena de compromiso, la segunda durante la boda y la tercera… bueno, ya descubriría de que se trataba; tenía una ligera idea de que era, pero no se quería adelantar a los hechos, a pesar de sus sospechas.
–Cuñada, bienvenida– Saludó el mejor de los platinados dándole un abrazo y besando la mejilla derecha, la joven correspondió el saludo con una impactante sonrisa.
Sesshomaru la observó, llevaba puesto un sencillo y 'barato' vestido color índigo que llegaba solo un poco arriba de la rodilla, accesorios sutiles, una pequeña pulsera y diminutos aretes, nada ostentoso, pero, que le brindaban una belleza natural, se delineaban unas hermosas curvas femeninas en aquel atuendo que dejaba bastante a la imaginación, "demasiado" se reprimió por ese pensamiento que llegó al mayor.
–Bueno ya conoces a mi hermano, Sesshomaru– Habló Inuaysaha y señaló al más alto que se encontraba de pie observando con indiferencia. El mayor se acercó diplomáticamente y la saludó con formalidad.
Se miraron fijamente, el hombre parecía adivinar cada pensamiento con esa acción y el contacto de piel con piel provocó un ligero rubor en la mujer, que al percatarse de eso apartó su vista, ese hombre era no solo enigmático, era imponente y su olor varonil derretía a cualquiera; y estaba tan acostumbrado a esas reacciones que las reconocía fácilmente.
–Kagome– pronunció el ojidorado su nombre con voz seductora y varonil, provocándole un escalofrío por todo su cuerpo y seguramente se le había acelerado el corazón "como a todas" pensó.
–Sesshomaru– Habló con voz débil, aun asombrada con mejillas teñidas, se sintió tan expuesta y tonta, una chiquilla tonta asombrada por un impresionante y atractivo hombre. "Patética".
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En el trayecto hacia el lugar pactado los recuerdos acudían nuevamente a él, ¿se supone que esto debía ser así? ¿Por qué aun después de todo su hermano seguía empeñándose a que se encontrara con esa mujer?, la cual no le interesaba en lo más mínimo, había pocas ocasiones donde tuvo que interactuar con ella y había resultado tan 'común'; tal y como todas las mujeres que trataban con él; o eso pensaba.
–Señor, hemos llegado– Habló el chofer sacándolo de sus pensamientos.
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La nula conversación o participación de Sesshomaru en la cena había servido como referencia para ambos en darse cuenta que eran tan opuestos que les costaba cruzar palabra, a pesar de que Kagome era una mujer amable, sincera y muy alegre, pero con Sesshomaru era diferente, le molestaba su presencia arrogante y su aire de prepotencia, "púdrete" pensaba, mientras fingía sonreír incómoda a su hermana y cuñado.
Una noche bastante pesada, el ambiente no era nada bueno y no tenía intención alguna de quedarse más tiempo ahí, su hermana estaba cómoda recargada en su esposo, el platinado mayor parecía ocupado atendiendo su celular "malnacido" ¿Qué no se supone que deben conversar?, ella estaba ahí prestando atención a todo lo que se decía y el simplemente los ignoraba sin disimular un poco "maldito".
–Kikyo es hora de que me retire – Comentó la azabache de ojos azules a su hermana.
–Te llevará mi chofer, es tarde para que regreses sola– Le advirtió con un tono determinado a no ceder en esto.
–Gracias– contestó sonrojándose al sentirse abrumada por la atención brindada.
–Pero ¿qué dices mujer?, Sesshomaru pasa por el departamento de tu hermana, puede llevarla sin ningún problema, es todo un caballero– insinuó el joven mirando al mayor quien observaba aparentemente con indiferencia toda la situación.
–Tal vez, él tiene algo más que hacer, no quiero quitarle su tiempo – se apresuró a decir la menor de ojos azules.
–¡Khe! No hay problema, Sesshomaru no tiene otra vida a parte del trabajo, seguro estaba por ir a su casa a seguir con sus papeles, aun aquí sigue trabajando. – comentó despreocupado el impertinente Taisho.
El nombrado se puso de pie sin mostrar expresión alguna en su rostro y habló con su voz profunda haciendo que la mujer se sintiera más pequeña.
–Claro, también me retiro–
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–Kagome– Escuchó la voz del hombre que le hablaba y decidió ignorarlo, a pesar de que se reprochaba por ser grosera, así que en contra de lo que deseaba lo miró directamente a los ojos sin intimidarse por el peso de la letal mirada dorada.
–Sesshomaru– dijo y siguió su camino adentrándose en el lugar, maldiciendo tener que estar ahí con él.
El atractivo hombre como un caballero permitió que ella entrara primero, siguiéndola y observando su caminar, hoy llevaba un sencillo vestido negro ceñido de la pequeña cintura hacia arriba y suelto en la parte de abajo, el cuello redondo manga de tres cuartos; unas sencillas zapatillas negras, visiblemente cómodas por el pequeño tacón.
Sus vidas estaban a punto de cambiar drásticamente y sin saberlo se dirigían hacia allá en contra de su voluntad pero con un solo propósito en común.
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ACLARACIONES
1.- Sobre la CENA a la que invita Inuyasha a Sesshomaru (y llega Kagome) es PASADO.
2.- La cita que tiene Sesshomaru (cuando le dice su secretaria que es hora) es la misma a la que irá Kagome; esto ocurre en tiempo presente.
3.- Tanto, Sesshomaru y Kagome tienen sus recuerdos antes de llegar a verse.
4.- El único momento donde se ven en presente es cuando llegan a la cita (esto es al final)
5.- No les aclaré de que trata la cita porque eso lo van a descubrir en el siguiente capítulo.
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Gracias por leer este primer capítulo, que en realidad fue el segundo que escribí; pero pensé que debía aclararles algo antes de lo que sigue.
Bueno, ya saben que amo jugar con los tiempos y recuerdos, ¿está clara la redacción? ¿se entiende cuando es un recuerdo, pasado y el presente?
No olviden comentar que les parece este proyecto.
Adorados lectores, agradezco enormemente todo su apoyo.
Sobretodo a FiraLili y RaquelTaisho
que me han ayudado y convencido a ponerle cursiva a la narración del pasado, así también las aclaraciones al final.
Las amo
GC MOON
