:·:Disclaimer: Los personajes que aparecen en esta historia son propiedad de Kishimoto-sensei, salvo aquellos que he creado yo para los fines de este fic:·:

Descubriendo la Primavera

¡Hola!, de vuelta he venido a molestarlos xD, aquí les traigo una nueva historia de mi pareja favorita: KAKAIRU. Los primeros capítulos puede que sean un poco lentos, pero sin ninguna duda ellos tienen que quedar juntos, así que a no desesperar =D. Espero que les guste y si tienen tiempo, no duden en dejarme un review que me harán inmensamente feliz =D. ¡Hasta pronto!

P.D.: Ya tengo seis capítulos listos, así que no se preocupes que no tardaré mucho en subirlos!


Capítulo 1: Sorpresas - El comienzo del camino

Con un soplo suave y discreto, el viento removió las rojas hojas que los árboles traviesos se empecinaban es regar por el suelo, húmedo y tierno en la espera impaciente de cubrirse de verde. Pocos eran lo brotes que frescos se animaban a posar sus colores en los desnudos troncos, mas sin embargo, la primavera ya se dejaba oler en el dulce rocío de aquella mañana.

El astro rey, haciendo gala de sus dorados rayos, acompañaba en su danza a las hojas que tomaban en su baile a la calma brisa como pista donde dejarse llevar con sus deslizares ligeros y acompasados. La armoniosa melodía de aquel vals era tocado por un arroyo que desde la espesura del bosque dejaba llegar lejano el tronar de las cristalinas aguas contra las aguerridas rocas, que impasibles recibían su furia con inanimadas fuerzas. Por último, un coro de pajarillos era el encargado de invitar a hombres y animales al agradable concierto, con sus cantos agudos y alegres.

Un remanso de paz cubría aquella mañana e Iruka sonreía pensando que aquel día prometía ser muy bueno, después de todo, le darían el alta y eso era para festejar. ¡No podía esperar para volver a dar clases!, y lo que más deseaba era salir de aquella cama y poder hacer algo de ejercicio. Aspiró con ganas el fresco aire matutino, dejando para después sus desesperadas súplicas. Ya habría tiempo en el transcurso del día para pensar en paseos más largos que de la cama al baño y a la inversa. Ya era un milagro que las enfermeras le permitieran aquello y agradeció la insistencia de Anko por una vez en la vida. Así por lo menos no debía utilizar el orinal, cosa que detestaba y que le parecía bastante... vergonzoso. Suspiró resignado. Anko podía ser muy cabeza hueca cuando se lo proponía.

-Konnichi wa Iruka-sensei!!

El grito en su oído-además de dejarlo sordo-, le hizo pegar un salto que casi lo tira por la ventana tras la que observaba el paisaje de encendidos colores que era Konoha en aquel invierno sin precedentes. Al darse vuelta con intenciones de matar a aquella demente no pudo más que dejar escapar el aire con desgano al observar la brillante sonrisa que le era mostrada.

-Anko-Saludó y volvió a su cama antes de que fuera ella la que lo llevara a rastras a ella.-¿Qué haces tan temprano por aquí?

-Oh, pues...-Dudó un momento-Quería saber cómo estabas.

"Hoy será un día lleno de suspiros", pensó Iruka al soltar el décimo en lo que iba del día.

-Anko-la volvió a nombrar y ésta sonrió-Estoy bien, no tienes por qué preocuparte, hoy ya me darán el alta.

-Pero...

-Si estoy herido-le cortó-, es por mi culpa. Tú no tienes por qué sentirte culpable.

Anko seguía indecisa en su lugar y su sonrisa poco a poco desapareció de su rostro, pero aún así no lo miraba a los ojos. De pronto soltó un suspiro, imitando a Iruka y asintió.

-Está bien, está bien-Dijo mirándolo, resignada y antes de que Iruka pudiera sonreír tranquilo volvió a hablar-Pero...

-¡Pero nada!-Le gritó mientras se levantaba de la cama, dejando tiradas algunas sábanas-¡Ahora vete a coquetear por ahí!-Dijo entre risas y la empujó hasta la puerta-Shizune te debe estar esperando.

Ante la mención de aquel nombre, Anko se sonrojó y le hubiera propinado una buena golpiza si no fuera porque él ya estaba herido. "¡Maldito chunin!, susurró entre dientes, y se fue. Él por su parte la observó marchar felicitándose a sí mismo por la treta que por lo menos le aseguraba que no lo volvería a molestar por un tiempo.

Ya de regreso en la cama, tomó su bandana y la acarició antes de guardarla en el chaleco verde que descansaba en el respaldo de la única silla de la habitación. Cuando saliera invitaría a Naruto al Ichiraku Ramen. Necesitaba salir. Pronto.

*.*.*

-Senshe tiemmm que sher mash cuida...-Naruto sorbió lo que restaba en su tazón y suspiró feliz-Tiene que ser más cuidadoso-Le repitió ante la atenta mirada que no dejaba de observarlo.

-Baka-Le reprendió con un pequeño golpe en la cabeza-¿No crees que eres el menos indicado para hablar?-Le preguntó alzando una ceja.

-¡Iruka-sensei! ¡Eso duele!-Le dijo sobándose el golpe con una mano-¡Yo soy fuerte!-Le dijo como si fuera suficiente razón para volver siempre en las pésimas condiciones que lo hacía y por un momento Iruka lo pensó pero meneó con la cabeza.

-Si quisiera pudiera ganarte, Naruto-Iruka le sonrió a sabiendas de que aquello era mentira y ambos lo sabían, porque su ex-alumno curvó sus labios también y le sonrió, contento de que estuviera bien.

-Prometo cuidarme, si Iruka-sensei también lo promete...

Iruka lo miró a los ojos, y los dos dejaron de sonreír para ponerse serios y asintieron en silencio.

-Lo prometo, baka-Le dijo acariciando su cabeza de forma cariñosa-¿Quieres otro tazón?-Le preguntó y Naruto asintió con fuerza-"Nunca cambiarás, Naruto..."-Pensó mientras se enfrascaba en otro graciosa discusión con su alumno preferido.

*.*.*

Salió del Ichiraku Ramen sintiéndose más pobre de cuando entró, una gota resbalaba por su sien a la vez que un suspiro escapaba de entre sus labios. Realmente Naruto nunca cambiaría y eso lejos de intranquilizarlo, le parecía admirable. Luego de que Sasuke desapareciera, y tras tantos intentos fallidos, Naruto nunca se había dejado caer, y fue gracias a esa fortaleza que el Uchiha volvía a estar con ellos. Nadie había apostado por el rubio, salvo talvez sus más allegados y poco a poco, muchas personas comenzaron a confiar en él. Gracias a su cabezonería y esa forma de ser tan espontánea y amigable es que ahora había llegado hasta dónde había llegado. Había madurado más de lo que ningún niño podría madurar nunca, a base de desprecios, angustia y mucho dolor, pero lo había hecho y eso lo llenaba de orgullo. No importaba cuántos años pasaran, Naruto seguiría siendo el mismo Naruto de siempre.

-Buenas tardes, Iruka-sensei-Una voz grave lo sacó de sus pensamientos y cuando se dio vuelta, un pequeño ojo sonriente y una maraña de cabellos plateados lo saludaron. Sorprendido, Iruka devolvió el saludo a la persona con la que menos se esperaba encontrarse.

-Buenas tardes, Kakashi-san-Dijo con una pequeña sonrisa, sin entender todavía como ahora estaba hablando con el actual capitán del equipo 7. Era cierto que generalmente se lo encontraba cuando el jounin entregaba el parte con la información cumplida, pero fuera de ese lugar nunca habían intercambiado ni siquiera un saludo.

Hubo un momento de silencio, en la que ambos parecieron escrutarse y entonces Kakashi dejó escapar una pequeña risa antes de volver a sonreírle.

-Naruto me ha dicho que hoy salía del hospital, así que he venido a ver cómo estaba-Fue lo que dijo a continuación, antes de volver a quedarse callado, esperando una respuesta que Iruka parecía no poder articular.

Y así era, ya bastante había sido el asombro de encontrarse con él, y ahora hasta parecía preocuparse de que estuviera bien.

Tosió un momento, cuidando de no borrar la sonrisa que todavía brillaba en su rostro y lo miró a los ojos tratando de escrutar en ellos si todo lo que había dicho era cierto.

Pero los segundos pasaron rápidos y Kakashi seguía allí delante suyo, con su sonriente ojo y las manos en los bolsillos. La tarde comenzaba a escaparse entre las sombras de la noche que se avecinaba, acompañada del sol que se escondía ya en el horizonte. Por un momento, los cabellos del jounin se tiñeron de rojo y brillaron hasta apagarse en un reflejo plateado compitiendo con la Luna que todavía no aparecía.

Kakashi tuvo que carraspear antes de que por fin Iruka pudiera salir de la ensoñación en la que se había perdido.

-Perdón...-Dijo, riéndose a continuación-...hacía mucho que no veía un atardecer tan hermoso-suspiró-, estoy muchísimo mejor, aunque debo admitir que tanto tiempo en el hospital me ha dejado algo blando...

-Nada que unos cuantos días en la academia no puedan arreglar...-acotó Kakashi, para seguir sorprendiendo a Iruka.

-Sí, supongo que tiene razón, Kakashi-san...

De nuevo, los dos volvieron a escrutarse, talvez sin saber qué decir. En el aire se respiraba un suave aroma a rosas que atraía los sentidos y comenzaba a amodorrar a Iruka. El silencio solo era roto por los suaves grillos que cantaban anunciando la noche que ya se acercaba.

-Yo... creo que iré a mi casa-Iruka miró hacia el horizonte oscuro donde la negrura comenzaba a apoderarse de los tejados y de cada retazo de luz que todavía traviesa subsistía a esas horas de la tarde.-Se va haciendo tarde.

-Sí...-murmuró Kakashi y se rascó la barbilla, manteniendo su pose tranquila-Bueno, yo...-dudó un momento y carraspeó antes de volver a hablar-¿Iruka-sensei tiene que hacer algo ahora?, ¿por qué no viene conmigo a tomar algo de sake?...

Iruka abrió sus ojos sorprendido. ¿Kakashi le estaba pidiendo ir a beber con él?, ¿el copy ninja le estaba invitando a tomar sake con él?

Tartamudeó sin saber qué responder, pero Kakashi no le dio tiempo.

-Iruka-sensei debe querer descansar y yo debo estar siendo muy molesto-Le dijo sonriendo avergonzado.

-No, no para nada Kakashi-san-Corrigió y le sonrió-Creo que me haría bien beber algo de sake. La noche, además de preciosa, se está poniendo algo fresca así que será bueno reponer algo del calor perdido antes de volver a casa.

-¿Seguro, Iruka-sensei?

-Seguro... pero deje de llamarme sensei, que al fin y al cabo no hay que ser tan formal con alguien con el que compartirás una botella de sake, ¿nee, Kakashi...?-Tentó Iruka. Kakashi rió ante la ocurrencia del profesor y asintió con la cabeza.

-Está bien... Iruka.

El chunin sintió un escalofrío al escuchar su nombre, sólo su nombre, dicho por aquel peliblanco pero lo atribuyó sin duda al frío viento que comenzaba a rondar las calles.

-Vamos entonces...

-Vamos...

"Un día lleno de suspiros, y sin duda... también lleno de sorpresas", volvió a pensar Iruka, mientras caminaba al lado de Kakashi, riendo y compartiendo anécdotas como nunca pensó llegar a hacerlo con él.

Continuará...


Hasta aquí llega el primer capítulo, ¿qué les parece?

¡Hasta la próxima!, ¡nos vemos pronto!