El viento era fuerte, con el cual llevaba agua nieve, le golpeaba en la cara con mucha fuerza, pero no era como si le importara realmente. No había gente, pues claro ¿Quién en su sano juicio está a las 3 de la mañana en un puente viendo a la nada? Solo el, bueno, también había varios vagabundos, pero ellos solo estaban intentando sobrevivir la noche fría quemando basura o lo que fuera que les diera calor.

Suspiró.

Había perdido ya mucho tiempo mirando a los vagabundos, estos ya le miraban sospechosamente, decidió ver el infinito, en donde el rio congelado solo hacía que era noche ventosa se hiciera más solitaria y triste, era hasta casi gracioso para el… ese era el tipo de paisaje que disfrutaba más hace meses.

Meses…

Se escuchaba muy lejano.

Pues lo era.

¿Qué era lo que fue? Sus pensamientos no tenían forma en estos momentos, solo tenían imágenes distorsionadas de lo que antiguamente fueron, ya no importaba, nada importaba ahora. Su cabeza y mirada seguían yéndose al infinito, ojos sin brillo de vida. Parecía un muerto viviente. - ¿Señor? - La voz temblorosa y joven lo hizo salir de sus pensamientos distorsionados. -Lleva mucho tiempo aquí y es tarde ¿Qué no ve que es peligroso? – Dirigió su mirada al joven quien le hablaba, más bajo que él y con mirada fiera. -También está poniendo nervioso a mis compañeros- El tono de voz le decía más que nada "Lárgate", Su cara no podía ser más controversial.

-Lo siento… aún me decido en que hacer ¿Me podrías ayudar jovencito? – El muchacho con cara de fiera negó y se alejó unos pasos del hombre mayor el cual solo le daba una sonrisa sin alma. -Sé que no quieres, pero creo que necesito ayuda ¿Sabes algo de física? – El joven estaba ya sospechando de lo que el hombre quería hacer y preguntar. - ¿A qué velocidad un objeto duro como roca podría romperse si tenemos una altura de 30 metros y un peso de 89 kilogramos? – Su cuerpo por inercia se subió al barandal del puente quedando peligrosamente a la orilla.

-O-oiga… Le dije que no quería ayudarlo… ¡Baje de ahí! – El hombre aún mantenía su sonrisa dirigida al joven de la mirada fiera.

- ¿Quieres que veamos cual es la respuesta? – Uno de sus pies empezó a andar lentamente hacia atrás, el joven entro en pánico y tomo al hombre de la bufanda atrayéndolo al piso con mucha fuerza por no decir que toda con la que él contaba, cayeron en la espesa nieve, cuando ambos se incorporaron el joven se levantó apuntando al hombre mayor con una cara indescriptible, primero balbuceando y luego después de un rato con palabras/gritos sin sentido logro articular palabras.

- ¡¿Acaso está loco?! ¡¿Cree que matándose va a cambiar algo?! ¡¿Ah?! – El hombre mayor pudo ver mejor al joven muchacho el cual ya no tenía gorro ni bufanda que le cubrieran mucho su aspecto, ojos color olivo que brillaban con miedo y cabello café el cual estaba algo desordenado y lleno de pequeños copos de nieve donde lo único perfectamente alzado era un rulo.

Quedo perdido.

-Yo… ¿Lo siento? – El joven gruño por lo bajo pateando un poco de nieve hacia el hombre mayor, y con enojo tomo su gorro y bufanda colocándoselos no sin antes sacudirles la nieve. El joven aun refunfuñando se alejó hacia el grupo de vagabundos que intentaban calentarse aun sin dejar de mirar toda la escena. Su vista no se apartó de él chico, hasta que regreso a la tierra y miro su cuerpo lleno de nieve. -Ah… - Se paró sacudiéndose su ropa y caminar de modo automático fuera del lugar, antes de llegar a donde su carro estaba aparcado dio una última mirada al puente y a los vagabundos, hizo conexión con la mirada fiera del joven el cual se veía un poco preocupado, le dio una pequeña sonrisa despidiéndose con un ademan, el cual fue correspondido.

Después de eso no pudo saber en qué momento manejo rápido y llego a su vacía casa quedándose dormido en el sillón principal.

Extrañamente su casa estaba cálida, unos pequeños empujoncitos lo hicieron despertarse de un pesado y largo sueño. Cuando por fin pudo abrir los ojos con claridad vio a la figura fémina de una de sus hermanas, los ojos de esta tenían bolsas por la falta de sueño y el cansancio. -Vanya… ¿A dónde fuiste anoche? Me preocupe –

-Lo siento… No me sentía bien y… Solo no me sentía bien – Le sonrió como siempre solía hacerle, esta arrugo un poco la frente y se sentó un poco a la orilla del sillón para abrazarle. -Lamento haberte preocupado – Esta asintió sin dejar el abrazo, el hombre solo pudo dejarse hacer sin fuerzas en su cuerpo dejando que sus ojos se cristalizaran dando por resultado que unas pequeñas y solitarias lagrimas recorrieran su pálido rostro. -No sé qué hacer Yekaterina… Es muy difícil, las extraño, eran mi razón de vivir, ambas… ¿Porque ellas son las que resultaron mal y no yo? - El silencioso llanto se convirtió en sollozo desgarrador, ya habían pasado 3 meses desde que su esposa e hija fallecieron en un accidente automovilístico, en el cual el quedo ileso, pero su familia quedo prensada y aplastada por dos camiones de carga los cuales venían jugando carreras en la carretera principal. Para él su vida sin ellas no era nada.

-Vanya… Sé que es difícil, pero debes ser fuerte, aun nos tienes a mí y a Natalia – El peliblanco se separó un poco de su hermana mirándola con miseria. -Nosotras estamos para ti, por favor aléjate de esta casa… solo te hace daño estar aquí, vende la casa, cambia de aire… es lo mejor – Miro al suelo pensando las cosas, todo para él era muy reciente pero también muy lejano. Desde que salió del hospital lo único que hacía era ir al cuarto de su hija a dormir después de lamentarse por todo el día o solo miraba viejas fotos de su celular donde estaban su esposa y su pequeña con sonrisas.

Solo se estaba autodestruyendo poco a poco.

-Vanya…-

-Déjame solo una semana… es todo lo que pido, después me iré de aquí a vivir lejos…- La mujer sonrió un poco dándole un beso en la frente como si de un niño pequeño tratara y se alejó para irse de la casa, sabía que a partir de ese momento era la semana de pena de su pequeño hermano. Cuando la puerta principal se cerró volvió a acostarse en el sillón mirando a la nada intentando saber qué era lo que debía hacer para seguir con su vida, su trabajo no era una opción, ahí solo le miraban con lastima, no.

Debía encontrar otra opción.

Y sin saber cómo, la escena de un jovenzuelo castaño con mirada fiera, pero con miedo le miraba desde arriba. Los ojos de color oliva.

Una de sus manos tapo la mitad de su cara esperando que la idea que se le estaba formando terminara, y así fue, se levantó yendo a la habitación de su pequeña hija viendo todos los juguetes, ropa y muebles coloridos que tenía. El ya no los usaría por lo que empezó a separar y hacer un pequeño inventario sobre todas las cosas de la habitación, al terminar siguió con lo último que eran joyas, al abrir el pequeño alhajero de su pequeña ahí se encontraban unos 3 pares de aretes de oro y una esclava de oro donde con plata tenia grabado el nombre de su niña, tomo la cajita y la llevo directo a su oficina cacera donde tenía su caja fuerte, estarían ahí guardadas hasta próximo aviso.

Ahora tenía que ir a su propia habitación, las cosas de su esposa también, tenía que hacer lo mismo que con la habitación de su hija, junto toda la ropa de su esposa al igual que las joyas, la única que él no tenía era sus anillos de compromiso ya que fue sepultada con estos.

Al terminar todo el proceso miro la foto familiar del salón principal de su hogar ahora vacío, se mordió un labio evitando que sus ojos empezaran a sentirse húmedos, tenía que estar bien, tenía que cambiar, él era una persona que nunca se rendía y por esos meses de luto lo había hecho, debía ser la persona que su familia conocía.

Aunque eso le costara montones actualmente.

Espero que les guste es el segundo fic RussMano que hare XDd AHAAAAG :3

Acepto críticas y comentarios

Se que no es la mejor gramatica, etc pero me doy mi lucha, hago esto realmente para desahogar mi situación mental, espero que les guste.

No se cuando lo continue.