Mi último drabble para Todos Tenemos Un Lado Oscuro... lo cual no significa que sea mi último drabble de Kai, obviamente.

# PALABRAS: 479. Justo al límite

DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen, son propiedad de la CW.

AVISO: Este fic participa en el Reto Especial "Todos tenemos un lado oscuro" del foro "The Vampire Diaries: Dangerous Liaisons".


YO SIEMPRE GANO


Kai nunca perdía. Siempre se aseguraba de ganar, y generalmente lo hacía limpiamente. A no ser que otros jugaran sucio contra él. Era entonces cuando Malachai no lograba evitar que su mal genio saliera a flote.

Como aquella tarde. El chico, de por entonces diecisiete años, había logrado escapar de su padre y de su constante vigilancia, y se había adentrado en el centro de Portland. Le convenía perderse entre la multitud. Así, aunque su familia lograra encontrarlo mediante un hechizo de localización, no podrían verlo entre el gentío cuando fueran a buscarlo.

Unos chicos con los que Kai había ido a clase lo invitaron a jugar a baloncesto. Él aceptó, por supuesto. Se le daban bien los deportes.

Claramente estaba en el equipo de los vencedores. Kai había logrado ya dieciséis puntos cuando uno de los chicos del equipo contrario decidió que no quería perder. Al menos, no limpiamente. La próxima vez que Kai logró el balón, se acercó a él como si fuera a defender y le dio un pisotón en el tobillo, haciendo que Kai cayera al suelo, dolorido.

Y se enfadó. En unos pocos segundos estuvo en pie, y cogió a aquel chico de la camiseta y le dio un puñetazo que provocó que le sangrara la nariz. Pero no era suficiente. A pesar de que los demás intentaran detenerlo, a pesar de las súplicas del chico desde el suelo, Kai no se detuvo.

Le dio una patada en el estómago. Y otra. Y otra. Kai sólo se detuvo cuando escuchó el crujido que indicaba que un hueso se había roto. Pero no se detuvo, sino que se agachó y lo agarró del cuello con tanta fuerza como pudo, estrangulándolo, ahogándolo.

El chico dejó de luchar, y poco después también de respirar. Kai se levantó apartando los brazos que llevaban intentando agarrarlo desde que había empezado a golpear al chico. A unos metros de distancia, uno de los chicos intentaba llamar a la policía. Kai le quitó el teléfono de las manos, lo tiró al suelo y lo pisoteó. Se giró hacia los otros chicos y sonrió.

- Creo que el partido ha terminado. Hemos ganado, chicos. Y vosotros... aprended a aceptar la derrota.

Kai cogió el balón y se marchó, silbando alegremente. Sí, el siempre ganaba. Y lo hacía limpiamente. No era su culpa que los demás no quisieran seguir las reglas.

Aquella fue la primera vez que Kai cometió un asesinato. Y le gustó. La sangre en sus manos, las súplicas de la víctima, el silencio de un cuerpo cuyo corazón se había detenido...

Pero no podía ser siempre tan descuidado, tan impulsivo. Kai se percató de que necesitaba mejorar, al menos si esperaba librarse de su familia. El brujo sonrió. Llegaría a ser el mejor. Sería perfecto. Pero, para eso, necesitaría practicar. Y estaba seguro de que lo iba a disfrutar enormemente.