¡Hola gente! xDDD

Bueno, esta es una parodia que hicimos mi oneisan y yo colectivamente por nueva cuenta xPP

Sin más que decirles, agarrense bien porque creanme que se van a caer de risa (?) xD

Bueno, igual espero que les agrade ^^

- Diálogos " " Pensamientos *** Cambios de escena

Los personajes de Naruto no nos pertenecen sino a su creador Masashashi Kishimoto-Sama

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Ya era de noche en la guarida de los Akatsuki, todo parecía pasar como siempre, Hidan gritándole a Kakuzu; Deidara tratando de volar a Tobi; Itachi sin prestarles atención mientras charlaba con Kisame, y Konan junto con Pain trataban de calmar al par de inmortales.

—¡Callados los dos! —Gritó la maestra del origami mientras un montón de papeles se agarraban al cuerpo del religioso.

—-¡Pero es por el puto de Kakuzu! ¡Es tan avaro, que no quiere hacer ni una apuesta conmigo!

—Eso ya deja mucho que decir, Hidan —Dijo con burla el rubio mientras trataba de asfixiar al enmascarado.

—¡Sempai! ¡Suélteme! ¡No respiro! —Dice Tobi en su afán de quitarse las manos de Deidara que yacían en su cuello. Sasori miraba todo desde su lugar, aburrido y con el mentón recargado en su mano, en serio que sus días no podían ser mas irritantes. En menos de nada, la cabeza de Hidan, fue directo a parar hacia el rostro de Sasori, haciendo que el mismo cayese de espaldas al suelo y con la cabeza de Hidan sobre su abdomen.

—¡Ahhh! ¡Quítate! ¡Dios! ¡Pero qué asco! —Exclamó el de madera, recibiendo maldiciones por parte de Hidan.

—¡Jodete, puto pinocho oriental o Jashin-Sama te castigará! —Maldecía el albino, mientras que cerca de donde ellos, reían a más no poder, Deidara y Kakuzu.

—¡Cállate Hidan! ¡Tu Dios pokemon no existe! —Gritó el Akasuna antes de lanzarle la cabeza a su compañero, pero el tesorero la devolvió de un golpe al pelirrojo. A ambos se les ocurrió la idea de jugar pelota playera con la cabeza del religioso de Jashin.

—¡Joder! ¡Ya! ¡Paren, me mareo! -Gritaba la cabeza del albino mientras todos se reían de él.

—Ya basta ustedes dos... ¿Y medio? —Ordenó el líder la organización, a lo que Kakuzu y Sasori pararon. Hidan estaba con múltiples venitas sobre su sien, mientras que no paraba de maldecir en alto, diciendo que Jashin los joderá a todos.

—Quédate con él. —Dice el avaro, aventándole la cabeza de Hidan a Sasori, el cual, ni la molestia se tomó de atraparla.

—¿Me lo puedo comer? —Dijo el lado negro de Zetsu que salía de la pared, mas Pain solo le miró molesto.

—Ya es tarde, vamos a dormir y tú, Kakuzu, cósele la cabeza a Hidan. —Dice mirándole con enojo, por su parte, Kakuzu solo bufó.

—Y mas te vale que la cosas bien, cabro —Resopló el menor mientras sentía los hilos de su compañero en su cuello.— Duele

—No vengas con eso Hidan, a ti te encanta que te duela —Murmuró el mayor mientras miraba con atención el cuello del menor.— Listo

—Eso está mejor, bien, a dormir —Dice para posteriormente irse a su propio cuarto.

—No existe algo más irritante que Hidan... Tal vez Tobi —Murmuró el tesorero hastiado. Ya todos se encontraban en sus habitaciones, a punto de viajar al mundo de los sueños. Pain dormía con su pijama, la cual, tenía su rostro incrustado en el pecho, Konan con su bata de flores, a la orilla de la cama, ya que Pain ocupaba casi todo el espacio y solo le dejaba un pedazo.

—"Perro machista" —Pensó hastiada la mujer, cerrando los ojos, dejándose llevar por las sensaciones del sueño. —Bueno, mañana será otro día —Murmuró la peli-azul mientras se acostaba y rápidamente se durmió. Mientras, el hombre a su lado ya estaba soñando y al parecer por la sonrisa que adornaba su rostro, era un sueño muy bueno a su parecer:

Se encontraba el peli-naranjo en una habitación oscura, solo iluminada por velas a sus pies, las cuales trazaban un camino hasta la cama. En esta se encontraba la joven kunoichi, con un baby doll de color blanco transparente, dejando ver que debajo de la prenda portaba unas diminutas bragas negras que contrastaban a la perfección con su pálida piel. Konan le miraba provocativamente, mientras comenzaba a acariciarse los muslos ante una vista excitada de Pain. Konan, con una seña de mano, le indicó que se acercara hacia donde ella, a lo que Pain asintió levemente, caminando hasta donde se encontraba la peli azul recostada.

—Juguemos un poco, amo. —Dice sensual la mujer a lo que Pain sonrió prepotente, realmente le encantaba esa actitud tan respetuosa de Konan. Konan sonrió de oreja a oreja, haciendo que Pain dejara de sonreír, con un poco de miedo en aquella sonrisa de la mujer, la cual, sin previo aviso, colocó a Pain a gatas sobre la cama, esposándole tanto las manos como los pies y acto seguido, le baja los pantalones hasta las rodillas, dejándolo únicamente en calzoncillos de ositos.

—¡¿Qué haces Konan? ¡Suéltame! —Exclamó aterrado el peli-naranjo, mas Konan tan solo tiró de los calzoncillos, hacia arriba fuertemente, haciendo que dichos calzoncillos apretaran la carne que se encontraba en medio de las mejillas del líder. Konan tiraba y tiraba cada vez más fuerte, haciendo gritar de dolor a Pain.

—¡Ahhhhh! ¡Basta! —Gritaba el hombre, llorando de dolor, sintiendo como su cuerpo era arrancado por la mitad.

—¿De verdad caíste en ese truco, Pain? Entonces si debes estar desesperado jaja —La voz tan femenina se volvió una potente voz masculina, la voz de Madara, quien en una bola de humo apareció justo detrás del joven Dios.

—¡Ahhhh! ¡Madara, para, me duele! —¡Gritó entre asustado y desesperado el menor mientras su ropa interior era jalada con más fuerza por el Uchiha.

—Oh por Satanás, realmente es excitante verte en este estado. —Murmuró el Uchiha, tirando cada vez más y más, mientras comenzaba a abofetearle, marcando su mano en el trasero de Pain.

—¡Ahhhhh! ¡Ahhhhhh! ¡Ahhhhhh... Ahhhh! —Gritaba el peli-naranjo, removiéndose en la cama, asustando a toda la organización, que sin dudarlo, entraron de un golpe a la habitación del líder a ver que le ocurría. Konan intentaba despertarlo, pero, Pain seguía gritando como loco, pataleando, hasta que, Konan harta, le dio una fuerte bofetada, haciendo que Pain despertara y acto seguido se llevara las piernas contra su pecho, abrazándolas con sus brazos y comenzaba a mecerse a adelante y atrás, chupándose el dedo, diciendo. —No vuelvo a acosar a Konan, no vuelvo a acosar a Konan, no vuelvo a acosar a Konan...

—Pain, ¿Estás bien? —Preguntó Konan mientras trataba de calmar a su líder, por lo menos ella era la única que mostraba interés por el estado mental de Pain, ya que todos en la organización se reían del estado tan ridículo de su señor.

—Líder, yo pensaba que ya era un poco grande como para hacer esas cosas —Todos soltaron otra risotada ante el comentario del albino.

—Konan, te juro, te prometo por mi mismo que no vuelvo a pensar en ti como un objeto sexual —Dice mientras dos cascaditas bajaban por sus ojos.

—Eh... ¿Gracias? Bueno, largo todos a sus cuartos, yo me encargo de Pain —Demandó la peli-azul mientras los demás salían, no sin antes decirle un par de cosas a su líder como "No vuelva a ver porno transexual líder".

Mientras todos se largaban a sus cuartos, el buen chico de la organización ya estaba en su cuarto, recostado en su cama.

—Pain, eres un idiota, mira que ponerme en alerta solo porque casi mojas la cama, ¿Pues que estabas soñando, imbécil? Definitivamente, debo de convencer a Itachi de que guarde mejor sus dangos... Bien, a dormir —se dijo a si mismo mientras se estiraba cómodamente en su cama. Dentro de los más íntimos pensamientos que tenía el buen chico de la organización. Parecía ser una habitación repleta de espejos, Madara se encontraba caminando por dicha habitación, pero, en una de esas, se detuvo al ver algo extraño en uno de los tantos espejos, sin dudar, el Uchiha caminó hacia dicho espejo y se encontró con su rostro. El Uchiha sonrió admirándose a sí mismo en el espejo, sin dejar de quitar la mirada de él, pero, de la nada, vio una figura bastante familiar en ese espejo, esa figura era la de un hombre al que tanto odiaba y parecía estar a sus espaldas. Madara con cierto enojo, volteó la cara, pero, no encontró nada, lo que le confundió un poco, pero, al voltear de nuevo hacia el espejo, el rostro ya no era suyo, sino el del hombre que momentos antes se divisaba a sus espaldas; Madara abrió los ojos de impresión, y comenzó a tocarse el rostro, siendo que el reflejo también comenzaba a llevarse las manos al rostro. Madara se comenzó a asustar.

—¿Qué mierda? ¡¿Por qué? — Exclamó jalándose de los cabellos, mientras el reflejo también lo hacía. — ¡No quiero verme como ese Senju! —dijo cerrando sus ojos, pronto sintió algo de aire en su cara, al abrir los ojos miro a su alrededor y notó que estaba en un campo grande, con un lago enfrente suyo y con algo de miedo, fue a verse en la cristalina agua, se calmó al ver que volvía a tener sus facciones tan características de su clan.

—¡Oye Uchiha! —gritó una voz familiar para él, la había escuchado muchas veces, a veces dando órdenes y otras recibiendo ordenes de parte de su hermano mayor.— No sabía que te gustaba andar al "estilo libre" jaja —se burlaba de él, el idiota de Tobirama Senju, pero, ¿Por qué?

-¿De qué coños hablas mocoso? —cuestionó el Uchiha.

-Solo mírate a ti mismo —le señaló. Madara sin entender de lo que hablaba, decidió darse a sí mismo una mirada, encontrándose con que estaba casi desnudo, siendo únicamente cubierto de sus áreas intimas por una tanga de color rosa. Madara comenzó a temblar, pero, de la nada, vio que estaba rodeado por toda la aldea de Konoha, los miembros del Clan Senju y Uchiha, y peor, todos los miembros de Akatsuki. Madara se sintió helar cuando todos comenzaron a apuntarle con el dedo y comenzaron a carcajearse de él. Madara hizo lo que nunca nadie se esperó, lloró.

—Y yo que te creía el más hombre, hermano, que pena —le dijo su pequeño y querido hermano, Izuna, mientras se cubría los ojos con una mano en signo de vergüenza. —¡Izuna! ¡No es como tú piensas! —le intentó detener, pero unos fuertes brazos morenos le rodearon por detrás, sujetando sus manos en su nuca a modo de llave para dejarlo quieto, trató de mirar para atrás, pero solo podía ver una larga cabellera castaña.

—Vamos Madara, tu "sempai" y yo queremos hacer "cosas" contigo —murmuró a su oído el Senju mientras Deidara reía por detrás de ambos.

—¡Ahhh! ¡Aléjate de mí! ¡Te odio maldito cabrón! ¡Ahhhh! ¡No me toques! —el buen chico se quejaba en sueños, pero, gracias a Kami, o mejor dicho, al despertador, pudo salir de su pesadilla. Madara estaba en shock, pero, cuando reaccionó se fue de inmediato al espejo de pared que tenía en su habitación y al ver que de nuevo era él, comenzó a llorar de alegría, mientras se pegaba el rostro y el cuerpo en general al espejo diciendo cosas como: -¡Ahh! ¡Qué bonito soy! ¡Qué bonito soy! ¡Como me quiero! ¡Sin mi me muero! —el buen chico ignoraba que varios miembros de la organización le miraban riéndose de sus acciones.

—Tobi, y yo que pensaba que no podías ser más raro hm. —se burlaba su sempai mientras trataba de no ir a parar su pequeña diversión.

—¡Es que Tobi tuvo una pesadilla sempai! —decía el buen chico con voz melodramática.

—Por favor, primero el líder ¡Y ahora tú hm!, ¿Quién sigue? ¿Hidan?

—¡¿Y por qué yo? ¡Rubia teñida de bote! —se defendió el religioso.

—¡Cállate zorra albina hm!

—¡¿Cómo me dijiste, transexuado? —el albino y el rubio estaban a punto de agarrarse por los golpes, pero pronto llegó el líder a calmar las cosas.

—¡Ya ustedes dos! ¡Es la última vez que quiero que esto vuelva a pasar! ¡¿Entendido? —les dijo colocándose en medio de ambos, que se daban la cara, así que el peli-naranja aprovechó y les juntó las cabezas con un soberano golpe.

—¡Auu! ¡Eso me dolió líder, hm! —dijo el rubio mientras colocaba una mano en su frente.

—No seas nena rubia, solo fue un golpecito, a mí en lo personal no me dolió —decía Hidan sonriente. —Solo que veo pequeños kunais, ¿Es normal? —preguntó antes de desmayarse.

—Debió estar bueno el golpe —dijo el tesorero mientras picaba a su compañero con el pie.

—¡Basta! ¡Vuelvan todos a sus habitaciones! Y tú, Kakuzu, llévate a Hidan contigo. —ordenó.

—¿Y por qué yo? —cuestionó molesto.

—¡Porque es tu compañero, así que hazlo! —dice antes de salirse y dejar al tesorero maldiciéndolo. Kakuzu miró a Tobi unos momentos y le dijo:

—Yo creo que Hidan es mucho mas idiota que tu.

—Tobi es un buen chico. —se defendió, antes de ver como Kakuzu se llevaba a Hidan a arrastras por los cabellos, mientras este comenzaba a tener un sueño algo... extraño.

Parecía ser un templo con manchas en todas las áreas de las paredes, se encontraba todo oscuro y el lugar era únicamente iluminado por unas cuantas velas, el albino caminaba, rezándole a Jashin para que no le pasara nada. En una de esas, tropieza con algo y se cayó de bruces, sangrando por la nariz.

—¡Quien eres y por qué me metiste el piel! —gritó el joven jashinista, pero, no encontró a nadie, trató de mirar hacia atrás a ver si encontraba algo, pero, su rostro se comenzó a cambiar a un extraño color azul, pues había descubierto que había resbalado con un condón usado.

—¡Mierda! —gritó el albino mientras pateaba lejos de si esa cosa usada.— ¿Pero en dónde coños estoy? —se preguntó mientras miraba de un lado a otro.

—Hmm, que raro que preguntes eso, Hidan —dijo una voz detrás suyo, al voltearse pudo ver a Deidara, pero con la diferencia de que ahora tenía todo un conjunto de cuero, un corsé ajustado y una falda con un vuelo indecente, mientras que usaba unas botas con plataforma que le llegaban hasta la rodilla.

—Juu, rubia, sabía que eras prostituta, pero no que eras de zona baja —se reía el jashinista mientras miraba a su compañero.

—Hm... Pues tú tampoco te ves mal, Hidan hm

—¿De qué estás hablando? —ante una risa de parte del otro, Hidan no pudo hacer más que verse a sí mismo, abriendo los ojos en grande al ver que usaba un traje incluso mas atrevido que el del rubio. No llevaba camiseta como era su costumbre, mas sin embargo tenía botas de plataforma junto con unas mallas de red que se perdían en el ligero que se encargaba de esconder un mini short de cuero rojo con negro. —¡Pero si yo no soy ningún puto!

—Pues ahora te aguantas, albinito, porque ya viene tu cliente frecuente hm.

—¿Mi cliente frecuente? —cuestionó el albino sin entender, pero, quedó con los ojos desorbitados cuando vio que un hombre encapuchado, ojos rojos y un colgante similar al suyo en el pecho le dijo:

—Tengamos sexo sangriento. —dijo, pero, Hidan seguía en shock, pues su amado Dios Jashin, se quitó la capucha y ahora estaba en hilo dental, con una navaja entre los dientes y un terrible látigo. Hidan por primera vez en toda su vida, tuvo terror de su Dios. En menos de nada, el joven albino se encontraba esposado de pies y manos en una pared con grilletes. El joven miraba con terror como Jashin le dio el látigo a Deidara y ambos se acercaban con sus respectivos instrumentos. Hidan quiso pedir piedad, pero, su peor pesadilla llegó cuando vio que él no era Jashin, sino que fue engañado por una transformación y el verdadero ser que se encontraba ahí, era un saco de arrugas, osease, el mismo Danzou. Hidan nunca había visto a ese hombre, no le conocía en lo absoluto, pero, su sola pinta le daba asco.

—¡Ngh! ¡Quítate maldito bastardo! ¡Tu también, rubia de burdel! —gritaba entre sueños el jashinista hasta que fue despertado por Kakuzu con un fuerte golpe en la cabeza.— ¡Mierda! ¡¿Por qué fue eso?

—¡Para que dejaras de gritar como puta en celo!

—¡Jashin te maldice Kakuzu!

—Sí, sí, hago como que te escucho Hidan —le dice restándole importancia y volviendo a sus asuntos. Hidan calló, pero, sin perder tiempo, fue a la habitación que compartían el rubio y Sasori, y de una patada, abrió la puerta, despertando al par de artistas y sin dudar le gritó a Deidara:

—¡Rubia sin pechos! ¡No vuelvas a dejar tus condones en el suelo! ¡¿Qué no ves que me partí la madre por ello? —exclamó y posteriormente, se fue de la habitación para volver a la suya, donde, por primera vez, vio a Kakuzu retorcerse de risa. —¡¿Qué te pasa avaro?

—¡Ah! ¡Mi abdomen! —se sobaba por el dolor de tanto reir— definitivamente eres más idiota que el mismo Tobi. —continuó riendo a morir el tesorero de la organización.

—Jashin te maldice…—murmuró el religioso de la organización, antes de dormir por nueva cuenta, definitivamente no volvería a comer de los dangos de Itachi.