Bella hecho una ojeada de pánico por la ventana, pero estaba demasiado oscuro para distinguir mucho. La carretera sólo era visible hasta donde alcanzaba la luz de los faros delanteros. El bosque que flanqueaba ambos lados de la carretera parecía un muro negro, tan duro como un muro de hierro si se salían de la carretera a esa velocidad.

—Tranquilízate, Bella.

Edward puso los ojos en blanco sin reducir aún la velocidad.

— ¿Pretendes que nos matemos? – quiso saber.

—No vamos a chocar.

— ¿Por qué vamos tan deprisa?

—Siempre conduzco así —se volvió y sonrió torciendo la boca.

— ¡No apartes la vista de la carretera!

—Nunca he tenido un accidente, Bella, ni siquiera me han puesto una multa —sonrió y se acarició varias veces la frente—. A prueba de radares detectores de velocidad.

—Muy divertido —Bella estaba que echaba chispas—. Charlie es policía, ¿recuerdas? He crecido respetando las leyes de tráfico. Además, si nos la pegamos contra el tronco de un árbol y nos convertimos en una galleta de Volvo, tendrás que regresar a pie.

—Probablemente —admitió con una fuerte aunque breve carcajada—, pero tú no —suspiró y la aguja descendió gradualmente hasta los ciento veinte.

— ¿Satisfecha?

—Casi.

—Odio conducir despacio —musitó.

— ¿A esto le llamas despacio?

—Basta de criticar mi conducción —dijo bruscamente—, sigo esperando tu última teoría.

Ella se mordió el labio. Él le miró con ojos inesperadamente amarillos—No me voy a reír —prometió.

—Temo más que te enfades conmigo.

— ¿Tan mala es?

—Bastante, sí.

Esperó. Tenía la vista clavada en sus manos, por lo que no le pudo ver la expresión.

—Adelante —la animó con voz tranquila.

—No sé cómo empezar —admitió.

— ¿Por qué no empiezas por el principio? Dijiste que no era de tu invención.

—No.

— ¿Cómo empezaste? ¿Con un libro? ¿Con una película? —la sondeó.

—No. Fue el sábado, en la playa —se arriesgo a alzar los ojos y contemplar su rostro. Pareció confundido—. Me encontré con un viejo amigo de la familia... Jacob Black —prosiguió—. Su padre y Charlie han sido amigos desde que yo era niña.

Aún parecía perplejo.

—Su padre es uno de los ancianos de los quileute —lo examino con atención. Una expresión helada sustituyó al desconcierto anterior—. Fuimos a dar un paseo... —evito explicarle todas sus maquinaciones para sonsacar la historia—, y él me estuvo contando viejas leyendas para asustarme —vacilo—. Me contó una...

—Continúa.

—... sobre vampiros.

En ese instante se dio cuenta de que hablaba en susurros. Ahora no le podía ver la cara, pero sí los nudillos tensos, convulsos, de las manos en el volante.

— ¿E inmediatamente te acordaste de mí?

Seguía tranquilo.

—No. Jacob mencionó a tu familia.

Permaneció en silencio, sin perder de vista la carretera. De repente, ella se alarmo, preocupada por proteger a Jacob.

—Sólo creía que era una superstición estúpida —añadió rápidamente—. No esperaba que yo me creyera ni una palabra —su comentario no parecía suficiente, por lo que tuvo que confesar—: Fue culpa mía. Le obligué a contármelo.

— ¿Por qué?

—Lauren dijo algo sobre ti... Intentaba provocarme. Un joven mayor de la tribu mencionó que tu familia no acudía a la reserva, sólo que sonó como si aquello tuviera un significado especial, por lo que me llevé a Jacob a solas y le engañé para que me lo contara —admitió con la cabeza gacha.

— ¿Cómo le engañaste?

—Intenté flirtear un poco... Funcionó mejor de lo que había pensado —la incredulidad llenó su voz cuando lo evoco.

—Me gustaría haberlo visto —se rió entre dientes de forma sombría—. Y tú me acusas de confundir a la gente... ¡Pobre Jacob Black!

Se puso colorada como un tomate y contemplo la noche a través de la ventanilla.

— ¿Qué hiciste entonces? —preguntó un minuto después.

—Busqué en Internet.

— ¿Y eso te convenció? —su voz apenas parecía interesada, pero sus manos aferraban con fuerza el volante.

—No. Nada encajaba. La mayoría eran tonterías, y entonces. .. —se detuvo.

— ¿Qué?

—Decidí que no importaba —susurro.

— ¡¿Que no importaba?! —el tono de su voz la hizo alzar los ojos. La máscara tan cuidadosamente urdida se había roto finalmente. Tenía cara de incredulidad, con un leve atisbo de la rabia que ella temía.

—No —dijo suavemente—. No me importa lo que seas.

— ¿No te importa que sea un monstruo? —su voz reflejó una nota severa y burlona

— ¿Que no sea humano?

—No.

Se calló y volvió a mirar al frente. Su rostro era oscuro y gélido.

—Te has enfadado —suspiro—. No debería haberte dicho nada.

—No —dijo con un tono tan severo como la expresión de su cara—. Prefiero saber qué piensas, incluso cuando lo que pienses sea una locura.

—Así que, ¿me equivoco otra vez? —le desafío.

-Por supuesto- la rabia salió de su rostro rápidamente siendo sustituida por una leve sonrisa- ¿vampiros? ¿En serio crees que soy un vampiro?

- Te dije que te ibas a enfadar

- Es solo que me has tomado desprevenido no sabía que podías llegar a ser tan…- calló por un breve momento intentando buscar la palabra adecuada- imaginativa

- Vaya, ahora me he quedado sin teorías, ¿Qué eres Edward Cullen?

- Solo soy un humano Bella - Dijo en tono convincente- Deja de ver cosas raras donde no las hay

-Claro solo eres un humano con el poder de leer mentes – el asintió- claro todos los humanos podemos leer mentes, es lo más simple del mundo –dijo en forma sarcástica- Tengo algunas dudas

- Ya llegamos - anuncio casi con alivio - Creo que tendras que guardar tus dudas para otra ocasion

- Te has salvado - Edward le ayudo a desabrochar el cinturon de seguridad y abrio la puerta para que ella bajara, pero la mala suerte de Bella se hizo presente al atorarsele e pie al salir del auto y casi darse de lleno contra el sulo si Edward no la hubiera atrapado a tiempo

- Mantenerte con vida de verdad va a ser un reto- afirmo con su perfecta voz aterciopelada - Me voy por tres dias y casi consigues que te maten, en serio no se como lograste sobrevivir...

- ¿Tres dias? ¿No acabas de regresar hoy?

- No, volvimos el domingo

- Entonces, ¿por que no fuiste al instituto?

- Es una larga historia

- ¿Que paso?

- Alergia al sol, tengo piel delicada

- ¿ Tus hermanos tambien?- pregunto algo sorprendida

- Si, por eso vivimos aqui, siempre esta nublado

- Eso tiene coherencia debo admitir ¿a donde fueron?

- A las montañas, de caza. En realidad no queria ir me pone... - se detuvo en la frase mientras buscaba mentalmente la palabra para expresar el sentimiento - ansioso estar lejos de ti - Su miraba era intensa como si intentara traspasar el fragil cuerpo de Bella con solo verla estremeciendola hasta la medula - No bromeaba cuando te pedi que no te cayeras al mar o te dejaras atropellar el jueves pasado .Estuve todo el fin de semana, preocupandome por ti. y despues de lo que paso esta noche, me sorprende que hayas salido ilesa del fin de semana. Fueron tres dias realmente largos

- Me podrias haber llamado - le reclamo

- Sabia que estabas a salvo

- Si pero yo no . Me disgusta no verte - se sonrojo - Tambien me pongo ansiosa