Summary: Ninguno de los dos era feliz con ese matrimonio. Pero los sentimientos cambian ¿no? solo faltaba unas "vacaciones" juntos para que eso le pasara a Edward Cullen, y por fin sintiera algo por ella.


¿Aniversario?

Pov. Bella.

Otra vez, él no había llegado a cenar… otra vez me encontraba sentada en un extremo de la mesa, con un plato de comida frente a mi, y otro plato al otro extremo de la mesa… me había esmerado de nuevo en preparar su comida favorita… en decorar la mesa de alguna manera que pudiera llamar su atención, pero obviamente todo era inútil. Completamente inútil. Él no vendría.

Edward Cullen, nunca se dignaba en aparecer en alguna cena importante, al menos importante para mí. Y parece que mucho menos en nuestro aniversario. Estupendo.

Dos años de casados, con el hombre más hermoso del mundo. Claro, a pesar de que nuestro matrimonio fue "forzado" yo estaba enamorada de él. Desde la primera vez que lo vi. Cuando nuestros padres avisaron que tendríamos que casarnos para levantar las empresas, él se enojo demasiado y a duras penas acepto el trato.

Podría decirse que la única vez que se atrevió a tocarme fue la noche de bodas… y muchísimo tiempo atrás… pero desde que estuvimos casados fue la única. En la luna de miel… no hicimos nada. Exacto. ¡NADA! Por más que me comían las ganas de tocarlo… de besarle… de sentir su cuerpo entrelazado con el mío… no pasó absolutamente nada. Y eso me frustro. De hecho, no se molestó en que supiera que tiene una relación... o varias relaciones con otras mujeres. Obviamente no permití que algunas de esas mujeres pusieran un pie en mi casa, al menos debería tener un poco de respeto… pero así era siempre. Rara la vez en que llegaba a la casa a dormir… y esperaba que al menos… fuera hoy cuando lo hiciera, una fecha importante para mi… y creo que una fecha en la que el no recordaba lo que había sucedido hace dos años.

Pero no había "fecha de caducidad" para el papel que había firmado. Así que se podría decir que estábamos casados… hasta que él se dignara en aplicar el divorcio… por mi parte obviamente yo no lo haría, a pesar de cómo es conmigo lo amo…

Si, lose, soy masoquista, pero así son las cosas.

Resignada y ya sin apetito limpié la mesa sin dejar rastros de nada. Él no llegaría, sabía que eso no pasaría. Subí a la habitación, quité el poco maquillaje que llevaba en mi rostro, el sencillo pero sexy vestido que mi amiga Alice había comprado para mi alguna de las muchas veces que habíamos ido de compras, y me puse el pijama que consistía en un pequeño short y una camiseta de manga corta.

No me pondría a llorar, claro que no, otra vez no… ya había derramado muchas lágrimas por él y no me dejaría volver a caer de esa manera.

Me senté en la cama mirando la gran pantalla de televisión, estaba apagada y yo veía mi reflejo en ella. A mi parecer… yo no era fea… pero tampoco me consideraba bonita, no como las chicas que siempre están junto a mi esposo: rubias, ojos claros, altas, piel bronceada y con extremadas curvas, no. Yo era una mujer de 23 años sencilla, de una figura esbelta… si admitía que tenia algunas curvas… en los lugares adecuados, yo misma me encargaba de que todo se mantuviera en su lugar… manteniendo mi cuerpo en forma, mi cabello largo, ondulado y de color café al igual que mis ojos, la piel pálida pero con un leve sonrojo en las mejillas.

No tenía sueño, pero tampoco quería ver televisión, ni siquiera leer algunos de los muchos libros que había en el estante. Estaba aburrida. Entonces recordé que aun había ropa en el cesto y debía ser arreglada en su lugar.

Con un poco de entusiasmo y sin pensarlo demasiado para no arrepentirme, me senté en la cama con el cesto de ropa ya a mi lado. Cuando estaba a punto de sacar la primera prenda se escucho la puerta principal cerrarse.

¿La puerta principal cerrarse? Recordaba claramente que había cerrado con llave la puerta, los únicos que tenían acceso a la llave eran mi mejor amiga Alice que se encontraba en Philadelphia por cosas del trabajo y Edward.

Pero Edward no podría estar aquí… en realidad si podría, pero no creo que eso fuera a pasar. ¿En verdad estaba aquí? por que no creo que algún ladrón se haya molestado en entrar por la puerta principal… ¿Edward habría recordado que día es hoy? ¿Qué se celebra hoy?

La esperanza… la estúpida esperanza seguía allí. Yo como idiota lo creía.

Miré la puerta que se encontraba abierta y pocos segundos después apareció él. El hombre con quien me había casado, el hombre a quien se supone que yo amaba, con el que tenia que compartir el resto de mi vida… a quien veía todas las mañanas, a quien le servía todos los días en el trabajo como su asistente personal.

Es difícil comprender la relación. Hace dos años mi destino era que me hiciera cargo de las empresas Swan. Pero no fue así, la empresa tuvo algunos problemas que mi padre no pudo controlar así que le pidió ayuda a una empresa amiga: Company Cullen. Carlisle Cullen y Charlie Swan, los mejores amigos… aunque no me atrevía a usar ese termino, mucha gente lo utilizaba, pero no eran los grandes mejores amigos porque decidieron formar sus diferentes compañías cada quien. Malos entendidos. El punto es que cuando mi padre, Charlie Swan tuvo problemas le pidió ayuda a Carlisle… y este lo único que pudo decir fue la palabra "matrimonio" entre su hijo menor y yo.

-Flashback-

-¿Isabella puedes venir un momento a mi oficina? –escuche al otro lado de la línea.

-¿ocurre algo? –fruncí el ceño, era rara la vez en que mi padre me pedía eso.

-Ven a mi oficina –Y sin decir mas colgó, suspire y me dirigí hacia la oficina de mi padre.

¿Qué es lo que querría ahora? ¿Era algo malo? ¿Mi mamá estaba enferma? Eso me pasaba por alejarme de la casa, no sabia que era lo que ocurría entre mis padres.

Con ese pensamiento toque tres veces la puerta de la oficina, recibí un "adelante" por parte de mi padre y cuando abrí la puerta… allí estaban.

Carlisle y Edward Cullen. Mi gozo en un pozo.

Esto no seria para nada bueno.

-Buenas noches Isabella –Carlisle se puso de pie seguido de Edward, me tendió la mano y yo la tome con un intento de alguna sonrisa.

-Buenas noches –asentí y aleje mi mano. Mire a Edward y con un asentimiento lo salude.

Edward Cullen… el chico que se adueñaba de mis sueños en mis últimos años de la universidad… lo odiaba por ser extremadamente sexy ¡y guapo! Y sobre todo… engreído. Esta bien, ¿a quien engaño? En secreto lo amaba. Claro que si, los dos primeros años de la universidad éramos los mejores amigos… pero después de una noche llena de alcohol drogas y sexo nada fue como antes.

-Toma asiento por favor hija –me dijo mi padre y automáticamente obedecí esperando a sus palabras.

-¿A que se debe esta… inesperada reunión? – solté al ver que nadie hablaba y mire de reojo a los Cullen y después a mi padre.

-No se si te has enterado de que nuestra empresa tiene algunos problemas de finanzas… desgraciadamente esto no es pasajero y todo se ah vuelto un caos, en casos extremos le tuve que pedir ayuda a mi amigo Carlisle –lo señalo con un movimiento de mano- que cordialmente acepto.

Sabia por "rumores" sobre la caída de la empresa, todo el mundo en el edificio comentaba sobre eso, pero creí eso precisamente, que eran rumores y no me atreví a hablar con mi padre de eso por temor a que se molestara. ¿De que manera los Cullen podía ayudar aquí?

-Te casaras con Edward –soltó sin mas mi padre.

Al principio no lo entendí, y cuando analice las cosas solté una gran carcajada.

-¿Es una broma, cierto? –mire a mi padre aun controlando mi risa- "Te casaras con Edward" ¡Ja! Esa fue buena papá.

Pero entonces mire la cara de los demás, y no denotaban algún signo de diversión, de lo contrario ellos no podrían estar pensando que aceptaría. Claro que no, por supuesto que no, yo no me podría casar con el, aunque en el fondo sabia que eso removía algo en mí, no podía, no debía ser obligada a algo así, se supone que cuando alguien se casa es por su consentimiento, porque había decidido que con esa persona haría su vida y tratarían de vivir un "Felices por siempre" pero con Edward Cullen yo no tenia esa posibilidad, claro que no. El por alguna extraña razón me odiaba… yo no correspondía a ese sentimiento pero tampoco le volvía a dirigir la palabra después de aquella noche que ninguno de los dos logro entender, nadie hablo sobre eso, después de ese día el y yo dejamos de ser amigos. Y no sabía la razón.

Lo mire, pidiéndole alguna explicación, pero su rostro denotaba… nada, no tenia expresión alguna, aunque podía ver ¿enojo? En sus ojos. ¿Por qué enojo? ¿Qué era lo que yo había hecho?

Necesitaba respuestas, y parece que en este momento, de su parte no las tendría.

-No debes estar hablando enserio papá, no puedes obligar a casarme así nada más.

-Claro que puedo Isabella –su expresión era seria- Y lo vas a hacer si es que estimas a tu familia –Y allí venia el chantaje…

Odiaba que hiciera eso, a él le debía mucho y no podía decepcionarlo de ese modo, al menos no a lo que se refiere perder su empresa que varios años le costo tenerla.

-No creo que contraer matrimonio con Edward sea tan mala idea, Isabella –escuche la voz de Carlisle –Si tu y Edward se casan… lo que le corresponde de la empresa a él, la mitad de ella se pasara a ti, eso, le servirá de ayuda a tu padre para lograr levantarse de este problema.

-pero…

-Edward ya ah firmado –me interrumpió mi padre- ahora solo faltas tu –tendió frente a mí un papel. De un lado ya estaba firmado. Era la firma de Edward… ¿Por qué había aceptado? El no era quien tenía problemas, ¿porque acepto a ayudarnos?

Mire a mi padre con suplica, en el también podía ver arrepentimiento pero su mirada se mantuvo firme, me tendió un bolígrafo, con una mano temblorosa y sin alegar mas, firme.

¿Qué era precisamente lo que estaba haciendo? ¿Lo correcto? Amaba a mi padre… debía ayudarlo a como de lugar. Pero no creí que esa manera fuera la adecuada.

Mire a Edward de reojo. El me miraba, aparte la mirada rápidamente y se escucho un suspiro de alivio por parte de mi padre, Carlisle sonreía a medias… genial. Ellos ganaban algo.

-¿Qué cosa es lo que ganan ellos? –sin descaro apunte. Carlisle me miro sorprendido y Edward apenas sonreía.

-Serás mi asistente personal –hablo por primera vez. Su voz era fría y calculadora, me intimido.

Asistente personal… eso significaba que la empresa ya no me pertenecía a mi.

-¿Ahora una parte de la empresa les pertenece a ellos, ¿no es así? –mire a mi padre pero quien me contesto fue Carlisle.

-Exactamente, si hay anulación del matrimonio, la empresa pasa a mis manos, o a manos de Edward.

-Estupendo –escupí. Estaba enojada, demasiado enojada conmigo misma. Por haber aceptado.

-Los dejaremos solos –soltó de pronto mi padre. Y sin mas el y Carlisle se levantaron y salieron de la habitación dejándonos a Edward y a mi solos.

-Y…

-Esto es lo peor que me ah pasado, créeme, si por mi fuera, yo no hubiera firmado esa estúpida hoja de papel –soltó con gran enojo.

-Fin del flashback-

Él vestía pantalones de vestir negros, una camisa azul cielo, con una corbata de un tono un poco mas fuerte, y en su mano cargaba un saco del mismo tono que su pantalón.

Lo admire más de lo que debía y cuando me di cuenta de ello aparte la mirada volviendo mi atención a la ropa.

-Buenas noches –saludo. Su voz era rara… y no sabia porque, pero no tenia el mismo tono de siempre, duro, frio y cauteloso. Era diferente, y eso me gusto.

-Buenas noches Edward –respondí a su saludo sin mirarlo y seguía con mi tarea.

Escuche un titubeo de su parte pero sin decir nada se acerco a la cama, dejo el saco allí y comenzó a desvestirse. Se saco los zapatos, los calcetines, la corbata, la camisa y el pantalón dejándose solo en bóxer. No era la primera vez que hacia eso, cada vez que nos encentrábamos una noche, yo "fingía" que miraba la televisión o leía un libro, cuando en realidad lo comía con la mirada. Me picaban las manos cada vez que lo veía hacer eso, yo gustosa aceptaría desvestirlo… pero eso no pasaría, por supuesto que no.

Alzo la mirada encontrándose con la mira cuando lo estaba apreciando demasiado y yo me sonroje apartándola. Juro que sonrió. Lo juro con mi propia sangre, pero si se lo contaba a alguien nadie me creería. Todo el mundo sabia la actitud en nuestra relación por lo cual nadie sacaba el tema.

Tomo una toalla y entro al cuarto de baño sin molestarse en cerrar la puerta.

-Mi padre nos quiere ver mañana –hablo un poco alto al momento en que abría la llave de la ducha.

¿Carlisle necesitaba vernos? ¿A los dos? ¿Juntos? Tal vez ya habían encontrado la manera que podamos divorciarnos… A quien engañaba, Carlisle Cullen quería la empresa y no la perdería así nada más. Cando necesitaba hablar de algo siempre lo hacia con Edward, no es que mi relación fuera mala con el, sino que era rara la vez en que hablábamos.

-¿mañana? –Alce un poco la voz también -¿en donde?

Se podría decir que tal vez esta iba para una conversación larga entre nosotros.

-Si, mañana en casa de mis padres, a menos que tengas algún compromiso –su tono no era de reproche, podría decir que tal vez de comprensión. Pero como todo el mundo sabía, yo no era alguien social, no pasaba de mi pequeño grupo de amigos.

-No, claro que no, ¿a que hora debo estar preparada? –seguía hablando en el mismo tono de voz mientras me movía en la habitación dejando la ropa en su lugar.

-Eso no lose, me llamara mañana y me dirá, pero supongo que querrá que nos quedemos a comer, hace tiempo que no veo a mi madre así que te llamare cuando sepa la hora.

Y era verdad, Esme, la madre de Edward había llamado apenas hace dos días preguntándome sobre el, la ultima vez que la habíamos visto había sido en una junta se supervisores hacia apenas tres semanas, desde allí me dijo que Edward no la había visto antes… no entendía eso, no ver a tu madre durante un tiempo. Si acaso yo visitaba a la mía una vez a la semana, y cada vez que la veía no alcanzaba el tiempo para que me contara tooooooooooodo el cotilleo de la semana.

Me senté en la cama, en el lado donde el dormía y algo brillante en a mesita de noche llamo mi atención. Era la sortija de Edward ¿aun la conserva? Yo aun llevaba la mía, nunca me la quitaba a menos que fuera cuando limpiaba la casa o me duchaba… pero siempre recordaba en ponérmela ¿el lo hacia? No había visto antes la sortija aquí, antes de que el llegara todo estaba limpio.

La tome entre mis dedos y la mire detenidamente… al menos eso era algo que demostraba que algo nos unía además de un pedazo de papel firmado.

Suspire y la deje de nuevo en su lugar. Escuchando como seguía corriendo el agua en la ducha recogí la ropa que había dejado en la cama y la lance al contenedor de ropa sucia.

De repente el agua se corto y se escucho movimiento dentro del cuarto de baño, me senté en el lado de mi cama y encendí el televisor esperando a que el sueño llegara a mí.

-Emmett ah preguntado hoy por ti –anuncio entrando a la habitación con una toalla rodeando su cintura dejando su pecho descubierto y lleno de gotas de agua y con otra frotaba su cabello secándolo. Ese cabello que por mas que lo intentaba nunca quedaba en su lugar, ese cabello de un color bronce completamente único y especial.

-¿Ah si? ¿Qué es lo que quería? –volví mi mirada al televisor.

-No lose –su voz se volvió dura- no preste atención… -titubeo ocultando algo que por supuesto no quería decirme- según recuerdo en una semana será su cumpleaños –de reojo vi como lanzaba las toallas al contenedor de ropa sucia dejándolo completamente desnudo ante mi vista. Mi respiración de acelero y mis mejillas se sonrojaron fuertemente.

Ese hombre tenía el cuerpo más perfecto en todo el planeta, y cualquiera de las muchas mujeres con quienes se acostaba tenían demasiada suerte.

Una vez ya con el pantalón de pijama puesto se sentó a mi lado con el portátil en su regazo, lo encendió sin ni siquiera verlo porque tenía la mirada en el televisor.

-Oh! Claro! –Pegue un salto al recordar lo que me había dicho haciendo que me regresara a ver confundido- la fiesta de Emmett… -frunció el ceño- lo había olvidado, debo ayudar a Rosalie con algunos preparativos ya que Alice no esta aquí… -suspire frotando mi cara. El seguía mirándome con curiosidad haciendo que mis mejillas se tiñeran de rojo.

-¿Tu ayudaras? –Pregunto burlón a lo que yo asentí con el ceño fruncido- Entonces… buena suerte con eso.

Eso me sorprendió por completo, el nunca usaba ese tipo de tonos conmigo, creo que era la primera vez, pero esperaba que no fuera la única.

Al verlo poner atención al portátil tome mi teléfono celular y marque a Rosalie. No contestaban… volví a marcar el número y después de unos cuantos tono una Rosalie jadeando contesto.

-¿hola?

-¿Hable en un momento inoportuno? –pregunte sarcástica. Estupendo ahora mi rostro debía estar rojo al imaginarme a Rosalie y Emmett haciendo cosas para adultos.

Se escucho un sonido del otro lado y la voz de Emmett.

-Emm… n-no… -gimió y yo me sonroje mas- ¿S-se te ofrece a-algo Bella? –volvió a gemir.

-Amm… no Rosalie, lo lamento, te hablo en otro momento –Y con la respiración a mil colgué rápidamente- eso ah sido… raro –susurre para mi.

-¿Ocurre algo? –pregunto Edward de repente y yo pegue un salto junto con un grito al no recordar que estaba acompañada. Una leve risa salió de sus labios- Lo lamento

-No importa… -le reste importancia con la mano que tenia en mi pecho a causa del susto- es solo… -me sonroje. De nuevo- hable en un momento inoportuno.

-Oh… -su cara tenia reflejos de sorpresa y diversión- bueno eso no es raro… una vez los escuche en la oficina y…

-No, no –lo interrumpí- no necesito saberlo. Gracias –me estremecí haciendo que riera.

-Esta bien, es tu decisión.

En las siguientes horas Edward se la paso metido en el portátil, supongo que haciendo algo de trabajo. El me había dado "vacaciones" por así decirlo después de haber sufrido un desmayo que el doctor había dicho que fue por el estrés, mi madre lo obligo a que me diera un tiempo de vacaciones. Y por más que le decía si necesitaba ayuda me decía que no cuando yo sabía que era así.

Resignada apague el televisor y la lámpara de noche que estaba a mi lado, acomode las almohadas y recosté mi cabeza en ella cerrando los ojos.

-Buenas noches –le anuncie pero no recibí respuesta hasta después de un rato.

-Buenas noches Bella –el sueño me vencía…- feliz aniversario.

No estaba seguro de que esas palabras hayan salido de su boca, pero inconscientemente sonreí.

¿En verdad no lo había olvidado?


Se que no tengo ningun derecho de subir otra historia sin hbaer actualizado las otras pero... esta idea me comio la cabeza durante toda la sema ay decidi escribirla. El otro capitulo ya esta en mi mente todo roganizado, solo faltan las motivaciones para escribirlo.

¿Debo seguir con esta historia? recuerden que son ustedes la que opinan y critican :)

Gracias por leer

Danii :)