hola! bueno esta es mi primera historia de candy y bueno para variar el un AlbertxCandy solo decir que siempre desee que él se quedara con Candy porque Terry aunque me gusta tambien, no acepto que prefirieara quedarse con susana a estar con la persona que de verdad amaba.
bueno los personajes de Candy Candy no son míos son de sus respectivos creadores, sin más hay les queda, espero les guste.
...
Un hombre joven, alto de cabello rubio y de hermosos ojos azules se encontraba en una oficina muy elegante frente a él y detrás de un enorme escritorio de madera, estaba sentada una señora de mirada severa, ataviada con un elegante vestido azul.
-¿Qué quieres decir Willian?- la dama miraba de forma retadora a la figura que se encontraba delante de ella, esperaba que su sobrino recapacitara sobre la locura que acababa de comunicarle.
-Lo que escucho Tía- el ojiazul se mostraba firme con lo que acababa de decir, la mirada que le era dirigida no le intimidaba no por nada tenía muchos años para acostumbrarse a ella.
-No pienso consentir que me quiera imponer el cargo de jefe del clan Andrew, no me siento listo aún para ello, tia abuela comprenda usted es mejor que yo para hacerse cargo de tal responsabilidad. Por favor, solo, solo deme más tiempo, es todo lo que pido-
La anciana quería replicar ¿Cómo que no estaba listo aún? Era un joven bien estudiado, conocía muy bien todos los negocios de la familia ¡claro que sí estaba listo, ya es hora que asumiera su legitimo puesto como el jefe del prestigioso clan Andrew . ¿Tiempo? Si ya le había dado suficiente.
-¡Willian Albert Andrew!- la anciana se levanto de su asiento, sus ojos y sus facciones demostraban el descontento que sentía.
-¿tiempo? Me pides más tiempo, cuándo ya he retrasado por mucho tiempo este anuncio, Albert es hora de que asumas tu puesto como jefe de la familia y como presidente del consorcio Andrew, yo ya no puedo más entiende, todos los compromisos a los que me veo obligada a asistir, todas las decisiones que tengo que tomar, me dejan muy cansada-
Albert quería decir algo, en parte tenía razón, su tía ya tenía muchos años encima y todo el estrés de las reuniones con los socios, los viajes no harían más que enfermarla.
-Tía comprendo que es muy difícil para usted seguir tomando mi lugar y tomar decisiones tan duras pero por favor comprenda solo tengo 29 años-
-albert precisamente por eso te lo digo ya tienes edad suficiente para tomar todas tus responsabilidades como presidente-
El rubio solo suspiro derrotado, muy bien ya era tiempo que se dejara de pretextos ya era hora de que asumiera su puesto además dentro de poco cumpliría 30 en 6 meses para ser exactos.
-esta bien tía acepto- a la anciana se le ilumino el rostro.
-pero con una condición- ¡ah! Ahí estaba el pero.
-mi anuncio oficial no será la próxima semana com usted quería, será dentro de 6 meses cuándo cumpla 30 años.
La dama asintió, estaba de acuerdo ya no faltaba mucho para eso.
-y en ese tiempo yo podre hacer lo que quiera, sin que nadie interfiera en mis actos, entendido-
-Bueno Albert, comprende yo quería que el anuncio fuera la próxima semana, pero si son 6 meses los que quieres, esta bien te los dare, pero eso sí preparare una gran fiesta para celebrar tu cumpleaños, no todos los días es el cumpleaños y el anuncio del heredero del clan Andrew y no puedes negarte algo así requiere la presencia de toda la sociedad de chicago y de todos nuestros socios-
Albert tenía que aceptarlo, su abuela no por nada había dirigido por tantos años y con tan buenos resultados los negocios de la familia, sabia como negociar y siempre salir ganando y aunque una fiesta a lo grande no es lo que el planeaba, debía aceptar que no todos los días se regresaba a hacerse cargo de tan importante puesto como heredero de uno de los consorcios más grandes de América.
-Muy bien tía será como usted desee- la anciana sonrió, rodeo el escritorio y procedió a abrazar a su sobrino.
¡oh Albert! No sabes lo feliz que me haces, ya veras lo que preparare, bueno y tal vez conozcas a una linda jovencita-
-¡tía abuela! El rubio no pudo evitar reir por lo dicho por la anciana, como siempre queriendo conseguirle novia.
-Usted sabe que yo solo quiero a una y aunque se que lo nuestro no pueda ser mi corazón solo le pertenece a ella-
-querido se que estas enamorado de esa chiquilla revoltosa- el joven la miro mal –Y no me mires así, que no es que la odie ni nada, al contrario, despúes que regresaste y nos contaste que ella fue la que te cuido cuando ni siquiera tú sabias quien eras, se gano mi cariño y respeto y estoy eternamente con ella, ya que gracias a ella estas a mi lado-
-Pero comprende también que ella se fue a Nueva York a buscar al hombre que ella ama, y discúlpame que sea tan dura pero ella ya tiene a alguien en su corazón y lastimosamente no eres tú- una mueca de dolor se dibujo en rostro del rubio –así que entiende y trata de ser feliz con alguien más deja que tu corazón deje entrar a alguien más-
-Tía- el joven abrazo más fuerte a la dama se sentía como un niño buscando el consuelo de su madre, cuándo a perdido algo muy valioso para él y sabe que nunca lo podrá volver a tener.
-lo se tía, se que Candy ama a otro y yo no puedo hacer nada para cambiarlo, más que amarla en silencio y esperar que ella sea feliz al lado de mi buen amigo Terry.
Lo que el joven no sabía es que en un tren que se dirigía de Nueva York a Chicago iba una hermosa rubia de cabellos risados y hermoso ojos verdes, las pecas que adornaban su rostro no se miraban debido a que el llanto enrojecía su cara, las lágrimas caían como cascadas sobre su rostro, tenía el corazón roto, había dejado al joven que amaba para que fuera feliz al lado de la persona que le había salvado la vida y aunque sintiera que su corazón se partia en pequeños fragmentos, ella sabía cuando alejarse y dejar que las personas que amaba fueran felices. Aunque la que al final nunca fuera feliz seria ella misma.
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