Este es el segundo Fic que estoy empezando, he de decir que el de "El sueño de una Muggle está temporalmente en Hiatus por falta de algunas ideas esenciales y por falta de un guión esquemático a seguir, Este nuevo fic lo publico porque tenía la idea en la cabeza desde hace mucho tiempo, quizás es solo para echarla fuera, pero me gustaría saber vuestra opinión, quizás para seguirlo o puede que para animarme a escribir los siguientes capítulos mas rápido, quien sabe _
Todos los personajes de esta historia perteneces a JKR a excepción de algunos de invención propia.
Después de la muerte
Capítulo uno: El extraño Renacer
Los rayos de sol iluminaban la lujosa habitación del numero nueve del Valle de Godric, esa era la casa que se compraron los dos cuando se fueron a vivir juntos después de varios años de noviazgo. La guerra había pasado hacía demasiado tiempo y solo la recordaba por varios recuerdos fugaces, nostalgia por las personas que no volvió a ver y la alegría por la paz que se estableció en el momento en el que el Señor Oscuro murió.
Casi nadie recordaba esos tiempos como realmente debería de recordarlos, los pequeños estudiantes solo sabrían de esa guerra por los libros de texto en la asignatura de Historia de la Magia, los mas aplicados puede que buscasen información extra en la biblioteca, pero el terror de la atmósfera y el dolor de ese momento era algo que solo los abuelos de los jóvenes que asistían a Hogwarts podían relatar.
En la cama de la habitación, un anciano Harry Potter recordaba con mucha pasividad todos los acontecimientos desde que esa fatídica guerra terminó. A sus ciento quince años, no podía estar mas orgulloso de todo lo que la vida le regaló desde aquél momento, Ginny siempre estuvo con el, han sido nueve años desde que ella murió, pero siempre estaría viva dentro de el.
Sus tres hijos, ahora bastante mayores, tenían su propia familia, recordaba como si fuera ayer mismo cuando el pequeño James, con ese temperamento tan merodeador, les dijo que se iba a mudar con su prometida, pasó poco tiempo para que el aún mas pequeño Albus le siguiera los pasos, en cambio, éste no se fue con ninguna prometida, se quería independizar por el simple hecho de que quería vivir una vida mas adulta que en la que tenía en casa de sus padres. A veces le sorprendía la similitud de su hijo con Albus Dumbledore, su sensatez al enfrentarse a problemas de lógica, la tranquila atmósfera que creaba por leer un simple libro, el brillos en sus ojos cuando sabía algo pero no quería contarlo y esa mirada amable y tranquila hasta en los peores momentos.
Por su puesto también estaba su niña, la pequeña Lily, inocente durante toda su juventud. Sus ojos no daban crédito cuando ella empezó a crecer y a convertirse en una hermosa mujer, una mezcla perfecta entre su madre y su abuela, con la astucia y el temperamento de las dos. Recordaba las disputas entre los tres hermanos... ¡Qué mano dura tenía la niña! En ocasiones incluso se asustaba, pues juraría haber visto en su cara algún rastro de la sonrisa sarcástica de Severus Snape, pero después del susto inicial, no podía hacer otra cosa que sonreírla con orgullo.
Le vino a la mente una de las cenas navideñas en familia, cuando Lily entró por la puerta acompañada de su pequeño hijo, Elphias, y custodiada por su marido Anthonin, la felicidad que le embargó cuando vio el gran vientre abultado de su hija fue enorme, en el interior de aquel gran bulto estaban las que en pocos meses se bautizarían como Helena y Ginevra, dos pequeñas revoltosas de las que estaba muy orgulloso de ser abuelo.
James también tuvo su mérito a la hora de aumentar la familia, tuvo cuatro hermosos retoños, a Ginny casi le dio un ataque cuando se enteró de que su primer nieto se iba a llamar Godric, pero por mucho que su madre le intentó convencer de lo contrario, James siempre estuvo muy orgulloso de ser Griffindor y para el no había nada mejor que poner ese nombre a su primer hijo, no es que me quejase en ese momento, pero pensándolo con tranquilidad, el pequeño Godric seguro que tuvo que aguantar mas de una burla en su época de estudiante en Hogwarts. Su hermana Narcisa también fue otra razón para que Ginny estuviera a punto del colapso, no entendía como su hijo podía poner el nombre de la madre de Malfoy a su propia hija, pero James argumentó que quería seguir la tradición de su abuela Lily para poner nombres de flores a sus hijos (En secreto di gracias a los dioses porque mi hijo no tuvo la idea de nombrarla Eucalipto, pero años mas tarde entre risas y algún que otro Whisky de fuego se lo confesé), después nació Régulus, esta vez no hubo ningún ataque por parte de Ginny a pesar de que James ya tenía preparada la excusa de que también quería seguir la tradición de los Black, pero ni Ginny ni yo fuimos capaces de negárselo, Regulus Black, el hermano de Sirius, también fue una persona valiente durante la primera guerra, dato que muy pocas personas sabían, así que los dos estuvimos de acuerdo con el nombramiento. Y para sorpresa de todos, diez años mas tarde nació Calipso, esta vez James me quiso restregar por toda la nariz que en realidad la idea del nombre fue mía, a pesar de que mi nieta no se llamaba Eucalipto, siempre existiría la similitud.
La vida fue tranquila todo el tiempo, Ron y Hermione siempre estuvieron a mi lado según pasaban los años, comentaban con Ginny y conmigo las historias que sus hijos, Rose y Hugo tenían, Hugo se casó con veintiséis años y tuvo tres preciosos hijos, en cambio Rose se trasladó a vivir a Francia y a pesar de tener una pareja estable durante casi cuarenta años, ni se casó ni tuvo ningún retoño.
Ni Ron ni Hermione quisieron hacerla preguntas, pero sospechaban que eso era a causa de que su pareja era un hombre lobo, y con la experiencia en este tipo de temas gracias a Remus, pudimos entenderla mucho mejor de lo que otra familia podría haberla entendido.
En cambio mis amigos se desvivían con sus nietos por parte de Hugo, que en realidad también eran nietos míos, sobrinos-nietos mas bien dicho, pero aún así, ni Ginny ni yo hicimos diferencias y los tratamos como si fuesen nuestros.
Ah.. el pequeño Teddy, que por cierto, de pequeño no tiene nada, me trajo de cabeza durante muchos años, sobre todo después de que se graduase en Hogwarts, no era exactamente una copia de los merodeadores, era algo peor, porque tenía la astucia de la mente criminal de los merodeadores originales, Remus Lupin, y luego la locura de su madre, Tonks (Y por qué no decirlo, también Sirius Black, porque no hay que olvidar que Tonks también formaba parte de los Black), encima había heredado su don de metamorfomago, como consecuencia era un bicho a mas no poder, gastaba grandes bromas cuando nadie se las esperaba, pero el haberlo criado junto a Andrómeda desde que era un bebé me dejó la experiencia de poder saber que algo tramaba cuando veía ese brillo característico en sus ojos. Era increíble como me recordaba a su padre, porque si, a pesar de ser un trasto de cuidado, cuando se ponía serio era un calco respecto a personalidad con Remus, quizás, era algo nostálgico, pero aun así, un sentimiento agridulce del cual todos los que conocimos a Remus disfrutábamos.
Con el resto de la familia Weasley pasó algo parecido, yo ya era uno de la familia antes de casarme con Ginny, por eso disfruté como todos cada nacimiento y cada boda, del mismo modo que me entristecí con la muerte de Arthur y mas tarde de Molly. La pobre Molly... solo pudo superar el vacío que Arthur dejó, gracias a sus nietos...
Harry salió de sus pensamientos cuando la puerta de la habitación se abrió, pudo ver como una hermosa mujer de ojos verdes y pelo azabache, corto a la altura de las orejas le sonreía con cariño, en las manos traía una bandeja plateada con, lo que supuso, sería su desayuno.
A la mujer la costaba andar un poco, su vientre estaba muy abultado, estaba embarazada de ocho meses y aun así se negaba a ser tratada como una inválida, no admitía ningún comentario y su mejor excusa era que ya había aguantado dos embarazos mas, así que ese no iba a ser ningún inconveniente, ella decía "Yo sé lo que me hago".
-Calipso...
La voz de Harry sonó demasiado baja, un susurro apenas perceptible, la vejéz estaba haciendo estragos en el y sabía que no le quedaba mucho tiempo de vida, aun así, no pudo evitar nombrarla con alegría, su voz quizás no reflejaba esos sentimientos, pero sus ojos, con ese brillo increíble, si.
-Abuelo, no hace falta que hables, ya sé que soy increíblemente guapa, que me quieres mucho y tengo que agregar, que yo también te quiero mucho a ti, pero lo de guapo lo dejamos a parte porque los años te pasan factura.- dijo la mujer sentándose en el borde de la cama donde su abuelo estaba tumbado, pudo ver la sonrisa radiante que su abuelo le dedicó y ella le correspondió.
Viéndola de cerca pudo apreciar las sutiles arrugas que ya asomaban en las esquinas de sus ojos, pero le daba igual, porque para el, ella y todos sus nietos siempre estarían radiantes.
Su nieta se dispuso a darle el desayuno, el se lo habría tomado solo con gusto, si no fuese porque no podía mover ningún músculo de su cuerpo sin proporcionarle una dosis gratuita de dolor, una enfermedad agraviada con su avanzada edad era la responsable de eso.
A la tercera cucharada no pudo reprimir un gesto de dolor supremo, empezó a toser con urgencia y su nieta le ayudo a incorporarse para que pudiese respirar mejor, observó la preocupación en su rostro y después, todo se volvió negro.
No sabía cuanto tiempo había pasado desde entonces, pero notó como sus ojos se habrían de forma débil permitiendo poder ver algo de luz después de aquel momento de oscuridad.
Notó como le ponían con suavidad las gafas, entonces pudo enfocar donde estaba. Seguía en su misma habitación, pero esta vez estaba repleta de gente, James, Albus, Lily, sus correspondientes parejas, Anthonin, Polaris y Aurora, todos ellos tenían parte de su pelo blanco, signo de vejez, pero aun así el los veía jóvenes. Sus nietos directos, Elphias, Helena, Ginevra, Godric, Narcisa, Régulus, Calipso... sus bisnietos.. algunos mirándole con curiosidad, otros con una expresión seria en el rostro.. ojeó un poco mas la habitación, le dio mucha alegría poder ver a Teddy, hacía mucho tiempo que no venía a verle, al menos desde un viaje de negocios que tuvo que hacer, Teddy ya tenía el pelo blanco entero y pensar que lo había visto crecer desde que era un bebé.. la familia que había creado también le acompañaba, su mujer, la hija de Percy le sostenía fuertemente la mano, pero no decía nada. Amplió mas su sonrisa cuando vio a Hermione sentada en una silla al lado de Ron, si hubiese podido hablar no hubiese podido omitir ningún comentario para burlarse de su edad, Hermione tenía una expresión que bien podía conocer como una casi idéntica a las de McGonagall, en cambio Ron tenía el ceño ligeramente fruncido con una media sonrisa que no llegaba a su rostro. El resto de la familia Weasley también se reunía allí, sin quererlo vio pasar su vida delante de sus ojos por cada rostro que escaneaba, gente muy mayor, de mediana edad y críos que estarían asistiendo a Hogwarts en ese momento. Amigos de la escuela, al igual que amigos que había hecho en el ministerio y en otros lugares durante toda su vida, no pudo hacer otra cosa que sonreírles a todos cuando comprendió la situación. Había llegado el momento.
-Le he suministrado una poción para inhibir el dolor y otra para inhibir la fatiga.
Informó una voz desconocida cerca de el, vio como James asentía con la cabeza para después poder observar como un joven salía de la sala sin decir una palabra mas.
-Papá – la voz que James llamó inmediatamente mi atención, por lo que le busqué con los ojos y vi la máscara de seriedad que intentaba mantener. –Sufriste un ataque cuando Calipso te trajo el desayuno... – su voz estaba quebrada a pesar de que lo intentaba ocultar.
-Me acuerdo de eso James, no te preocupes – respondí en seguida, por lo que segundos después me sorprendí a mi mismo pudiendo hablar sin asfixiarme a la vez "Será cosa de las pociones" –Me alegro muchísimo de veros a todos, en especial cuando es hora de decir adiós-
Las palabras de Harry tocaron fondo en la mayoría de las personas de la habitación, Hermione le cogió la mano y le apretó con suavidad indicándole que estaba allí, Ron apretó la mandíbula, muchos empezaron a llorar, algunos en silencio y otros con pequeños sollozos.
-Papá... – esta vez la voz de su hijo Albus le llamó, el no se molestaba en ocultar los sollozos ni las lágrimas. Se acercó a el y le cogió la otra mano sentándose a su lado.
-No quiero que llores Al, solo piensa que ahora tendré un merecido descanso.
-¡Pero aun así! Papá.. no puedes rendirte...-
-Lily, no se trata de rendirme o no, se trata de que mi momento ha llegado y hay que aceptarlo como lo que es... – No pudo hacer otra cosa que sonreír a su hija, que lloraba desconsolada al lado de su hermano.
-Mi vida ha sido muy larga... Vuestros tíos pueden dar fe de ello, Ron y Hermione siempre han estado a mi lado, ya lo sabéis.. todos vosotros... – y era cierto, nunca tuvo ningún problema en relatar su historia completa, primero a sus hijos, después a sus nietos, quienes se maravillaban con todos los detalles que los libros no podían dar, sobretodo siendo el "el niño que vivió", luego a sus bisnietos y así con todos los que quería. Todos y cada uno de ellos conocían de primera mano lo que pasó en aquel momento y las personas que tanto echaba de menos.
-Aun así, no podrás evitar que te echemos de menos, amigo. – La voz despreocupada de Ron hizo que una pequeña carcajada saliese de su garganta.
-Os quiero, a cada uno de vosotros, y estoy seguro de que lo sabéis, vaya a donde vaya a partir de ahora, nunca podré olvidaros, al igual que si puedo, os esperaré con paciencia porque sabré que tenéis una larga vida por delante.
Algunas personas asintieron en silencio mientras gruesas lágrimas caían por sus mejillas, tuvo una gran tentación de levantarse y consolar a James que en ese momento había dejado caer esa máscara de dureza y había comenzado a sollozar mientras lloraba.
-Pero igualmente, estoy ansioso porque voy a ir al mismo lugar que todos los que perdí y se fueron.. si de verdad podré verlos de nuevo, no puedo mentiros al deciros que estoy feliz..
-Ojala puedas reunirte con ellos Papá... con Mamá..- dijo Lily
En ese momento sus ojos se empezaron a cerrar.
-Con los abuelos...- dijo James.
-Con Sirius- dijo Hermione.
-Con Fred – dijo Ron.
-Con Dumbledore – dijo Albus.
-Con Remus – escuchó a Teddy.
-Ojoloco- dijo Narcisa.
-Severus Snape- dijo Régulus.
-Tonks- dijo Elphias.
-Molly- dijo Helena.
-Arthur- dijo Godric.
-Luna Lovegood – dijo Ginevra.
-El tio Charlie – dijo Calipso...
-Minerva McGonagall...
En su interior, Harry no podía estar mas feliz, ni mas orgulloso de su familia, la felicidad que le embargó en esa despedida era imposible describirla con ninguna palabra, a cada nombre, infinidad de buenos recuerdos le asaltaron, ninguno sobre sus muertes ni sobre su sufrimiento, en cambio, eran recuerdos felices y de esos que durante toda tu vida consideras poco importantes, pero cuando los recuerdas no puedes hacer otra cosa sino sonreír a la sensación agradable de escuchar de nuevo sus sonrisas en esos recuerdos... La primera vez que vio a Dumbledore, la cantidad de conversaciones que había tenido con su retrato al igual que con el de Snape. La primera vez que visitó el callejón Diagón con Hagrid y cuando éste le regalo a Hedwig, Estando en Grimmauld Place con Sirius celebrando su primera navidad decente, su sonrisa, sus bromas, los reproches de Remus, pero delatándole la mirada pues se divertía de igual forma, la vez que olvidó la pelea y corrió hacia el abrazándolo para pedirle que fuese el padrino del pequeño Teddy, La escoba que le regaló McGonagall en su primer año y la sonrisa discreta que ella le dedicó, la comprensión de Luna en los problemas y su forma de amansarlos, Hermione y el PEDDO, Dobby y su instinto homicida como único método para salvarle, la humanidad que Kreacher demostró a partir de su séptimo año, el primer beso con Ginny... La primera vez que montó sobre Buckbeack en la clase de Criatruras Mágicas con Hagrid, El sentimiento de una familia que tuvo cuando fue por primera vez a la Madriguera, cuando Fred y George le regalaron el Mapa del Merodeador, Remus enseñándole a hacer un patronus, Sirius diciéndole que el era su padrino, la primera vez que vio su patronus corpóreo y el sentimiento de que su padre estaba con el, el Ejército de Dumbledore, sus clases clandestinas, la confianza que Neville formaba poco a poco, el escándalo que hicieron Fred y George al irse de Hogwarts y los profesores ayudándoles, Tonks divirtiendo a todos en la mesa cambiando graciosamente sus rasgos, la última vez que ganó la copa de Quidditch, la primera vez que montó en una escoba, la mirada emocionada y agradecida de Albus Dumbledore cuando le dijo que "Era un hombre con la lealtad puesta al cien por cien en Dumbledore", su boda con Ginny, su vientre hinchado anunciando la llegada de su primer hijo... la primera vez que tuvo a James en sus brazos.. y a Albus.. y a Lily... y a Godric...
Los pensamientos de Harry Potter se fueron apagando lentamente, toda su familia vio con tristeza, como esa gran figura paterna se iba poco a poco, su largo pelo antes negro azabache, ahora era de un blanco perla, las arrugas en su rostro denotaban su avanzada edad y su experiencia en la vida al mismo tiempo. Pero ninguno de ellos podrá olvidar nunca, que la última imagen que Harry Potter les dedicó, fue una gran sonrisa en su rostro, como si el sueño que estuviese teniendo fuese el mas precioso que nunca en la vida había tenido.
---
Abrió los ojos de manera lenta, queriendo evitar el posible dolor que representaba hacer tal acción, aún no podía olvidar el dolor que su cuerpo había sufrido en los últimos meses a causa de la enfermedad, pero entonces todo volvió a su cabeza, la despedida de su familia, el sentimiento de felicidad y goce que le lleno. Entonces... ¿No estaba muerto?
Ya sin reparos abrió los ojos y no pudo hacer otra cosa que sorprenderse por las situación, estaba en un cuarto desconocido, la pared de piedra no estaba muy cuidada pero igualmente se podría considerar confortable, en la habitación había un pequeño armario de caoba, una mesita al lado de la cama de sábanas marrones, un escritorio con lo que podría ser un tintero con pluma y una silla con un poco de ropa doblada encima. También había dos puertas en la habitación, supuso que una de ellas sería un baño, pero por lo demás, parecía que estaba en una habitación de alguna posada, e inexplicablemente, esa habitación le resultaba familiar.
Se levantó con lentitud, poco a poco se fue dando cuenta de que su cuerpo no sufría ningún espasmo por quejas físicas, se observo las manos entonces y casi le da un paro cardíaco. Recordaba de buena gana sus manos, tenían arrugas por la vejez, un poco claras por lo fina que se fue haciendo su piel y se le veían las venas azuladas en algunos lugares. En cambio, estas manos eran tersas y firmes, ninguna arruga, ninguna vena excesivamente marcada, ningún cayo por algún que otro trabajo que había hecho durante su vida... nada.
Se levantó de la cama cogiendo sus casas de la mesilla para ponérselas y ojeó la ropa encima de la silla, encima de la ropa estaba su varita, debajo unos pantalones, una camiseta, calcetines, ropa interior y una túnica abrigada, en los pies de la cama había un par de zapatos. No entendía nada, pero de igual forma cogió sus cosas y se encaminó hacia una de las puertas del interior de la habitación.
Suerte o no, ese era el baño, un plato de ducha sencillo, una estantería pequeña con cuchillas de afeitar, un lavabo, un espejo y una taza, como en cualquier baño normal. Se acercó al espejo y se observó, la boca se le abrió al instante al igual que los ojos, mirando incrédulo su rostro. No era una cara nueva, era una cara muy conocida, la suya propia, pero no con ciento quince años, no, era su rostro con veinte mas o menos.
No quiso hacerse preguntas, ni dar explicaciones a los sucesos, solo observó como su cicatriz inactiva durante tanto tiempo volvía a tener ese brillo extraño, se dio una ducha tranquila y se puso la ropa con parsimonia. "Es algo extraño el cielo" Pensó, llegando a la conclusión de que había muerto y este era el siguiente paso.
Cuando salió de la habitación con la varita metida dentro de la túnica no pudo evitar una sonrisa agradable al reconocer la estancia como "El Caldero Chorreante", bajó con parsimonia los escalones de las escaleras para llegar al bar, no se sorprendió al ver a Tom, el camarero limpiando la barra, desde lo que sabía, Tom había muerto hace unos cuarenta años, pero como pensaba que estaba en el cielo, supuso no sería raro encontrarlo en aquel lugar.
Observó los alrededores, a penas había dos brujas y un mago en las mesas del lugar, parecía bastante desolado y le sorprendió ese detalle, pero siguió adelante sin perderse ningún detalle de la situación, saludó a Tom con un gesto de cabeza y se encaminó hacia el Callejón Diagón.
Cuando la pared de ladrillos se abrió al toque de su varita, su expresión agradable cambió a una de fingida neutralidad, recordaba muy bien el callejón en muchos momentos, tanto los alegres como los peores y en ese momento el lugar de compras mágico se encontraba en la segunda categoría.
Metió la mano en el bolsillo de su túnica de forma inconsciente, no por la experiencia como el niño que vivió, sino como su entrenamiento de auror durante los siguientes años y su experiencia en las situaciones, el callejón estaba literalmente gris, muchos comercios habían cerrado, se exponían carteles de busca y captura, alguno de Bellatrix Lestrange, otros de Barty Crouch Jr, algunos tablones sellaban entradas y ventanas y como mucho diez personas se veían en toda la avenida.
Caminó de forma lenta y pausada, deteniéndose en algún que otro lugar o para leer los carteles de la pared, en uno pudo leer que Fudge había sido sustituido como ministro de Magia por Rufus Scrimgeour, y una reciente anotación informando de algunos conflictos de intereses entre el nuevo Ministro y el Director de Hogwarts, Albus Dumbledore. No podía negar que la información estaba bastante caduca, pues la fecha de ese artículo era de Agosto del 2001 y si mal no recordaba, estaban en agosto de 2095.
Siguió avanzando observando los alrededores, pero de pronto se paró en seco.
"¿2001? Esa información tiene que estar errónea... Dumbledore murió en Junio de 1997 y Scrimgeour un año mas tarde..."
Sin darse cuenta y metido en sus pensamientos, Harry había vuelto a moverse, sus pasos le llevaron a las escaleras de Gringotts, cuando se dio cuenta se quedó parado observando la entrada, no hubo sorpresa en su rostro pero si en su interior, las paredes del banco estaban bastante destrozadas, se notaba donde algunos hechizos habían impactado, aún quedaban rastros de quemaduras y de pequeños escombros en el suelo.
Lo que pasó a continuación fue demasiado rápido, pero en la mente experimentada de Harry todo parecía ir a cámara lenta, sintió como la atmósfera cambiaba de forma radical y el frío le inundaba hasta los huesos, sin siquiera pensarlo de forma coherente, obligó a su mente a mostrarle los rostros de su familia, su boda, sus hijos... sacó su varíta tan rápido que parecía que ya la tenía fuera y en cosa de un segundo un ciervo plateado envestía contra tres dementores que amenazaban con acercarse.
Cornamenta envistió contra ellos de forma magnífica, obligando a los dementores a retirarse casi espontáneamente, pero una sucesión de Cracks a su alrededor propagaron un mal augurio.
Y efectivamente, una quincena de figuras encapuchadas con máscaras se aparecieron en el Callejón, los gritos de las pocas personas que estaban en ese momento en el lugar no tardaron en escucharse, algunas tiendas empezaron a arder a causa de los hechizos de los mortifagos. Harry por un momento se quedó parado sin ser capaz de reaccionar, esta escena le recordaba demasiado su pasado y por que no decirlo, se le hacía subrealista.
-Mata al muchacho – esa voz le sacó del trance, vio como una figura se acercaba a el apuntándole con la varita, levantó una ceja y sonrió con amargura.
-Lo siento, pero es sobrevivir o ser asesinado – dijo Harry resignándose a la idea de tener que volver a luchar después de tantos años, el mortifago parecía desconcertado por esta frase pero Harry no le dejó reaccionar, porque de dos movimientos de varita, Harry le había desmayado, amordazado y le había quitado la varita, que ahora descansaba en el bolsillo trasero de su pantalón.
Con esto llamó la atención de un duo de mortifagos cercano, estaba claro que se acercaban a el con claras intenciones ofensivas así que ni se molestó en hablar y a los tres segundos el mas grande yacía en el suelo sufriendo la misma suerte que su anterior compañero, evitó un rayo de luz roja que le pasó rozando el cuello y se dispuso a atacar al siguiente objetivo, este era un poco mas sensato que el anterior, pero no necesitó ni un hechizo de protección porque sus reflejos y su cuerpo rejuvenecido vete tu a saber porqué, hacían el trabajo, con un potente Desmaius terminó el trabajo y amordazó al tercer mortifago, en ese momento un grupo de cinco le rodeo.
-Valla, valla, ¿Qué tenemos aquí? – Harry reconoció esa voz horrible y juguetona, pero hacía unos noventa años que había visto morir a la propietaria, así que esta de más decir que se sorprendió.
-¿Bellatrix Lestrange? – preguntó con incredulidad, rogando para que se lo negara.
-¿Me conoces?- el cambio de tono de la mujer indicaba que no estaba muy a gusto con que la reconocieran con la máscara puesta.
-¿Quién no? – Harry observó como los cuatro mortifagos restantes se miraban los unos a los otros.
-¿Quién eres? – preguntó de repente otra voz familiar, era uno de los mortifagos que le estaban rodeando.
-¿No me reconoces Greyback? – Ahora Harry si que estaba un poco confundido.
-No y no creo que te mordiese porque sino me acordaría de ti.
-Su cara se me hace vagamente familiar. – anunció otro de los mortifagos.
-Y a mi tu voz, McNair.- Harry no comprendía porqué no era reconocido, cuando durante sus primeros años nunca tuvo necesidad de presentación y menos con el grupo que tenía delante, porque era el primero en la lista a quien tenían que matar.
-Esta claro que el chico nos conoce a nosotros muy bien, pero ahora bebé... ¿Cómo te llamas? – Bellatrix apuntó con su varita a Harry mientras se burlaba de el con el tono de voz.
-No tengo ninguna necesidad de presentarme cuando ni siquiera vosotros lo habéis hecho así que... – Harry de un movimiento rápido cogió la varita del mortifago que tenía en el bolsillo trasero del pantalón y con otro movimiento de la misma velocidad desmayó a dos mortifagos de golpe.
Ahí comenzó la verdadera pelea, Harry tenía que esquivar maldiciones por todos su ángulos, no le gustaba estar en desventaja y menos con una loca redomada como Bellatrix Lestrange así que no se cortó cuando tenía que atacar. Con un fuerte movimiento de su varita, los cristales rotos de las ventanas del edificio mas cercano se arremolinaron entorno a un mortifago que no supo hacer otra cosa que cubrirse con los brazos antes de que los cristales le perforaran la piel, dio una vuelta sobre si mismo y en el mismo movimiento vio un gran escombro tirado en el suelo que aprovechó para tirárselo al otro mortifago, pero este fue mas hábil y lo esquivó, lanzó mas de cinco maldiciones seguidas a Bellatrix y su acompañante para después invocar un gran aro de fuego que les rodeó por completo, pero antes de que les tocase, se convirtió en una enorme linea que se fue retorciendo alrededor de ellos deshaciéndose en pequeños hilos que los apretaban y acercaban entre si, hasta que se quedaron atrapados en la red mágica que Harry había invocado.
Harry observó como la batalla en el Callejón estaba casi extinguida, casi se reprendió a si mismo por no haberse dado cuenta de la llegada de los aurores, pero como estaba claro que los mortifagos ya estaban muy reducidos o dándose la retirada, se dedicó a recoger las varitas de sus cinco contrincantes, bueno, mas bien cuatro, porque Greyback no usaba varita.
Quitó con desgana la máscara de Bellatix y la miró directamente a los ojos, se preguntó como era que no le reconocía pero lo que mas le llamó la atención fue la mirada envenenada que le mandó, mezclada con una expresión que no pudo comprender. Cuando quitó la máscara al mortifago con el que había quedado atrapada Bellatrix, no se sorprendió al encontrarse a su marido, Rodolphus Lestrange.
-¿Los Lestrange? Valla chico, es increíble que... ¡¿James?! Pero tu no estabas con Lily en el hospital? – La voz de Ojoloco Moody le sacó de sus pensamientos y a la vez le dejó estupefacto.
-¿Qué..? – intentó decir Harry mientras se daba la vuelta.
-Tu no eres James – Dijo otra voz al lado de Moody, el propietario de esa voz estaba apuntándole con la varita, La voz era muy conocida, el pelo negro algo alborotado por la pelea también, cayendo por los hombros despreocupadamente, y esos ojos grises inolvidables, que en ese momento le miraban con fiereza.
"¿Sirius?" Por muy alto que la pregunta resonara dentro de la cabeza de Harry, el solo pudo mirarlo con los ojos muy abiertos, negándose a lo que la visión le mostraba delante de sus narices.
Espero que os guste el guión al menos, me gustaría mucho que compartierais vuestras opiniones así que no dudéis en dejar Reviews!
