Un joven de cabellos azul celeste caminaba fuera del hospital donde su abuela estaba internada, mientras sopesaba las palabras de está revelándole algo que jamás se imaginó.
"Koichi, tienes un hermano gemelo"; aquella frase, un descubrimiento fortuito que necesitaba comprobar con sus propios ojos, miro por última vez el hospital y continuo su andar para después patear una piedra que estaba en su camino.
No sabía en qué momento había comenzado a seguir a su reflejo, él nunca había sido de los que faltara a clases por irse de pinta, pero desde que había averiguado donde viva su gemelo quería saber cómo era que vivía.
—Diablos, ¿Por qué me siento como si lo estuviera acosando? —se dijo a sí mismo para dejar salir un suspiro.
La rutina de Koji no era muy diferente de la suya, solo unas pequeñas variaciones como el que sacaba a pasear a un pastor alemán que estuvo varias veces cerca de delatarle, además de las asistencias al Dojo de la familia Hida donde tomaba clases de kendo los miércoles y los viernes.
Además, había visto a su padre y estaba seguro que él también lo había visto, además de la mujer con la que estaba casado; provocándole un nudo en el estómago debido a ello, creyendo que nunca cabría la posibilidad que sus padres volvieran a estar juntos.
Pronto comenzó a limitar sus escapadas del colegio para evitar que los profesores llamaran a su mamá y tuviese que explicar lo que hacía, necesitaba ayuda para acercarse a Koji y el único que podría ayudarle era Takuya.
—Por última vez Koichi, debiste aproximarte a tu hermano desde el primer momento, pareces un acosador—dijo su amigo de cabellos castaños mientras se acomodaba el uniforme de la secundaria al volver del club de futbol.
—Eso lo sé, pero ¿qué le diría? —dijo algo molesto inflando las mejillas de una manera infantil.
—Un "eh que tal me llamo Koichi y soy tu hermano" —dijo divertido ante la escena Takuya.
—Y dices que yo soy el infantil—contesto —Aunque tienes razón, debo aproximarme—
Al llegar el fin de semana Koichi esperaba con su gorra puesta de manera que le cubría el rostro un poco frente a la casa de su hermano, necesitaba que saliera para poder aproximarse de una manera más casual y que de esa manera entablar una conversación. Sin embargo, quien salió fue su padre quien le sonrió y se aproximó a él.
—Porque no mejor pasas a la casa Koichi, seguro quieres conocer a tu hermano—la frase le dejo estupefacto a lo que solo siguió a su padre dentro de la vivienda quitándose los zapatos en la entrada.
—¿Cómo has sabido que...? — su pregunta se vio interrumpida por un abrazo y unos dedos, aunque un tanto ásperos le retiraron la gorra.
—Podría reconocer a mis hijos donde fuera, además que tu madre me llamo para informarme que tu abuela murió hace poco—
La declaración lo dejo sin aliento, así que su madre sabia en cierta medida que el buscaría respuestas a las palabras de su abuela.
—He de decir que estaba sorprendido cuando recibí la llamada ya que tu abuela me había hecho creer que después del divorcio tú y tu madre habían muerto en un accidente, había quedado devastado— las lágrimas recorrían las mejillas de Kousei —Pero mírate estas muy bien—
Justo durante el segundo abrazo se escucharon pasos en las escaleras, dejando ver a su gemelo con una cara de incredulidad al mirarse, si se podría decir de ese modo mientras era abrazado por su padre.
—A… ¿acaso esto es una broma? —pregunto mientras veía a su gemelo sonrojarse exponencialmente.
—Koji… él es Koichi, es tu hermano gemelo— y así cayo la bomba.
