En un salón se encontraba una joven profesora, la cual se encontraba hablándoles a sus jóvenes alumnos.
-Muy bien eso sería todo, cuídense mucho -habló amablemente la joven profesora.
Al momento de decir esto, todos los niños del aula se levantaron de sus pequeñas sillas con rapidez, todos salieron del salón con cierto entusiasmo mientras reían y hablaban. Después de un rato toda el aula quedó desierta, oh bueno a excepción de un niño y a la joven profesora, que aún se encontraba ahí.
-Qué es lo qué pasa Steven?, no quieres salir? -dijo la joven profesora, mientras se acercaba al pequeño niño de cabello rizado.
El Niño se encontraba muy sonrojado y nervioso, pero aún con una cierta expresión seria. La joven profesora noto esto en seguida. Para ella la expresión sonrojada del pequeño lucía bastantemente tierna y dulce, por lo que hablo en todo momento con cierta sutileza.
-Estás bien Steven. Me puedes decir lo qué sucede? -habló la mujer en tono dulce.
-Señorita Perla, puedo decirle algo? -recitó apenas el pequeño, mientras poseía aquella expresión seria acompañado de un sonrojo intenso.
-Claro Steven, puedes decirme lo que quieras -respondió amablemente al pequeño.
-Yo... , yo.. -dijo el pequeño niño, completamente nervioso.
Perla se acercó al pequeño y puso delicadamente su mano, en el peculiar cabello del pequeño, mientras que a la vez que acariciaba este.
-Vamos dime -habló sonriéndole.
-Usted.. es muy bonita.. y la quiero mucho! -dijo el pequeño completamente sonrojado, con una expresión decidida y sería -Quiero que sea mi novia!.. -apenas pudo completar, ya que se le cortaba la voz de la pena.
Perla sonrío al escuchar esto, para que después de una pausa hablara.
-Eres muy tierno Steven, pero eso no se puede. Eres muy chico -habló dulcemente.
Al niño se le salieron unas cuantas lagrimas, a la vez que todavía tenía una expresión seria y un rubor.
-No llores Steven -Perla pronunció dulcemente mientras abrazaba al pequeño, para poder consolarlo.
-Pero yo la amo.. -dijo entre pequeños sollozos.
-Steven eres muy dulce -la joven profesora siguió abrazando al pequeño, ala par que acariciaba su cabeza.
Después de un rato la joven profesora pudo calmar a su pequeño alumno. La tristeza del pequeño era contagiosa y tierna a la vez, por lo que se le hizo difícil romper el corazón de Steven. Pero era necesario calmar aquel pequeño amor que sentía su alumno por ella, en los siguientes días se pudo ver al pequeño Steven triste, desanimado, hecho que hacía sentir un poco mal a la joven profesora. Pero todo quedó ahí afortunadamente verdad?.
Después de una semana de la confesión, el pequeño apareció bien peinado y areglado en el salón de clases. Hecho que era muy extraño, puesto a que el pequeño niño, siempre venía risueño y completamente despeinado. Está vez venía completamente diferente e igual a la semana pasada al final de las clases, fue el único que se quedo.
-Profesora! -dijo con voz decidida, mientras sacaba unas cuantas rosas ya un poco mal tratadas de su pequeña mochila -Por favor acepte estás rosas! -habló fuerte mientras se sonrojaba.
Perla miro esto, y sonrío. Se acercó al pequeño y agarro las 4 rosas magulladas que le entregó con entusiasmo el pequeño niño, apenas cuando las recibió Steven hablo nuevamente.
-Una flor para otra flor! -dijo sonrojado y con expresión seria.
Perla soltó una risita y acaricio tiernamente la cabeza del pequeño.
-No te gustaron? -preguntó preocupado el pequeño a la vez que ponía ojos tristes.
-Claro que me gustaron las rosas Steven -respondio dulcemente, mientras le daba un pequeño beso tierno en el cachete -eres muy amable.
El pequeño niño se puso rojo como tomate, aún con su expresión de determinación.
-Quieres ser mi novia?.. -preguntó nuevamente el pequeño nervioso como la ultima vez.
Nuevamente pasó lo mismo de la semana pasada, después de "rechazarlo" el pequeño se puso triste, sacó un par de lagrimas y Perla lo consoló otra vez. Pero ahora supongamos que todo al fin quedo ahí verdad?, pues la verdad es que no acabo.
A la siguiente semana en medio del receso, el pequeño se dirigió donde Perla se encontraba junto a sus demás colegas profesores y decidió hablar decidido y a todo pulmón.
-Señorita Perla! -habló el pequeño Steven -por favor!, sea mi novia -casi gritando dijo esto mientras estaba completamente ruborizado.
No hubo alguien que no haiga escuchado al pequeño decir esto, los maestros comiendo se miraron entre si y luego dirigieron su mirada a Perla, provocando que está se ruborizara por momentos.
-Steven -dijo suspirando y en tono delicado.
Los maestros sonrieron al ver esto, y veían con cierta ternura esta situación tan inusual, en la cual su joven compañera se encontraba.
-Por favor, acepte esta carta -dijo con tono de determinación mientras le entregaba una carta, con dibujos y unas pequeñas letras.
Hasta algunos alumnos, les entro la curiosidad de saber qué pasaba.
-Steven ya te había explicado antes -dijo mientras tocaba el hombro del niño el cual ya se le generaba una expresión de tristeza en su pequeño rostro.
-Pero yo te quiero... -habló mientras sus ojos se cristalizaban.
Después de una vergonzosa explicación. La joven profesora Perla nuevamente, creyó que la situación del pequeño Steven, el cual solo tenía 10 años, había terminado por fin. Pero justo al siguiente día, el pequeño se le confesó nuevamente y asi cada vez más seguido.
Perla no podía creer en lo determinado que estaba el pequeño, cada vez hacía más cosas, para "ganar" su amor. Hasta le había escrito una canción, la cual la canto para ella en su ukelele, era de admiración para todos los enamorados, nunca se rendía y cada día tenía una nueva idea.
Como ya era costumbre al terminar la clase, Steven se quedó al final y Perla ya estaba soltando su suspiro habitual.
-Perla! -dijo el pequeño -Por favor cásate conmigo! -recitó esto mientras sacaba un anillo de dulce y se lo entregaba a la joven maestra
Perla miro esta acción y comenzó a reír un poco, hecho que puso triste al pequeño, pero obviamente no era intencional de la joven profesora provocar tal reacción. Si no que se le hizo bastante tierno el gesto del pequeño.
-No te gusto? -preguntó triste.
-No claro que me gusto eres muy tierno. Pero Steven ya hemos hablado de esto muchas veces -respondió mientras se ponía de rodillas, para estar cara a cara con el pequeño.
-Es que yo te quiero mucho y quiero que te cases conmigo -habló mientras pequeñas gotas de lagrimas salían por su pequeña cara.
-Steven.. -dijo con un pequeño rubor en los cachetes -tranquilo, te prometo que cuando crezcas, me casaré contigo está bien? -habló Perla para consolar al pequeño.
-Pero falta mucho para que crezca -habló entre sollozos.
-Hay Steven, ven acá -dijo extendiendo sus brazos en señal de abrazo.
Steven fue al abrazo y se quedaron abrazados, hasta que el pequeño por fin paro de llorar.
-Te quiero Perla, eres muy amable conmigo -dijo Steven separándose del abrazo.
-Tus padres te esperan, será mejor que vayas Steven -le sugiero con voz amable, a la par de que secaba las lágrimas del pequeño rostro sonrojado de Steven, y besaba tiernamente su frente.
Steven asintió con la cabeza, fue por su mochila y salió del salón. Quedando sola la joven profesora. Después de unos segundos se paro, puso su mano en su pecho y hablo silenciosamente.
-Qué es lo que haré contigo Steven? -recitó, mientras un pequeño rubor se hizo presente en su rostro.
