Hellfire
Summary: "Sin promesas no hay dolor", Lovino no sabia que tan cierto era eso, no hasta que sintió esas fuertes manos deslizándose con avidez por sus costados hasta llegar a su cintura y miró esos ojos carmesí llenos de pasión "infernal". Oh si, estaba jodido, figurativa y literalmente.
No sé por qué me molesto en poner advertencias si ya sé que de cualquier forma lo van a leer, solo aviso que pasando de los primeros párrafos el contenido será R-18 (lo cual es graciosos considerando que tengo 17) varias veces a lo largo del fic. Léanlo bajo su propio riesgo.
Advertencia: Es la primera vez que escribo lemon así que tengan paciencia, puede que sea un asco xD pero no halle otra forma de comenzar la historia.
Advertencia 2: La canción en la cual esta basado este capitulo es "Fuego de Infierno" del Jorobado de Notre Dame.
El presente fic participa en el Reto Long-fic ver.02: ¡Disney SoundTrack! para el foro Anteiku.
Capítulo 1: Fuego de Infierno.
Baeta Maria, tu sabes que hombre recto soy, que orgulloso lucho contra el mal.
Tomó la manija de la puerta con su mano izquierda sintiendo de inmediato su superficie metálica y la giró con delicadeza mientras su mano derecha sujetaba fuertemente la cadera del chico que se encontraba entre sus brazos. Sus respiraciones estaban agitadas pero rítmicas mientras el corazón les latía tan fuerte que hacia resonancia en sus oídos, manos, piernas, bocas… Todo su cuerpo estaba palpitando una y otra vez.
La pareja compartía besos húmedos, cálidos y desesperados, como si no tuvieran el suficiente tiempo para explorar el mundo de sabores que se encontraba en sus labios, sus lenguas y sus dientes pero a la vez eran besos lentos y fogosos como si se encontraran en cámara lenta. De cuando a cuando sus labios se separaban unos cuantos milímetros y sus alientos alcoholizados se mezclaban en lo que tomaban aire para que posteriormente sus ansiosas lenguas volvieran a iniciar una danza feroz entrelazándose una con otra.
Gilbert Beilschmidt, el más alto de ambos con piel blanca como la nieva y ojos rojos como la sangre, palpó la puerta para empujarla y que ambos tuvieran la oportunidad de entrar a la habitación pues el pasillo del hotel se había vuelto muy público incluso a esas horas de la madrugada. Con pequeños pasos fue avanzando mientras su pareja retrocedía, sus inquietas manos recorrían el cuerpo del chico, Lovino, desde su tórax hasta su espalda baja ansiosas por quitar tanta ropa del camino y poder apreciarlo mejor, claro, no es que en la mañana fuera a recordar mucho de ello.
La habitación no era abrumadoramente grande ni muy pequeña tampoco, por lo general Gilbert buscaba tamaño medio así que se podían observar un escritorio, una mesa de noche, un baño pequeño y una cama. El albino por lo general no se solía quedar en un mismo lugar tanto tiempo, viajaba conforme su trabajo o amigos solicitaran por lo que jamás tenía la oportunidad de hacer que algún lugar se sintiera hogareño.
Mientras sus bocas se buscaban desesperadamente Lovino seguía retrocediendo y Gilbert seguía avanzando hasta que los tobillos del primero chocaron con lo que debería ser la cama de la habitación, no hubo que decir nada pues era un acuerdo mudo entre ambos, el castaño se sentó en el borde de la cama y mientras se recostaba tomó con una mano el cuello de la playera del contrario jalándolo con él hacia atrás.
El beso que compartieron antes de separarse era cálido, profundo y dejaba un inconfundible sabor a cerveza. Lovino quería que todo fuera rápido, Gilbert prefería jugar un poco antes de ponerse serio, mientras el chico con acento italiano se desabotonaba la playera que tenía puesta el albino sacó un paquete de su mesa de noche.
Gilbert se inclinó hacia Lovino para volver a besarlo y este se dejó hacer por los primeros segundos tras los cuales separo sus labios de los contrarios y los llevo al cuello del alemán dejando suaves besos sobre su piel descubierta mientras con sus manos desabrochaba con premura el cinturón de su ahora amante. Poco a poco la ropa fue cayendo no solo en el suelo sino en la cama, en la mesa de noche e incluso sobre el escritorio.
Antes de que los boxers desaparecieran en la obscuridad de la habitación Lovino miro a Gilbert con una sonrisa divertida en los labios que ahora tenía ligeramente hinchados.
—Durante la última media hora he estado oyéndote hablar sobre tus impresionantes dos metros así que espero no me decepciones. —pronuncio son cierta sorna, el albino correspondió la sonrisa pero a comparación de que lo que había podido esperar no dijo nada, por el contrario solo pasó sus frías manos por la piel del italiano, delineando suavemente el contorno elástico del bóxer de Lovino sin ir más allá todavía.
Beata Maria, tú sabes que muy puro soy, no como el vulgo débil y banal
Lovino por una fracción de segundo se tomó un momento para admirar la anatomía de Gilbert, sus hombros fuertes, su espalda ancha, su torso trabajado y aquellos músculos que pudo sentir mejor cuando deslizo sus brazos blancos por la espalda del italiano. Todo aquello le permitió fantasear con lo que inevitablemente pasaría después.
El italiano sentía una cálida y pesada respiración en su cuello que le erizaba la piel, de repente gruñó por lo bajo cuando esa lengua húmeda y rasposa comenzó a recorrer su piel expuesta dejando un rastro prácticamente invisible de saliva desde el pabellón de la oreja hasta su hombro izquierdo.
—Por cierto, no tengo lubricante. —dijo Gilbert separándose un poco de él, cuando su aliento reboto contra la piel esta se erizo, cortando un poco la pasión del momento mientras se quedaba observando los ojos verdes de su acompañante. Lovino solo bufó por su parte.
—¿No pensaste que fueras a follar esta noche?—preguntó con descaro, quería acabar la conversación rápido y volver a lo suyo, ya eran las dos de la mañana y tenía que levantarse temprano, o mejor dicho en unas cuantas horas.
—Simplemente soy tan asombroso que no lo necesito.
Lovino puso los ojos en blanco pero no dijo nada más dando a entender que no era necesario hablar del tema, no era la primera vez que tenía sexo con otro hombre y tampoco Gilbert por lo que tenía entendido, no tenían que actuar como dos vírgenes en pánico.
Gilbert se acomodó mejor colocando cada pierna junto a las piernas del otro chico, volvió a besar su cuello pensando en que no sería mala idea dejar una que otra marca, de vez en cuando mordía su lóbulo mientras con sus manos frotaba los muslos descubiertos de Lovino. Poco a poco el bulto en el bóxer del italiano se fue haciendo más visible provocándole incomodidad al mismo, necesidad por remover la prenda de una buena vez.
Su mente estaba nublada por el placer y no le permitía pensar bien, o pensar en lo absoluto pero eso no importaba por el momento. Nada importaba por el momento.
Entonces, María, dí por qué su danza veo y sus ojos como llamas son.
Entre jadeos y gemidos placenteros, poco masculinos he de decir, Lovino consiguió quizá por pura suerte que su mano fuera a parar sobre la tela del bóxer contrario, haciendo presión en la erección que se encontraba allí: tanteándola con sus dedos, frotándola ligeramente e incluso disfrutando su calor.
—Estas…muy duro. – recalco Lovino lo obvio con lentitud, saboreando cada palabra que salía de su boca convertida en un murmuro caliente susurradas al oído del alemán que no pudo hacer más que tragar saliva con un sonido pesado mientras sus manos seguían recorriendo esa piel bronceada ligeramente mojada por alguna que otra gota de sudor.
Con un amago de sonrisa y un movimiento limpio el alemán se deshizo tanto de los boxers propios como de los ajenos y finalmente ambos miembros chocaron, ambos comenzaron a causar fricción moviendo sus caderas en un vaivén desesperado e incluso necesitado.
Gilbert posó su mano en la erección de Lovino recorriéndola con una lentitud frustrante de arriba hacia abajo, quedando su pulgar en la punta de la misma y sus dedos masajeaban el tronco mientras daba leves caricias a los muslos con la mano desocupada. Poco a poco vio como empezaba a salir del miembro una sustancia blanquecina con textura acuosa, el líquido pre-seminal, y ahí fue cuando se detuvo.
En cuanto las caricias cesaron Lovino emitió un gruñido de insatisfacción y abrió los ojos que en algún punto había cerrado.—¿Esperas una invitación idiota? –articuló buscando los ojos del albino.
Gilbert solo sonrió al saberse necesitado y continuo frotando el miembro ya completamente despierto de Lovino con una mano mientras con la otra le prestaba atención al suyo propio. Por un momento le paso por la cabeza hacer un truco oral, pero rápidamente lo descarto porque tenía mejores planes en mente, planes que involucraban estar despiertos toda la noche.
En el ambiente se percibía esa fragancia de olores combinados; sudor, frescura, azufre incluso, quizá un toque de queso rancio y perfume floral barato que era adorando con un jovial coro de jadeos acompasados y unas cuantas palabras sueltas de vez en cuando. Era el ambiente normal que cualquier persona puede interpretar como "pasional" en donde las personas envueltas en la situación se percatan de todo menos de el.
A los ojos de los amantes todo se vuelve preciso y necesario, la obscuridad de una habitación es la única luz que necesitan para ver a penumbras cuerpos pegajosos y transpirados, los olores se resumen en sudor infantil de ese que es tan puro que carece de aroma, la textura que se siente es de piel joven y tersa, los sabores son concisos y dulces o muy salados. En el acto carnal todos los sentidos traicionan a los amantes y les hacen ver una vil mentira.
La veo, la siento. Su pelo negro tiene sol, me quema y así pierdo la razón.
Mientras cada quien estaba concentrado en el placer que se originaba en sus miembros hasta emerger en forma de suspiros la temperatura del cuarto seguía subiendo por momentos, el calor se acumulaba a sus rostros, sus orejas y sus piernas.
Gilbert dejo de atender ambas erecciones por un momento y volvió a subir para probar los labios de Lovino, porque si estaban haciendo eso lo iban a hacer bien, fue bajando poco a poco pasando por su cuello, su pecho, su torso en general donde se detuvo un momento y después se separó con una mirada concentrada.
Justo cuando el italiano empezaba a pensar que todo el toqueteo había terminado para dar inicio al acto principal sintió una mano tibia manoseando su trasero descaradamente confirmando su teoría. Lovino emitió un gemido de anticipación que se apresuró a acallar, para este entonces seguro que era la vergüenza de su familia, intentó calmarse un poco porque aún faltaba la odiosa preparación. No importa que tanta experiencia tengas, esa parte siempre resulta un poco incomoda y si tu pareja es "nueva" incluso dolorosa.
Gilbert sin embargo volvió a besar a Lovino con intensidad, intercambiando saliva, buscando su lengua, recorriendo sus paredes bucales y justo cuando el moreno había logrado concentrarse en esa apasionada lucha de labios sintió con algo de sorpresa que un dedo se colaba en su interior, el pequeño grito que habría proferido murió en su garganta para su buena suerte.
El resbaloso dedo pronto se convirtió en dos dedos que se comenzaron a abrir y cerrar imitando a una erótica tijera, estirando la piel y ampliando el espacio lo más que podían. Lovino echo la cabeza hacia atrás y pasó una mano por su húmedo cabello conteniendo la respiración, sus pupilas se dilataron por completo cuando el tercer dedo hizo aparición e hizo una especie de mueca de dolor. Los dedos se movían con gran agilidad semejando penetraciones, viajando en círculos para estimular la zona o simplemente abriendo y cerrando, de esta forma se volvieron cuatro dedos los cuales volvían a Lovino loco de desesperación por no poder alcanzar el "lugar adecuado" incluso si ya no se sentía tan incómodo y para cuando el quinto llegó el italiano se incorporó levemente para ver a Gilbert que le sonreía con insolencia. Lo estaba atormentando a propósito.
—¿Continuamos o sigues jugando? —preguntó entrecortadamente.
—¿Continuamos con qué?—preguntó el alemán a su vez mientras removía los dedos.
—¡Tú sabes con que!—exclamó el italiano que si de por si no era muy paciente en situaciones normales mucho menos lo era ahora.
—Sí, pero quiero que tú lo digas.
Si Lovino no hubiera estado tan borracho y excitado seguramente lo habría mandado muy lejos por esa insinuación tan directa, pero ese no era el caso así que con un resoplido dijo en palabras fuertes y claras, tan fuertes y tan claras que posiblemente todo el piso se enteró. Creo que sus palabras exactas habían sido "QUIERO QUE METAS TU MALDITA VERGA EN MI CULO SIN CONTEMPLACIONES, PERO YA." Algo quizá más dulce, quizá más sucio pero el sentido era el mismo.
Gilbert en ese momento se rio un poco y abrió el condón, ¿pero, para qué? ¡No es como si lo fuera a dejar embarazado! Pero lo último que quería era volver a atrasar todo, ya después preguntaría. Ahora era su turno de atormentar a un alemán.
Le arrebató el condón y recostó a Gilbert colocándose a horcajadas sobre él. Puso el receptáculo entre sus labios apretándolo fuertemente para que no quedara aire dentro mientras que sus manos fueron a parar hacia los miembros de ambos los cuales comenzó a frotar uno con otro lentamente, masajeo desde la punta hasta la base incluso deteniéndose un momento a jugar con los testículos. Le encanto ver los ojos rojos del albino consumiéndose en deseo de algo más justo como los suyos y por eso alargó ese masaje erótico un poco más. Pero incluso si deseaba vengarse de Gilbert, él también tenía necesidades así que dejo ambos miembros en paz.
Provocativamente llevo su cabeza hacia el miembro del alemán mientras ocupaba sus propias manos para seguir estimulando su entrada, cuando el centro del glande quedo frente al centro del condón con los labios empezó a desenrollar el preservativo hasta que lo cubrió limpiamente, hizo presión sobre la parte más hendida del miembro para que el condón se quedara en su lugar. Finalmente como si fuera a hacer un oral comenzó a palpar con los labios la erección de Gilbert con la excusa de fijar el condón, Gilbert sabía que era para causarle tormento. Lovino llevó el pene a su boca y lo fue metiendo poco a poco hasta alcanzar a cubrir prácticamente todo moldeando la envoltura a la forma del miembro.
Lovino sonrió triunfante al ver la mirada desesperada que le ofrecía Gilbert.
Cual fuego de infierno, me quema el corazón.
El italiano posicionó el miembro del alemán en su entrada, le dio un ligero recorrido alrededor y apoyando sus manos en el abdomen de Gilbert comenzó a sentarse lentamente sobre la erección mientras entrecerraba los ojos, sentía como poco a poco lo iba llenando y como sus paredes lo acogían y envolvían, como poco a poco el dolor en su pelvis se iba incrementando con intensidad, a duras penas logró meter todo y cuando finalizó se quedó quieto recuperando el aliento. Sus caderas temblaban y su respiración entrecortada se había disparado. Eso definitivamente era más doloroso que los dedos.
Impuro deseo, maldita tentación.
Esperó un momento para empezar a subir y bajar, moviendo el miembro con delicadeza hacia adentro y hacia afuera con una lentitud casi agonizante, no era suficiente para ninguno de los dos, Lovino quería más de él y él quería más rapidez. Gilbert tomo las caderas de Lovino para ayudarle a hacer ese vaivén más intenso y el italiano se dejó guiar, poco a poco mientras sus cuerpos se iban acostumbrando al nuevo ritmo impuesto las embestidas se volvieron más feroces y descuidadas de esas que si no te preparan te podrían desgarrar el ano.
Esas nuevas embestidas llenaron los ojos de Lovino de lujuria, el dolor casi inexistente para ese punto se convirtió en placer, en calidez y en un hormigueo que recorría todo su cuerpo. En ese momento dejo exhalar un suspiro de satisfacción, justamente ese era el momento más favorable del sexo. El italiano dejo la boca medio abierta mientras seguía bajando y subiendo con más rapidez, lo bueno de esa posición es que provocaba un placer enfermizo al menos para el moreno y era prácticamente indolora… pero también era cansada.
Lovino se inclinó ligeramente para aferrarse a la espalda de Gilbert cuando golpeo cierto punto en su interior que lo hizo gemir de puro placer y que su cuerpo se estremeciera antes de alcanzar el clímax corriéndose en sus vientres y logrando que su interior se contrajera. Poco a poco las estocadas fueron bajando de velocidad y Gilbert también acabó, salió del interior de Lovino el cual se separó del alemán y se recostó del otro lado de la cama.
El albino se quitó el condón y lo anudo para después tirarlo a la basura y estirarse a su mesa de noche para tomar una botella de agua, después de refrescarse volteo a ver a Lovino y preguntó no sin cierto cinismo "¿Listo para la segunda ronda?"
Mi culpa no es si me embrujo, fue la gitana la que la llama encendió.
Lovino Vargas siempre fue una de esas personas que se burlaban del amor y por eso su situación actual le parecía simplemente una gigante tontería. Él había menospreciado el poder destructivo de ese sentimiento, lo había tomado como un juego infantil de niños, le había restado importancia… Y sin embargo aquí estaba, después de haber quedado tan irremediablemente enamorado que el intenso y desconocido sentimiento destruyó sus cimientos más profundos reduciéndolos a cenizas, por supuesto nada fue miel sobre hojuelas y ese amor que tanto anhelaba no se tardó en dejar de importarle al sentirse ignorado por la persona amada.
Muchos habrían roto con su pareja y otros cuantos habrían tratado de salvar la relación, pero el pequeño porcentaje al cual él pertenecía se limitaba a ir a un bar, emborracharse y liarse con el primer hombre que se acercara. Y eso hizo.
Ahora que los rayos del sol iluminaban su infidelidad, su cabeza daba vueltas por todo el alcohol ingerido y se sentía pegajoso y húmedo… Ahora si estaba entrando en un dulce estado de culpabilidad. Abrió los ojos y le dio un vistazo a la habitación, recuerdos vergonzosos se hicieron presentes en cualquier esquina del cuarto que mirase y los condones en el suelo parecían sonreírle con sarna.
Cuando Lovino volteo al otro lado de la cama espero encontrarse con aquel hombre misterioso con el cual había compartido dicha aventura pero no había nadie, tardó unos minutos más en darse cuenta del sonido del agua caliente en lo que parecía ser el cuarto del baño. Se volvió a acostar pero esta vez tapó su cara con la almohada para bloquear la luz e intentar parar las náuseas matutinas que sentía, podría afirmar que anoche había tomado demasiado y no es que él tuviera una buena resistencia al alcohol.
Escuchó a los pájaros cantar suavemente intercambiando sonidos musicales unos con otros y una fresca ráfaga de aire colarse por la ventana abierta, un perfecto día para mandar todo a la mierda incluyendo su trabajo.
Mi culpa no es si he actuado mal, pues es más fuerte el demonio que el mortal.
A pesar de todo ese malestar que el italiano sentía en todo el cuerpo y que se intensificaba en las caderas, a pesar de que su cabeza punzara dolorosamente y a pesar de que se sentía irritado de alguna macabra forma no se arrepentía de nada, en retrospectiva le daba vergüenza su comportamiento pero fuera de eso… Lo volvería a hacer. Lo volvería a hacer porque había sido divertido y porque quería hacerle daño a su novio. Tanto daño que acabara tan mal como el acabo, quería saber que no era el único sufriendo pues para él era un riesgo normal que tenía que tomar si quería que relación no quedara estancada por más tiempo.
Lovino se levantó despacio frotando sus ojos e intentando enfocar la mirada en sus manos, posteriormente se comenzó a vestir con la ropa que pudo encontrar más cerca de él haciendo un gesto de desagrado, lo primero que haría llegando a su casa seria tomar un baño caliente.
Justo antes de que se acabara de arreglar la puerta del baño se abrió dejando salir vapor caliente con olor a agua evaporizada y limpieza, posteriormente emergió una figura con postura relajada y tan solo una toalla alrededor de la cintura. Su cabello rubio extremadamente claro escurría gotas de agua que hacían un recorrido por todo su torso hasta perderse en el piso, sus ojos rojos lucían más vivaces que la noche anterior cuando estaban nublados por alcohol y su sonrisa siempre arrogante permitía ver con claridad sus dientes blancos. A comparación de él, Lovino por el momento se veía como un muñeco de trapo cansado y descocido, con su cabello marrón revuelto, sus ojos inyectados en sangre y un traje mal arreglado. ¡Las maravillas que hace un baño! Pensó el italiano con sarcasmo.
Protégeme, María, de éste, su hechizo cruel, sino su fuego a matarme va.
—¿Te vas tan pronto? –pregunto Gilbert, más por cordialidad que por genuino interés.
—Eres un extraño, no tengo nada a lo cual quedarme. – respondió el italiano amargamente a lo cual el primero simplemente sonrió.
—Por la forma en la que gritabas mi nombre ayer diría que somos más que extraños.
Lovino debió de haber esperado un comentario así, tal vez era porque esa mañana estaba algo lento o quizá porque seguía siendo algo inocente para algunas situaciones pero sea como sea el comentario lo tomo tan desprevenido que simplemente fulmino al albino con la mirada. Ni siquiera se terminó de arreglar propiamente cuando ya se había levantado de la cama y con pasos vacilantes se dirigió a la puerta de la habitación.
—Si, como sea, ayer fue "bueno" y blah, blah, blah. – dijo girando la manija. –Que tengas una buena vida, y todas esas mamadas… -Lovino titubeo un momento. – Hasta nunca, Gilbert.
Y abrió la puerta del hotel saliendo de la vida del alemán, porque ambos sabían que solo había sido una noche de calentura sin sentimientos tontos de por medio, sin despedidas dolorosas y recuerdos que se fueran a quedar atorados en sus cabezas, sin besos significativos ni palabras de amor falsas. Simplemente habían sido dos extraños que casualmente se habían encontrado y sus intereses se volvieron afines. Y eso era mejor, era todo lo que necesitaban por el momento sin promesas no hay dolor después de todo.
O tal vez algo llamado Destino les iba a joder la vida volviéndolos a juntar, uno nunca sabe. Uno nunca sabe.
Destruye a Esmeralda, que pruebe el fuego de Luzbel o deja que sea mía y mía será
¿Y... que tal? ¿Tomatazos? ¿Aplausos? ¿IgnoreZone? xD
Sea como sea espero que les haya gustado el primer capitulo y solo Dios sabrá lo que depara para el siguiente o al menos eso diría si no fuera la extensión del fic va a ser "ilimitada" me gustaría oír sus comentarios, quejas y recomendaciones. Si les gusto no se olviden de agregarlo a sus favoritos y los reviews alimentan el alma.
Ahora, tal vez piensan que en este capitulo Lovi-Love estuvo algo OoC y en cierta parte es verdad, lo que pasa es que como ya había intentado explicar estaba lo suficientemente borracho como para actuar de esa forma.
Como sea, dejen sus comentarios porque no los muerdo si no me muerden primero.
Y como un sabio dijo alguna vez, "Al 70% de los lectores a los cuales les gusta la historia no comentan, al 17% no les gustan los detalles de edición o simplemente no están de acuerdo con la historia, esperamos que seas del 13% que si comenta porque es lo que nos impulsa a escribir." Autor Desconocido.
