A/N: ¡En proceso de edición! Las advertencias no son solo porque sí.
Advertencias: Lenguaje explícito, lemon gráfico.
Disclaimer: Ni Naruto ni sus personajes me pertenecen.
Meineм Hiммel
Kapitel Eins — Fallen Blume
Sonrió al verla acercarse a él con lentitud, sus largas pestañas oscureciendo el peligroso destello que expresaban sus ojos azabaches.
Se apoyó casualmente en el árbol de flores de cerezo, con sus brazos cruzados sobre el pecho y la mirada fija en la silueta de la chica que caminaba hacia él. Dicha joven suspiró y detuvo sus pasos, justo cuando estuvo delante de él. Con cuidado, el chico retiró hacia atrás la capa, revelando un rostro con rasgos finos, adorables labios rosados, y unos ojos verdes que en esos momentos destellaban con rabia y temor.
Su sonrisa se ensanchó aún más ante aquellos detalles.
—Viniste —le dijo, enroscando un mechón de pelo rosa entre sus dedos, mientras que con su otra mano acariciaba suavemente su mejilla—. Sabía que lo harías.
—No es como si me hubieras dejado muchas opciones —le respondió ella con voz fría. Sintió la enorme necesidad de acercar más su rostro a la mano del chico, pero se contuvo—. Prácticamente me amenazaste, Sasuke.
—Hn —el Uchiha deslizó un dedo, desde su pómulo hasta sus labios—. ¿Por qué tanta formalidad hacia mí, eh?
—Sasuke —la kunoichi retiró la mano del chico con brusquedad y retrocedió unos cuantos pasos. De soslayo, vio la expresión de diversión en su rostro. Obviamente, había terminado arrastrándola hacia él.
De nuevo.
Siempre terminaba haciéndolo. Desde que había vuelto a Konoha, el Uchiha y ella se habían acercado mucho… íntimamente. Sasuke había demostrado un inesperado interés en ella—o más bien en su cuerpo. Y ella, ilusa y aún enamorada de él, terminó consintiendo todo lo que el chico quería que hicieran. Porque se trataba de convencer a sí misma de que su relación no era sólo sexo, que había algo más, que el Uchiha veía en ella algo más que a un simple trozo de carne o una puta que podía tirarse cada vez que quería.
Pero pasó el tiempo y su relación no cambió en nada. Seguían viéndose durante las noches, incluso aquellas en las que Sasuke tuvo que pasar en prisión—y aún sentía escalofríos al recordar aquellas noches. Y durante el día, ni siquiera se dirigían la palabra. Al menos, no por parte de él.
Sakura, al darse cuenta de que el Uchiha nunca correspondería sus sentimientos, lo dejó ir.
Dejó de verlo. De hablarle. De frecuentarlo. Aunque le costase horrores.
—¿Por qué estás tan arisca? —aprovechando su distracción, el chico tomó su muñeca y la atrajo hacia él con un movimiento brusco—. Sakura-chan.
Su tono era burlesco. Irónico. Sádico.
—No me llames así —le dijo entre dientes tratando de zafarse, pero Sasuke la tenía firmemente sujeta contra su torso, rodeando su cintura con los brazos.
—¿Por qué? —el Uchiha enterró su rostro en el blanco cuello de la joven, aspirando su fragancia—. ¿Sólo el dobe tiene ese privilegio? —preguntó con sorna, mientras besaba su piel con suavidad. Sakura se mordió los labios—. ¿Qué tengo que hacer yo para poder llamarte así también?
—Sasuke, por favor. ¡Naruto—!
—¿Naruto tiene una mínima idea de lo que haces cuando estás conmigo? —le preguntó bruscamente, levantando su rostro y clavando sus ojos fríos en los sorprendidos de ella—. ¿Sabe que cuando "tienes otro turno en el hospital" en realidad estás cogiendo conmigo?
—¡Cállate! —la chica se soltó de su agarre y lo miró con odio—. ¡Cómo puedes decir eso! ¿No se supone que es tu mejor amigo?
—…y tu prometido —complementó el Uchiha tranquilamente, su rostro tan estoico como siempre—. ¿Cómo le puedes estar haciendo esto a tu querido prometido, Sakura-chan?
—Yo… —la chica bajó la vista al suelo, dejando que su flequillo le cubriera el rostro—. No— ¡No está bien! Tú eres su amigo, yo soy su novia y—
—Hn —Sasuke se cruzó de brazos, mirando con interés las pequeñas ondas que se formaban en el pelo rosa de la joven.
—Sakura, ya te lo he dicho. La primera vez que nos acostamos lo hice.
Sakura se sonrojó levemente ante su falta de tacto. Pero su sonrojo aumentó aún más, cuando recordó lo que el chico le había dicho cuando acabaron de hacerlo aquella vez.
La frase que inconscientemente la marcó y que tanto trataba de olvidar, pero que el mismo Sasuke se encargaba de recordársela siempre.
—Eres mía —le susurró suavemente al oído, mientras acariciaba la delicada piel de sus hombros desde atrás—. Tu cuerpo. Tus labios… —la volteó hacia él y la besó con fuerza, hinchando y enrojeciendo aún más su boca—. Todo lo que se pueda ver, tocar y sentir…
Sakura ahogó un grito de sorpresa, cuando inesperadamente, el Uchiha rasgó su ropa usando un kunai.
—… es mío.
—Sasuke… —Sakura alzó la vista hacia él, fijando sus ojos verdes en los negros de él.
Sintió ganas de apartar la mirada de inmediato.
—¿Hn? —el Uchiha deshizo rápidamente el resto de la vestimenta de Sakura y le alzó la barbilla con brusquedad, obligándola a ponerse en puntillas—. ¿Asustada? No estabas así de nerviosa la otra noche —torció una sonrisa cruel, su cálido aliento acariciando las ruborizadas mejillas de la chica—. Ni la anterior, ni la anterior, ni la anterior a esa…
Sakura cerró los ojos con fuerza y desvió el rostro, furiosa y avergonzada.
Pero lo más frustrante de todo, era que sabía que no tenía el derecho de sentirse así.
Apretó los puños con fuerza y unas lágrimas amenazaron con salir. Se sentía avergonzada, humillada y usada. Dejaba que Sasuke hiciera lo que quisiera con ella. Su cuerpo era el que prácticamente tomaba todo el control en esos momentos, entregándose al Uchiha en bandeja.
Era denigrante. Se sentía asqueada consigo misma por acceder a todas sus peticiones, por más retorcidas que fueran.
Porque después de todo, para eso la quería.
Para satisfacerlo.
Sus necesidades.
Sus deseos.
Sus fantasías.
Todo se trababa de él.
Y ella, Haruno Sakura, la mejor ninja-médico de la aldea, la pupila de la Hokage, su antigua compañera de equipo, recién comprometida… era la que gratuitamente le brindaba todo eso. Apretó los dientes cuando su vista reparó en el anillo de compromiso que llevaba en su mano, como símbolo de amor y fidelidad hacia Naruto.
Sasuke, siguiendo la dirección de su mirada, tomó su pequeña mano entre las suyas y le quitó la sortija.
—No la necesitarás por ahora —le mencionó, divertido y guardándola en su bolsillo. De repente sus ojos brillaron perversamente—. Aunque, ¿qué tal si hacemos un pequeño juego?
Sakura entornó los ojos.
Sasuke sonrió, entretenido.
—Si me la puedes quitar, te dejaré en paz. Así, tú y Naruto podrán ser felices por siempre jamás.
La chica ignoró su tono irónico, fijando la vista en el anillo con el que el Uchiha jugaba distraídamente en ese momento. Le hizo una señal para que continuara hablando.
—Obviamente, si no lo haces… —Sasuke fingió una expresión de tristeza—. Vas a tener que olvidarte de él y venirte conmigo.
Sakura entrecerró sus ojos, hasta convertirlos en dos rendijas verdes.
—Eres un hijo de perra.
—Shh —Sasuke le puso un dedo sobre los labios—. No me digas malas palabras, Sakura. No querrás que cierto dobe se entere que no eres tan inocente y dulce como todos creen.
Sakura ahogó un gemido de frustración y Sasuke sólo le dedicó una sonrisa irónica.
Pero lo peor era que, a pesar de todo lo que ése bastardo le hacía, ella dejaba que se la follara cada vez que quisiera.
Todo el tiempo. En todos los lugares. En todas las posiciones conocidas…
Aunque lo que más le asqueaba era que, dentro de todo, a ella le gustaba.
Ser su juguete. Su muñeca. Su ramera.
Le asqueaba a la vez que le encantaba. La forma posesiva con que la tomaba, como sus labios apresaban con violencia los de ella hasta lastimárselos, como sus manos acariciaban y recorrían todos los rincones de su piel—un escalofrío de placer recorrió su espalda al recordar sus previos encuentros. Se lamió los labios inconscientemente y su cuerpo se erizó por completo. Sasuke no se perdió de vista esos detalles.
—Sasuke… —aquella voz era tan exquisitamente sensual e inocente al mismo tiempo, que al Uchiha se le hizo imposible ignorarla. Sus ojos negros se volvieron escarlata en un solo parpadeo, las tres comas fulgurando peligrosamente.
—Sakura.
Olvidando completamente el juego propuesto por él mismo, el Uchiha le rodeó la cintura y estrelló su boca contra la de ella. La besó con ferocidad, casi lastimando sus rosados y adorables labios. Sakura gimió dentro de su boca y se apegó a él, dejándole notar como cada parte de su cuerpo se había tensado ante su tacto. Sasuke ahogó un gruñido ronco en su garganta al sentir los suaves y firmes pechos de la chica endurecerse contra su torso. Mierda, podía sentir a la perfección como sus erguidos pezones se hundían en su piel, a través de la tela de la camisa.
Aprovechando el estado del Uchiha, Sakura hizo un rápido movimiento para quitarle el anillo de su mano. Pero, inmediatamente los reflejos de Sasuke reaccionaroon y detuvo su mano justo a tiempo.
—Hn. Buen intento.
La chica forcejeó, tratando de soltarse.
—No esperes que sea gentil contigo, Sakura —el Uchiha la tumbó sobre la maleza, posicionándose sobre ella, apoyando las manos a sus costados—. Hace una semana que no te veo.
Sakura rodó su cadera con la de él, hasta acoplarse perfectamente a sus fuertes embestidas. La chica gimió, colmando los oídos del Uchiha con aquel delicioso sonido. Sus suspiros, sus gritos ahogados, sus plegarias—Joder, la forma en que le rogaba que se detuviera sólo lo incitaba a cogérsela más.
—Sasuke, ¡ah! Por favor… —Sakura aferró sus pequeñas manos al suelo, retorciendo el pasto con sus finos dedos. Sasuke era salvaje. Su resistencia era sorprendente, casi la de un animal. Su cuerpo apenas podía soportar las feroces embestidas que recibía.
Eran dolorosas, pero… Dios, tan placenteras a la vez.
Ramera.
—Eres mía —murmuró Sasuke, mientras mordía su cuello y bajaba hasta sus pechos, trazando un camino de saliva, besando y mordisqueando su blanca piel. Sakura se mordió los labios—. Mía, mía… sólo mía.
Haré que te olvides de él, el moreno rodó su cálida lengua alrededor de uno de sus pezones, endureciéndolo aún más, Eres mía, Sakura…
Él mismo se encargaría de recordárselo cada noche.
—¡Ah! Ah— Sasuke… —la chica apretó los dientes, reprimiendo unos gemidos desesperados, que sabía que tanto excitaban a Sasuke. Su respiración se aceleró más aún cuando el Uchiha cambió el ritmo de sus embestidas, haciéndolas más lentas… luego más rápidas, lentas otra vez…
—Sakura —gruñó el Uchiha, jadeando con fuerza. Le tomó el rostro y fijó la vista en sus inocentes ojos verdes, ahora oscurecidos y nublados por el placer.
Sasuke rió como un desquiciado por dentro.
Estaba cogiéndose a una chica tan ingenua, tan dulce, tan linda… y lo adoraba. Adoraba desgarrar lo que quedaba de su inocencia cada noche. Adoraba como sus ojos verdes se dilataban poco a poco, opacando ese brillo casi infantil que los caracterizaban. Adoraba la forma en que se mordía sus labios hasta lastimárselos, tratando inútilmente de ahogar los gemidos de placer que él le provocaba. Adoraba como sus cálidas y húmedas paredes lo rodeaban cada vez que entraba y salía de ella y—un fuerte espasmo sacudió su espina dorsal.
Bajó la vista hacia el rostro de Sakura, grabando cada una de sus expresiones con el sharingan.
Pero por sobretodo…
Adoraba que fuera suya.
Su Sakura.
De nadie más.
—Dilo, Sakura —comenzó a moverse con salvajismo, haciéndola gemir con fuerza. Sakura gritó incontrolablemente, arqueándose hacia él y clavando las uñas en su espalda. El Uchiha maldijo bajo su aliento, sentándose rápidamente sobre la fría hierba con ella encima de él, sin dejar de penetrarla—. Di que eres mía, dilo.
—Ugh… —la chica apretaba los dientes, sujetándose con fuerza de sus hombros. Sus piernas se estaban cansando, pero aún así no dejaba de entrar y salir de él con violencia.
—Dilo, Sa-ku-ra —le sonrió cruelmente, empujando su miembro hacia arriba, haciéndola temblar.
Apresó sus labios con fuerza, lamiéndolos y mordiéndolos hasta hincharlos. Sakura gimió dentro de su boca, respondiéndole con la misma intensidad.
—Sasuke, soy tu-tu… —Sakura comenzó a susurrar sobre sus labios, pero las palabras se atoraron en su garganta cuando sintió un intenso orgasmo sacudirla completamente—. ¡SASUKE-KUN!
Enterró sus uñas en los pálidos hombros de Sasuke, su tibia cavidad aprisionándolo y empapándolo con sus fluidos. El chico murmuró algo entre dientes y empujó su miembro unas cuantas veces más, hasta acabar también. Mascullando vulgarmente, el Uchiha sujetó firmemente las caderas de la temblorosa chica para mantenerla quieta en su lugar, mientras que se derramaba incontrolablemente dentro de ella.
Sakura estiró la cabeza hacia atrás con una expresión de insano placer en el rostro, murmurando incoherentemente.
El sharingan de Sasuke se tornó aún más rojo, mientras su rostro se ensombrecía ante la erótica imagen que tenía enfrente: Largos mechones le caían desordenadamente en sensuales ondas sobre la cremosa piel de sus hombros y pechos, que subían y bajaban según el ritmo de su respiración. Sus sonrojadas mejillas, su ceño levemente fruncido, sus dulces e hinchados labios entre abiertos, los erectos botones sobre sus blancos pechos… y todo ello hacía juego perfectamente con su largo pelo rosado, cayendo sobre sus hombros y espalda.
—Sasuke-kun… —susurró la chica, mientras se calmaba lentamente.
El aludido apretó los dientes.
Sakura se veía tan exquisita, que Sasuke no podía hacer nada más que observarla ensimismado. Dios, prácticamente le estaba rogando que se la cogiera de nuevo. Y estuvo a punto de hacerlo, cuando algo captó su atención, poniéndolo en alerta.
Pero luego una sonrisa se formó en su rostro.
Perfecto.
La joven, aún cansada, gimió levemente y su cadera se acopló inconscientemente a la del chico. El Uchiha cerró los ojos y comenzó a acariciar su espalda con la punta de sus dedos, enviando pequeños temblores a todo el cuerpo de Sakura. Hizo un ademán de besarla, pero justo cuando sus labios estaban a punto de rozarse, se detuvo. Sonrió con diversión al oírla protestar levemente. Salió de ella con suavidad y se abrochó los pantalones, tomando su rostro con ambas manos y besando su frente delicadamente. Sakura lo miró con confusión. Sus ojos habían vuelto a ser negros.
—Hn —acarició el pelo de la chica, enrollando un mechón rosa entre sus largos dedos, mientras desviaba la vista hacia unos arbustos cercanos—. ¿Disfrutando de la vista…
Los ojos de Sakura se abrieron con pánico.
Sasuke cerró los ojos un momento, tornándolos escarlata cuando volvió a abrirlos.
—…Naruto-kun?
Endkapitel
"Cuando se está enamorado, comienza uno por engañarse a sí mismo y acaba por engañar a los demás. Esto es lo que el mundo llama una novela". —Oscar Wilde.
