Disclaimer: Son de Meyer los personajes.
Fandom: Twilight.
Claim: Jasper/Gianna (copyright, graciasdenada)
Rated: T
Summary: Casi no puede creérselo, es tan fuerte que casi lo noquea.
Dedicado a: Pixie'66, *heart*
Reto: Retazos de mi vida, foro lol. (¿Por qué? Porque tiene retazos de la vida de Gianna...y de Jasper).



1.

Es una pequeña niña, piel morena, cabello brillante, ojos verdes de los que brotan lágrimas. Sed, mucha sed, insaciable, intensa.

El monstruo que siempre ha predominado en él surge, tal y como lo esperabas, y se acerca a ella, tan sola e indefensa.

Se acerca a su cuello, disfrutando la sensación, casi puede saborear la sangre en su boca. (Y ruega que Alice no se entere).

—¿Dónde llevaste a mi mami? —la voz dulce, quebrada, y su labio temblando.

(—¿Dónde fue mi papi? —le dijo una de las niñas que, junto a su madre, esperaban a un padre que nunca llegaría.

Sintió un nudo en la garganta cuando le respondió.

En el cielo —con voz decidida. «O quizás no»).

—Ella está… —titubea, y eso le sorprende porque es sólo una niña—. Está en un lugar mejor.

—¿Puedo ir con ella y mi hermana? —lo dice ingenua.

Jasper dice que sí en su interior, pero recuerda que sólo bebió de una mujer antes de la niña.

—Por favor, no le haga daño —gime una joven. Él voltea y se encuentra con una morena de ojos verdes muy parecida a la niña—. Ya dañó a mi madre, no haga lo mismo con mi hermana.

Jasper no sabe qué demonios le pasa, pero las deja ir.

2.

No puede disimular su rabia cuando encuentra a aquella niña en un callejón, muerta, sin vida, sin sangre. Pálida, fría, sus ojos verdes tan opacos, su cabello ya no tan lustroso.

Quisiera gritar de impotencia, pero escucha un quejido en el basurero y se acerca. Se encuentra con la chica, la hermana de la niña, toda malherida, sollozando y sangrando.

El olor es tan fuerte que casi lo noquea, pero se las arregla para llevarla a un hospital y dejarla en la puerta, no sin antes preguntarle su nombre.

—Gianna —murmura, tiene la voz débil y él piensa que no sirvió de nada dejarlas ir—. ¿Y tú?

—Jasper.

Ella sonríe, y casi parece que está a punto de morir, se ve frágil, cansada.

El vampiro se va, no sin antes despedirse.

—Adiós, Gianna —dice, y suena a muerte.

3.

Casi no puede creérselo cuando la ve, viva, como recepcionista de los Vulturis.

«Está viva» sólo puede pensar «Quizás si valió la pena».

Y entonces recuerda dónde está: En el castillo Vulturi. (Es una sentencia de muerte, tarde o temprano).

Sólo puede atinar a buscarla a hurtadillas, sin planearlo ni pensarlo para que nadie se entere, y hablarle.

—Hola, Gianna —su voz suena melodiosa. Ella lo mira sin reconocerlo, hasta detectar ese acento sureño.

—Jasper —dice, y no puede creerlo. Está tan guapo como lo recuerda, con sus hombros fuertes y su cabello color miel.

No se contiene. Le da un beso en los labios, rápido y desesperado, como para convencerse de que ella no le importa ni le importó nunca, de que haberla dejado ir fue sólo un acto de bondad, que salvarla no fue necesidad, que besarla no es por pasión. No logra hacerlo.

Le roza la lengua con la suya, teniendo cuidado de que no toque sus colmillos. La sed no lo ciega, ni la siente, sólo está esa pasión.

Se mete en la primera habitación desocupada y le desgarra todas las ropas de un tirón, besa y gime contra la piel, no muerde porque no puede aunque quiera. Es animal, rápido, pasional, frenético.

Ella se muerde el labio fuertemente al llegar al orgasmo y él sólo puede pensar que esa es la razón por la que las dejó ir. Por lo visto el destino no se quedó tranquilo hasta que Jasper resolvió su asunto pendiente.