Primer paso
Nota: mis historias van en cierta continuación, esta no, esta es un paréntesis con un poco de humor.
Las presentaciones solo son para niñas mimadas que no tienen preocupaciones ¿qué clase de mujer lee esto?
Una sombra incorpórea se materializa en la silla frente a mí
-Me parece que el libro ha sufrido un poco de tu ira- comenta el vampiro cuando ve que arroje el libro a la mesita de té.
-No es mi tipo de libros, demasiada dulzura
-Oh me parece que cierta adolescente está pasando por una etapa de rebeldía
-No es rebeldía, es dulce que mi padre me regalara libros con la ilusión del amor pero el romance en su máximo nivel no es lo mío
-Permítame discutir eso mi ama- continua Alucard tomando el libro desechado- humm Orgullo y Prejuicio… Jane Austen era una mujer hermosa, con grandes sueños del romance.
Por un momento olvido que él ha vivido una inmensa cantidad de tiempo, supongo que sabe de romance más que cualquiera en este lugar.
-Sí, supongo.
-Para ser una jovencita tan linda no eres particularmente aficionada a lo femenino y romántico Integra
-¿Lo dices porque dirijo una organización, estoy en una mesa donde mandan tantos hombres y visto de forma poco afemenina Alucard?
-No, lo digo porque eres una jovencita que no vive como alguien de su edad
-Lo mismo podría decir de ti
El vampiro se queda en silencio, creo que lo he ofendido.
-Lo lamento, sé que fueron épocas distintas, fue una impertinencia de mi parte.
-¿Qué te impulso a disculparte?
-yo… Sé que tu adolescencia no fue la mejor de todas
-Paso hace tanto Integra, no te disculpes
-De verdad lamento haberte ofendido, habría sido interesante verte como un adolescente
-Dime Integra ¿Qué hacen los adolescente hoy en día?
Su pregunta provoca mi risa y el observa con aire confundido
-Bueno Alucard si no lo has notado no vivo como una adolescente normal, tengo una organización que dirigir, juntas a las cuales acudir, no tengo hermanos ni amigos y bueno mi única compañía han sido solo Walter y… tu.
-Entiendo- Alucard sonríe con aire misterioso, se levanta me dirige una última mirada
-Bueno mi adolescente ama para nada normal me retiro, Walter me ha preparado mis municiones para esta tarde
-¿saldrás? ¿Porque nadie me aviso?
-Porque el reporte llegara en quince minutos- dicho esto el vampiro se retira, en efecto, a los quince minutos de que Alucard se va llega Walter con un sobre
-Mi lady hay un pequeño problema con algunos vampiros y ya se le aviso a Alucard
-Muchas gracias Walter
-Ah veo que al fin decidió abrir la pequeña colección que su padre le compro hace algunos años. Yo en lo personal escogí unos para usted, ese es uno de ellos de hecho
-¿Por qué este Walter?
-Porque su padre y yo teníamos, no, mejor dicho, aún tenemos la esperanza de que en medio de todo su trabajo encuentre el amor, no un amor para la sociedad, sino un amor que la fortalezca y la haga crecer.
Vaya. Sus palabras me sorprenden, de verdad Walter es como un ángel y definitivamente un amigo.
No sé en qué momento llegara Alucard a los cuarteles aunque tampoco importa, quizá me distrajo el hecho de que se mostrara tan inocente en el aspecto de la juventud, en fin, creo que me retirare a dormir, me di cuenta después de que fuera Walter que el libro no era del todo malo, la protagonista en cierto modo era agradable.
Al dar la vuelta hacia mi habitación me siento algo inquieta, creo que ya empecé con paranoias de nuevo, al abrir mi puerta me doy cuenta de porque me sentía tan inquieta: hay un jovencito sentado en mi cama dándome la espalda, inmediatamente saco la pequeña pistola que me regalo mi padre y le apunto preparada para sacarlo de inmediato de mi habitación.
-¿quién diablos eres y que haces en mi habitación?- le grito, el joven levanta la cabeza con aire confundido y casi se me cae la pistola de las manos por la sorpresa: era Alucard en forma de adolescente. Al verme sonríe con aire inocente, Dios mío no me había dado cuenta, realmente Alucard de joven era un jovencito muy agraciado, claro de adulto también lo es, incluso cuando lo liberé…
-Estuve pensando en lo parecidos que somos Integra y quise darnos una tarde de adolescentes normales ¿quieres acompañarme?- me da su mano para que lo siga, aun con la cabeza embotada por la impresión lo sigo sin dudar, noto que mi habitación tiene una mesita con dos tasas y una tetera, galletas y varias golosinas, también hay películas y una televisión, cosas que nunca habían estado ahí, poco a poco entiendo el plan de Alucard y Walter, extrañamente me siento agradecida y también divertida.
*Espera el siguiente capítulo de esta dulce e inocente historia.
