Capítulo 1
Booth
Se había levantado tarde, pero aún así la mañana había sido fructífera. Había cocinado el pavo que su hijo y él iban a cenar esa noche, y había hecho, incluso, un pudding de Navidad siguiendo una vieja receta familiar. De niño le encantaba, y a Parker también. Cenarían los dos solos. Teniendo a su hijo, todo estaba bien. Claro, podría estar mejor, pensó para sí… pero desechó esos pensamientos. Ella estaría ahora camino de Florida, para reunirse con su familia. Su padre, su hermano y su encantadora familia… Se alegraba por ella. Había recuperado una parte esencial de su vida que había dado por perdida. Sabía lo que la estaba costando abrirse. Tanto tiempo sola… Qué más quisiera él que cambiar eso, pero la conocía, no se podían forzar las cosas con ella o saldría huyendo. Su familia recién recuperada era por ahora lo más importante, aunque él sabía que todavía se sentía agobiada a veces.
Se agachó para recoger una servilleta que se había caído, y sintió una punzada de dolor en la espalda. Ojalá estuviera ella aquí, para dejarle como nuevo con uno de sus masajes y un estirón de los que Bones sabe dar, abrazándole por detrás. No sabía si disfrutaba o sufría, pero que ella le abrazara servía para hacerle olvidar todos los dolores.
Después de comer, Rebecca le trajo a Parker. Ellos seguían camino para ir a cenar con la familia de Brent, y después se iban unos días de vacaciones.
Tendría a su hijo toda la semana. Booth estaba esperando al niño para decorar el árbol de Navidad, era algo que siempre hacían juntos.
Había sacado la caja con las luces, bolas y guirnaldas. Pasaron casi toda la tarde atareados, primero deshaciendo los nudos en los cables de las luces, y después disponiendo todos los adornos hasta que les pareció que estaba perfecto. Por fin llegó el momento final, poner la estrella en lo más alto del árbol. Booth cogió a Parker y lo levantó para que la colocase.
- Parker, hijo… me parece que tu anciano padre no podrá hacer esto mucho más. Al primer intento no lo consiguieron. Parker ya pesaba mucho, y la espalda de Booth no estaba para muchas alegrías… Lo intentaron otra vez. A la tercera, la estrella quedó bien enganchada en lo más alto de la cumbre del árbol. Booth sudaba y se agarraba la cintura por detrás con ambas manos.
- Bueno, hemos salido vivos… esta espalda, ya no aguanta muchos trotes. ¿Sabes que Huesos tiene una técnica que me agarra por la espalda, me da un tirón que me hace un daño horroroso pero después el dolor se va como por arte de magia? La necesitaría siempre a mi lado para cuando me dé el espasmo… Pero bien, esta vez no ha llegado a tanto. Todavía puedo contigo, enano… y cogió a su hijo otra vez en alto, para después abrazarle. Eso sí, estoy sudando como un cerdo… me voy a duchar… o quizás llene la bañera y me dé un baño muy caliente, para mi espalda será mejor. Después me vestiré para cenar. Aunque estemos solos, tenemos que mantener las formas ¿qué te parece colega?
- Bien papá. Ponte guapo. Sí que es verdad que tienes un olorcillo como a… compañerismo.
- ¿Compañerismo? ¿Quién te enseña a ti esas cosas?
- Max. Dice que en la cárcel casi lo peor de todo era el olor a compañerismo, je, je.
- Ay, Max… lo que estás aprendiendo con Max, vaya par de elementos que estáis hechos…
Parker
Papá estaba en el baño y oí que tenía puesta la radio, que emitía música navideña, cuando sonó su teléfono móvil, que había dejado sobre la mesa. Iba a preguntarle si quería que lo atendiera yo pero vi quien llamaba. Era Max. Respondí rápido
- ¡Hola, Max!
- ¡Parker, amigo mío! ¿Cómo estás?
-Muy bien, si quieres hablar con papá ahora no puede ponerse. Está metido en la bañera.
-Bueno, sólo llamaba para desearos una Feliz Navidad, se lo puedes decir tú.
-Feliz Navidad a vosotros también, Max. ¿Está la Dra. Huesos contigo? Papá me dijo que se iba a reunir hoy con vosotros en Florida…
-Verás, Parker. También llamaba por eso. Al final Temperance no ha venido. Llamó hoy por la mañana, que había anulado el vuelo porque estaba muy cansada. Parece que ayer estuvieron trabajando hasta muy tarde para dejar resuelto todo el papeleo del caso que han cerrado. De modo que está sola…
-Y quieres que hagamos algo para que no lo esté. ¿Es eso? Veré si yo puedo arreglarlo
- Bien, colega, qué listo eres… lo dejo en tus manos. Mi hija seguro que no dice nada, la conozco. No quiere que nadie la invite por pena.
- Y mi papi es igual, seguro que no se atreve a invitarla si piensa que ella prefiere estar sola. Pero ya pensaré yo algo… No tengas miedo, algo sencillo.
- Bien, Parker. Eres un chico estupendo.
- Tú también eres estupendo Max. ¿Lo estáis pasando bien? ¿Qué tal es el parque?
- Uf, te encantaría. Las niñas están disfrutando, ya te contarán. ¡No han tenido miedo de subir en ninguna atracción, las mujeres son terribles! Yo me muero de susto en casi todas, pero tengo que aguantar el tipo, ya sabes… Somos hombres ¿no? La próxima vez tienes que venir con nosotros.
- Sí, papá me ha dicho que algún día me llevará.
- Bueno, Parker, pórtate bien y que paséis una feliz Nochebuena. A ver si esos dos… ya me entiendes.
- Te entiendo, Max, je, je. Haré lo que pueda.
- Adios, Parker. Un abrazo de oso
- Otro abrazo de oso para ti. Recuerdos a todos.
Cortó la comunicación con aire pensativo. Después de unos instantes, se dispuso a hacer una llamada
Temperance
Se había levantado tarde. Estaba realmente cansada, o más bien deprimida. Habían acabado casi a las doce la noche anterior, para dejar todo resuelto y no tener que ir hoy al despacho. Pero cuando llegó a casa y pensó en sus planes para Navidad se había deprimido aún más. Russ y su familia, incluido el abuelo Max, estaban de Disneyworld, en Orlando, donde esperaban que se reuniera con ellos. Era el primer año que su padre y su hermano podían salir del Estado de Maryland y del distrito de Columbia, ya libres de cuentas con la Justicia, y Russ había querido llevar a las niñas a conocer el famoso parque, y a disfrutar del tiempo cálido de Florida, lejos de la amenaza de nieve de Washington. Habían insistido en que les acompañara, pero el caso en el que trabajaban no se lo había permitido. Les prometió que se reuniría con ellos en cuanto finalizase, pero ahora no se sentía con ganas de afrontar el viaje. Por cansancio y por más cosas.
Sonó su teléfono. Vio que era Booth, y su corazón falló un latido. Booth debía pensar que estaba en Florida, o de camino, no le había hablado de su cambio de planes. Descolgó.
- ¿Dra. Huesos?
- ¡Hola Parker, cariño!
- ¡Feliz Navidad! ¿Dónde estás? (Parker no quería descubrir que ya sabía que no había salido de viaje)
- Feliz Navidad a ti también. Estoy en mi casa. Al final no he ido a Orlando como pensaba. ¿Y tú, estás con tu padre?
- Sí, mamá me ha traído después de comer. Me quedaré con papá toda la semana. Bueno, qué bien que estés en casa… Dra. Huesos, estoy preocupado por papá.
- ¿Qué pasa?
- Pues su espalda no está nada bien, y no sé qué hacer. Él dijo que ahora no estabas para arreglársela, porque piensa que te marchabas hoy a Florida. ¿Qué haces para remediarlo?
- Bueno, hay que estirar la espalda y buscar que las vértebras recuperen una posición mejor, más alineada… ¿Está mal?
- Sí, creo que bastante mal, pero… ya le conoces. No se queja delante de mí, pero yo veo lo que está sufriendo, me doy cuenta. ¡Ya no soy un niño pequeño! Al tiempo que hablaba, Parker había cruzado los dedos de su mano. Dra. Huesos, ya que estás aquí… ¿No podrías venir para ver si puedes hacer algo por él?
- Voy, Parker. No te preocupes, cariño, estaré ahí en unos minutos. Y si tenemos que llevarlo al hospital, lo haremos.
- No, no será tanto… él está tomándose un baño caliente, ha dicho que eso le aliviará… No creo que sea tan importante… Parker tenía miedo de haber exagerado tanto que ella pensara que la situación era muy grave. Ah, Dra. Huesos… y ya que vienes ¿Por qué no te quedas a cenar con nosotros? Estamos solitos… y tú también. Tenemos pavo y pudding de Navidad, papá lo hace riquísimo.
- Bueno no sé… ¿Qué dice tu padre?
- Él… bueno papá dice que te necesita siempre cerca para que le "arregles". (Claro, eso no lo había dicho precisamente ahora, pero decirlo, lo había dicho, razonó Parker para sí mismo, de modo que no es una mentira)
- Bien, entonces cenaré con vosotros.
- Muaaaa… Parker lanzó un sonoro beso por el aparato.
Brennan colgó, sonriente. Este niño… era un tesoro. Nunca había apreciado los abrazos apretados y los besos llenos de babas hasta que había conocido a Parker, que entonces tenía tres añitos recién cumplidos, y el niño se había encariñado con ella. Temperance era más bien del tipo de persona que huía del contacto físico. O mejor dicho, lo había sido. Porque desde que conoció a Booth, cada vez que él la abrazaba, ella se sentía la mujer más segura y a salvo de este mundo; y cuando Parker la besaba, se sentía la más querida. Siempre pensó que no quería hijos, pero... si fueran como Parker… Ese niño hacía que tuviera ganas de apretarle contra ella, le producía felicidad simplemente que se sentara en su regazo y la abrazara, se pasaría horas con él así, contándole, escuchando sus cosas y respondiendo a sus preguntas. Le daba angustia ver que se estaba haciendo mayor y quizás ya pronto su relación cambiaría, que ya no habría tantos abrazos y besos húmedos, y que no querría ser tratado como un niño pequeño. Y era lógico, pero le daba pena.
Pensó qué ropa ponerse. En unos segundos lo había resuelto. El vestido que tenía sin estrenar, de un verde profundo, la estaba esperando. Sin apenas maquillaje, se vio bien. La noche de sueño largo que había pasado y el no madrugar se notaba, estaba relajada, sin ojeras, la piel perfecta.
Se miró en el espejo. ¿Demasiado escote? Sí. Por delante y por detrás. Era un vestido para llevar sin sujetador, y se notaba. Ella se lo podía permitir, qué caramba, se dijo. Pero buscó un chal de seda y se lo puso alrededor del cuello, cayendo sobre el pecho. Mejor. Aún se sentía un poco tímida ante Booth cuando iba "vestida". Se puso el abrigo, y tomó su bolso y los regalos de Navidad que había comprado para Booth y Parker. Ya que iba, les dejaría los regalos en el árbol para que los abrieran al día siguiente
Cuando ya estaba llegando, en la radio de su coche comenzó a sonar una canción que la hizo reír. "All I want for Christmas… is you". Todo lo que quiero por Navidad… es a ti. Ay, qué verdad.
I don't want a lot for Christmas
There's just one thing I need
I don't care about the presents
Underneath the Christmas tree
I just want you for my own
More than you could ever know
Make my wish come true
All I want for Christmas is you.
No pido mucho por Navidad,
Sólo hay una cosa que necesito
No me importan los regalos
Bajo el árbol de Navidad
Para mí sólo quiero,
Más de lo que puedas jamás imaginar
Haz realidad mi deseo
Todo lo que quiero por Navidad es a ti
I don't need to hang my stocking
There upon the fireplace
Santa Claus won't make me happy
With a toy on Christmas day
I just want you for my own
I won't ask for much this Christmas
I won't even wish for snow
I'm just gonna keep on waiting
Underneath the mistletoe
I won't make a list and send it
To the North Pole for Saint Nick
I won't even stay awake to
Hear those magic reindeer click
'Cause I just want you here tonight
Holding on to me so tight
What more can I do
Baby all I want for Christmas is…
You
Qué más puedo hacer,
Baby, todo lo que quiero por Navidad es a ti
Se encontró a sí misma cantando el estribillo, casi delante de la casa de ese "you", precisamente.
