BUENO, HE TENIDO CIERTOS PROBLEMILLAS CON ÉSTA HISTORIA. SE ME BORRÓ Y NO TENÍA GUARDADO EL FINAL, POR LO QUE TUBE QUE VOLVERLO A ESCRIBIR.

YA HABÍA TENIDO ÉSTA HISTORIA PUBLICADA, Y LAS PERSONAS QUE LA HABÍAS LEIDO, NOTAREIS CIERTOS CAMBIOS, ESPERO QUE NO HAYA SIDO PARA PEOR.

BUENO, PUES A VER SI OS GUSTA.


Cuando el sol se marchó y la noche cayó, aproveché para salir a toda prisa de mi dormitorio. Había estado esperando un buen rato a que todo el mundo estuviera en sus respectivas habitaciones.

Me dirigí hacia las escaleras, intentando no hacer ni el más mínimo ruido, llevaba los zapatos en la mano, ya que si no hubiera hecho bastante ruido andando con los tacones a esas horas de la noche. Todavía llevaba puesto el pijama, así que si me pillaban podía disimular. Podría hacerme la sonámbula o algo por el estilo.

En cuanto llegué a la puerta y puse la mano sobre el pomo para abrirla e irme, el teléfono comenzó a sonar.

- Mierda! – exclamé por lo bajo. Cada vez veía más cerca el momento de que me pillaran.

Me di la vuelta rápidamente y busqué rápidamente el teléfono. Por desgracia era inalámbrico y podría estar en cualquier parte. De repente lo vi, en la mesa, al lado del televisor. Salí corriendo, con los zapatos todavía en la mano, y cogí el teléfono en un rápido movimiento que me impresionó incluso a mi. Me llevé el teléfono al oído y me mantuve a la escucha. Oí unas voces hablando rápidamente que callaron a los pocos segundos. Intenté no respirar, pero no pude aguantar más y solté un bufido.

La línea se cortó y pude oír una voz conocida. Demasiado conocida.

- Renesmee Carlie Cullen. Vuelve ahora mismo a la cama. – dijo Edward con tono de voz cortante. Parecía realmente enfadado.

Colgué el teléfono y fui corriendo hacia las escaleras, ya sin molestarme para no hacer ruido. En cuanto llegué al último escalón me di cuenta de que había alguien allí. Una figura con algo en la mano. Un teléfono.

- Sabes quien ha llamado? – dijo mi padre mirándome fijamente.

No respondí. No quería saberlo, aunque tenía una ligera idea.

- Era Alice. – me dijo sin pestañear.

Mierda. Ya no me acordaba de ella. Alice estaba de viaje junto a Bella, Esme y Rosalie. Una salida de chicas, había dicho Alice. Y yo que soy? Un gato?

- Me ha dicho que te había visto en una fiesta y me ha llamado por curiosidad, preguntándose extrañada como era que te había dejado salir. Y también quería que te dijera que ibas estupenda. Y cual fue mi sorpresa cuando escuché sus palabras?

Sin esperar mi respuesta se apartó a un lado y señaló a la puerta de mi dormitorio.

- Castigada sin salir durante un mes. Y lo mismo se aplica a tus salidas con Jacob.

- Qué?! Eso no te lo crees ni tu! No voy a dejar de ver a Jacob. – dije en un repentino ataque de ira. – no podrás impedir que le vea, ni que vea a mis amigas.

- Claro que puedo y lo haré. Soy tu padre y harás lo que yo te diga.

Bajé la vista al suelo, mirando mis pies descalzos. Noté como mis ojos se humedecían. Dejé caer los zapatos al suelo y me fui corriendo hacia mi dormitorio, cerrando la puerta con tanta fuerza que la puerta se salió de una de las bisagras.

Me tiré sobre la cama y las lágrimas recorrieron mi rostro. Me tapé la cabeza con la almohada con el fin de ahogar el llanto, aunque estaba segura de que mi padre estaba al tanto de lo que sucedía en el interior de mi cuarto, gracias a su poder.

A los pocos minutos sentí un leve golpeteo en la puerta.

- Renesmee, ábreme, soy yo.

- No. – dije en un leve murmullo.

- Venga, vamos.

- No puedo.

- Porque?

- Se ha descolgado la puerta.

Me volví un poco, sacando la cabeza de debajo de la almohada y pude ver como unas manos sacaban la puerta de su sitio, entró en el dormitorio y volvió a poner bien la puerta en su sitio.

Volví a esconder rápidamente la cabeza y noté como la cama se hundía bajo el peso de mi visitante.

- Que ha pasado? – dijo pasando suavemente su fría mano por mi espalda.

- Es papa! Me ha prohibido ver a Jacob y a mis amigas. Aunque me duele más lo de Jacob. No puedo estar más de un día sin verle, aunque sea a lo lejos.

- Porque?

Sin contestar, me senté en la cama con las piernas cruzadas, mirando a Emmet a los ojos.

- Iba a fugarme. Pero solo por unas horas. Pensaba volver pronto.

- En pijama? – me preguntó mirándome con cara divertida.

- Era para disimular, idiota. – dije dándole un puñetazo en el hombro. Que daño, siempre se me olvida que apenas nota nada cuando le pego y que la que acaba dolorida soy yo - Tengo la ropa en el coche.

- Y como fue que te pilló mi adorado hermano? Te leyó la mente o algo?

- Alice le llamó y metió la pata.

- Bueno. Pero venga, cuenta, para que querías escaparte?

Miré a Emmet sorprendida. A que viene tanto marujeo?

- Que pasa?! – Exclamó al ver la expresión de mi rostro – es que no puedo interesarme por la vida de mi sobrina? si no quieres hablar, me voy. – dijo levantándose de la cama.

- No, Emmet. Quédate. – dije a la vez que me levantaba y sujetaba a Emmet por la muñeca.

Emmet se volvió y, al ver la expresión de desesperación en mi cara, volvió a sentarse en la cama y yo me acurruqué sobre su pecho.

- Solo quería salir una noche. Iba a ir a dar una vuelta con mis amigas. A tomar un helado. Ni siquiera tengo derecho a eso?

- Porque no se lo dijiste a Edward?

- Él nunca me deja hacer nada. Estoy todo el santo día metida en casa. Parezco una abuela.

- Edward solo quiere protegerte.

- De que?! De que el aire me despeine? De que una gota de lluvia me haga encoger, o que?

- Deberías hablar con él.

- No quiero. – dije cruzando los brazos sobre mi pecho y poniendo morros. Estaba a muy de poco de hacer una pataleta.

- Tengo una idea. – dijo de repente. Volvía a sonreír. Levanté la mirada y le miré a los ojos. Vi en ellos un brillo maquinador que me hizo estremecer. A saber que loca idea se le ha ocurrido.

- Me da miedo preguntarte en que estás pensando.

- Renesmee, duerme un poco. Llamaré a tus amigas y les diré que te pusiste enferma. Mañana iremos a dar un paseo, de acuerdo?

- Vale. Gracias por todo. Buenas noches.

Emmet me dio un beso en la frente, se levantó de la cama y se marchó sacando el móvil del bolsillo de sus vaqueros.

Me tumbé de nuevo en la cama y, a los pocos minutos, me quedé dormida. Quien se hubiera imaginado que hablar de mis problemas con Emmet fuera tan relajante?

En cuanto amaneció, me desperté con la luz del sol, que esa mañana brillaba con fuerza.

Noté la presencia de alguien en la habitación. En cuanto capté y reconocí el olor escondí la cabeza bajo la almohada. Ese parecía ser mi nuevo refugio.

- Piensas pasarte todo el día con la cabeza ahí debajo? – dijo la dulce voz de la persona que más odiaba en ese momento.

No respondí. Con la cabeza todavía tapada, puse oír unos ligeros pasos salir de la habitación y el cerrar de la puerta tras de si. Pude oír como Emmet llegaba y hablaba con Edward sobre la excursión que íbamos a hacer, con la excusa de que no había comprado ningún regalo. Regalo? Para que tenía que hacerme un regalo? Oh! Lo había olvidado.

Oí golpear la puerta y a alguien entrar.

- Venga pequeñaja, levanta.

Levanté un poco la almohada y me quedé mirando el bello rostro de Emmet.

- No se para que me tengo que levantar.

- Es que no sabes que día es hoy? – dijo Emmet, mirándome sonriente. – Hoy cumples la mayoría de edad. Venga va, que hoy…

- Nos vamos de excursión. – dije con voz cansada.

Vi que la expresión de Emmet cambiada de la alegría a la amargura. Me sentí culpable al instante. Me levanté corriendo de la cama y me lancé al cuello de mi tío, que me abrazó con sus gruesos brazos.

- Será genial. Pero no se si Edward dejará que me vaya. – dije fingiendo no haber oído la conversación que había tenido con mi padre hacía apenas un minuto en la puerta de mi habitación.

- Ya he hablado con él y está de acuerdo. Nos marcharemos después de comer, vale?

- Vale. Gracias!

Emmet me dio un beso en la frente y salió de la habitación.

- Por cierto. Será mejor que llames a tus amigas. Le dije que en cuanto te despertaras las llamarías. Estaban preocupadas, ya que nunca antes habías enfermado.

- Gracias. – dije mientras Emmet cerraba la puerta de mi dormitorio y yo me sentaba en la cama, con el teléfono en la mano, marcando el número de mi mejor amiga.

El teléfono no llegó a sonar dos veces, ya que contestó al instante.

- Renesmee. Oh dios mío, no sabes lo que preocupadas que estábamos. Como estás? Tu primo nos dijo que habías cogido la varicela. Por eso no hemos ido a verte aún.

- Que mi primo dijo que? - Pero que historia se ha inventado el loco de Emmet? Y ahora que les digo yo? – mmm… no, no. No tengo la varicela. Esta mañana ya no tengo granitos. Creo que fue una reacción alérgica. Pero ya estoy bien.

- Genial. Hey, Ness, quieres que salgamos hoy para celebrar tu cumpleaños?

- Me encantaría, pero no puedo. Me voy con mis primos de excursión. Los he visto tan entusiasmados que no pude negarme.

- Oh.

- Pero puedo llamarte mañana y vemos que podemos hacer.

- Genial. Nos vemos!

- Si tu supieras… - dije una vez hube colgado el teléfono.

En ese momento oí unos gritos que venían del jardín. Me acerqué a la ventana y vi que los chicos estaban allí, jugando un partido de baloncesto. Carlisle y Emmet contra Edward y Jasper. No podían haber formado peor los equipos. Emmet no dejaba de quejarse a Carlisle porque Edward anticipaba todas sus jugadas. No pude evitar sonreír. En ese momento Edward se detuvo y miró hacia mi ventana. Nos quedamos mirando unos segundos hasta que me alejé de la ventana y me escondí.

Decidí que era hora de ir a desayunar. Cogí mi neceser y me fui hacia el cuarto de baño, ya que necesitaba una buena ducha. Estuve bastante rato bajo el agua caliente de la ducha. Era de lo más relajante. Iba a quedarme un rato más, pero oí la voz de Carlisle, llamándome. Me estaba buscando.

Salí de la ducha, me sequé bien con la toalla y me vestí con unos vaqueros y un top lila que dejaba al descubierto la zona del ombligo, que me había comprado Alice por mi cumpleaños, ya que sabía que no estaría en casa el día de hoy. Salí en busca de mi abuelo y le encontré en la puerta de mi dormitorio.

- Feliz cumpleaños pequeña – dijo a la vez que me abrazaba – bueno, deberé dejar de llamarte pequeña. Ya eres mayor. Bueno, relativamente.

- No hace falta. No me importa que me llames así.

- Bueno, que vas a hacer hoy?

- Me voy de excursión con Emmet. Nos vamos después de comer.

- Genial. Espero que os lo paséis bien.

- Abuelo, porque crees que mi padre nunca me deja hacer nada? Quiero decir, nunca me deja ir a ninguna parte.

- Solo quiere protegerte. Dale tiempo. – dijo pasando el dorso de su mano por mi mejilla.

- Ya estoy cansada. Creo que debería darme un poco de confianza.

- Edward confía en ti. Pequeña. No te preocupes, algún día de estos reaccionará.

- Ya.

- Voy a prepararte la comida. La dejaré en el microondas.

- Genial.

Me dejé caer sobre la cama mientras mi abuelo salía del cuarto, en dirección a su despacho. Me volví y miré por la ventana. Jasper y Emmet seguían jugando y decidí bajar y unirme. Necesitaba distraerme. Me puse las deportivas, corrí escaleras abajo y salí al jardín.

- Puedo jugar? – pregunté mientras recogía mi pelo en una cola alta.

- Claro. – dijo Emmet lanzándome el balón. – tú y Jasper contra mi y Edward. – dijo señalando a sus espaldas. Mi padre estaba sentado, recostado contra la pared. Por eso no le había visto desde la ventana. Edward se levantó y se situó al lado de Jasper, mientras que Emmet se acercó para marcarme.

- Preparada para perder? – dijo guiñándome un ojo y aproveché el momento de distracción para salir corriendo en dirección a la canasta y, cuando estaba a punto de tirar, me volví y le pasé el balón a Jasper, que estaba desmarcado ya que Edward y Emmet se había puesto delante de mí. Jasper lanzó y… triple!

Corrí hacia Jasper y chocamos nuestras manos.

Seguimos jugando durante media hora más, el marcador iba muy igualado.

- Renesmee, es hora de comer! – gritó mi abuelo Carlisle desde el interior de la casa.

- Venga. El desempate. El primero que marca gana. – dijo Emmet, que tenía el balón.

Emmet corrió hacia la canasta y le pasó el balón a Edward. Corrí hacia él y salté ante él en el momento en que lanzaba a canasta. Paré el balón, lancé y marqué.

- Toma! – dijo Jasper, abrazándome y alzándome del suelo.

- Venga Ness, ves a comer. – dijo Emmet cogiéndome de la mano e intentando ignorar a Jasper, que no dejaba de decirle que había perdido.

Entramos en la casa y me senté a la mesa, donde había un enorme plato de macarrones con queso.

- Al final no tendrás que recalentarlos. – dijo Carlisle desde lo alto de la escalera.

- Renesmee, come. Voy a preparar tu mochila. Tengo tu permiso para entrar en tu dormitorio y rebuscar en tu armario? – dijo Emmet con una sonrisa.

- Si. Haz lo que debas, pero no te pases. – dije correspondiendo su sonrisa.

Subió corriendo las escaleras y oí como rebuscaba por mi dormitorio. Desastre. Solo a mi se me ocurre darle vía libre para rebuscar por mi cuarto. A saber que me encuentro cuando suba.

Comí como si alguien fuera a quitarme la comida y cuanto acabé y recogí la mesa me dirigí hacia las escaleras, pero ya era demasiado tarde. Emmet bajaba por las escaleras con dos mochilas.

- Ten, tu bolsa. Nos vamos?

- Claro. Dame un momento.

Salí corriendo al jardín, donde encontré a Jasper y Edward hablando.

- Mmm. Nos marchamos. Nos vemos más tarde. – di un beso a Jasper en la mejilla y otro a Edward, que quedó visiblemente sorprendido. A pesar de todo era mi padre y no podía odiarle siempre.

Corrí hacia la salida, donde me esperaba Emmet montado en su nuevo jeep. Me subí y Emmet arrancó velozmente.

- A donde vamos?

- Vamos a un prado que hay cerca de aquí. Por allí hay un río. He pensado que podemos aprovechar el buen día que hace para darnos un baño.

- Hace mucho que no voy a darme un baño.

- Por eso pensé que te gustaría. Allí comeremos algo, bueno, tú comerás algo y bueno, podemos aprovechar para dar una vuelta por el bosque.

- Me parece un plan estupendo. – contesté sinceramente. Aunque me gustaría poder ver a Jacob hoy.

Llegamos al camino que daba al prado en quince minutos. Bajemos del coche y caminamos otros treinta minutos, a paso humano, admirando la belleza del bosque. Brillaba el sol con fuerza y todos los animalitos salieron de su escondite. Observé embobada la naturaleza que nos rodeaba hasta llegar al río.

- Guau. – exclamé, viendo una cascada que daba al río. – me encanta éste sitio.

- Me gusta que te guste.

- Gracias – dije abrazándole – me encanta tu regalo.

- Renesmee, pequeña, éste no es tu regalo. – dijo separándome de él. – tu regalo está a punto de llegar. – dijo con mirada pícara.

- Que quieres decir? – pregunté sorprendida. Que más puede haber?

Emmet no contestó. Miré hacia donde dirigía su mirada y sentí un escalofrío. Había alguien más allí. Una persona que conocía muy bien. La persona con la que deseaba pasar ese día.

- Jacob? Que haces aquí?

- Sorpresa! – dijo sonriendo y mirando a Emmet.

- Renesmee, aquí tienes mi regalo. Feliz cumpleaños. – me dio un beso en la mejilla y se alejó de nosotros. – vendré a buscarte a las nueve.

En ese momento me quedé paralizada. Que significaba todo eso?

- Renesmee, estás bien? Pareces ausente.

- Solo estoy sorprendida. Es que no me esperaba esto. Mi padre me castigó sin poder verte.

- Por eso me llamó Emmet. Me dijo que viniera aquí si quería verte por tu cumpleaños. Y aquí estoy.

- Debo agradecerle que se juegue la piel.

- Yo también.

Jacob de acercó a mi y puso sus manos sobre mis mejillas. El calor de su piel consiguió estremecerme.

- Feliz cumpleaños Renesmee – Jacob acercó su cara a la mía y sus labios se posaron sobre los míos con suavidad, con un leve movimiento que hizo que un escalofrío recorriera mi espalda, haciendo que el bello se me pusiera de punta. – Estás bien? – dijo mirándome a los ojos.

- Estoy mejor que bien. Deseaba que llegara éste momento.

- Yo también. Por cierto, Emmet me dijo que había traído algo para nosotros.

Nos agachemos y cada uno miró en una mochila. En la mochila de Emmet había una manta y unas velas y en la mía había un poco de comida.

Jacob se levantó, con la manta en la mano, y vi como la estiraba por el suelo y se sentaba en ella. Dio unos golpecitos a su lado, invitándome a que me sentara a su lado. Me senté, pasó su brazo por sobre mis hombros y nos dejamos caer suavemente hasta quedarnos tumbados.

- Creo que éste es el mejor cumpleaños de mi vida. – dije abrazándome a su cintura.

Jacob no dijo nada, solo me dio un breve beso en los labios.

- Te quiero – dije en un susurro.

- Yo también. Siempre te he querido.

- Lo se.

- Pero… - Jacob parecía intuir lo que iba a decirle.

- Nada, déjalo. – no pude decírselo, me daba vergüenza.

- Dímelo.

- No. Me da vergüenza.

- A ti nada te da vergüenza. Que ocurre?

- Nada – dije cubriéndome la cara con las manos. Sentía que me estaba poniendo como un tomate.

Jacob sacó su brazo de debajo de mi cabeza y se deshizo de mi abrazo. Me destapé la cara y vi a Jacob sobre mí. No dije nada, pero noté como mi corazón iba cada vez a más velocidad. Jacob se fue acercando cada vez más. Noté su ardiente cuerpo sobre el mío. Sus labios comenzaron a recorrer mi cuello, bajando por mi pecho hasta llegar a mi vientre, donde se detuvo.

- Ocurre algo? – pregunté preocupada.

- No. Es que tengo un pequeño problema.

- Cual?

- Esta camiseta que llevas. No me gusta.

- Ah no?

- No. Creo que deberías deshacerte de ella. – dijo subiendo mi camiseta y sacándola por mi cabeza.

Comencé a reír. Realmente me habían preocupado sus palabras. Puse mis manos sobre su rostro y lo acerqué al mío, comenzando a besarle con pasión. Jacob se acercó más a mí y comencé a quitarle la camiseta con rapidez.

- Te quiero Renesmee Cullen.

- Yo también te quiero Jacob Black.

- Estás segura de esto? – dijo mirándome fijamente a los ojos.

- Si, lo estoy.

Besé de nuevo sus dulces labios mientras sentía una de sus ardientes manos acariciar mi cuerpo.

Bajé mis manos hasta el botón de sus vaqueros y lo desabroché.

- Jacob, estos pantalones tuyos…

- Que les ocurre? – preguntó Jake. Obviamente, siguiéndome el rollo.

- No me gustan. Creo que deberíamos tirarlos.

- En serio? – dijo recorriendo mi cuello, dándome suaves besos que hicieron que un escalofrío recorriera mi cuerpo.

-Si.

De repente, Jacob se puso en pie y me tendió su mano, para ayudarme a levantarme. Tomé su mano y también me puse en pie.

Jake bajó sus manos hasta la cintura de mis vaqueros, y los fue bajando lentamente, mientras yo hacía lo mismo con los suyos. Nos quedamos los dos en ropa interior y nos quedamos mirándonos.

- Nos damos un baño? – dijo Jacob de repente, con una gran sonrisa en los labios, acariciando mi mejilla con el dorso de su ardiente mano.

- Ahora? – pregunté extrañada. A que viene esto? Tan bien que iba la cosa y ahora… aaahh. Entiendo. – claro, porque no? – dije cuando vi por donde iba.

Jake se acercó a la orilla del río y se tiró de cabeza. En cuanto salió a la superficie, se acercó de nuevo a la orilla y alzó sus brazos. Me acerqué, me tomó por la cintura y me metió con delicadeza dentro del agua, quedando frente a él.

Tomó mi rostro con sus manos y comenzó a besarme. Primero con suavidad, pero pronto empezamos a besarnos con pasión, rozando nuestras lenguas, sintiendo su sabor, mientras llevaba sus manos a mi espalda y comenzó a desabrochar mi sujetador y lo lanzó al prado, mientras que con su otra mano acariciaba uno de mis pechos, haciendo que me estremeciera de placer.

Llevé mis manos hacia la goma de sus calzoncillos y los fui bajando lentamente.

No dejó de besarme y acariciarme mientras yo misma me iba quitando mis braguitas, lanzándolas hacia donde estaba toda nuestra ropa.

Acerqué mi cuerpo al de Jake, sintiendo su calor, sus caricias, sus labios, su lengua… me abracé con todas mis fuerzas, arañando su espalda. No pude evitar un gemido de placer al sentirle introducirse en mí.


- Renesmee, vamos. Emmet va a llegar y nos va a pillar. – dijo Jake, dándome la espalda, a punto para salir del agua.

Nadé hasta él y le abracé por la espalda.

- Ahora no, Ness.

- Vaya, yo que solo quería darte un beso. – dije con voz apenada, soltándome y con la intención de irme nadando hacia la orilla.

Jake se volvió rápidamente y me sujetó por la cintura. Me besó suavemente durante unos pocos segundos y palmeó mi trasero.

- Venga, va. A vestirse.

Jake salió del agua y tendió sus manos para ayudarme a salir.

Fuimos en busca de nuestra ropa, que estaba desperdigada por el suelo, y Jake comenzó a vestirme, como si de una niña pequeña se tratara.

- Se vestirme sola. Venga, vístete tu también.

Jake se alejó de mi con una sonrisa y se vistió, mientras yo recogía las cosas y las guardé en la mochila.

A los pocos minutos, una figura se fue acercando a nosotros, hasta que alcancé a ver que se trataba de Emmet.

- Como ha ido? – dijo mirándonos a ambos con una sonrisa. Obviamente, se había dado cuenta de que ambos estábamos mojados por haber salido hacía apenas unos minutos del agua, pero no dijo nada al respecto.

- Muy bien. – dijimos Jake y yo al mismo tiempo. – Gracias por todo, Emmet. Te debo una. – dijo Jake, antes de volverse hacia mi.

- Tenlo en cuenta. – le respondió.

Nos despedimos con un abrazo y Jake se marchó.

- Bueno, espero que haya ido todo bien. – dijo mientras caminábamos por el mismo camino que esa tarde.

- Claro. Gracias por todo tío Em.

- Cualquier cosa porque mi sobrina sea feliz.

- Ahora tendré que comprarte algo por tu cumpleaños. – dije sonriendo.

- Si. Va a ser difícil superar esto. – dijo riendo a carcajadas. – Como se entere tu padre, me mata.

- Entonces mejor que no le digamos nada. – ya habíamos llegado al coche.

Entremos y Emmet condujo rápidamente hasta llegar a la puerta del garaje, donde había un coche que esa mañana no estaba.

Entramos en la casa y vi que estaba toda la familia en el salón. Alice, Rosalie, Esme y mamá había vuelto.

Las cuatro avanzaron hacia mí y me abrazaron al mismo tiempo, felicitándome y diciendo lo que me habían echado de menos durante esos días que habían pasado fuera.

- Vamos, Ness, esto hay que celebrarlo. – dijo Alice, tendiéndome una gran bolsa, donde supuse que habría ropa.

- Disculpadme, pero estoy cansada. Podríamos celebrarlo mañana?

- Claro. – dijo mamá, besándome en la frente. – te acompaño.

Subimos las dos, abrazadas, dejando atrás a la familia y entramos en mi dormitorio.

Me puse el pijama y me tumbé en la cama. Mamá me tapó con delicadeza y besó mi frente de nuevo.

- Buenas noches Ness.

- Buenas noches, mamá.

Al mismo tiempo que Bella cerraba la puerta de mi dormitorio, cerré los ojos y me quedé dormida al instante.

No pude evitar recordar y soñar lo que había ocurrido con Jake esa misma noche. Mi primera noche, mi primera vez.

De repente un fuerte gruñido, que provenía del dormitorio de al lado, me despertó de mi dulce sueño, asustándome. Sabía perfectamente quien era el dueño de ese gruñido.

- Mierda! La que se va a armar.


Bueno, espero que os haya gustado.

Venga, va, dejad algún revew. Sabéis que normalmente no los pido, pero es que me gustaría saber cuanta gente ha leído la historia.

Podéis dejar un mensaje en blanco si queréis, jejeje.

Bss.


Si queréis, aquí os dejo la lista del resto de mis historias, por si os apetece leeros alguna.

* Caprichos del destino. Ángel. ( Ángel y Spike y otros personaje inventados por mi.)

* Lucas Whitlock. Twiligth. ( Jasper, Maria, y otros personajes inventados por mi )

* Lucy Whitlock. Twiligth. ( Maria, y otros personajes inventados por mi )

* Clara Whitlock y Seth Clearwater.Twiligth. ( Seth, y otros personajes inventados por mi)

* Desaparecida. Twiligth. ( Renesmee, Maria, Jasper )

* Jackson Mason. Twiligth. ( Renesmee, Leah, y otros personajes inventados por mi)

* Norah Cullen Twiligth. ( Carlisle, Los Vulturis, y otros personajes inventados por mi. )

* El amor es cosa del destino. ( Sam y Leah ) ONE SHOT

*El sueño ( Bella y Jasper ) ONE SHOT

*Una noche sin luna ( Jacob y Leah ) ONE SHOT

* Jake y Renesmee. Nace el amor. ( Jacob y Renesmee )

* El juego. (Bella y Edward) ONE SHOT. LEMON.

* Mi molesto compañero. (Rosalie y Emmet) ONE SHOT. LEMON.

*La primera noche. (Renesmee y Jacob) ONE SHOT.