Capitulo I

Entrada a Abra

Después del terremoto en Japón, un misterioso precipicio se abrió en un lugar de Tokyo. La geóloga Sarah Sinclair estudiaba dicho agujero, pero solo como protocolo de su profesión. Ella sabía de que se trataba. Era la entrada a otro mundo paralelo, el cual llevaba de nombre "Abra". Un día, ella divisó a lo lejos a su banda favorita, the GazettE, quienes salían de una ardua sesión de fotos. Ella abandonó las faenas de su trabajo para pedirles un autógrafo, pero debido a que ellos querían zafarse de la rutina, decidieron arrancar. La decisión no fue muy acertada, ya que ellos huyeron en dirección al precipicio. Sarah trató de detenerlos, pero ellos hicieron oídos sordos a sus advertencias, ya que estaban mas pendientes de zafarse de complacer a una fan. Sarah volvió a advertirles que la dirección por la cual corrían era peligrosa, pero un descuido de ellos hizo que ellos mismos cayeran al precipicio. Sarah, en un intento de rescatarlos, mejor decidió lanzarse con ellos. Moe, el compañero de trabajo no sabía que hacer y Sarah ordenó de inmediato que él llamara a los bomberos.

Al aterrizar, los chicos se dieron cuenta de que ellos ya no estaban en Tokyo, sino que en otro lugar desconocido para ellos. Contemplaron los frondosos bosques que rodeaban el lugar, las altas montañas, aquel río que atravesaba el bosque y el mar el cual bañaba parte del territorio. De repente, Sarah aterrizó cerca de ellos y Kai, en un intento de alejarla de ellos, le dijo:

-Chica, en verdad gracias por apoyarnos, pero no queremos ser presionados por fans…-

Pero de repente, un lobo con apariencia de hambriento se acercó a ellos e interrumpió, diciendo:

-No se molesten, si serán presionados a ser mi cena.-

Los chicos, temerosos de sus vidas, dieron un paso atrás, dejando a Sarah adelante. Ella se notaba más valiente, pues se veía que se ha visto enfrentada a similar situación anteriormente. Ella trató de calmar al lobo, tratando de convencerlo de que no se los comiera, pero al ver que él no cedía, en un acto de magia cambió su apariencia de jeans y polera a un vestido negro corto con botas negras y una extensa capa violeta y le dijo al lobo:

-Wolfgang, déjalos. Es una orden.-

El lobo cambió su rostro hambriento y de inmediato se reverenció ante ella. En ese acto, le dijo:

-Disculpe, Su Majestad. No sabía que ellos eran sus huéspedes.-

Ella sonrió y los chicos quedaron en shock, siendo Uruha quien se desmayó. Ella se volteó y les explicó todo. Sarah, al parecer, era princesa de Abra, un reino el cual siempre lidiaba con los caprichos de la dictadora del reino vecino, Kadabra. Un lugar donde la magia era la razón de vivir de quienes lo habitaban, quienes se hacían llamar todos "hechiceros". Wolfgang se disculpó con ellos por la actitud que tuvo. Todos sonrieron y Ruki dijo:

-Se supone que los lobos no hablan.-

Por lo que Sarah respondió:

-En donde vivimos no, pero acá sí. Verás, acá los animales hablan. La verdad, ellos se ganaron ese derecho al defender estas tierras de una dictadura.-

Los chicos quedaron extrañados de lo que contaba Sarah y ella los invitó al palacio, en donde les contaría más sobre el Reino. Ellos aceptaron encantados la invitación y emprendieron un corto viaje al palacio a través del Bosque de los 20 Años. Mientras caminaban, Sarah y Wolfgang les contaban mas cosas del Reino de Abra. Cada paso que daban, ellos quedaban encantados con el hermoso paisaje del lugar. Sin dudas, era un lugar distinto que el resto de los lugares que habían visitado antes.

Al llegar al palacio, Trina, la menor de las hermanas Sinclair, corrió para abrazar a Sarah. Ella la tomó en brazos y les presentó a sus invitados. Trina sonrió y les gritó entusiasmada:

-¡Los he visto! Mi hermana los adora-

Los cinco sonrieron y Trina los guió hasta el trono, en el cual estaba sentada Lila, la hermana mayor de Sarah y reina de Abra. Los cinco se reverenciaron frente a Lila y ella se levantó a reverenciarlos. Ruki, en un intento de buscar una respuesta a dicha acción de Lila, quiso preguntarle. Lila rió y ella argumentó:

-Chicos, sé quienes son. Al igual que mis hermanas, soy fan.-

-Pero Su Majestad, eso no era necesario…- dijo Reita, pero Lila bajó del trono y ordenó a Kelsie y a Agatha, las mucamas, que los llevaran a sus respectivas habitaciones. Mientras ellas los guiaban, se dieron cuenta de que el palacio era realmente enorme. Sarah los acompañó mientras relataba la historia del palacio. Las enormes paredes tenían pinturas que relataban épicas batallas. Al llegar a sus habitaciones, los cinco corrieron donde Sarah y Aoi le dijo a ella:

-Perdón, pero debe haber un error. Esas habitaciones son enormes. Deben ser de miembros de la Realeza…-

Sarah rió y respondió:

-Son suyas. Miren, ustedes se merecen el mejor trato. Son huéspedes de la familia.-

De inmediato los cinco corrieron a sus habitaciones y comenzaron a saltar encima de las camas. Kelsie entró a la habitación de Uruha enojada y le exigió que dejara de saltar. Sarah se acercó a Kelsie y le susurró al oído:

-Déjalos. Además, que ellos mismos se encarguen de hacer sus camas después.-

Y Kelsie rió al oír eso. Los chicos corrieron hasta el pasillo y abrazaron a Sarah, a Kelsie y a Trina. Ellas sonrieron y cada uno tomó una almohada. Una guerra de almohadas se había desatado en la habitación de Kai. Sarah y Trina tomaron una almohada cada una y se unieron a la guerra. Todo iba bien, pero un enorme estruendo los asustó a todos. Era Azul, la dictadora del Reino de Kadabra, quien siempre trataba de hostigar a Lila. Sarah corrió hacia el salón del trono y encaró a Azul, diciendo:

-Azul, déjanos en paz y renuncia a tu poder de una vez por todas.-

Azul, en respuesta de las palabras de Sarah, lanzó un conjuro para azotar a Sarah contra la pared. Sarah gritó del dolor, cosa que Ruki escuchó y alertó al resto de sus compañeros. Los chicos corrieron para asegurarse que Sarah estuviese bien, pero al llegar al salón del trono, vieron que Azul estaba enfurecida, mientras que Sarah apenas podía levantarse del suelo. Aoi corrió para socorrerla, pero Azul pisó su mano con el taco de su zapato. Mientras salía del salón, Azul volteó y les gritó a las tres hermanas con un tono más bien amenazante:

-¡Si quieren guerra, la tendrán!-

Ellos se asustaron al oír las palabras amenazadoras de Azul y Sarah los tranquilizó. La duda invadió sus mentes, quienes exigieron una explicación a todo lo sucedido. Lila tuvo que ir a pasar revista al ejército, por lo cual se retiró del palacio y Sarah los llevó a la sala de estar del palacio. Allí, Agatha le sirvió té y pasteles de chocolate a cada uno de ellos. Ellos agradecieron a Agatha por los alimentos y Sarah se acomodó para resolver todas las dudas que ellos tenían. Mientras miraba por el ventanal, se dio cuenta de que Azul miraba el palacio una y otra vez tramando hacer algo en contra de ellas. Uruha la llamó y ella dejó de observar a Azul y se volteó para sentarse frente a ellos y comenzar a resolver sus dudas.