DEAREST
Estimadas lectoras de Fanfiction les traigo una nueva historia de amor entre nuestros dos rubios, Sé que aún no he terminado "Amantes por la eternidad" y que tardo demasiado en actualizar y les pido enormemente un gran disculpa ya casi salgo de vacaciones y les aseguro que tratare de publicar mucho más seguido solo que no puede evitar escribir esta nueva historia, y me gustaría que también le pudiesen dar una oportunidad y dejando sus comentarios respecto a esta historia los cuales son muy importantes para mí ya que ellos también me motivan a seguir escribiendo, este historia está basada en el argumento del anime Inuyasha con los personajes de Candy Candy el argumento lo modificare con un "poco" de mi imaginación jejejeje. Mi hermano me animo a que escribiera esta historia ya que esta fascinado con el anime de Inuyasha, mi historia la cual esta titulada como Dearest título de la triste canción de amor entre Inuyasha y Kikyo, mi hermano fue mi motivación para esta historia la cual escribí estando el a mi lado ya que se encuentra enfermo de salud su enfermedad está catalogada como cáncer él tiene Purpura Trombocitopenia Inmune de Novo, pero gracias a dios ya se encuentra mejor, recuperándose en casa ya que hace una semana volvió a recaer de su enfermedad la cual se originó a causa de mucha depresión ya que la muerte de 5 personas muy importantes en nuestra vida afectaron gradualmente a mi hermano, en fin las invito a leer esta nueva historia de amor.
Los personajes de ambos animes no me pertenecen si no a sus respectivos dueños cuyos personajes e historias utilizo con la finalidad de entretener y no de lucrar.
La profundidad de su herida era imposible poder curarla y la sangre no dejaba de brotar, ella lo sabía muy bien, sabía que no tendría más tiempo ya que la hora de su muerte se acercaba, su hermoso rostro se contraía a causa del dolor, mientras sus hermosas esmeraldas observaban llenas de melancolía y con una profunda tristeza a su amado, quien yacía inconsciente recargado en aquel árbol de hermosos cerezos que siempre fue testigo de su gran amor, ese amor que era mal visto por aquellos quienes los rodeaban y consideraban que era algo imperdonable que una sacerdotisa se hubiera enamorado perdidamente de un demonio; pero para esa hermosa sacerdotisa de cabellos lacios y dorados, no le importo en lo más mínimo lo que pudieran pensar los demás jamás se arrepentiría de haber amado tan fervientemente a ese demonio cuya belleza masculina era capaz de hipnotizar a cualquier mujer, bajo su mirada a la altura de su pecho donde sus manos resguardaban una hermosa esfera que emitía una preciosa luz blanca, esa esfera era la principal causante de su catastrófico destino. Sus lágrimas brotaban de sus atrayentes esmeraldas y volvió a posar su hermoso mirar en el dueño de cada una de sus emociones, observo detenidamente la flecha sagrada que atravesaba el pecho del demonio tenía la certera confianza de que esa flecha lo protegería aunque ella dejase de pertenecer al mundo de los vivos, la hermana de la bella sacerdotisa se acercó rápidamente donde su hermosa hermana comenzaba a delirar.
_ ¡Mikenia! ¡Por dios, tu herida no me es posible curarla con mis poderes espirituales, ese maldito demonio te traiciono! ¡Él muy cobarde te ataco por la espalda, Mikenia te lo advertí hermana, te había dicho que era un grave error enamorarte de alguien como él! _ Exclamó sumamente preocupada su hermana quien también ya se temía lo peor.
_ Annie…él… él no fue quien me lastimo, al contario trato de protegerme_ Exclamó Mikenia completamente segura de que su amado no la había traicionado.
_ ¡Pero hermana, los aldeanos aseguran haber visto a Alberth intentar arrebatarte la esfera de los cuatro espíritus, aseguran que fuel el quien causo tu mortal herida!
_ Cree… cree en mí… por favor mi pequeña Annie cree en mí cuando digo que no fue Alberth quien me lastimo, alguien… alguien usurpo su identidad con la finalidad de que termináramos… por matarnos entre nosotros mismos.
_ Mikenia para poder lograr algo así, aquellos que les tendieron esta vil trampa deben ser poseedores de una magia oscura que solo muy pocos demonios pueden controlar.
La sacerdotisa Mikenia observo a su pequeña hermana incitándola a divagar sobre un posible sospechoso del cual la hermosa sacerdotisa podría jurar que era el principal causante de sus desgracias, al parecer su hermana logro dar con la misma persona una vez que sus hermosos ojos café claro se agrandaron al llegar a dicha conclusión.
_ ¡Terry, Terry! ¡Fue él verdad, hermana!
Su hermoso rostro comenzaba a lucir demasiado pálido, no le quedaba mucho tiempo tenía que poner al tanto de sus decisiones a su pequeña Annie.
_ Annie ab… abrázame por favor.
_ ¡Mikenia, tú vas a estar bien, por favor resiste, tu puedes lograrlo!
_ No me queda mucho ti… tiempo, Annie mi herida no podre sanarla ni yo misma y… esto es a… a causa de la maldición que me lanzaron_ Annie observo al borde el pánico a su moribunda hermana.
_ ¡¿Cuál maldición?!_ Exclamó Annie muy preocupada y temerosa de la respuesta de su hermana.
Con un doloroso suspiro, se aferró con fuerza en el regazo de su hermana.
_ "No te atrevas a enamorarte y mucho menos permitas que un hombre te desee, porque tú corazón se debilitara, presa fácil de tus enemigos serás y con la muerte tú lo habrás de pagar".
_ ¡¿Quién fue, Mikenia?!
_ Aimeé.
Annie aún no era capaz de digerir esa terrible noticia como era posible que una sacerdotisa maldijera a otra eso era totalmente aterrador, las sacerdotisas son poseedoras de poderes espirituales los cuales son capaces de erradicar o purificar todo mal que intente hacerles frente, pero aún no era capaz de entender como una maldición era capaz de consumir la inmortalidad de su hermosa hermana.
_ Annie, una vez… una vez que esté muerta quiero que quemes mi cadáver junto a la esfera de los cuatros espíritus, la llevare conmigo al otro mundo donde sin impedimento alguno la seguiré protegiendo ese… ese es mi beber como su guardiana.
_ ¡Mikenia, tu no vas a morir que piensas que podría decirle a Alberth cuando despierte y se dé cuenta de tú ausencia, Mikenia él va a sufrir demasiado cuando se entere!
_ Mi Alberth no podrá volver a despertar por que la flecha sagrada que atraviesa su pecho no podrá ser removida por alguien más, solo quien… quien lo halla protegido con esa flecha será la única persona capaz se retirársela.
_ ¡Hermana por favor, recuerda que tienes que luchar aún para poder recuperar a tu hijo! ¡Aquel hijo que te fue arrebatado de tus brazos el día en que nació!
¡MIKENIA NO… NO LO HAGAS!
Ignoro completamente las suplicas de su pequeña hermana, su hijo aquel hijo que pese haberlo concebido en contra de su voluntad, lo amaba tan intensamente, deseaba con todo su corazón poder conocerlo poder plantarse frente a él y decirle ¡Soy tu madre! Pero al parecer el destino no quería que madre e hijo se conocieran, la tristeza comenzaba a invadirla nuevamente, había llegado la hora de decirle adiós a su demonio, a su amado hijo y su pequeña hermana.
Se enfocó en reunir las pocas fuerzas que le quedaban para poder resguardar en su hermoso y esbelto cuerpo a la esfera de los cuatro espíritus, su precioso vestido de seda blanca se había teñido de un rojo intenso que no dejaba de brotar de su mortal herida y con decisión pronuncio sus últimas palabras.
_"Llave de mi espiritualidad que resguardas mis poderes sobre el bien y el mal, resguarda en mi cuerpo a la esfera de los cuatro espíritus y séllala con los poderes de aquella que alguna vez fue mi inmortalidad, hazlo por el Mikenia"
La esfera de los cuatro espíritus expulso una impresionante onda acompañada de su tenue luz blanca y se adentró lentamente en el pecho de la bella sacerdotisa una vez que la esfera entro en el cuerpo de Mikenia, ella libero su último suspiro mientras su vida se esfumaba como humo en el viento.
Annie no puedo evitar quebrarse del dolor de haber perdido a su hermana y el llanto no se hizo esperar se aferraba con dolor al cuerpo ya sin vida de su Mikenia, observo frente a ella el cuerpo inconsciente del gran amor de su hermana y deseo con todas sus fuerzas que él no despertara y así no tuviera que sufrir la ausencia de Mikenia, los aldeanos de su pequeño pueblo comenzaron a rodear a las dos hermanas, se hincaron a modo de una pequeña reverencia despidiendo del mundo de los vivos a la mujer de una belleza arrebatadora quien los había protegido de todo mal…
El cuerpo de la sacerdotisa era consumido rápidamente por el fuego mientras una hermosa y tenue luz resaltaba a la altura de su pecho, la esfera de los cuatro espíritus quien poseía conciencia propia fue capaz de darse cuenta que el alma de la bella sacerdotisa se desprendía de su cuerpo marchándose al otro mundo junto con ella y antes de que juntas emprendieran su marcha la esfera se dirigió a su guardiana
_ Mikenia Britter fuiste capaz de protegerme hasta tu último aliento de vida, incluso sacrificaste tu inmortalidad por mí a pesar de que tuviste que dejar aquellos que amabas.
Mikenia detuvo su andar y observo detenidamente a la esfera que resguardaba su desnudes era oculta por su hermosa y lacia cabellera rubia que le llegaba a la altura de sus muslos.
_ Sé que deseas en el fondo de tu corazón poder regresar el tiempo y evitar que sucedieran muchas cosas ¿Verdad? O podría ser que te arrepientes de muchas cosas, a pesar de la maldición que te lanzaron fuiste capaz de amar sin temor alguno a ese demonio.
_Jamás me arrepentiré de cada segundo que haya vivido, ninguna vida es perfecta todo ser vivo experimenta ciertas dificultades que intentan impedir que a uno le sea más fácil encontrar la propia felicidad pero todo sufrimiento no nos impide experimentar cierta dicha, ¿Regresar el tiempo? ¿Para qué? Sucedió todo aquello que debía de sucedery aunque me duele tener que decir adiós deseo con todas mis fuerzas que mis seres queridos sean muy felices.
_ Mikenia, a mí no me engañas puedo sentir que tu alma no concuerda con tus propias palabras, deseas intensamente poder cambiar tantas cosas, estoy consciente de que planeabas utilizarme con la finalidad de poder convertir en un ser humano a ese demonio al mismo tiempo que tu renunciarías al sacerdocio para poder compartir una vida juntos pero tus enemigos truncaron tus más anhelados sueños.
Por primera vez la hermosa sacerdotisa se quedó sin palabras, la esfera de los cuatro espíritus fue capaz de desnudar el sentir de su propia alma y sabía a la perfección las consecuencias que conllevarían pedirle un deseo a tan peligrosa esfera pero…
_ Sé que lo deseas, solo tienes que pedirlo, deseas con todas tus fuerzas estar a su lado, pero te lo advierto Mikenia, que ante una nueva vida no serás capaz de poder desacerté mí hasta que encuentres la manera de poder erradicar mi existencia ya que solo soy capaz de proporcionar poderes inimaginables a seres de la oscuridad, pero en cambio solo tú eres capaz de purificarme completamente de todo mal.
Mikenia escucho detalladamente cada una de sus palabras, tomo nuevamente en sus delicadas manos a la esfera refugiándola contra su pecho mientras esta la bañaba con su preciosa luz, cerro completamente sus hermosos ojos y pronuncio las siguientes palabras…
_ Deseo con todas mis fuerzas, poder estar a tu lado nuevamente amor mío.
150 años después…
_ Tranquila Sra. White, intentémoslo de nuevo, a la cuenta de tres, uno, dos, tres… puje señora, puje.
_ Haaaaa, uuf, mmmmm, haaaaa
_ Lo ha hecho muy bien Sra. White felicidades es madre de una preciosa niña.
La madre primeriza tomo entre sus brazos a su hermosa hija, quien al sentir el calor de su madre abrió completamente sus ojitos para observar con curiosidad a la mujer que sería su madre.
_ ¡George, mírala es tan hermosa, observa sus ojos mi amor, son tan verdes como las mismísimas esmeraldas, por dios nuestra hija es poseedora de una gran belleza aunque las pequitas que adornan su delicado rostro la hacen aún más irresistible.
El orgulloso y feliz padre estaba que no cabía de tanta felicidad pero lo que llamo su atención fue que al parecer había visto brillar intensamente una pequeña y hermosa luz blanca en el pechito de su hermosa hija pero una vez que cerro sus ojos, nuevamente al abrirlos esa tenue luz había desaparecido y pensó que por un segundo que tanta dicha ya lo hacía delirar.
_ Es realmente hermosa como su madre, se parece demasiado a ti mi amada Elizabeth, gracias por darme el mejor regalo de toda mi vida_ Exclamó el emocionado padre besando con total devoción la frente de su esposa.
_ George, quiero llamarla Candice, Candice White Andrew ¿Te gusta?
_ ¡Por supuesto, que estoy de acuerdo Elizabeth, Candice me parece el nombre perfecto para nuestra hija!
Ambos padres le admiraban detenidamente a su hermosa y risueña hija fruto de su gran amor, pero lo que ellos no imaginaban era que muchas sorpresas les tenía preparado el destino, principalmente a la pequeña Candice…
Continuara…
Con cariño y gratitud Karlita G.
