Esta idea la tenía hace mucho tiempo rondándome. Desde que escribía "Tiempo de Cautiverio" que tenía ganas de escribir algo como lo que sigue, sí, es drama como siempre, sólo espero que les guste. En cuanto al otro fic que estoy escribiendo "Ilusiones de un Mago" lo seguiré escribiendo, así que pronto actualizaré. Nos leemos pronto.
Nota: Este capítulo contiene lemmon.
Gracias por leer!
Anixita
Ahí se encontraba nuevamente, sintiéndose utilizado y manteniendo su corazón al margen para no seguir sufriendo, aunque era imposible ¿cuántas veces había intentado alejarlo? Cientos, pero siempre volvía al mismo resultado, él en su cama gozando como una puta, cómo lo que se sentía en ese momento, porque con Sebastian Smythe las cosas eran así ¿Cuántas veces tendría que entregarse para recibir una pequeña parte del amor que tanto le juraba el ojiverde? No tenía idea, pero ya estaba harto de llorar todas las noches y de sentir que se derrumbaría en cualquier instante, aunque siempre que intentaba cortar las cosas terminaba en una cama.
-No quiero seguir contigo, Sebastian-dijo Blaine bajando la mirada.
-¿Ya no me amas?-susurró el otro chico tomando las manos del pelinegro.
-Te amo-dijo casi en un hilo de voz y sintiendo como las lágrimas se asomaban-pero ya no es lo mismo, hay más peleas y…
-Es normal en una pareja que se ama, porque yo te amo-aseguró tomando el rostro del ojimiel y acercando sus labios a él.
-No creo que…
-Bésame y dime que no me amas, es la única forma en la que entenderé que…-fue callado por los labios del moreno, quien no pudo detenerse cuando sintió a Smythe correspondiendo.
Estaban en la casa de Sebastian, ahí pasaban todos los fines de semana, ya que la Academia Dalton no permitía que se quedara por esos dos días, y cómo Blaine no tenía dónde quedarse porque sus padres estaban de viaje, era el joven Smythe quien lo recibía sin dudarlo. Desde que el vocalista de los Warblers decidiera quedarse el primer fin de semana que las cosas habían cambiado entre ellos y ahora eran una pareja, hace casi un año que estaban así, ambos felices o al menos eso daban a entender al mundo.
-Tenemos ensayo en…-intentó decir Blaine quien estaba debajo de Sebastian, quien besaba su cuello y ya le había sacado la camisa.
-Lo sé, pero es en unas horas.
-Es en 20 minutos y…
-No se morirán si tú no llegas-dijo con una sonrisa y mordiendo su cuello, a lo que el pelinegro gimió y comenzó a pasear sus manos por el cuerpo de su novio, quien poco a poco desabotonaba la camisa y llevaba sus manos al borde del pantalón del joven Anderson-además-susurró en su oído-yo te necesito aquí-dijo mordiendo el lóbulo y sonriendo.
Blaine empujó a Sebastian a un lado y se puso encima de él, le quitó la camisa y desabrochó los pantalones del joven Smythe, luego los bajó junto a su ropa interior, haciendo que todo fuera a parar a una esquina de la habitación. Ahí estaba, desnudo delante de él y sin saber cómo ya se había deshecho de su ropa, estaban sobre la cama y se besaban sin control, necesitaban uno del otro.
-Blaine-gimió Sebastian al sentir como su erección se frotaba contra la de su novio-te necesito-susurró en su oído y sintió el leve temblor que abordaba el cuerpo del moreno-¿Puedo?-murmuró besando con suavidad una mejilla del pelinegro, quien se dejó guiar y quedó debajo del ojiverde, quien sonrió al poder tener acceso a la parte que más amaba de su novio-No dolerá-murmuró poniendo un dedo en su entrada y moviéndolo de forma circular-lo prometo-susurró intentando internar otro dedo, mientras Blaine gemía sonoramente y se aferraba al cuerpo del castaño.
-Seb…-murmuró entrecortadamente-sigue-dijo en un hilo de voz-estoy…
-¿Seguro?-preguntó volteando a verlo, el pelinegro movió la cabeza afirmativamente y recibió un suave beso en los labios, Sebastian quitó sus dedos del interior de Blaine y puso su miembro en el la entrada del trasero del moreno-dolerá, pero iré lento-murmuró uniendo sus labios y besándolo con amor.
Blaine gimió con fuerza al sentir como entraba su novio en él, sólo fue capaz de morder el labio del castaño y gemir, a los segundos sintió como el ojiverde había entrado por completo y ahora se mantenía quieto, hasta que su cuerpo se acostumbrara a la intrusión.
-¿Listo?-preguntó viendo como las lágrimas se asomaban a los ojos del ojimiel.
-Sí-murmuró buscando los labios del castaño y besándolo con fiereza, a los segundos sintió como lo embestía con fuerza y se mezclaba el dolor con el placer, gemía como tanto le gustaba a Sebastian, lo que aumentaba la profundidad de cada movimiento.
-Me voy a…-gimió Blaine sintiendo como se corría en el estómago de su novio. Quien lo besó con fuerza y aumentó las embestidas, para correrse segundos después que su novio. Ambos jadeaban, intentando recuperar el aliento, se miraron y besaron suavemente, sonreían y Sebastian aún estaba en el interior del moreno. Se abrazaron y el ojiverde salió de su interior, a lo que el pelinegro sólo volvió a gemir con suavidad.
-Te amo-murmuró el castaño con una sonrisa y besando la nariz del moreno.
-Y yo a ti-dijo Blaine apoyando su rostro en el pecho de su novio. Mientras Sebastian acariciaba su cabello con una mano y con la otra lo abrazaba por la cintura. A los segundos ambos cayeron dormidos.
Comenzó a abrir los ojos y se encontró solo. Estaba en la cama de su novio y seguía desnudo, miró a todas partes, hasta que se encontró con la vista que le ofrecía la ventana, ahí notó que estaba anocheciendo. Se levantó y vio sobre el escritorio una nota.
-Fue al supermercado, iré por él-murmuró Blaine con una sonrisa y buscando su ropa, cuando volviera se ducharía, ya que tenían la casa para ellos por ese fin de semana. Además, ya no había alcanzado a llegar al ensayo con los Warblers.
Se puso un jeans negro y una sudadera roja con una capucha holgada, se dio una ojeada en el espejo y notó que el gel en su cabello se había salido, luego lo repondría, se calzó unas zapatillas negras y salió de la habitación, bajó unas escaleras y salió de la casa de los Smythe, iría por su novio y luego tendrían una noche de ensueño, ya que la idea de terminar con él y dejar todo hasta ahí se había ido, al menos por ese día.
Caminaba por las calles de Westerville en Ohio, le gustaba el barrio, era tranquilo y toda la gente era amable, era un buen lugar para vivir. Estaba a dos cuadras del supermercado cuando vio a dos tipos en una esquina, no les tomó mayor importancia, ya que era normal que se formaran grupos de personas a tomar o drogarse, no le sorprendía. Pasó por el lado de ellos y en menos de un segundo estaba en el suelo.
-Es lo que nos pidieron-escuchó como uno de ellos decía.
-¡Suéltenme!- gritó Blaine intentando soltarse de su agarre, pero sintió como era golpeado fuertemente en el estómago y se quedaba sin aire, a los segundos notó como lo cargaban hasta el callejón.
-¿Quién es?-preguntó un hombre que se acercó a ellos.
-Es…-murmuró el chico que lo tenía tomado por los pies-un niñito rico, seguramente estudia en Dalton, créeme que nadie lo va a extrañar-dijo con una gran sonrisa y Blaine sintió como una de las tres personas le ponía un trapo húmedo en la nariz, luego de eso no supo nada más, quedó inconsciente.
Sintió frío e intentó moverse, pero le dolían los brazos y las piernas había un olor bastante fuerte a su alrededor, pero sólo podía asociarlo con basura y cosas quemadas, intentaba abrir los ojos, pero incluso para eso se sentía débil, se movió un poco y chocó con algo blando, de seguro era alguien más.
-Ten cuidado-escuchó como alguien se quejaba.
-Lo…-intentó hablar, pero no lo logró. Abrió los ojos y se vio en una habitación oscura, habían varios colchones y ropa a su alrededor, todo en deplorables condiciones, él estaba de boca al colchón donde se encontraba, algunos ojos lo miraban de entremedio de las sombras, no podía entender qué estaba pasando ahí.
-Es el nuevo-escuchó como alguien decía-tengan cuidado con él-escuchó como alguien decía.
-¿Qué?-dijo Blaine sin entender qué estaba pasando a su alrededor ¿dónde estaba?
-Seguramente es un niñito rico-suspiró alguien cerca de él.
-Le gustará al jefe, siempre necesitan de ese tipo-dijo la voz de una chica, se escuchaba suave.
-Es posible-dijo alguien que se encontraba junto a él-¿cómo te llamas?-le preguntó al pelinegro.
-Blaine Anderson-susurró sentándose en el colchón, aún llevaba puesta la misma ropa, pero se registró y notó que su billetera y todo lo que portaba en los bolsillos ya no estaba.
-Nombre de niño rico-dijo alguien a su lado-soy Santana, aquí no puedes ocupar apellido, te lo digo ahora, para que cuando te presentes con el jefe…
-¡No le hablen al nuevo!-escuchó como una voz que salía de la oscuridad-¿cuántas veces debo decirlo?-escuchó como la voz era suave, pero agresiva a la vez, intentó ver entremedio de las sombras, pero no notó mucho.
Todos se habían quedado en silencio y los murmullos que se sintieran antes se habían ido, sintió como poco a poco sus ojos se acostumbraban a la oscuridad y podía notar algunas de las facciones de la chica que estaba junto a él, era una muchacha latina, de cabello negro y ojos de igual color. Lo marcado de sus facciones le decía que era seria y agresiva, tal vez debía evitar estar ahí, aunque no pretendía quedarse por mucho tiempo.
-Tengo hambre-escuchó como alguien murmuraba a escasos metros de él.
-Tranquila, Britt-dijo Santana abrazando a una muchacha rubia-ya tendremos-susurró acariciando su cabello.
-No puedes hablar ni intentar escapar-dijo un muchacho rubio junto a Blaine-te lo digo porque el último que lo intentó no lo vimos más, pero hay algunos que dicen…
-Cállate Sam-dijo otro muchacho sentado en los colchones que estaban frente al pelinegro.
-Es verdad-repuso el que antes hablara-dicen que estamos…
-¡Cállense!- gritó alguien caminando por el pequeño pasillo que quedaba entre medio de los colchones-¡Les dije que al jefe le molestan sus ruidos!-los reprendió un muchacho alto de cabello castaño, el cual se quedó delante de Blaine, quien no sabía qué hacer. Se quedaron viendo por un par de segundos, hasta que el chico se puso a la altura del moreno y encendió un cigarro en las narices del ojimiel-tú eres el nuevo-dijo al instante que el fuego iluminaba su rostro. Sus ojos azules se veían brillantes y tenía una pequeña barba y bigote adornando su cara. El pelo castaño estaba desordenado y sus ropas se veían viejas.
-¿Quién eres?-se atrevió a murmurar Blaine, al instante el muchacho le lanzó el humo al rostro.
-Un superior-dijo toscamente-ahora duerme, que por hoy no hay comida-respondió poniéndose completamente de pie y volviendo al rincón de donde había salido.
-Es Kurt-le susurró Sam al oído-es un chico que siempre ha estado al mando, nadie sabe más de él-alcanzó a decir cuando alguien lo golpeó fuertemente en el rostro y lo dejó inconsciente.
-¿Te llegó el chisme?-dijo el ojiazul mirando furioso a Blaine-soy Kurt y nadie tiene idea de mi ¿miedo?-dijo con una mueca en los labios y alzando una ceja-ándate con cuidado, que el próximo que golpee puedes ser tú-dijo seriamente.
Blaine sólo atinó a mirar a su alrededor. No tenía idea de dónde estaba, ni por qué todos ellos se encontraban en ese lugar, realmente se sentía extraño y tenía miedo, hace mucho que no se sentía tan desprotegido y nunca había tenido tanto frío. Tal vez tenía que comenzar a acostumbrarse a ese sitio y al muchacho que no le quitaba la vista de encima, porque probablemente estaría en ese lugar por mucho tiempo.
